Una noche helada reinaba las calles de Seúl, el 2 de abril del 2017.

Pantalones, largas gabardinas, gorras y guantes, era lo más común que se veía en todas la personas además de la mascarilla, pues el frío era tanto que, usar este accesorio era necesario para proteger la cara del viento.

Yoongi salía de su último ensayo en el conservatorio donde estudiaba música. Gray Pianist. Así le decían sus compañeros y profesores, pues su color favorito era el gris, y además era todo un prodigio para el piano.

Una sonrisa surcaba en sus labios debajo de su mascarilla, al recordar las palabras de sus maestros: "Tienes todo un gran futuro en la música" . Agradecía estar con mascarilla, porque sino, todos se darían cuenta de su rosáceo en la cara debido a la emoción.

Y es que para un joven omega de 19 años como él, ser halagado por expertos de esta industria, era más que un logro. Era en realidad el comienzo de todo su sueño.

El reloj marcaba las ocho de la noche, con razón tenía hambre. Rió para si mismo.

Con las manos en los bolsillos, siguió su camino por las mismas calles de siempre rumbo a su hogar, con sus padres.

Al girar por una de las cuadras que solía estar sola a esas horas, más no del todo oscura, se encontró con el mismo gatito de siempre. Si por él fuera lo llevaría, pero sus padres no admiten mascotas.

Se agachó, y sacó un pedazo de pan, dandoselo al gatito. - Si tuviera un apartamento te llevaría de seguro - dijo mientras acariciaba la cabeza de este.

Se dio cuenta que hacia más frío de lo normal. Como un shifter, su cuerpo irradiaba calor de más, pero ni aún así lograba estar caliente del todo. Acomodó su gabardina y gorro.

Se despidió del gatito, levantándose para seguir su camino.

Un hombre venía del lado opuesto. Su vestir era muy elegante como para estar por estos lados. Es decir, no es que no podía, pero era extraño. No es que él fuera pobre o no vistiera bien, pero aquella ropa no parecía réplica como la suya.

Suspiró y decidió dejar su costumbre de ponerse a observar de más a las personas, y dar su crítica constructiva sobre su manera de vestir o actuar.

Cuando pasó a lado de él, confirmó por su aroma que era un alfa.

El aroma siempre ayudaba a dejar en evidencia a las personas. Por eso su aroma no podía ser percibido.¿La razón?Hace dos años, antes de que su abuela materna muriera, le contó el secreto de la laguna "Gema". Según ella, el agua de aquella laguna tenía muchos usos, algunos hasta "milagrosos". Él no lo creía, pero cuando por curiosidad fue allí, y tomó un poco en un collar de quarzo, descubrió que el agua podía ocultar el aroma de cualquier shifter. Desde entonces utiliza aquel collar siempre, y no era una molestia tener que llenarlo de agua cada cierto tiempo, pues esta se consumía poco a poco.

Solo ese uso le daba. No intentaba darle otro, por ahora.

Ocultar su aroma lo había salvado de muchas cosas. Sobretodo en sus celos. No le importaba que la gente lo confundiera con un beta o creyeran que no tenía aroma por una enfermedad. El agua de la laguna Gema, era el supresor más eficaz. Mucho más que eficaz.

Era más que obvio que no se había dado cuenta, que el alfa se había quedado oculto en una de las esquinas donde terminaba la cuadra.

Yoongi se detuvo en seco cuando ese aroma entró por completo en sus fosas nasales, lo cual hizo estremecer todo su interior. Su corazón latía fuerte y su omega aullaba inquieto y de felicidad.

El aroma de aquel alfa no era cualquier aroma. Yoongi tragó grueso ante lo que estaba pasando.

Café y azúcar quemada. Dos olores.

¡Oh Dios mío!

Ese alfa no era cualquier alfa. Era su alfa, su compañero.

Por su parte, Jimin dejó su mochila en el suelo, y alistó el arma que llevaba oculta en su gabardina. Acomodó su gorra, y se volvió a ver al joven.

Miró por última vez a todos lados, solo por costumbre, porque sabía que en aquel momento y lugar no había nada ni nadie que fuera testigo de lo que pasaría.

La cara de Yoongi se sonrojó y sus manos temblaban de la emoción. Aún lo sentía cerca, así que obligó a sus entumecidas piernas a dar la vuelta para ir tras el alfa. Tomó el dije de su collar, dispuesto a arrancarlo para que su compañero pudiera reconocer su aroma.

Jimin suspiró, y estiró su mano hacia el joven omega, achicó uno de sus ojos, y quitando el seguro, presionó el gatillo.

El sonido de la bala, asustó al gatito que aún comía de su pan y a un par de palomas, los cuales huyeron despavoridos.

Jimin soltó un silbido de alivio cuando el cuerpo del joven omega cayó al suelo cual peso muerto.

Tomó su mochila, caminó hacia el joven omega, y volvió a guardar su arma en la gabardina.

Al acercarse, el joven omega tenía sus ojos aún semiabiertos. Sonrió en grande al notar que no había fallado. La bala había dado justo donde debía.

Se tomó el tiempo de inclinarse y quitar la mascarilla del omega. Volviendo a sonreír al notar que había asesinado al correcto.

"Lástima que una belleza natural y joven haya llegado a su fin" pensó.

