Capítulo 20
Frente al espejo paso la máquina de rasurar viendo a Jaz entrar al baño desnuda. Apoya su rostro en mis hombros y sonríe dejando lo que creo es un beso, pero que al final se convierte en una mordedura.
La sorpresa de su ataque me hace soltar la máquina de afeitar, giro para verla entrar a la ducha orgullosa de su Azaña, no sin antes decir.
—Esto es para todas las gatas que quieras cogerte —comenta —les dirá que tienes dueña y que eso les haré en otros sitios.
La sorpresa da paso al enojo ante su excusa y avanzo decidido hacia el baño a hacerla pagar. Es increíble que me haga una escena por algo que no he hecho. El reflejo del vidrio la muestran con el rostro en alto y el agua cayendo en su rostro.
No gira cuando abro la división o me siente entrar, pero si al escuchar mi pregunta.
—¿Sabes lo que te has ganado? —le pregunto y muerde sus labios restregando su cuerpo contra los azulejos —lo que le hago a las descaradas como tu...
Se acerca a mí con movimientos lentos y frota la pastilla de jabón contra mi pecho. Mi respiración es pesada al ver el rumbo que lleva sus dedos ligeros y cierro los ojos.
—¡Castígame! —me reta y en segundos mi mal humor baja.
—Jaz —le advierto abriendo los ojos.
—No puedes acusarme de nada —se defiende —tú también me hiciste una escena.
—Conservabas esa cartas como...
Sus movimientos son cada vez más rítmicos y mi respiración pesada. La siento hincarse y alzo la cabeza disfrutando de sus labios en mi erección. Su boca logra espasmos de placer y sus inquietos dedos son mi perdición. Se detiene brusco haciéndome salir de mi ensoñación.
—¿Decías? —bajo el rostro contemplando su sonrisa traviesa con las manos en mi miembro bastante cerca de su deliciosa boca.
—¿No te enseñaron a continuar lo que inicias? —Sonríe en respuesta y pasando su lengua lento sin dejar de verme a los ojos.
—¿Sigues enojado por esa caricia? —cuestiona inocente.
Paso saliva, lo que parece divertirle y descubro estoy jodidamente perdido sin ella. Enredo mi mano en su cabello y la hago levantarse, en segundos tengo sus piernas alrededor de mis caderas y estoy devorando su boca.
—Tomaré eso como un no —sigue diciendo cuando se aleja.
Sonrío, lo que hace me mire extrañada, por mi repentino cambio de humor. Abre los ojos cuando entro en ella sin previo aviso. Con ella el sexo es toda una aventura, es casi tan caliente como yo y de mente tan o más perversa.
—¿Ahora quien sonríe? —le digo contra su oído escuchando sus jadeos y sintiendo sus uñas incrustarse en mi piel.
—Noah —susurra con voz ronca cuando las entradas son cada vez más rápidas.
Ni siquiera el ruido del timbre nos aleja de la explosión de deseo que nos consume en este instante. Si es un desconocido se irá, de ser chicos sabrán entrar y quedarse callados. El ruido de la ducha ahoga nuestros gemidos, muerde sus labios evitando gritar.
—Te amo —dice de repente.
La confesión me hace detener un segundo y alejar mi dorso del suyo para verla a los ojos encontrando que no miente. Afirmo besando sus labios, ante el imposible que resulta decir esas dos palabras tan poderosas y que nos hace tan débiles.
Diez minutos después al salir a la sala de estar encuentro a Nikolái en la cocina sirviéndose de nuestro almuerzo y viéndome divertido.
—Me pidieron buscarte —comenta lanzando una gran cantidad de cordero en el plato — puedo esperar un poco —sonríe viéndome de reojo —diré que no estabas...
—¡Jodete! —respondo sentándome en la silla del comedor.
—Debe ser bueno eso de estar casados, a ti te ha servido. —toma un trozo de carne y se lo engulle antes de seguir —al jefe no mucho...
—¿Sabes que ocurre?
—El mayor se retractó de joder a la esposa de la virgen —se alza de hombros sentándose en la silla —¿Hay cerveza?
****
Que el mayor decidiera retirar su oferta y no dañar a Alessia, fue para todos una sorpresa. Un comportamiento poco común, si se tiene en cuenta que su deseo era que Jedrek ocupara su puesto. Alessia y su hijo eran trabas para que ese sueño se materializara.
El hombre se encargaría él mismo de ella y eso nos llevó a otro problema. Tomasevic estaba ayudando a Jedrek a ubicarla, aunque no era nuestro jefe y no había negocios de por medio. Angelo estaba en deuda con el magnate petrolero por todo lo que hizo con Aydey y Anker.
