CAPÍTULO 2-1
1
Los días siguientes fueron definitivos para mí, entre al concurso quedando entre los tres mejores.
Y al final termine siendo la ganadora.
Quería estar emocionada, inclusive sorprendida—enterarme que el patrocinador de aquel concurso era el abogado que en su momento casi me arrolló, me pareció lo más sospechoso del mundo.
Pero lo deje pasar. Estaba muy feliz así que lo demás ya no importaba
Había aprendido que en la vida las cosas que sucedían formaban parte de un destino y ese destino siempre me ayudo a sobrevivir.
Lo que significaba que debía seguir sin preguntar y sin Sora.
Pues sí, por motivos desconocidos él, decidió abandonarme. Lo busque, lo llame, intente rastrearlo pero el ya no seguía en el mismo lugar había desaparecido de la noche a la mañana aprovechando mi distracción con el concurso y a decir verdad, me molestaba mucho el hecho de su repentino alejamiento negarlo no serviría de nada, él no dijo nada, no se despidió, ni si quiera me dio la oportunidad de preguntarle porque me dejaba.
Solo se marchó un día y yo me sentí la más estúpida por pensar que por vez primera podría confiar en alguien.
Él se fue por completo y yo, no lo buscaría.
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Tres meses pasaron y el centro comercial abrió sus puertas al público, mi restaurante La Grande Passeggiata—ya bien conocido internacionalmente por mucha gente—prosperaba.
Cuando llego el momento de escoger el personal de mi negocio inmediatamente pensé en mis antiguos compañeros de Nova West, los cuales aceptaron encantados a la primera petición ya que se encontraban trabajando en puestos de comida rápida por mi culpa aunque me aseguraron que se sintieron aliviados de despedirse de un hombre tan vil como aquel que trato de jugársela con la justicia y termino tras las rejas luego de enterarse de lo que se robaba de nuestros salarios.
La justicia siempre llega en su debido momento.
Al fin todo me resultaba con buen pie, junto con Taylon y Mark—que se había vuelto muy buen amigo mío y había demostrado ser tan buen administrador como abogado—llevaba mi contabilidad impecable. Solía aconsejarme como un padre haciéndome sentir cómoda en todo momento y no sabía porque, el llego a mi vida al igual que Sora convirtiéndose en el pilar fundamental para mi avance.
Solo esperaba que no se alejara del mismo modo que él, teniendo eso en mente preferí guardar cierta distancia en nuestra relación, de ese modo no resultaría tan herida nuevamente si decidía marcharse quién sabe a dónde.
Mientras continuaba sumergida en aquellos pensamientos el sonido de la corneta del coche de Mark despejo mi mente. Ya era de noche cuando mi benefactor paso a buscarme, desde temprano me había avisado que lo haría así que no me tome la molestia de sacar mi auto por la mañana al ir a la universidad y tome el transporte como solía hacer.
Tanta insistencia me tenía con curiosidad por lo que acepte casi al instante con cierta curiosidad. Caminé hacia él y subí percibiendo un atisbo de misterio ensombrecer su rostro elegante, espere entonces después de un buen rato de conducción a que se decidiera por hablarme de lo que lo tenía tan distraído pero de su boca no salía palabra alguna.
Mire mi reloj de pulsera y marcaban las nueve con quince.
—¿Tienes algo que decirme? —pregunté.
—La paciencia no forma parte de tus virtudes, cierto—se rió.
Lo mire fijo por unos segundos.
—Vamos Mark dilo —insistí.
Apretó el volante bajo sus manos mientras se adentraba en el túnel, sus palpitaciones eran aceleradas, su respiración apresurada y comenzaba a sudar, síntomas de que escondía algo.
—Mañana se cumplen cuatro años de la muerte de mi hija —ahora me arrepentía de haber preguntado, con razón se le hizo tan difícil decírmelo— y... cada año hago una celebración en su nombre en el museo de arte que funde en su nombre.
—¿Museo? —lo interrumpí.