Tocó su pulso, era casi imperceptible. Para cuando llegara la ambulancia y la policía, encontrarían solo un cadáver. El frío estaba a su favor para acelerar el proceso.

Los ojos del omega parecían verlo fijamente, Jimin aumentó su sonrisa, la cual era reflejada en sus ojos en forma de lunas.

Se irguió, tomando el bolso del omega, así todos creerían que fue un asalto, y fin de todo.

Alejándose del omega, siguió su camino más que satisfecho.

El cuerpo de Yoongi comenzó a escupir sangre por su boca, pequeños jadeos involuntarios escapaban de su garganta al estar ahogándose por la hemorragia interna.

Su vida siendo arrebatada como si nada, en tan solo segundos. Por su compañero.

¿Era este momento en el cual toda la vida de uno pasaba por sus ojos? Cuanto le hubiera gustado. Pero no. Lo último que su mente le regaló, fue el recuerdo de aquellos ojos color avellana que sonreían al verlo agonizando.

Su omega estaba aullando y muriendo junto a él.

Una lágrima surco su mejilla, para finalmente cerrar sus ojos.

❄❄❄❄❄❄

¿Quién dijo que pertenecer a la nobleza oscura, era todo lujos y más lujos? En parte si. Pero en esta sociedad, lujos significa sacrificio.

Sacrificios que pueden ser de cualquier índole. Para algunos es demasiado, y acaban tirando la toalla. Pero ese no es el caso de Jimin.

No hay ningún sacrificio que haya tenido que hacer, del cual estaba arrepentido. Sus lujos le recordaban que todo había valido la pena.Todo.

La nobleza oscura era de las sociedades más respetadas y temidas, incluso miembros del gobierno pertenecían a esta. Era como un secreto a voces, la mayoría lo sabía, pero si querían tener una vida larga, se mantenían alejados de lo que no era de su incumbencia.

Los Park y Jeon, eran las familias más representativas de la nobleza oscura, muy respetados y temidos donde sea que fueran. Los ceros en sus cuentas parecían infinitos.

Tenían a miles de personas que hicieran el "trabajo sucio", no tenían porque mover un dedo. Pero cuando se trataba de asuntos delicados, como asesinatos a ciertas personas, Jimin prefería hacerlo él mismo.

"Si quieres que algo salga bien, hazlo tú mismo", era su lema.

En aquella nobleza, los asesinatos eran el pan de cada día, nadie se sorprendía. Más bien, se sorprendían cuando alguien que tenía que morir, no lo hacía.

A Jimin, no le temblaba la mano, ni vacilaba a la hora de tener que presionar el gatillo, o clavar una daga. Fuera quien fuera.

A diario escuchaba murmullos de la baja clase, diciendo que su familia y el resto de la sociedad eran personas sin escrúpulos, sin corazón, personas de piedra. Se sentía orgulloso de aquello.

"Las piedras son fuertes"

Cuando le decían "psicópata" , se reía aún más fuerte. Pues el no tenía ningún trauma, y estaba totalmente consciente de lo que hacía. Es más, nació en cuna de oro, desde siempre había tenido una buena vida, estaba muy agradecido con su familia por dejar un legado de esta magnitud, y él se encargaría de que siguiera siendo así.

Habían pasado dos meses desde su último "trabajo sucio". La noche en la que tuvo que matar a ese joven omega sin aroma. ¿Por qué razón? Aunque a él no le interesaban las razones, más adelante se enteró que fue por un capricho de Kim Taehyung, el omega de Jungkook, quien quería quitar del medio a todo el que fuera competencia para él, para debutar en la prestigiosa ópera anual. Entre ellos estaba ese joven omega.

Jimin estaba consciente que tenía que haber sido muy talentoso, para que estuviera en la lista negra de Taehyung. Jungkook le había pedido específicamente a él ese favor, y como le debía una, aceptó sin preguntar nada.

Taehyung en estos días estaba más que feliz, pues había sido el elegido para debutar en la ópera. Solo se la pasaba sonriendo y pegado a Jungkook como pulga. Hasta ahora no sabía como su amigo soportaba a ese omega. Era su compañero, pero aún así, no le quitaba lo irritante.

Se encontraba caminado por las calles del centro de Seúl. Relajado y tranquilo. Y más porque por ahora no tenía que usar supresores. Odiaba esconder su aroma.

¿Cómo lo distinguiría su compañero si lo ocultaba?, pensaba Jimin.

Y es que a sus 25 años, aún no había encontrado a su pareja predestinada. Eso lo estresaba y enojaba en cierta manera.

¿Su compañero no era de la nobleza oscura? ¿Estaba siquiera en Corea? No tenía forma de saberlo.

Un leve golpe en su hombro lo sacó de sus pensamientos. Un hombre se había chocado por accidente con él.

El hombre lo quedó viendo unos segundos a los ojos, luego hizo una venia disculpándose y siguió su camino. Jimin frunció el ceño y observó al hombre alejarse. Sacudió su cabeza y continuó su camino.

Pero al dar un paso hacia adelante, vio que en el suelo había un collar con dije de quarzo. Se agachó y lo tomó. Al observarlo más de cerca, notó que había un líquido dentro de este.

Achicó los ojos, tratando de ver que era. Parecía simple agua. Quizá era un tipo de amuleto común. Al hombre de seguro se le cayó cuando chocó con él.

Jimin lo guardó en el bolsillo de su chaqueta.