Capítulo 21
Narrador
Jedrek sonríe al escuchar el ruido de su hija desde el monitor y observa a su madre dormir. Su reloj de pulsera puesto cuidadosamente en la mesa la noche anterior por Alessia indican que son las siete de la mañana.
Baja el volumen del monitor, se levanta de la cama con cuidado de no hacer ruido. La pequeña Alessia aún tenía energías, quien la escuchara llorar no parecía que hubiera pasado toda la noche despierta. Cubre el cuerpo de su esposa, deja un beso en su frente viéndola sonreír.
—Te amo —susurra.
—Yo las amo más —le responde viendo como retoma el sueño.
Alessia la ha pasado mal, desde que su padre fijó sus ojos en ella y le acusó de ser la causante del rechazo y alejamiento de Jedrek. Nada más lejos de la realidad, todo lo contrario. Alessia siempre insistió en el perdón a Sergey, prueba de ello es que quisiera hacer las cosas con su bendición.
Se calza las botas viendo la nevada ha dejado de caer por la ventana y el sol empieza a verse. La pequeña Alessia vino al mundo en una fría noche de invierno. Con la única compañía de Yance, pues en ese momento Jedrek no estaba con ella. Noah aun se negaba a darle el sitio exacto, por no creer en él y le entendía.
Acepta que su comportamiento, lo ha hecho un monstruo para algunos. Yanse, su única empleada sale de su habitación en el momento exacto en que Jedrek ingresa a la de la pequeña.
—Yo me encargo —le dice a la mujer quien asiente —Alessia esta dormida, me gustaría que lo hiciera un par de horas más.
—Como ordene señor —inclina la cabeza y avanza hacia las escaleras.
Sonríe al recordar el día en que llegó a la casa y la vio en la semioscuridad de la cocina. Su parecido físico con su mujer lo hizo creer que era ella y la asaltó desprevenida, lo que la hizo gritar y a Alessia salir a su rescate.
Le costó un par de minutos entender que era solo alguien muy parecido y otros más explicarle a su mujer. Yance compartía varias cosas en común con su mujer que resultaban espeluznantes. Estatura, noto de piel, de cabello y color de ojos.
Todo lo demás era distinto. La chica era nerviosa y bastante asustadiza, tímida y de pocas palabras. Nada que ver con su mujer. Encuentra a su hija haciendo alarde de la capacidad de sus pulmones.
—¿Qué sucede cariño? —el sonido de su voz la hace bajar el ritmo de su llanto. —tu padre está aquí cielo, mami está cansada ¿Te apetece una salida? Quiero presentarte al sol.
Antes de tomarla en brazos se asegura hacerle el cambio de pañal y de abrigarla bien. Su ausencia durante el embarazo ha intentado compensarlo con el nacimiento. Instruyéndose en todo lo que requiere para ser un apoyo y alivio para madre e hija.
Tras vestirla, mira el morral. No sabe si es buena idea sacarla, Yance puede decirle si es bueno o no. Le prepara el biberón que guarda en su cazadora y va por su hija.
—Eres un hermoso lirio rojo —comenta al verla vestida con un enterizo rojo y cubierta con una cobija en el mismo color.
Ser padre era toda una aventura para él, algo que planeó con Alessia. No creyó que llegaría tan pronto y de esa forma. Su pequeña era demasiado pequeña para decir a quien se parece. Por el momento sabe que tiene el cabello oscuro y los ojos marrones.
Con ella en brazos sale a los pasillos, se asegura que Alessia duerma al pasar. Esta de medio lado, con la cobija cubriéndola hasta el mentón, al llegar al primer piso escucha los ruidos de Yanse en la cocina.
—Yanse, —la llama —¿Crees que Alessia pueda salir? —mira a su hija y le sonríe.
—El sol le ayudara señor, solo abríguela bien. —responde. —por la señora no se preocupe yo me ocupo de ella.
—Gracias —dice avanzando hacia la salida con la pequeña en brazos.
