Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

La fatal noticia me llegó dos días después de llegar a mi destino. Christian Mackay Kelly, mi sobrino, había perdido la batalla. Un fuerte golpe en la cabeza producto de una caída le dio varias complicaciones. Estuvo en cirugía, en manos de los mejores neurólogos y al final, se había ido.

Lo único que mi hermana no pudo quitarle a su padre, se lo arrebató la mala fortuna. En su momento fue lo que pensé. El gran pecado de Thomas fue pedir justicia para su familia fallecida. La que mi hermano, junto con otros delincuentes habían secuestrado, robado y asesinado.

Darién cumple condena por ese delito, pero mi padre y hermanos lo consideran excesivos. Recuerdo que él y Edine empezaron a tener problemas en algún momento de su juventud. Con su arrestó todo cobró sentido y la necesidad de abandonar el país se hizo cada día mas grande.

Papá sabía todo y lo ocultó. Edine la esposa de Thomas, la mejor amiga de Rose, única sobreviviente de ese hogar, también ¿Qué hizo mi familia cuando las autoridades apresaron a mi hermano? pidieron excusas o perdón.

No.

Papá le despidió, mi hermana abandonó el hogar y le dejó los documentos del divorcio, junto con la noticia que pelearía la custodia de su hijo. Eso sin mencionar que lo dejó en quiebra y muchas deudas por pagar. Por fortuna, el esposo de su prima le consiguió un empleo, al encargarle la recuperación de su hermana Gabriela Doyle, tras un asalto.

Jamás entendí por qué quitarle a Thomas a su hijo. No fue un mal esposo y adoraba al pequeño, un sentimiento que era reciproco. El pequeño se llevaba mejor con su padre, Edine jamás se mostró cercana a su a hijo, a quien veía solo como el medio para dañar a su exesposo.

Odié a mi padre, a Darién, Edine, Doménica, Freda y a todos aquellos miserables que hicieron el paso por este mundo del pequeño tan corto. De alguna manera los asocié con todo este infortunio. Si no eran protagonista de los hechos, era el castigo enviado por todo lo que hizo y cobró con la vida de un inocente.

Su padre se refugió en el alcohol y yo lo hice en el trabajo. Pasé varios días, meses y hasta años, en donde mi único contacto con el mundo era Alfonso. Afiancé nuestra amistad, de vidas tan parecida no fue raro que algo asi ocurriera. No estaba papá para que lo impidiera, no éramos unos niños y sabíamos lo que queríamos.

Alfonso insistía en que le diéramos otra oportunidad a nuestra relación. Pese a todo lo que me hacía sentir, estaba la duda de ser burlada otra vez. No me gusta hablar de aquella época, mencionar su nombre es que el dolor regrese. Su engaño me marcó para siempre, dejando una huella indeleble difícil de borrar.

Me invitó a Río de Janeiro. Estaría allí solucionando unos problemas y era una buena oportunidad para conocer a quien insistía sería mi familia.

"—Tenemos muchas cosas en común, aparte de la atracción física. Puedo hacerte feliz."

Nos unía algo más que ser amigos o exnovios, era hijo de Rodrigo Sousa, a quien apodaban en la oscuridad como "Payman", uno de los hombres más peligrosos del Reino Unido. El peso de llevar su apellido y ser su hijo lo hacían ser señalado. Ser diferente le costaba, pero había logrado hacerse un nombre lejos de su padre, igual que yo.

Edine Kelly, era la oveja gris, en medio de un rebaño de negras. No me iba a endilgar una perfección que no tenía. Hermana de un hombre tras las rejas por asesinar a una familia. Hija de un cirujano que su ética profesional estaba entredicho siempre. ¿Y mis hermanas? Mmm ...

Parásitos qué vivían de los malos manejos de su padre.

Mis estudios fueron gracias a mi esfuerzo, papá no puede decir que me pagó mi profesión o me mantuvo. Me hice independiente desde los dieciocho. Le debo todo hasta esa fecha, después de eso fue todo por mi cuenta. Él no veía beneficio en darme estudios y yo quería ser paleontóloga. Amaba la idea de tejer el pasado y darle vida.

