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Capítulo 7


Suelto el humo del cigarro en la semioscuridad del jardín trasero de la mansión Duncan. La hilera de humo blanco se esparce en el aire y me distraigo buscando formas en ellas. Regresa el sentimiento de tener ocho años y estar en ese callejón con el humo del cigarro de Gork.

Inspiro una gran bocanada de aire y lo expulso con violencia, el sentimiento de vulnerabilidad que ese recuerdo me produce me asfixia. Cuando el viejo Noah me veía en estos lapsus de depresión solía citar una frase de Henry David Thoreau.

"Bienaventurado el mortal que no pierde un momento de la vida fugitiva en recordar el pasado."

En aquel momento y a mis Ocho años, no entendía como hoy aquella frase. Al empezar a enseñarme ingles me hizo leer la biografía de ese sujeto. Un hombre que se negó a pagar impuestos por estar en contra de la guerra contra México y a la esclavitud, siendo apresado por ello.

Era la forma de inyectarme el gusano de la revolución, leyendo a personajes que intentaron cambiar el pensamiento humano. Los recuerdos de Noah y Yokra, me devuelve a ese callejón y en la manera en que los conocí.

El primer deseo que tuve de asesinar a alguien y el misterio que fue para mí aquella sensación. El viejo Noah regresaba a casa luego de un largo viaje en tren, lo hacía como acostumbraba a hacerlo cuando era de madrugada.

A pie y fumándose un cigarro.

Escuchó el llanto y mis suplicas, aquellas que nadie prestaba atención. El único ser humano que se compadeció de mi dolor y vergüenza. Fue a manos del viejo Noah y su daga que murió Gork. Su muerte le impidió presumir su hazaña con otros miserables como era su costumbre.

"—Esto es tuyo" me había dicho entregándome la daga, la misma que usaría para asesinar a Misha una década después y que aún conservo gracias a Drago.

—¿Te parece justo lo que están haciendo? —la voz de Jazmín rompe el silencio y aguardo oculto en el sitio. —no es justo para Thomas, está pasando por un mal momento. ¡Cree a su hijo muerto Alfonso!

No es mi mejor momento para socializar con la pareja de tortolos. Lleva seis meses allí y ha empezado a crear problemas. Angelo no tiene idea de la revolución que causa Jaz, pues no ha podido venir a Escocia. ¿Cómo calmará a Jaz? si hay alguien que puede lograrlo es él.

Cada que el doctor pisa las rejas de la mansión, estas se abren dándole la bienvenida, pero no se anima a entrar. Eso conlleva a una discusión entre Jaz y su novio. Su molestia es los motivos por los cuales el niño permanece oculto a su padre.

Tanned Duncan era poseedor de un alma oscura y se encargó de que su ultima voluntad fuera cumplida. Buscar al viejo William no fue al azar o a Angelo, conocía el poder que le daban ambos a su palabra. Dejar dinero a Sergey por el mismo motivo hablaba de la capacidad suya de conocer las debilidades y fortalezas del otro.

Al parecer y según entiendo, el famoso doctor Thomas Mackay fue la persona que cuidó a Gabriela Doyle (sobrina de Tanned) y la sacó del coma. Le dio en muchas ocasiones la oportunidad de brindarle apoyo para recuperar a su hijo, en agradecimiento por su labor con su sobrina. La negativa no era otra cosa que el medio que el magnate tuvo de hacer fortuna y una vieja disputa con las dos Rose Mackay.

—Puedo entender tu enojo cielo, pero no podemos discutir por algo que no está en mis manos —se queja el doctor y sonrío dándole una calada al cigarro. —he hecho todo para complacerte, pero esto me es imposible.

—Hablas como si te estuviera pidiendo cometer un delito ...

Me encuentro en medio de un pleito de enamorados que empiezo a odiar. Detesto la parsimonia de Sousa a los pedidos de su enamorada y la testarudez de ella igual. Conoce lo suficiente al brasileño para saber que hace todo esto por interés. Prueba de ello es que el día que más trabaja y no se queja, es el de pago.

