◇Do you wanna feel beautiful?
HyungWon cruzó la puerta de su apartamento y tiró la mochila a un costado. Le dolía un poco la cabeza así que sin ánimos de nada se deslizó por el sofá. Su celular vibraba en su bolsillo. Prendió la televisión y sacó el aparato. Tenía más de treinta mensajes. La mayoría de números desconocidos. Tendría que llamar a su compañía para cambiar de número otra vez. Sus amigos pensaba que exageraba cuando decía que le llegaban demasiados mensajes y que tenía que ponerlo en silencio la mayor parte del día para no volverse loco. Pero un día, como todos estaban burlándose de él, sacó el celular, activó el sonido y lo dejó a un costado. Veinte minutos después, Kihyun se inclinó sobre la mesa, agarró el aparato y lo silenció.
—¡Dios mío! Cambia el número. Sino seguirán llamándote. En serio, no entiendo cómo lo soportas. ¿Siempre fue así? —preguntó su amigo con curiosidad.
—Bueno... una vez que entré en la adolescencia de repente parecía como si tuviera un maldito cartel de neón sobre mi cabeza. Y honestamente no lo entiendo —dijo con pesar. Kihyun frunció la boca.
Era verdad que la primera vez que había visto a HyungWon había pensado que era algún idol o modelo que había caído en su universidad por error. El chico era hermoso, nadie podía negar eso. Nadie se atrevería siquiera a pensar lo contrario. HyungWon era de una hermosura que quitaba el aliento y si bien al principio no habían querido acercarse por temor a ser rechazados como todos o que pensara que estaban intentando hacer alguna movida amorosa, luego de algunas semanas y notar que a pesar de tener siempre gente a su alrededor, el hermoso chico siempre estaba solo, decidieron acercarse a él. MinHyuk, por supuesto, fue el primero en romper el hielo. Un mediodía caminó hasta donde estaba HyungWon y se dejó caer enfrente a él. El chico se sobresaltó, pero se relajó cuando Min le sonrió y le estiró una mano.
—Hola. Soy Min. Y tranquilo, eres hermoso, pero no eres mi tipo. Así que, HyungWon, ¿verdad? ¿Eres alguna especie de estrella de rock o algún modelo?
El chico estuvo algunos segundos en silencio hasta que finalmente sonrió, más animado. Y así pronto los amigos de Min tomaron por asalto la mesa y lo integraron al grupo. Fue extraño para HyungWon que alguien se acercara a él para hablarle sin segundas intenciones y por primera vez en mucho tiempo, se sintió aceptado y feliz.
Contestó los mensajes de sus amigos que lo invitaban a comer pizza y luego se levantó para ir a ducharse. No tenía muchas ganas de salir, pero siempre ponía excusas y Kihyun lo amenazó con ir a buscarlo y arrastrarlo por el cabello si se negaba. Así que ahí estaba, cuarenta minutos después terminando de vestirse para salir.
Cuando salió de su apartamento, se encontró con dos de sus vecinas. Dos ancianitas muy dulces que siempre estaban llenándolo de pasteles y mimos.
—Buenas noches, señora Kim. Buenas noches, señora Kang. ¿Cómo están? Déjenme que las ayudo con esas bolsas.
Las mujeres eran todo sonrisas y HyungWon pronto se vio siendo jalado hacia abajo para que sus mejillas fueran apretadas por las dos mujeres.
—Muy bien, precioso. ¿Vas a salir? —preguntó una de ellas poniendo una mirada pícara—. ¿Alguna noviecita te está esperando?
—No, nada de eso —contestó riendo— iré a cenar con algunos amigos de la universidad.
—Pues es una lástima que un chico tan lindo como tú no salga con nadie. Tienes edad para estar besuqueándote por los rincones con alguien...
Ambas mujeres rieron y él se despidió entre risas.
'Si, como si eso fuera a pasar. Besuquearme con alguien...' —pensó con un dejo de tristeza.
Tenía veintiún años y no sabía nada del amor. Había estado enamorado una vez, a sus dieciocho años. Pero el muchacho en cuestión no soportó que su novio fuera blanco de tantas demostraciones de amor y terminó dejándolo. Siempre era lo mismo, cuando se interesaba en alguien, esa persona terminaba huyendo cuando veía que había muchas personas haciendo fila para cortejarlo. Empezó a odiarse a sí mismo. Dejando de arreglarse, a usar ropa tres tallas más grandes, gorros hasta los ojos, incluso hubo un tiempo donde había dejado de comer. Todo para alterar su aspecto y verse más desagradable para que así pudieran ver que él no era solo un rostro lindo. Antes de Min y los demás, sólo había tenido un amigovio. Pero luego de que su último 'amigovio' lo traicionara ya no le habían quedado ganas de socializar. Hasta que llegaron los chicos a su vida y por primera vez en muchos años se sintió querido y aceptado.
La pizzería dónde debían encontrarse con los demás quedaba a diez minutos a pie de su apartamento así que decidió caminar en vez de llevar su auto. La noche estaba perfecta para caminar. No hacía ni frío ni calor. Cuando llegó ya estaban los demás esperándolo. Una camarera se acercó casi corriendo a su mesa cuando HyungWon se sentó.
—Buenas noches, mi nombre es Yuna y yo seré su camarera esta noche —dijo aunque sólo miraba a HyungWon.
—Ejem, Yuna —Kihyun se aclaró la garganta para llamar su atención. La chica sonreía mirando a HyungWon y no le prestó atención. Kihyun se envaró y le tocó un brazo hundiéndole un dedo en la piel. La chica hizo una mueca y se giró—. Cuando termines de babear por mi amigo, podrías traernos el menú. GRACIAS —dijo moviendo la mano hacia el salón para que ella se retirara. La chica se acomodó el faldón y el pelo, hizo una pequeña inclinación con la cabeza cuidando de mirar con odio a Kihyun que le sonrió ampliamente.