—Sí, hice construir uno para exponer las pinturas que mi niña realizaba, era muy buena tenía un talento innato al igual que su madre —aquel término «mi niña», me hizo estremecer—, muchas personas asisten a este evento y me gustaría contar con tu presencia.
Era la primera vez que recibía una invitación y no quería asistir.
—Claro —sonreí esperando ser buena fingiendo—, solo que tienes que darme dos invitaciones.
—¿Invitaras a alguien? —se extrañó.
—Si, a Taylon —empezó a reír— lo digo en serio Mark, le prometí sacarlo a pasear al parque y si no lo llevo a ningún lado se pondrá furioso, no es broma a veces pienso que entiende todo lo que le digo como una persona normal —quizá así fuese debido a su experimentada naturaleza— y no quiero encontrar los muebles destruidos después de llegar de tu evento.
Este se rió con más ganas animándose un poco.
—Hablas de tu mascota como si fuese un niño malcriado.
—Es que lo es, y más vale que no digas esa palabra frente a el —le advertí— te enseñaría los colmillos y te brincaría encima, odia que le digan mascota.
Su estado de ánimo mejoró, pude sentirlo en su olor.
—Tienes entrada libre para ir con tu hijo, no te preocupes.
—Estas seguro que dejan entrar animales.
Dije sin quitar la mirada del camino.
—Por eso no te preocupes, soy el dueño del museo y si te sientes mejor estando acompañada de Taylon no tengo ningún inconveniente.
—¡De verdad! —contesté más entusiasmada de lo normal por lo que corregí— es muy amable de tu parte Mark.
—Tu perro la verdad es muy decente y obediente —continuó él más tranquilo—, no creo que ocasione ningún problema siempre y cuando avise cuando tenga que ir al baño.
Ambos comenzamos a reír por el chiste
Y surcando las calles silenciosas repletas de las luces de los edificios, en unos instantes ya estaba en mi casa.
Me despedí para luego entrar quitándome los zapatos en la entrada, los recogería después ahora lo importante era darle de comer a Taylon que ahora me miraba suplicante.
—Eres un glotón no te conformas con una sola comida al día —pero el solo meneo la cola divertido.
Le serví realmente cansada aunque no tanto como antes cuando le trabajaba a aquel ser despreciable, por lo menos ahora podíamos darnos el gusto de comer lo que quisiéramos—ganaba bien en comparación a mi sueldo anterior.
Terminé de cenar y me dirigí directo al sofá a ver la televisión, Taylon se tiró sobre mí buscando cariño acomodándose muy bien sobre mis piernas, mientras le acariciaba las orejas miraba el programa sin prestarle demasiada atención.
La noticia de Mark sobre su hija muerta no paraba de darme vueltas en la cabeza.
No le pregunte la forma en que aquello había pasado—estaba segura de que un accidente fue la causa—cuando quise preguntarle tuve miedo, miedo de saber cómo ocurrió.
Como sí una fuerza externa a mi rogara por no escucharlo.
Sentía dolor, un dolor muy profundo y ajeno y tampoco quería hacer rememorar al pobre de mi abogado aquel pasado triste.
Aunque la curiosidad afloraba en mí de manera insistente, quería saber sobre ella, aunque no me agradaba nada la idea de que yo cumpliera año el mismo día en que la chica murió, que mal me había hecho sentir aquello, si quiera que pudiera pasarlo por alto o tener a alguien con quien hablarlo pero, estaba sola.
Solo Taylon podía escuchar mis lamentos sin poder responder, antes no me importo pero ahora, la costumbre de tener a otra persona que pudiera compartir conmigo como amigos me volvió una dependiente.
En ese momento mis ojos se desviaron en dirección al teléfono que reposaba sobre la mesita, los dedos me hormiguearon apenas verle quería marcarle a Sora aunque ese ya no fuese su número, rasque las orejas de Taylon para disipar aquellos pensamientos lamentables y de nuevo gire a ver el teléfono.
¿Y si esta vez contestaba?