Trabajé y estudié por fuera, llegaba a casa los fines de semana a recoger ropa o a que viera estaba viva. En este instante y al tener la certeza que todo el lujo de los Kelly estaba manchado.

Me alegraba de ser diferente.

Siempre tuve consciencia que ese no era mi lugar. Había nacido en la familia incorrecta, pese a no tener idea del tipo de personas que eran en verdad. Jaz, nunca se sintió cómoda en la casa familiar desde la muerte de mamá.

Año y medio después de la muerte de Christian, cierto día mí rutina se vio afectada por la visita de Edine. Estaba delgada, con señales de no dormir y todo el comportamiento de alguien perturbado. Lloraba insistente y me asustó. La verdad sobre su hijo la conocí ese día de sus labios, lo que hizo nuestro padre con él.

Aseguró tener pruebas de que papá había vendido su cuerpo. Traficaba con órganos, y personas a quienes traían bajo engaños a esta ciudad, después lo desaparecían. Los tentáculos de la red, inmensa. El horror de todo es que, operaba en la clínica. Lo supo al empezar a investigar la muerte sorpresiva de su hijo.

"—No estaba tan mal y no fue el trato. Le confesé mi negligencia y que temía Christian acabara diciendo la verdad en algún momento. "

Le prometió sacarla del lío legal e impedir que Thomas le quitara al niño. Fingiría la muerte del pequeño y los sacaría a ambos del país. A ella nunca se le dijo que el niño iba a morir de verdad.

"—Fue todo sorpresivo. Una noche me dice, mañana es el día ¡Prepárate! Y ese otro día mi bebé muere. El desconsuelo nos hizo firmar documentos sin ver y la demora de la entrega del cuerpo alertó a los Mackay y a Gino Doyle."

Contrario a todo lo prometido, le entrega las cenizas de su hijo y le quita la posibilidad de una tumba. Todo eso la llevó a hacer sus propias investigaciones, que arrojó el horror que la tenia en ese estado. Asustada, histérica y sin saber si debía decirle a su ex o no.

"—Andrés me abandonó, perdí a mi hijo y ahora me entero de que mi hijo fue vendido como una vil mercancía."

Sin pensarlo dos veces llamé a Thomas y le narré todo lo que sabía. Él estaba intentando conseguir una custodia póstuma sobre Christian, imaginé que ese dato era importante. El problema ocurrió seis meses más tarde. Tras varios intentos mi hermana no aparece y nadie da razones de ella, fue la razón de venir a Edimburgo.

—La última vez que hablé con ella estaba dispuesta a entregar las pruebas a la policía. —sollozo viendo a Andrés —Edine tiene pruebas que papá vendió órganos de su bebé... El que quizás estaba vivo cuando lo hizo

—Necesitas calmarte —me habla Andrés acariciando mi mano y niego —es posible que esté de viaje y como suele ser egoísta olvidó decírtelo.

Me había encontrado con él en la estación de policía en Edimburgo. Visitaba a un familiar, me había comentado al preguntar su presencia en ese sitio. Andrés fue el novio de juventud de mi hermana y el causante de la separación.

Él, Gabriela Doyle y Edine, fueron los que llevaron a ese matrimonio a las cenizas. Gabriela una chica inmadura que fijó sus ojos en mi cuñado, lo besó en una fiesta delante de mi hermana. En adelante todas las cosas se fueron en picada. Andrés, un ex con sed de venganza. Culpaba a mi padre de la ruina y suicidio de su padre. ¿Edine? una mujer caprichosa con el único interés en el lujo.

Por si fuera poco, Alfonso aceptó en algún momento estar interesado en la única chica Doyle. ¿Qué tiene esa mujer que vuelve locos a todos?

—No puedo Andrés, Edine esta desaparecida ¿Es que no entiendes? —me quejo y sonríe.

Molesta por su poca comprensión me levanto de la silla de la cafetería en donde me ha llevado y toma mis manos. Me pide sentarme y me asegura no debo temer por mi hermana.

—Te preocupas por ella aun sabiendo lo que fue capaz de hacer a su sobrino. Edine no corre peligro, ha demostrado es capaz de todo para vivir. —me dice y guardo silencio —¿Crees que hacer eso fue por amor de madre? ¿Sacarlo del país? ¿Quitárselo a Mackay? —niega al ver mi rostro lloroso y suelta todo el aire —Tu hermana causó la lesión cerebral de Cristian y el daño hepático. Ella no quería que eso se supiera y por eso no lo entregaba a su padre.