—Te amo cariño —ahogo la risa ante aquella patética declaración y busco figuras—esta vez en las cenizas de mi cigarro— lo que me pides es absurdo...

Lo siguiente son unos pasos alejarse y mi tranquilidad regresa. Lanzo la colilla del cigarro y pequeñas trozos de fuego salen despedidas de ella.

—¿Acostumbra a ser infiel? —pregunto a la presencia detrás de mí. —o lo hizo luego de escuchar ese te amo tan frío.

—¿Qué se supone hace oyendo conversaciones ajenas?

Es posible notar el temblor en su voz y hasta el estado alterado solo con aquella pregunta. No respondo enseguida, lo que si hago es acomodarme en la silla y sacar otro cigarro.

—Este es mi sitio de introspección, usted lo sabe —me llevo el cigarro a la boca y saco el encendedor de mi americana —la he visto observándome. ¿Le excita verme señorita Kelly? O su novio no la complace como se debe. —enciendo el cigarro y al guardar el encendedor me levanto para enfrentarla —creo que es un buen motivo para ser infiel. ¿No le parece?

—No tengo por qué dar explicaciones. —se abraza a sí misma al decirlo —Si herí sus sentimientos ese día no es mi problema ¿Qué clase de persona busca amor en un bar? —se mofa de mí y niega...

Retrocede al verme avanzar, alza el mentón orgullosa y empuña las manos. Mantenerme lejos de ella fue la mejor forma de no atacarla. Desde que supe era la novia de Sousa cuando estuvo conmigo, he luchado con las ganas de asfixiarla.

Toda mujer es tan infiel como un hombre. Lo que diferencia a ambos sexos es la capacidad que poseen ellas para ocultar a sus amantes y hacerlos pasar como amigos. Unas malditas zorras astutas capaz de engañar.

Solo que creí ella era diferente.

—La misma que cree en los te amo, de quien la deja sola y expuesta —doy otro paso hacia ella y retrocede nerviosa —yo podría decirles algunos y sería más creíble.

La he visto seguirme y verme cuando cree nadie la ve. No me gusta sus miradas, menos la forma de reaccionar de mi cuerpo cuando eso ocurre. Me recuerda a cuando duraba días sin comer algo decente y Yokra me traía a su casa. La mesa servida con cuanta comida quisiera comer. Lo que mi pecho siente al ser visto por Jaz, se asemeja a lo que mi primer bocado me proporcionaba.

Solo había una manera de alejarla de mí, era por su propio bien. Alfonso era el hombre adecuado para ella, sino él cualquier otro menos yo. Tan concentrado estoy en mis cuestionamientos que he olvidado no estoy solo y me sorprende su cantico al decir...

—Solo para aclarar y no porque le deba algún tipo de excusas a usted... era soltera en ese tiempo. —sus ojos brillan al decirlo y sé que no miente, lo que quiere decir que quien lo hizo fue Sousa. —Jamás podría serle infiel a Alfonso y menos con alguien de su calaña —afirmo sonriente ante su descaro.

—No estaría tan segura —lanzo el humo del cigarro hacia ella y creo el ambiente de confusión perfecto.

Empieza a toser y a sacudir sus manos intentando alejar la capa de humo sobre ella. Al sentir mis manos en su cintura intenta liberarse, pero la tengo atrapada entre mi cuerpo y un enorme pino.

—¿Quieres escuchar mis te amo Jaz? —pregunto frotando mi erección contra ella y mordiendo su cuello. —¿Segura no serias infiel con alguien como yo? algo me dice que eres una mentirosa experta...

Su cuerpo esta tan tenso que podría romperse en cualquier momento. Lleva puesto un pantalón de algodón holgado, en segundos mi mano esta buscando su entrepierna y todo su cuerpo reacciona a esas caricias en su humedad.

—Es una pena que asi sea...

Retrocedo sin dejar de acariciarla hasta llegar de nuevo a la banca en donde la dejo a horcajadas en mi regazo. Acaricio sus senos por encima de su remera y los veo alzarse desafiante a mis caricias, obligándola a soltar gemidos. Mueve sus caderas contra mi erección mientras jadea mi nombre en medio de protesta inaudibles.