Él no parecía muy convencido en hablarme, estuvo evitándome estos tres últimos meses y ahora me encontraba como antes.
Sola.
Debería estar contenta por aquel hecho, mientras menos personas me conocieran, menos peligro corríamos Taylon y yo a ser descubiertos. Pero no, no estaba feliz, lo extrañaba y la ansiedad de saber de él me consumía.
Debí pensar mejor las cosas antes de dejarle la puerta abierta a mi vida.
Tomé el aparato demoniaco que doblego mi voluntad, marqué y coloqué el auricular en mi oído, estaba apagado. Volví a intentar, pero esta vez a su teléfono local, repico varias veces y nadie contesto, entonces callo la contestadora y yo me debatía en si dejarle un mensaje o no, quizás estaría allí escuchándome e ignorándome.
Solo pensarlo me causó indignación. Si pudiese dejar maldiciones con las palabras ya lo hubiese hecho
::—¿Sabes? —comencé sin ganas de continuar— no sé qué es lo que te pasa, aunque ya no quiero ni saberlo. No soy del tipo de personas que anda por ahí averiguando la vida de los demás así que, si crees conveniente alejarte, no hablarme, ni contestarme, hazlo de una buena vez estas en todo tu derecho, nadie saldrá lastimado...yo...estoy bien y quiero que tú también lo estés.::
Tomé aire pensando lo siguiente que diría. No podía insultarlo, aunque me muriese de las ganas de hacerlo.
::—No sé la razón qué te hizo cambiar, no te preguntare por qué ya que si esa es tu decisión espero que sea definitiva por tanto no pienso luego de esto permitirte volver, sé que todos tenemos cosas que esconder inclusive yo te oculte cosas —guarde silencio, mire a mi alrededor intentando ordenar las ideas—, pero mi caso es distinto, no quiero decir que tus motivos carezcan de importancia pero odio la gente que huye y no da la cara —me mordí la lengua para no comenzar con las afrentas—. Yo lo hice por seguridad, hasta una simple fecha puede ocasionarnos un peligro a mí y a Taylon, sé que es difícil que lo comprendas, yo lo estoy intentando contigo ahora —y resultaba amargo hacerlo—, quería buscar el momento exacto para decírtelo créeme no es fácil, no confío en nadie y tu —intenté no demostrar mi dolor—, tú fuiste la excepción, pero preferiste huir.::
Organiza tus ideas, me calmé.
::—Si de algo ayuda mañana será mi cumpleaños, no es gran cosa, recuerdo que un día me lo preguntaste —termina la llamada ya—. Lamento no haber sido tan buena amiga como creía —mi pecho se aprisionó en ese momento, odiaba sentir aquello, la decepción—, toma esto como desees, un favor o lo que mejor te plazca, porque para mí es una despedida —y para siempre—. Tenía la intención de tragarme todo esto y hacer una especie de tregua invitándote a un evento mañana por la noche organizado por mi administrador y abogado Mark, ¡ah! por supuesto lo olvidaba no sabes quién es, te lo explicare brevemente y así te saco de dudas, lo conocí tiempo atrás, fue él quien patrocino el concurso del centro comercial, claro que lo sabrías si no hubieses salido corriendo de mí —fue imposible frenar las ganas de ser irónica al recordar su eminente abandono—, es un buen hombre y por cierto todavía no ha huido.::
Hice una pausa considerando que ya era momento para cortar.
::—Sora, esto es una despedida y para siempre.::
Colgué de una vez por todas.
Esa noche, fue la noche más larga en mi vida, no tuve pesadillas, ni recuerdos, ni ruidos, solo un profundo y tranquilo sueño. A partir de aquí continuaría el camino sola, como siempre debió ser.
Buenas noches, si lo se, están tan impactados como yo de que subí otro capítulo seguido. ¿Qué opinan de este sujeto llamado Sora?
Digan si es bueno, si es malo, recontramalo, si es como una patada en el estómago, ¡oh perdón! estoy poniendo mi opinión personal. Déjenme sus comentarios bien jugosos. Bay, bay.
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