Regreso a la silla y pasa una mano por encima de la que tenemos tomadas. Decidió poner punto final a la relación y no seguir con la venganza al saber todo lo que Edine fue capaz. Estimaba al niño y le había tomado cariño, se sintió asqueado y un monstruo al saberlo. Acepta que dañar el matrimonio fue por venganza, pero este ya estaba roto.

—¿Todo por que papá arruinó al tuyo?

—Tengo como probarlo —responde serio y niega—Pero ese no es el punto.

Encontró muchas cosas sobre mi sobrino, mi hermana, lo dejaba en casa con sus tías. Aprovechaba los doble turnos de Thomas para acostarse con hombres. Él no era el único, Edine le fue infiel con muchas aventuras ocasionales. Se sentía aburrida en casa y poco atendida. Se burló en muchas ocasiones de la lencería que le hacia pagar y que él no le quitaba, porque siempre estaba cansado.

—Un hombre que trabajaba el triple para pagar sus lujos y ella le pagaba siendo infiel...

—Contigo. —le recuerdo con una mueca de disgusto —eres tan o más descarado que ella. Por lo menos ella asegura amarte...

—¿Eso crees? —pregunta divertido.

Es un hombre de buen ver, bastante sexy. Posee todo en su sitio, estatura, cuerpo, rostro y elegancia. Sabe cómo manejar su atractivo, ese que imagino usó cuando decidió conquistar a la estúpida de Edine.

—Edine no ama a nadie... Creí que lo sabias. Solo se ama a ella.

Estaba convencido que a quien amaba era su empresa prospera, lujos y su dinero. Edine le gustaba la buena vida, una que creyó encontrar en él. Fue fácil cautivarla. En sus años de novios lo habían dejado por no tener dinero. Ahora poseía y mucho, todo fue sencillo después de darle varios obsequios.

—Me dan asco tu y ella —reniego retirando mis manos y me mira con rostro dolido.

—Le hice un gran favor a Thomas al alejarla de su lado. En cuanto a ti —baja el rostro y suspira —me enamoré perdidamente de ti...

—Andrés —le interrumpo...

—Se que puedo hacerte feliz —calla —... Permíteme demostrarlo.

—Jamás podría verte con otros ojos, que el ex novio de mi hermana y el causante de la muerte de Christian—me sincero. —Edine se enfrascó en eso de la custodia, en gran medida por tu presencia.

Sonríe sin humor alegando que mi hermana no merece tanta devoción. Le confesó haber descuidado al niño tras haberse golpeado. Le había recetado pastillas al quejarse del dolor y cuando todo pareció estar bien, lo olvidó.

—Yo sabía que el niño se había caído y golpeado en la piscina. Ella me llamó asustada el día que sucedió. No estaba en el país y le pedí llevarlo al hospital o con su padre. —niega pasando sus manos por el cabello con desesperación —al volver, le pregunté si lo había hecho, insistí en hacer otros estudios. "No es necesario. Ya lo hice". Le creí, cuando lo que debí hacer fue decirle a su padre.

Le aseguró lo llevó al doctor y no encontró nada de que asustarse. El día que él niño entró en su primera crisis, su padre, el hermano de Gabriela y otros especialistas concluyeron que había sido lesión. Le hicieron la primera cirugía, estaban seguros todo debía evolucionar bien. Sin embargo, todo parecía empeorar sin razón aparente. En adelante, decidió hacer su investigación por su cuenta, una que cualquier autoridad que la inicié llegará a la misma conclusión que él.

—Tu hermana dañó a su hijo y tu padre lo llevó al estado que quería para desaparecerlo. No para ocultar la falla de Edine, sino evitando que la investigación no llegara a lo que en verdad le temía...Su negocio clandestino en la clínica.

Tráfico de órganos, droga, personas, asesinatos, desapariciones, entre otros. Nada de lo que me dice me sorprende Alfonso me había alertado y Edine me contó todo lo que sabía, junto con el sitio en halló las pruebas. En el fondo lo que me duele es que, si fue capaz de dañar a su propia sangre. Ni en mis locas pesadillas creí que serían capaz de dañar a un ángel como Cristian.