—Dudo que Kurn lo sepa —comento a un Angelo bastante retraído y con la mirada los detalles de nuestros nuevos planes.
—Es posible que lo sospeche —me mira un instante regresando la mirada a la mesa —me ha pedido ubicarla antes que pase una tragedia. Marcela no deja de llorar y esta afectando su embarazo.
Marcela es la esposa de Enrico Tomasevic y la única hermana que Alessia tiene. Hasta donde sé, permanecer en Moscú y lejos de Estambul fue un pedido especial de Kurn a Sergey. Uno con que el se limpia el trasero en este instante.
—Puedo encargarme —le señalo el trabajo —imagino no te es grato trabajar con Jedrek, pero, es la única salida.
—Necesitaré de tus buenos oficios. Jedrek es testarudo y dudará de mi ayuda —comenta divertido —ha creado un lazo contigo y me gustaría usarlo.
La duda es que deba trabajar con Iroshka una mujer que por más que lo intente no logra agradarme. Le pido los detalles de su plan y me encuentro con la sorpresa que no tiene uno. Jedrek no ha querido dar su paradero como protección para su esposa e hija.
—Está en sus días y algo me dice que Sergey ya sabe la ubicación. —suelta el aire y niega —hay un lugar perfecto para ellos...
—Me imagino te refieres a innominado —al verle afirmar dudo un poco antes de seguir —es demasiado obvio...
—Él no sabe las coordenadas, los que la habitan pagan bien por permanecer en el anonimato y muertos.
Innominado es una isla a donde ha ido a parar aquellos casos de personas que no tuvimos un lugar en el mundo en donde dejar. Ante la sociedad muchos de ellos habían fallecidos, otro grupo desaparecieron y su cuerpo nunca se hallaron. La gran mayoría poseian pruebas que harían temblar al mundo y varias de sus importantes esferas.
—No es sitio para un niño, todos allí son adultos, viejos y sin mucha esperanza más que esperar a la huesuda. —insisto.
Estamos en la pequeña sala de una de las casas, el lugar de residencia momentáneo de Akim y Stan. Incomodo, pero con la privacidad perfecta para hablar de los detalles.
—¿Qué propones? —despliego el mapa y busco el sitio que me dio Terek Tarasov.
Lo señalo con el dedo índice sin pronunciar su nombre, ante la amenaza de que si lo digo puede ser escuchado. Reclina todo su cuerpo sobre el lugar y mira a los alrededores del mapa.
—Innominado puede ser el sitio de tránsito —explico —iré personalmente al lugar y corroboraré que todo este adecuado.
—¿Quién te dio este sitio? —guardo silencio cruzándome de brazos.
Su cuerpo recae sobre la mesa que en cualquier momento puede colapsar. Gira su dorso hacia mi y me observa con las cejas cobrizas juntas.
—¿Desde cuándo hay secretos entre los dos?
—No viene al caso —explico y su ceja se arquea —no puedo decir como lo encontré sin romper la promesa de silencio.
—¿Es confiable?
—Me aseguraré de que lo sea —afirma irguiéndose y mirando el lugar desde su enorme estatura.
—Si esto sale mal tendremos grandes problemas ...
—Hay que hacerlo bien entonces —respondo indiferente —tu lidias con Iroshka y yo con Jedrek.
—Es justo. —esboza una sonrisa antes de continuar —despídete de fósil, nos iremos esta misma noche. Llamaré a Tomasevic y le diré nuestros planes...
—Sin los nombres —recalco y afirma saliendo del lugar.
Mientras estoy en Persépolis evito todo lo que pueda a su dueña, con Anker se me hace imposible debido al cariño que le profeso y que parece ser retribuido. Doblo el mapa y recojo los documentos, lo estoy guardando en la mochila cuando el chico entra tras la salida de su padre.
—Papá me dice que se irán hoy.
—Asi es, pero volverá en unos días —cierro la mochila y lo veo de reojo se ve bastante preocupado. —¿Que sucede?
Muerde sus labios y niega, pero no se ve convincente instalo la mochila en mis hombros observando su rostro preocupado.
—¿Confías en papá?
—Si...
—¿Por qué?
—¿Por qué no? —replico avanzando hacia él, paso una mano por sus hombros y juntos salimos de la casa rumbo al puerto —Es imposible no trabajar a su lado si no fuera confiable.
—Ok —sonrío al ver su duda y me mira de reojo —¿Es malo?
—¿Tu padre?
Me detengo en mitad del jardín viéndole mirar sus pies preocupado. Miro a mi alrededor, aparte de los hombres de seguridad, no hay señales de su madre.