Puede si quisiera levantarse y salir huyendo, no pensaba ir tras ella. Solo deseo darle una lección a esa jugosa boca que me proporcionó tanto placer. Es posible, que lo haga por desquitarme del imbécil de su novio y la forma que tiene de restregar su novia frente a todos.

En menor medida por recordar todo lo que su piel me hace sentir, o para alejarla de mi. Por lo que fuera, la desea y mucho.

—Amo estos dos chicos —le digo tomando el primero entre mis labios y el segundo lo masajeo. —amo tus jadeos y como pronuncias mi nombre —sigo.

Mueve su cabeza hacia atrás y arquea su cuerpo contra mí abandonada a mis caricias. Alzo la remera hallando las dos perlas rosadas hinchadas. Su piel es tan suave y su olor tan dulce, que puedo pensar solo en el paraíso en ese instante.

Ella continua frotándose contra mí y por un instante olvido que es una lección para alejarla. Al recordarlo, me alejo de ella y me incorporo dejándola confundida, labios hinchados y temblando.

—Mientes fatal Jaz —sus ojos están humedecidos y se esfuerza en no llorar. —mantente lejos de mi o haré que tu novio vea la clase de mujer con la quiere casarse.

Jazmín Kelly, al igual que yo llora de la rabia e impotencia. Aunque, hace años no lo hago...

Da media vuelta y corre en dirección a la casa, antes de hacerlo pude ver rastros de llanto en su rostro y maldigo varias veces a la oscuridad de la noche. Era lo mejor para ella, yo no estaba a su altura tanto como Sousa, asi lo odie.

—Debiste decirle la verdad —la voz de Angelo llega antes que su presencia y niego —¿Por qué te expusiste ese día al dejar todo eso en la estación?

—Ella no es como su familia, no merecía ser señalada...

—Yo lo dudo hermano —no me extraña, pienso al lanzarme en la banca y el ocupa la del al lado —Creí que te gustaba y por eso quisiste traerla aquí...

—Quería cogérmela —confieso y la risa de mi jefe rompe el silencio —solo eso, no había algo distinto al deseo. —señaló todo el lugar bastante molesto. —tres años en este lugar sin hacer nada más que cuidar a un niño me están matando. Solo el sexo o la sangre me calman.

—Prometo compensarte, sé que es difícil estar encerrado tanto tiempo —saca dos cigarros de una caja dorada, me entrega uno. Niego el fuego por tener el propio y solo cuando damos la primera calada sigue. —Eres de total confianza, solo tu o yo podíamos estar a cargo aquí.

—Eso no me alivia. —respondo molesto y él sonríe.

—Tu enojo es por saber otro esta disfrutando de la chica.

Lo acepto...

Traerla hasta acá fue solo para tener en que vaciar mi mente y otras cosas. Nunca imaginé que era la novia de Sousa cuando le sugerí traer a la tía para calmar al pequeño. El psicólogo me había explicado que el ambiente era extraño, al igual que todos nosotros y nuestras buenas intensiones no eran suficientes.

—Deberías vigilar a Sousa —le advierto —sé que es hijo de Payman y eso lo hace intocable... te lo advierto, lánzalo a los cocodrilos ahora que puedes.

—¿Solo por ver una oportunidad de conquistarla? —se burla de mí.

—Ojalá este equivocado...

NO lo estaba, el tipo ha demostrado no ser de fiar, el problema es que en este instante mi desconfianza puede estar sesgada.

Jazmín

Entro a la habitación de Christian y me siento en el sillón subo mis piernas abrazándolas con mis brazos. ¿Cómo pudo mi cuerpo reaccionar de esa manera? sollozo al recordar lo sucedido e ingreso la cabeza entre mis piernas.

¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento de esta manera cuando estoy en sus brazos? no suelo ese tipo de mujer, solo me pasa cuando estoy en sus brazos. Noah es como una droga, bastante dañina y adictiva.