—Tres años Andrés —le digo retirando la mano que insiste en tomar —adoraba estar con su padre...

Alzo el rostro y Andrés afirma con rostro lastimero. Se que no hay nada que hacer, salvo hacer justicia por él y se lo hago saber.

—Las autoridades están tras ellos, te aseguro que es cuestión de tiempo —Bajo el rostro por el Avergonzada por todo lo que he escuchado, y que me alegre saber que estarán en prisión. —puedes estar en problemas si se descubre que aun sabiendo la verdad no la dijiste.

Vuelvo a verle sorprendida y niego segura. No hay manera en que pague por algo que no tuve que ver, cualquiera investigación lo dirá. Jamás trabajé en esa clínica o recibí dinero de ella.

—Soy inocente, no sabía nada de esto... —apoya de nuevo mi mano entre las suyas y sonríe. —Edine me lo dijo...

—Es posible que lo dijera para ensuciarte. Edine odia tu seguridad, tu vida calmada y limpia.

Incrédula vuelvo a negar, esta vez con vehemencia. Mis hermanas son hermosas, con un físico digno de portada de revista. Yo, no sólo soy simple en el vestir, la vida me negó muchos atributos físicos. Todo la belleza se la dieron a ellas.

Por algo me llamaban el patito feo.

—Te llevaré con el tío Claid, él puede ayudar y decirnos que hacer.

Afirmo dándole las gracias de manera silenciosa y limpia mis lágrimas. Me acompañó a la policía y juntos contamos todo lo que sabia al respecto. El oficial Claid, resultó ser un hombre íntegro. Escuchó mi relato del que no se sorprendió, pero si de los sitios en donde mi hermana aseguraba papá guardaba todas las pruebas.

—La casa de campo. —le digo y sonríe —en el estudio... le digo todo esto porque soy inocente...

—Alguien se encargó que a este despacho llegara todo lo que limpiaba su nombre —confiesa y sin decir de quien se trataba estaba segura era Alonso. —sin embargo, lo que me está diciendo... Disipa cualquier duda y nos ayuda mucho. Espero todo siga allí.

—Allí estará, a papá le cuesta hacer cambios... es de costumbres fijas —tomo la mano que me brinda y le entrego mi tarjeta —si necesita algo de mi...

—No se preocupe, la tendré al tanto de todo —agradezco saliendo con Andrés de la estación. —no tengo como pagarte Andrés...

Confieso al llegar a la calle y esperar por un taxi que me llevaría al hotel. Sonríe negando asegura que no le debo nada.

—Soy yo el que estaba en deuda contigo... —guarda silencio y mira encima de mi luego a mí bastante emocionado. — dime que vas a pensarlo... Solo con eso me conformo el día de hoy.

Me apena tener que rechazarle, se lo que se siente que alguien lo haga. Aun así, sería peor, estar con alguien que no me gusta y solo por agradecimiento. Ni él o nadie se merece algo asi.

—No niego que seas el hombre perfecto para alguna chica... No para mi —confieso retirando mis manos de entre las suyas —no podría por más que lo intente... Lo siento.

—Lo entiendo —sonríe con pesar y da un paso atrás —quien debe sentirlo soy yo, eres una gran mujer y él un afortunado.

Sin saber a qué se refiere giro sobre mis talones y tropiezo con Alfonso. Sonríe al verme y me abre los brazos, ese gesto es todo lo que necesito para saber que a pesar de que mi vida es una mierda y mi familia aún peor. Lo tengo a él como apoyo en todo este caos.

Sin despedirme del todo de Andrés me voy a sus brazos y me recibe sonriente.

—¿Cómo supiste que estaba aquí? —le digo alejándome de él que me ve divertido —¿Me estas siguiendo?

—No puedo evitar cuidar a lo mejor que me ha pasado. —se excusa —no podría dejarte sola en esto mi vida... No me culpes por ser cuidadoso.

—El oficial Claid me dijo lo que hiciste por mí. —le digo alzando el rostro hacia él y me mira como si no supiera lo que le decía — sé que fuiste tú. Alguien le entregó todo lo que limpió mi nombre y me desvinculó de la investigación sobre papá. — sonríe con suficiencia —es lo más hermoso que alguien ha hecho. Quiero ir a Brasil...