En la entrada de la casa, encuentra su arma y el móvil, las toma ambas. En la zona hay lobos y animales hambrientos, sabe lidiar con un humano, pero no con esas criaturas salvajes. Tras atravesar un tronco en la entrada, para facilitar su ingreso se aventura a dar una vuelta.
La propiedad era de Kurn Tomasevic, una de las tantas posesiones del hombre del que pocos conocían. En territorio canadiense, alejado de vecinos y con una extenso bosque propiedad del hombre.
—¿Qué te parece tu amigo sol? —dice a su pequeña que se ha quedado repentinamente en silencio. —¿Sabes que es eso? —continua mientras se aleje por el sendero —Frio... ya lo conocerás cuando estes mas grande.
Camina unos tres cientos metros o un poco más, hasta que la casa es un punto negro en medio del espeso bosque blanco. La caminata le ha servido para hallar soluciones, sabe que este lugar es provisional y Sergey puede encontrarle con facilidad.
El ruido de su móvil lo hace sacarlo, en el instante justo en que una fuerte explosión se escucha y al girar su mundo se detiene. Siente pánico por segunda vez en la vida y la necesidad de gritar.
—Se acabó el juego —habla la voz del otro lado —regresa a casa y ocupa tu puto lugar, no voy a perseguirte por todo el...
—El juego apenas empieza —le interrumpe —juro por los restos de mis padres, que no dejaré una sola roca en pie de lo que tu llamas hogar Sergey...
—Hijo...
—Tu no eres mi padre —le interrumpe sintiendo como su cuerpo empieza a temblar —nunca has actuado como uno... aléjate de Alessia y de mí.
—Alessia está muerta Jedrek, estas mejor sin ella. No tienes a nadie, dudo que alguien te quiera dar una mano luego de todas las cagadas que has hecho. Evítame más disgustos y gastos, las elecciones del próximo Boss están...
Cuelga la llamada viendo como todos los sueños frente a él se hacen cenizas. Los recuerdos del te amo de hace unas horas lo quiebran y su vista se nubla al ver a su hija. No sabe que hacer o que camino tomar. Es imposible que ella sobreviviera a esa explosión y regresar es poner en riesgo a su hija.
La pequeña Alessia le da el valor que necesita, para hacer una llamada que no ha realizado en años. Desconoce si le responderán, recuerda que el hombre no solía responder llamadas de números desconocidos.
—¿Diga? —dice la voz del otro lado —¿Si? —insiste y suelta el aire antes de hablar.
—Soy yo —inicia y la voz del otro lado guarda silencio —tengo una hija, de dos meses...
—Felicidades —responde y no haya emoción en su voz —¿Qué hay de su madre? escuché rumores que tu padre le puso precio a su cabeza.
—Ella...
—¿Si? —le insta —¿Qué sucede?
La preocupación en su voz es genuina y eso le insta a hablar. Promete que, si le ayuda, vivirá para pagar su afrenta y hacerse perdonar. Su hija necesita de un buen hombre y de un modelo a seguir. Esta dispuesto a serlo, por Alessia y por él, por todo lo que le han arrebatado.
—He cambiado... yo... Alessia me hizo entender. —mira a su hija luego a su alrededor.
—¿Necesitas ayuda? Estas huyendo con tu esposa e hijos y los pones en riesgo.
—Alessia murió. Sergey acaba de hacer explotar el sitio donde estaba—la respiración del otro lado se detiene.
—¿Qué hay de la niña? —pregunta —Jedrek ¿Qué hay de la niña?
—Salí con ella al sol... sé que cuentas con lugares privados y bien cuidados.
Jason Frederick guarda silencio por tanto tiempo que lo considera una eternidad. Cuando ha perdido esperanzas que le responda le escucha decir.
—Envíame tu ubicación. —le sorprende escuchar decir.
—¿Por qué?
—Alguien debe creer en ti —le explica —sé que tienes mucho más que dar...
—Gracias. Le pagaré...
—Espero esa ubicación, no tardes.