No es posible que caiga en sus brazos y disfrute de sus caricias cuando se lo que hizo. Él sabía quien era y lo que harían con mi sobrino, nunca pensó en decírmelo, para él solo era un cliente más. uno con el que podía gozar de su tía.

La enfermera nocturna ingresa y al verme sonríe, alza una mano empezando a retroceder hasta salir. Permanezco por horas contemplando la figura de mi sobrino dormida. Necesita por lo menos cinco cirugías, una de ellas para volver a ver, otras de columna, hígado, etc.

Ha demostrado ser un niño fuerte, aunque creo la fortaleza se la ha dado a quien llama padrino. Me quedo dormida y salto al sentir los brazos rodear mi espalda y cierro los ojos aliviada al darme cuenta es Alfonso. Él no merece ser tratado de esta manera, ha sido una persona especial conmigo y Christian. Me hace levantar y salimos de la habitación, una enfermera asiente en silencio entrando a reemplazarme.

—Lo siento mucho cariño —me calma —se que estas preocupada por él y yo también —besa mi cuello y descubro no siento nada lo que me hace más infeliz —mañana es su primera cirugía, es necesario que te sienta tranquila.

Cruzamos el pasillo deteniendonod en la puerta de su habitación. Me alejo de él al no poder borrar las caricias de ese hombre de mi piel. Alfonso se nota contrariado cuando retrocedo. Mi mente es un caos y mi cuerpo envía mensajes contradictorios.

Minutos después de hacer el amor con mi novio, estuve a punto de tener sexo con ese hombre ¿Qué clase de zorra estúpida soy? ¿Cuántas veces no he criticado a mi hermana por hacer lo mismo con Thomas?

—Buenas noches. —me despido empezando a alejarme.

Necesito poner en orden mis ideas, sé que Alfonso es lo que necesito, pero no deseo engañarle. Ingreso la llave en mi habitación y sorteo obstáculos en la oscuridad. Al hacerse la luz me tenso y el recuerdo del suceso del jardín me hace enfrentarlo.

Una mezcla de alivio y decepción me embargan al ver la figura detrás del escritorio en el que suelo estudiar. Lo primero que hay que decir de mi visitante es que es alto, hombros anchos y mirada asesina. Dueño de un cuerpo bastante formado y extraños ojos dorados con destellos cobrizos.

—¡Siéntese! —ordena y alzo la barbilla cruzándome de brazos —le aseguro que es mejor obedecerme...—me advierte —pero dejaré que lo descubra, soy el encargado de custodiar a su sobrino.

—Asi que usted es el famoso Angelo —enarca una ceja divertido y sostiene mi mirada.

—Voy a ser sincero señorita...—empieza a decir levantándose con lentitud.

La dimensión de su estatura es exagerada y me encuentro lamentando no haberle obedecido al pedir sentarme. Ese hombre media mas de dos metros, sin mencionar el cuerpo fornido y toda la elegancia que proyectaba.

—Su apellido no es el más popular para mí.

Ni para mí, pienso controlando los impulsos de salir huyendo cuando se detiene a centímetros de mi humanidad. Contengo la respiración alzando la cabeza para verle a los ojos. No hay un solo rastro amigable en esa sonrisa, solo odio y asco.

—Detesto llamarla por su apellido o nombre —sigue sin retirar el odio de su rostro —vivo por el día de ver a todos los Kelly pagar por lo que hicieron... Edine Kelly encabeza la lista —continua y paso saliva —los genes malditos son difíciles de erradicar y usted no es la excepción.

—Estoy limpia de toda culpa...

—Eso me han dicho —me interrumpe y sus labios se curvan en una sonrisa —tiene un buen abogado, es una lástima que no sepa aprovecharlo...—da media vuelta camina hacia la puerta y se detiene a pasos de ella —buenas noches.... Fósil.

—Soy Jazmín —le corrijo molesta y niega.

—Me gusta más Fósil...

Hijo de ....


¿Por qué todos ellos tienen que ser un grano en el trasero?

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