—No tenía que decirlo, odiaría que aceptes solo por agradecimiento. —niego abrazándome a él, porque sé que no es así.

—Eso solo me confirmó lo que ya sabía y me negaba a aceptar... Te quiero mucho...

—Yo en cambio, te amo con locura Jaz. Estoy dispuesto a demostrártelo.

Me sentía especial, al fin alguien me amaba en medio de mis defectos. Alfonso se convirtió en mi arcoíris en mi tormenta. Jamás me había sentido tan importante para alguien y especial como con él.

****

El auto se detiene en las rejas de una mansión muy conocida. No sólo porque el dueño era un hombre muy excéntrico y exitoso, también el tío de Gabriela Doyle. Una mujer que por más que quiero ver con lástima por todo su sufrimiento me es imposible.

—Es la casa del tío de esa chica —le recuerdo y me ve sorprendido. —la que te gusta.

Sonríe divertido ante mi explosión de celos y pongo los ojos en blanco. Me había confesado antes de empezar a salir que la chica le gustaba y creía tener oportunidad con ella. Tiempo después desistió porque supo luego de despertar, empezaba a tener una relación con Thomas.

Por eso y más no podía verla con otros ojos mas que odio.

—¿Pensé que íbamos al aeropuerto? —insisto —¿Qué hacemos aquí? — sonríe sin formular palabra.

El palacio de Tanned Duncan, se abre ante nosotros. Varios hombres salen ante la llegada del auto, armados unos, con uniforme de hospital otros. Alfonso detiene el auto y se queda viéndome un instante antes de hablar.

—Lo que estoy a punto de hacer, me puede traer problemas. —aprieto las manos en un puño y le miro expectante —Christian estaba vivo cuando salió del hospital —contengo la respiración y mi corazón se detiene. —William Ivannov junto con su sobrino y su gente lo trajeron aquí... —señala el lugar y enjuago las lágrimas con violencia.

—¿Qué intentas decirme? —lo observo sonreír y afirma.

—Está vivo cariño, ha despertado luego de dos años de coma...

—Dios mio...

Está en silla de ruedas, no puede ver y solo hasta unos meses ha empezado a hablar. Pero, ha empezado a llamar a su padre y Alfonso cree que una voz conocida puede calmarlo. El problema es que el jefe de seguridad de la mansión y el sobrino de William, un tal Ángelo, no opinan lo mismo. Son seres desconfiados, hacen esto solo por dinero. Nada en ellos es altruista; aunque, hacen un buen trabajo.

Sigue diciendo que el neurólogo a cargo me dirá todo lo que deseo saber y cómo debo tratarlo. Por el momento, nadie puede saberlo. La seguridad del niño estaría en riesgo. Christian es un testigo clave en contra de mi padre y los demás.

—Por el momento, no le digas quién eres o que estás aquí. —explica ayudándome a salir y afirmó sin poder contener las lágrimas. —hay que esperar que el psicólogo venga y lo haga juntos.

Me dejo guiar disfrutando de la inmensidad y el lujo del lugar. Su dueño dejó indicaciones de cómo quería el hogar de su sobrina. Tanned esperaba que su sobrina viviera aquí y quiso que estuviera a la altura del Doyle-Turner (su hogar). Al acercarnos se empieza a ver el ir y venir de personas, el estrés, los rostros alterados. Alfonso me suelta ingresando a una habitación y me quedo en la puerta viendo al pequeño que está en la camilla.

Pálido y su piel se pegada a los huesos, su estado de salud es precario, su debilidad obvia. Agita sus manos sacudiéndose de un hombre que intentan controlarlo, sin éxito. Me abrazó a mí misma y lloro viendo la dimensión del daño causado.

"¿Qué te hicieron cariño?"

—¡A un lado! —ordena una voz bastante molesta, haciéndome a un lado, la violencia de su acto me hace chocar con la puerta y Alfonso me abraza. —prints —le llama y aunque no entiendo lo que significa, conozco al idioma y creo que al individuo.