Se queda viendo el móvil por varios minutos sin saber si es buena idea. Conoce las extensiones de poder de los Frederick y la gran mayoría de sus territorios privados, de difícil acceso para una persona del común. De nuevo el rostro de su hija le anima a enviar las coordenadas y el GPS. Espera por respuesta, que llegan en segundos.
"Dame tres horas. por el momento aléjate de allí"
Solo puede hacerlo en el jeep y este quedó en la casa. Inspira fuerte viendo a su alrededor, un lugar perfecto para dejar a su hija, pero no hay ninguno. Esta tan concentrado en buscar soluciones que ha ignorado los ruidos que se escuchan.
Hay intercambio de disparos... sorprendido da un paso y retrocede al recordar a su hija. Los disparos duran un par de segundos hasta que todo se detiene. Su hija empieza a removerse, dentro de poco llorará por comida y saca el biberón... esta frio.
Su vista se empaña una vez más, solo allí capta ha estado llorando desde que escuchó la explosión. A lo lejos puede ver su jeep acercarse y se oculta detrás de unos árboles, saca le arma y aprieta a la pequeña contra él.
—Tu padre está aquí... no te preocupes cielo —comenta a la inquieta pequeña cuyo quejidos aumentan.
¿Si hubiera estado en la casa todo seria diferente? O Sergey le explotaría igual. Es probable que estuvieran allí desde hace tiempo y esperaran el momento exacto en que saliera de casa.
—¡Devstvennik! — le dice una voz muy conocida y jamás su apodo de virgen le trajo tanta alegría —Será mejor si sales ahora o tu maldito trasero se congelará ¿Qué mierdas haces paseando a una bebé con estas heladas? ¿Por qué le permites tonterías Alessia?
Ante la mención del nombre de su mujer sale de las sombras y se queda viendo al jeep. Tiene una venda en su hombro, sigue en pijama, pero cubierta con una gabardina llora al igual que él y sonríen al verse.
—¿Te quedaras allí o necesitas invitación? —ruge —nos pagan por horas ...
El que conduce es Noah, no ha formulado palabra alguna o dicho algo. Ha permanecido en silencio viéndolo acercar con su hija. Le hace una reverencia al verle entrar y entregarle a la niña a Alessia.
—¿Estas bien? —pregunta ella limpiando su mejilla —creí que habías muerto...
—Yo también —le explica y mira al hombre que por el espejo retrovisor no pierde detalles —gracias.
—Nos pagaron —le explica sonriente—bastante bien.
—El pago no asegura en nada el éxito de la misión —le explica y tanto él como Angelo afirman —gracias por todo.
Abraza a su esposa recibiendo el mensaje del sitio de extracción y le entrega el móvil a al griego. Lo lee sin hacer comentarios y le pasa el objeto a su compañero.
—¿Estas seguro? —afirma y le imita —Iroshka no sabe que esta viva. —explica el griego.
—Su reacción ante su muerte seria más genuina, igual a la tuya hace unas horas. —Noah le mira serio entendiendo que fue el de la idea de no decir nada hasta último momento.
Tenía razón, la reacción a Sergey fue creyendo que ella estaba muerta. Es un tipo listo y con innumerables dotes de líder. ¿Es genético? ¿Puede su destreza ser heredada de su padre o su abuelo? Se pregunta viéndolo manejar en silencio
Noah Vivenko, ha sido tratado por Sergey como un lacayo y despreciado innumerables veces. Está lejos de ser un peón y le bastaría una mirada al pasado para darse cuenta de que ha sido engañado toda la vida.
El hombre que asesinó no era su padre. Era quien se encargaba de mantenerlo lejos del verdadero. ¿Qué pasaría si le dice quién es en verdad? el imperio de Sergey se desplomaría, de eso no hay dudas. Antes de que lo lleven a su destino, se encargará de dejarle la duda. Darle los detalles precisos es despertar la furia en los Levenev y de momento, el anonimato le viene bien.
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