—Aja —responde tras una pausa —Si fueras su hijo... ¿Siguieras sus consejos?
Me arrodillo frente a él y le hago verme, por un instante le cuesta sostener mi mirada y solo lo logra cuando le sonrío.
—Crecí sin un padre —le explico y abre los ojos sorprendido —desconozco que es tener uno o como suelen ser.
—¿En serio? —afirmo y toma mis manos —¿Y mamá?
—Tampoco —junta sus cejas contrariado y mira encima de mis hombros.
—¿Quién te educó?
—Los golpes, las calle, la vida —detallo —cada una de ella me fue golpeando y moldeando hasta lo que vez hoy.
—Entonces, ¿No sabes si papá es buen padre? — insiste.
Da la sensación de que aquello es muy importante para saber. No creo ser la persona adecuada para responder esa pregunta o disipar sus dudas; no obstante, y en vista de que fui señalado para él como alguien de confianza. Respondo con toda la sinceridad que merece.
—Te lo diré de esta forma —sus ojos se fijan de nuevo en mí, inquietos, curiosos y llenos de vida. —si la vida me diera la oportunidad de tener uno, me gustaría que fuera como el tuyo.
Lo vemos salir de la mansión tomados de la mano con Aydey. Cuando regreso la mirada a la suya, sonríe y se lanza a mis brazos. Sin saber el motivo de sus dudas correspondo al abrazo escuchando a su corazón latir con fuerza.
—Jamás te daría lecciones que te dañen, —continuo y se aleja de mi para afirmar con solemnidad — eres su mayor fortuna y querrá siempre lo mejor.
—¿Tú crees?
—Estoy seguro ¿Por qué lo dudas?
Muerde sus labios y retuerce sus manos en su vientre, cuando alza el rostro en mi dirección parece que va a llorar.
—El profesor DA...
—Anker —le interrumpe su madre y el chico salta —tu próxima clase empieza en unos minutos.
Me incorporo viéndolo asentir y sonreír estirando su mano en mi dirección. La estrecha como todo un hombre, muy a pesar de que su padre no le exige esos detalles. Lo ha visto hacerlo y en base a eso lo imita.
—Te veré al regresar —comenta y afirmo —seguiremos después ¿Si?
—Las veces que quieras.
Corre en dirección a la casa y decido enfrentar a su madre, esperaba el típico rostro molesto por verme allí. Sin embargo, me sorprende verla sonreír y hasta un poco de ternura en su voz.
—Supe lo del bebé ... lo siento mucho. Si hay algo que pueda hacer por ustedes —acomodo mi morral y guardo silencio buscando las palabras correctas.
—En realidad—empiezo — hay algo que pueda hacer por mí — sonríe viéndome a los ojos, pero sigue pareciendo falsa su repentina buena fe —evite poner a Jaz de escudo protector por sus errores...
—¿Qué...? —alzo la mano hacia ella interrumpiendo su sermón y su mirada despectiva regresa.
Ese si es la mujer que conozco, la de siempre. No la de hace unos minutos, que finge le caigo bien solo para aparentar.
—El día de la muerte de su padre —digo y su rostro palidece —¿Me explico o desea más detalles? —pregunto y guarda silencio —no voy a intervenir...esta vez —corrijo rápidamente —no le prometo lo mismo una próxima.
Sin esperar respuestas doy media vuelta y avanzo hacia el yate que me espera en puerto. La escena la presenció Nikolái, que se limita a sonreír inclinando su rostro a mi paso.
—Mil maneras de hacerte despreciar y la tuya ...
—Es desleal —hablo con la seguridad que me da conocer el mal en referencia al mio —el tiempo me dará la razón.
—Recogeremos los restos del jefe entonces —salto al yate y él desamarra las cuerdas empujando con del pie. —o los de ella.
Apunta el dedo índice y corazón en su frente imitando el saludo militar viéndome alejarme. Aydey se queda en el inicio de las escaleras y se abraza a sí misma, Angelo le llega por la espalda y le abraza.
Las razones por la que se escapó del cuerpo de seguridad pudieron deberse al dolor de la pérdida de su padre. El tiempo que estuvo lejos no lo es tanto. Lo que no es justificable es que limpie su estupidez al insinuar que estaba con Jaz todo el puto tiempo, cuando no era asi.
No le permitiré que enlode a Jaz, menos si no se sabe el motivo de haber mentido. Sostengo su mirada hasta que la baja y se abraza a su esposo. Sonrío con sorna ante la forma que tiene de decirme, no estoy sola, él no dejará que me dañes.
—Veremos por cuanto tiempo durán las mariposas en ahogarse...
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