Viste de pantalón negro, camisa de un blanco inmaculado, sin corbata o saco. Me tenso cada vez más al reconocer cada parte de la anatomía de ese hombre. Reconozco aquellos gestos, pese a que lo vi pocas horas sobria y lo último que recuerdo es su trasero desnudo en la cama.

Lleva audífonos e imparte ordenes en su idioma, una banda de cuero cruzada al pecho, de donde a lado y lado se sostienen dos armas. Christian detiene sus débiles brazos y los alza en búsqueda de la voz.

—Aquí estoy —le dice sentándose en la cama junto a él. —no me he ido, solo estaba corroborando algo...

—Ángelo se fue —solloza.

Le dice algo al hombre del frente en ruso y este baja el rostro. No logro entender ni media palabra, solo que lo dice rápido, las venas de su cuello se soplan y sus ojos lucen fríos.

—Volverá, te lo prometió —responde clavando sus ojos azules en el hombre que parece querer encogerse.

—¿Tú no te iras Noah? —pregunta con voz débil y se nota que le cuesta hablar.

Christian palpa su rostro y sonríe al verlo sonreír. Me quedo maravillada con la forma que tiene de calmarlo, lo alza y deja en sus piernas, toma una de sus manos y la ubica en su pecho

—Sabes que no lo haré. No hasta que cumpla la promesa —le dice y él sonríe —¿Qué te dice mi corazón?

Mi sobrino se queda allí, viendo sin ver, con los ojos desorbitados, una sonrisa en los labios que me cuesta no corresponder pese a que no es para mí.

—Que no mientes... tu nunca me mientes —recalca.

Ambos parecen ajenos a todos y permanecen allí abrazados hasta que logra calmarse.

—La enfermera nocturna dejó la nota que no logró dormir —comenta Alfonso —hay que suministrar un calmante...

—¡No! —llora apretándose a Noah e intento dar un paso hacia él, pero Alfonso me detiene — no quiero más inyección...quiero a papá. Noah busca papá.

—Dormirás bien pequeño —insiste Alfonso.

No entiendo mucho de medicina, pero sí de calor humano y es notorio que le altera saber que será medicado. Aquel comentario hace que el ruso le vea sus ojos azules parecen dos témpanos de hielo cuando le advierte fijando su mirada en nuestras manos juntas.

—Nadie va a inyectarle nada, eso lo altera ¿Es que no vez? ...

—Fue solo una propuesta...

—Si todas tus propuestas son asi, entonces es mejor despedirte... —

Yo me quedo en una pieza al ver que sus ojos revisan todo el lugar hasta que se fija en mí. Me gustaría poder desaparecer o que no me reconozca. Sus ojos no cambian al verme e incluso lucen aún más fríos al enfrentarme.

—Te advertí que vendría —le recuerda Alfonso. —es mi novia.

No dice nada permanece solo abrazando a Christian a quien lo acuna. Regresa la mirada a mi sobrino sin hacer comentarios o hacer algún gesto que me diga me conoce. En adelante, no hace contacto conmigo, como si yo no existiera y eso me afecta.

"¡Fue solo un revolcón! ¿Por qué eres tan patética?"

—¡Largo! —Nos pide de pronto con voz gélida —Akim...

Un segundo hombre entra a la habitación con un arma en mano. Palidezco al reconocer al pillo que me quitó dinero en el hotel. Ha crecido en estos dos años, empezando a dejar atrás el rostro juvenil, pero sin dudas, es él.

—Ya escucharon... —hace un movimiento con la mano que tiene al arma y sin dejar de sonreír sigue —tengan sexo, orgias, busquen a Jesús, huevos de pascua o lo que sea deseen... Pero fuera de esta habitación.

Intento que cruce miradas conmigo, sin entender porque deseo que me reconozca. Esta ajeno a todo y solo puedo verle susurrar a mi sobrino cerca de su rostros. Lo que sea le dice lo hace sonreír. Alfonso me insta a salir y el asiático hace lo propio, yo quiero quedarme, ser parte de ese cuadro tan privado.

—De cacahuate... —le dice mi sobrino antes de empezar a cerrar sus ojos —Ángelo trae el mejor...

—Yo también...

—Señorita Sousa... fuera —la voz del chico me hace verle y tiene el mismo rostro de su compañero.


¿Por qué me ven como si fuera lo peor?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro