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Capítulo 5


Mi piel de eriza al sentir el tirón de unos dedos en mi pezón, mientras que una boca le brinda atención al otro. Lo anterior, sucede al tiempo del frote de una erección en mi intimidad. Mi sueño se han vuelto realidad o lo he llevado a un terreno increíble. Somnolienta y confusa por tan deliciosa forma de despertar, jadeo alzando mis caderas incrementado más el roce de mi cuerpo contra aquel muro humano.

—¿Te han dicho que hablas dormida?

El tono de voz grave con acento ruso me hace abrir los ojos rápido. El hombre del bar ¿Cómo dijo que se llamaba? Es imposible que lo recuerde si él insiste en esos movimientos.

El desconocido del bar me sonríe y hace un guiño. Es posible que tenga la boca a abierta, por la estupidez que hice bajo los efectos del alcohol o por lo sexy que se ve el personaje. Eso sin mencionar el conjunto de emociones que causan sus caricias.

Los ojos azules más intensos que he visto, cabello rubio y varios tatuajes en su dorso. Recuerdo que era alto, de buen cuerpo y apetitoso a la vista. En vaqueros ceñidos a sus caderas, chaqueta en cuero negra, remera blanca y botas.

Estaba sentado en la barra del bar y no dejaba de mirarme. Hice lo que nunca había hecho, sostener su mirada y mostrar interés. El resultado era despertar desnuda entre sus brazos y a juzgar por la oscuridad de las ventanas del hotel, aún no ha amanecido.

No recuerdo como llegue, donde estoy o quien es. Lo nota pues me mira con interés y se detiene al notar mi silencio. Apoya ambas manos a lado y lado de mi cuerpo mientras habla.

—Hieres mi corazón si me dices que no te acuerdas de mí.

La idea de sonar como perra buscona me asquea, sobre todo con ese protagonista. ¿Cómo olvidas tener sexo con alguien así? Arquea su cuerpo contra mí y frota su erección contra mi intimidad.

—¿Quieres un poco de ayuda? —sonríe al decirlo y aun más ante mi jadeo. —hablabas dormida y mencionaste mi nombre. —muerde el lóbulo de mi oreja y puedo sentir su sonrisa — me sentí honrado de que tuvieras sueños húmedos conmigo, pero excluido y quise mi parte. —vuelve a sonreír esta vez cerca de mi rostro.

Y por Dios que no había nadie que pudiera igualar a esas sonrisa. ¿Estas drogada? ¿Cómo puedes ver normal sexo con un desconocido? Alguien con ese rostro tan hermoso y ese aire de peligro debe estar años luz de ti.

¡Tienes muchos problemas Jaz!

—Me diste la bienvenida en sueños...pequeña Jaz.

¡Oh por Dios! Él tiene razón. Había soñado con él ¿Quién cojones hace algo así? Siempre me he caracterizado por mi sensatez y sentido común. ¿Dónde estaba en estos momentos?

Mis pensamientos se detienen cuando ingresa en mi interior y empieza a moverse. Maldito hombre y su forma de despertarme. Trago fuerte ante el temblor que produce sus caricias y apoya su rostro en mi cuello. Lo que dice a continuación lo hace en mi oído y causa lo más parecido a pequeñas descargas eléctricas en mi cuello.

—Soy Noah Vivenko, de Rusia, 27 años, soltero. —comienza a describirse sin dejar de moverse y vuelve a sonreír al besar mi cuello —Te llamas Jazmín... por si también lo has olvidado. —sigue en tono burlón—arqueóloga de profesión y soltera por convicción. —son mis palabras, en definitiva, no miente — con problemas familiares que no detallaste. Los consideraste frívolos y dañinos para la sociedad.

Aprieto con fuerza la almohada y cubro mi rostro con ella ahogando un grito de placer. No tengo idea como logra recordar todo si ambos estábamos ebrios o decirlo en este instante, en medio de un orgasmo.

—Odias a tu padre, pues no sólo te compró un esposo del que te divorciaste al saberlo.... —su jadeo eriza lo piel y causa que mi cuerpo se mueva al ritmo de él. —se vengó de ti, al sabotear el trabajo de tus sueños...Y luego caíste en mis brazos... Jaz.

No deseo recordar eso ahora, no en medio de algo tan fuerte. Lo que sí tengo presente y gracias a su buena memoria es porque hice contacto con él. Había mujeres mejor vestidas, más maquilladas y hasta finas.

Y no es que me sienta menos que lo demás. No obstante, se que mi sencillez para alguno ralla lo absurdo. En remera gastada, tenis y vaqueros desteñidos no era deseable.

No para alguien con ese físico y con ese aura de misterio.

Pese a ello, él no dejó de verme desde que entré al lugar, muchas mujeres intentaban llamar su atención. Solo me veía a mí y eso me hizo sentir atrevida, deseada y lujuriosa.

Que fuera la imagen de todo lo que mi padre odiaba lo hizo más interesante.

—Ya recuerdo —le digo abriendo los ojos y haciendo contacto con los suyos —no mujeres, ni niños.

Afirma sonriente aumentando el ritmo de su entrada a tal punto que temo haré explosión. Después del segundo orgasmo me permite tener el control. Siendo mi turno de verlo perder la compostura. Ambos estamos inversos en un aire de pasión que perdemos la noción del tiempo.

****

En algún momento se hace de día, los rayos del sol entran por la ventana y con él los recuerdo de la noche anterior. Las imágenes mías contando lo que sería el final de mi carrera me traen de vuelta a la realidad.

El mayor pecado de Jazmín es que siendo una Kelly tenga principios. Casi toda mi familia está implicada en lo varios escándalos. Tráfico de órganos, secuestro, robo y asesinato (por mencionar algunos). La clínica Kelly propiedad de mi padre, estaba siendo señalada de actos ilícitos.

Aun no se hace público, pero Alfonso, un gran amigo me había comentado lo que las autoridades sospechaban. Alfonso conocía los detalles, porque fue el director de la clínica Duncan, uno de sus propietarios eran Claid Duncan, el jefe de policía de la ciudad.

Me conocía lo suficiente, para entender yo no podía estar inmiscuida en algo asi. Aun asi, eso no impidió que saliera dañada.

Soy la menor de cinco hermanos, Darién, Edine, Freda, Doménica y yo. Cuatro chicas y un hombre. Todos casados por imposición de papá y la gran mayoría trabaja para él. Acostumbrado a comprar todo, al ser de los que creen el dinero todo lo soluciona. Tropezó con un hombre íntegro, Thomas Mackay (el esposo de Edine) el único que se plantó firme y se negó a ceder a sus ofertas.

Edine logró casarse con un buen hombre. La única que pudo. Los demás era parásitos mantenidos por papá. Tuvieron un hijo, Christian, formaron un hogar feliz hasta que decidió que no era suficiente. Le fue infiel con Andrés, su amor de juventud.

Eso y que Edine, mis hermanas y papá sabían que Darién, estaba implicado en la desaparición y muerte de unos tíos de Thomas, llevó el feliz matrimonio al fracaso. Al salir todo a la luz, huyó con el niño y le pidió el divorcio.

Le quitó la custodia de Christian y no porque lo quisiera, en una forma de venganza. Lo sé, porque hoy, el pequeño se debate entre la vida y la muerte, siendo la principal sospechosa de eso mi hermana. Su madre.

Christian Mackay Kelly, un niño inocente que no merece pagar el egoísmo, odio y negligencia de su madre. Mi sobrino y al que no puedo visitar porque hay restricciones. Al parecer, renegar de sus actos, me hizo persona no grata y me ha impedido ver al niño.

Todo este escándalo afectó mi carrera, decidí abandonar mi familia y empezar desde cero en otro lugar. Mi principal error fue decirles a todos que mis planes. Había logrado ser llamada para trabajar en Sudáfrica. Retiraría todo contacto con ellos, en adelante no seria Kelly.

Llegué a Londres en búsqueda de mi nombramiento y tropecé con que los tentáculos de mi padre habían llegado hasta allí. La persona a cargo de la investigación me dijo que era imposible contratarme. Corroboraron mis datos y algunos eran falsos, eso me restaba experiencia que ellos necesitan para ese proyecto.

Solo mi padre era capaz de pagar para dañar mi vida de esa manera, solo por no querer hacer lo que pedía. Hace dos años, creí encontrar el amor y me casé con quien creí era el ser más maravilloso del mundo.

Hasta que me enteré de que mi padre le pagó por conquistarme y redobló la oferta si lograba que me casara. El motivo por el cual hizo aquello era tan descabellado como el acto mismo. No me quería cerca de la clínica, ni casa. En aquel entonces no supe los motivos.

Salgo de los brazos de Noah con un poco de pesar. Todo mi cuerpo está adolorido, pero satisfecho. Esbozo una sonrisa traviesa mordiendo mis labios y viéndolo dormir. Sus labios carnosos están curvados en una media sonrisa y su ojos cubiertos por sus largas pestañas. Nariz respingada y mandíbula cuadrada. Todo su rostro y cuerpo fue cincelado de una manera perfecta.

Se sintió bien estar entre ellos. La certeza que estas a salvo y nada puede dañarte con alguien con tanto poder, es peligrosa, pero buena.

Es un hombre que encierra misterio, su hermosa sonrisa contrasta con sus ojos agudos. Si hablas con él notarás que sus ojos no se quedan quietos. Una carcajada o golpe y todo su cuerpo reacciona. Se detiene, busca el ruido, parece escanearlo y solo regresa a la conversación cuando corrobora todo está bien.

Es una pena que no vaya a volver a verlo. Podría disfrutar de un par de horas de buen sexo. Suelto una sonrisa silenciosa ante ese pensamiento y disfruto de su desnudez. Trasero al aire y brazos abrazando la almohada, esa vista es perfecta. Pero, sé que alguien así no lo es.

En su espalda no hay tatuajes y contrasta con la parte frontal. En ese lado tiene una rosa, araña y el numero cincuenta en su corazón. Sobre a lo que se dedicaba solo dijo "No niños, no mujeres". Era todo lo que a su juicio debía saber sobre él y no me importó.

Yo quería una noche libre de restricciones, no un hombre para casarme.

Contemplo la ducha con añoranza y niego, algo me dice que podría despertar y volver al ataque. Por mucho que quiera no podría soportar su fogosidad. Recojo mi ropa y por más que busco no hay rastros de mi braga y el temor que despierte me obliga a vestirme sin ellas. Le voy una última mirada con una sonrisa en los labios a su cuerpo desnudo y suspiro.

—No vales tanto como para soportar el escándalo que se aproxima. —sin decir más salgo de la habitación.

Salto al chocar con un chico, de 17 o 18 años, algo más alto de lo normal, si se tiene en cuenta su origen (asiático). Su cabello cae en los ojos y estos a su vez me miran con descaro.

—Soy Akim. Compañero de Noah...

Intento evadirlo, pero se atraviesa en mi camino y enarco una ceja. Parlotea diciendo que nunca le ha visto una dama a Noah.

—Putas, muchas gracias. Damas ninguna. —sonríe como si hubiera dado el mejor de los halagos y bufo.

—Un placer Akim, pero voy de prisa. —respondo ignorando su comentario.

Otra vez se cruza en mi camino y está vez me planto frente a él enfadada. Me dice que iba a preguntarnos que pedía para desayunar y si queríamos que volviera a lo que él llamó "explorar".

—Anoche me pagaron por hacerlo, dormí en la azotea y hace mucho frio allí —vuelve a reír y si no fuera tan hablador e incómoda la plática sería agradable a la vista. —usted no pago muy bien. —insiste.

Sonríe manos atrás en actitud dócil y frunzo las cejas. Algo me dice que este de eso no tiene nada, detrás de ese rostro hermoso se esconde un diablillo.

—Tengo una cita muy importante... —suspiro viendo de reojo la puerta y orando por qué no despierte —Te agradezco mucho la oferta.

—La comida es buena...debería comer, se ve que le falta energías...

Busco en el bolso mi billetera, saco un fajo de billetes y se lo dejo en las manos. Sonríe dándome espacio contando el dinero. En mi interior está la sensación que he sido usada de alguna manera por ese travieso personaje.

—¿Qué le digo a Noah cuando despierte?

Que fue el mejor sexo de mi vida y es una verdadera lástima que no pueda repetirse. Sin embargo, digo.

—Nada...

Acto seguido abro la puerta y al cerrar suspiro apoyando mi cuerpo en ella antes de salir apresurada, eso sí con una sonrisa en mis labios. No lo considero un error, no puede serlo cuando disfruté tanto. Lo que sí estoy convencida es que él y yo no vamos a volver a vernos.

Decido bajar por las escaleras, debido a mis fachas no quiero tropezar con un curioso. Nuestros rostros están en todos lados y no deseo llamar la atención más de lo habitual.

—No puede ser... —me quejo al ver el hombre que avanza en mi dirección.

Es Alfonso Sousa, el amigo que me comentó los pleitos jurídicos de mi padre, compañero de la universidad y se podría decir que mi primer novio. Se sorprende al verme allí, mira el hotel y luego a mí.

—No creí que la relación con tu familia estuviera tan mal. —toma mis manos mostrando preocupación. —Espero que lo que dije no tuviera que ver.

—Sabes que mi relación con ellos no era la mejor. —me excuso.

No es del todo mentiras, aunque mi presencia en ese lugar en nada tenía que ver con la mala relación con mi casa. Estaba bajada en otro hotel, un par de calles arriba. Me dirigía hasta allí, me bañaría e intentaría volver a ver a mi sobrino.

—Debiste decirme, con gusto te recibo en la mía. Es más, —me jala hacia el interior y sonríe —cancelemos la habitación y te llevo a mi casa.

—No quiero molestarte...

—Ninguna molestia —me interrumpe —En unos días debo viajar a Brasil, puedes quedarte el tiempo que desees.

Es hijo de padres brasileños, su padre vive en Londres. Aunque no se lleva bien con él. De piel trigueña, excelente sentido del humor y el mejor anfitrión si de fiestas se trata. Gran amigo y no hay quejas de él durante el corto tiempo que osó ser mi novio. Cuando mi padre se enteró de quien era hijo me obligó a dejarlo y él lo amenazó con hacer un escándalo.

—En verdad que no hace falta, solo vine a buscar unos documentos y ver a Christian. Me fue imposible. Me voy en unas horas...

—Problema resuelto... Yo puedo dejarte pasar...

Sonríe tomándome de las manos e insistiendo en llevarme. Yo huelo a sexo, lujuria y pecado, con el aroma de mi acompañante en mi piel. Alfonso no parece captarlo, pero yo sí y eso perturba mi piel.

Abre la puerta del auto y me ayuda a ingresar. Ocupa el puesto del chófer y me observa.

—Te ves distinta... No sé hay un brillo en tus ojos que gusta —intento decir algo por ese alago y no puedo.

Las imágenes de Noah desnudo y mi cuerpo reaccionando me lo impiden.

Noah

—¿Qué te dije anoche? —le recuerdo al salir y no ver rastros de ella.

Akim tiene una botella de refresco bastante grande y varias bolsas en sus piernas. No tengo idea de dónde sacó todo esto, probablemente lo había robado y suspiró pasando mis manos por el cuello.

—Si mal no recuerdo fue "¡Fuera!"—finge pensar y sigue —y... No la dejes ir en la mañana. —se encoje de hombros antes de seguir —lo intenté, pero no quiso.