—Kiki, no debiste exponerla así —lo retó Min— ¡ahora va a escupirnos la comida!
Todos rieron y cuando la chica volvió a acercarse con los menús, HyungWon le agradeció con una sonrisa que la hizo trastabillar.
—¿Iremos el sábado a la fiesta esa que nos invitó el enano vampiro ese? —preguntó Joo ansioso.
—No le digas enano —lo retó Kihyun—. Podrá tener cara de delincuente, pero no es enano.
—No sé —dijo Wonnie—. Yo no tengo ganas de ir...
—Oh, vamos Wonnie. Nunca sales a ningún lado. Una vez que te diviertas no te matará.
Joo hizo un puchero y Wonnie se encogió de hombros.
—Faltan como tres días —dijo— pueden pasar muchas cosas en tres días.
—Haciendo fuerza con el abdomen eleva esta parte del cuerpo y desde esta postura giras para ambos lados —Hoseok hizo una demostración del ejercicio y el chico a su lado lo repitió.
—Ah, ya entiendo. ¡Gracias, hyung! —agradeció el chico para luego seguir con los ejercicios.
—¿Ahora eres personal trainer? —un moreno alto se acercó con una toalla en la mano.
Hoseok asintió y miró al chico.
—Eso parece. ¿Qué haces aquí? Iba a ir al taller cuando terminara aquí.
El moreno se quitó la playera y caminó hasta las pesas.
—No teníamos mucho que hacer por el momento. Los repuestos no estarán hasta dentro de dos horas.
Hoseok se sentó un momento a descansar y aprovechó para agarrar el celular.
—Chang pregunta si iremos a una fiesta el sábado —dijo en voz alta leyendo los mensajes.
—Yo no puedo. Tengo una cita.
Hoseok elevó las cejas divertido.
—¿Una cita? ¿Tú?
El moreno se encogió de hombros.
—Ideas de mi madre. Sospecha que salgo contigo.
Hoseok soltó una carcajada.
—Hey, no soy tan mal partido.
—Me gustan con menos pechos —el moreno se llevó ambas manos al pecho simulando senos de mujer.
—Bien, igual yo tampoco puedo este sábado.
—Oye, no me digas que también tienes una cita a ciegas. Imagínate que seamos uno la cita del otro.
—Te quedarás con las ganas, cielito. Quedé en ir con Gun a ver unas motos a Busan.
—Dios mío, trabajas con motos y en tu tiempo libre sigues viendo motos. En serio, eres demasiado aburrido. Deberías ir con Chang y divertirte un poco.
—Es una fiesta de universitarios, Nunu. ¿Qué haré ahí?
—Tienes sólo dos años más que él, anciano. Y de paso podrías buscarte alguien a quién cabalgar por las noches.
—Jamás me faltó alguien para eso. Mi vida sexual está cubierta. Ahora termina de hacer brazos y vayamos a comer algo...
Los dos amigos volvieron al taller luego de una sesión corta, pero intensa de ejercicios. Hoseok amaba su trabajo. Había trabajado duro para ser aceptado en el taller donde ahora estaba. Las motos eran su pasión y casi no lo creyó cuando recibió la llamada que le cambió la vida. Harley Davidson. A sus veintitrés años había logrado conseguir el trabajo de sus sueños. Desde muy pequeño que tenía pasión por las motos. Su padre tenía una y recordaba con nostalgia las tardes en las que su padre le ponía el casco y lo sacaba a pasear por toda la ciudad. Con el correr de los años, Hoseok con su curiosidad insaciable, empezó a interesarse en el funcionamiento y el arreglo de motos de distintos modelos, empezando como ayudante en un taller cercano a su casa. Al principio solo era pasarle herramientas al dueño o hacer recados para los clientes, pero pronto se vio desarmando y armando de nuevo las motos que iban llegando al lugar. Y cuando a los dieciséis recibió su primera motocicleta como regalo, ya estaba seguro de que iba a dedicarse a eso de por vida.
—¿En qué piensas? —Nunu se limpiaba las manos negras de aceite mientras se agachaba a su lado para chequear los repuestos que estaban dispersos por el suelo.
—Nada en especial. ¿Salimos hoy? Tengo ganas de unas cervezas.
—Tú sólo quieres ir a ver a la camarera pechugona —se burló el moreno.
—Ya me acosté con ella. No es nada de otro mundo. Y esos pechos, eran falsos.
Nunu abrió los ojos con sorpresa.
—¿Y eso es malo porque...?
—Mucho plástico para mi gusto. Sabes que no me gusta lo artificial. Era demasiado perfecta para ser real y al final terminó siendo eso. Falsa. Y aburrida.
Nunu soltó una carcajada.
—Dios santo, ¿desde cuándo te volviste tan pretencioso? Solo es un buen trasero. Disfrútalo.
Hoseok sacudió la cabeza y se limpió el sudor de la frente dejando algunas marcas oscuras en su piel pálida.
—Quizás sólo estoy haciéndome más viejo.
Nunu rodó los ojos.
—No te entiendo, hermano. Tienes a todas las mujeres babeando por ti. ¿Qué más quieres?
Hoseok se encogió de hombros.
—No me prestes atención. Bien, salgamos a buscar mujeres entonces. ¿Alguna sugerencia?
—Conozco un lugar donde están los mejores traseros de Asia. Quiero que amanezcas asfixiado entre dos pares de tetas...
Ambos rieron y siguieron trabajando. Nunu tenía razón. No valía la pena pensar tanto. Al final del día siempre terminaba enterrado en alguna mujer.
Nobody Else
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