—Noah — oíste pero no respondías— ¿Qué te parece mi nuevo poema?— ella te decía.

Lo leíste, algo resonó en tus pupilas.

"Y tus manos que entre mis ramas de primavera se perdían, ante el invierno cómo en otoño las hojas caían y tú desaparecías".

—Precioso — le dijiste —, cómo siempre Dannah.

Acentuaste y tú chaqueta tomaste. Pero esta vez ella te acompañaría.

—¿A beber?

Inocentemente te decía, sonreíste, lo cuál me sorprendió.

Quién te conoce sabe su tu sonrisa es cómo el 29 en febrero, cada mucho tiempo.

—Hoy no— hablaste, ella te miró con sorpresa —. Hoy iremos a un bar dónde se recita poesía.

Sabías que eso la encantaba.

Después de todo fue tú primer e intenso amor.

Pro aún así no se comparaba a ella, a tú actual musa difusa cómo le decías.

Llegaron y te sentías fatal, pero por ella allí estabas.

Te tomó de la mano, la miraste.

Después de todo fue también tú mejor amiga y nada perdías.

Quizás y así a ella, a tú musa olvidarías.