—No te esforzaste...

—Lo hice, incluso hice ruidos esperando que te despertarás —niega fastidiado —no sé qué te hizo anoche, dudo que pasarás peor noche que yo en la azotea...

—¿Por lo menos le sacaste el número de teléfono? —abre un empaque y niega entrando las manos, sacando un puñado de algo que se mete en la boca.

—No...

—No hables con la boca llena —le reprendo.

—Pero me dio dinero... —balbucea.

—¿Qué hizo que...? —se incorpora de un salto al notar que avanzo hacia él.

En ese mismo instante la puerta se abre y Hermes ingresa. El molesto chico de ubica detrás de él y sonríe sin dejar de comer. Ha llegado con el resto de información en lo que refiere al chico que vamos a custodiar.

En sus inicios y en los días previos a la muerte de Tanned, el plan original era netamente legal. Ayudar a su padre a que le dieran la custodia del niño. En aquel tiempo aquello lo haría William o su hijo. Una deuda de honor que Tanned no pudo pagar y que el orgulloso doctor se negó a recibir, lo hizo buscar una forma de hacerlo.

Con el tiempo el pequeño enfermó, al parecer y según confesó su madre. Se golpeó en la piscina y dado que no se quedó inconsciente decidió solucionar sus dolores de cabeza con analgésico para adultos.

El resultado hoy día es el pequeño en coma y el temor en este punto es que su abuelo haga con él una venta de garaje. Era probablemente una mina de oro para él, si se tiene en cuenta a lo que se dedica su clínica en realidad (Tráfico de órganos).

—¿Ya te dijeron que tiempo lo tendremos? —quise saber.

—Hasta que el Mackay entre a la mansión Duncan —confiesa molesto —siempre le dijo que dentro de las puertas de la mansión estaba la solución a todo y el tipo era un poco orgulloso.

—Está muerto ¿Qué mas da? —ambos miramos a Akim quien abre los brazos y se llena la boca con más comida —Es cierto. El niño necesita de un padre...

—¡Mañana es el día! —ordena mostrando el maletín —¿Hiciste lo demás? —me pregunta

—Las cámaras del ascensor tres y cuatro se apagarán en cuanto demos día y hora. El pasillo cinco de pediatría estará desocupado, tenemos salida por la morgue —describo. —nadie sabrá que entramos allí o que el chico salió. —busco los documentos y los entrego —estos serán lo que deben firmar los padres. —finalizo y miro a Akim.

Darán un consentimiento para cremar el cuerpo y eso le dará a los hombres de Sergey tiempo para cuidar del niño. Se Supone que se debe entregar a su padre en las mejores condiciones y se espera que su estado no empeore.

—Los especialistas están en la casa. —describe sin dejar de comer y puedo ver el rostro de Hermes descomponerse por cada masticada que ve — Revisaron la habitación y la zona donde se hará la cirugía. Todo está según lo pedido.

Sonríe con satisfacción y le devuelvo la sonrisa, logrando que su buen humor cese. Me conoce lo suficiente para saber lo que significa esa sonrisa. Nuestro jefe nos mira a uno y a otro curioso, toma a Akim por el cuello señalando la comida dispersa.

—Espero que no te hayas robado eso o te enviaré a Moscú de un puntapié...

—La amiga de Noah me dio dinero...—le interrumpe — Kelly...si no estoy mal.

Allí estaba ese infeliz cuya boca iba a coser en una horas. Mi compañero y jefe gira hacia mí ante la mención del apellido.

—¿Kelly?

—Me pediste no perderla de vista y averiguar todo lo que supiera de ella. Querías saber todos los movimientos de ella en la ciudad. — le recuerdo y suspira —la mantuve ocupada toda la noche. Estuve al pendiente de todos sus movimientos anoche.... De lo que sea la acusas es inocente —sonrío y puedo ver en él una sonrisa.


—¡Joder!

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