Capítulo 12
Noah iba en silencio, con el brazo apoyado en la ventana del auto y su dedo índice en los labios. Desde la llegada de sus compañeros lo he notado extraño, su comportamiento empeoró en la mañana desde que salimos de casa.
—¿Irás a Persépolis mañana? —me animo a preguntar y no responde enseguida.
Así le decía a la isla en donde estaba la propiedad Vryzas, allí habrá una reunión. Akim lo emocionó cuando se despedía la madrugada del sábado. Estaba animado por que había logrado quedar dentro del grupo de sus compañeros de forma oficial. Noah no hacia comentario y solo lo miraba en silencio con rostro serio.
Akim fue el único que durmió con nosotros, los demás habían tomado rumbo desconocido. Impidiendo que los conociera de forma oficial, pero se distinguir a cada uno. Siendo Nikolái el que sin lugar a duda quedó marcado en la cabeza de mis compañeras.
—No me corresponde —comenta luego de una pausa —mi reunión es en Norilsk, el viernes.
Eso sería pasado mañana, él debe irse esta noche o mañana. Paso saliva y empuño mis manos con fuerza ante esa revelación. Lo dice en un tono tan indiferente que duele.
—Comprendo.
Si Aydey tenía razón, que imagino así es, perderá los beneficios con los que cuenta al trabajar con los cincuenta. No sé qué implica un trabajo u otro, debido a que no suele hablar mucho sobre ello. Mi conocimiento sólo se basa en lo que hicieron con Christian.
Lo que si tengo claro es posible no vuelva a verlo, Aydey lo dijo muy segura. Tengo plena consciencia que pudo mentir, buscando con eso mi ayuda. Un error de ella, suponer que alguien como Noah podría ser influenciable y justo por mí.
Solo hay una manera de saber si se irá para no volver...
—¿Puedo saber que significa tener un nuevo sitio de trabajo? —me gana la curiosidad.
Él no es el mejor conversador y algo me dice que escogí la peor ocasión para curiosear. Pero, es eso o atragantarme con la angustia que me invade en este instante. La poca oportunidad que tengo de obtener los detalles se disipa con la cercanía del sitio de trabajo, asi que decido verlo.
—Él sitio no tiene por qué importarte Jaz. Tu única preocupación es que pague mi cuota de gastos. —responde en tono áspero deteniendo el auto. — Yo no interfiero en mi vida, ni tú en la mía.
Un metete en tus asuntos bastante claro que sentí como una bofetada, esta dolería menos que ese comentario. Responder en el mismo tono es iniciar una discusión que no deseo. Me trago mi enojo y las miles de respuestas que se me ocurren.
Solo dejo el orgullo intacto y a él me aferro.
Nuestra rutina empieza con él bajándose del auto, yo esperando para que me ayude con los materiales de trabajo. En esta ocasión no espero que lo haga y me las arreglo para bajarme sin su ayuda. Esquivo sus manos cuando intenta retirar mis anotaciones y un segundo intento de tomar mi morral.
¡No necesito de ti! le dice mi mirada enfadada, que el responde arqueando una ceja sorprendido.
—Vendré por ti...
—No es necesario. —le interrumpo —yo puedo ir sola a casa...
—Cómo quieras...
Retrocede hasta llegar al auto y una vez en su interior pisa el acelerador alejándose. Su mal humor no va a dañar mi día, pese a que una vocecita me diga que ya lo hizo. Una maniobra por no dejar caer las cosas acaba fatal. Todas ellas caen al suelo dispersándose y varias hojas vuelan al viento.
Espero que no sean importante, algunas se han ido demasiado lejos haciendo imposible su rescate.
Cubro con mis manos el rostro, suspiro largo y pesado viviendo el desastre. Libros, plumas, brochas, lupas, mis anotaciones, hojas y más hojas, etc.
Sin más por hacer, que acabar de perder la vergüenza. Me arrodillo empezando por los libros.
¡Su mal humor no puede afectarte! ¡Claro que me afecta! de alguna manera es por mi culpa. Mi presencia hizo que Aydey explotara y Noah se distanció de su jefe por lo mismo. Soy la manzana de le discordia en la separación entre él y Angelo. Eso me causa vergüenza.
—Yo te ayudo, cariño —Vanesa, una compañera de trabajo y la homenajeada en la despedida de soltera me ayuda a recoger. —no dudo que tu hombre te lleve al mismo cielo, pero se ve que tiene el temperamento digno de satanás.
Sus ojos marrones contemplan los míos y me envía una sonrisa con un dejo de culpa junto con una de sus bien delineadas y perfectas cejas arqueadas.
—Tiene problemas con su jefe —lo excuso y me lamento al instante de haberlo hecho.
Van me brinda una sonrisa cómplice al levantarse. Solo ella y yo somos Paleontólogas, las demás tienen carreras diversas, restauradoras, museólogas, historiadoras, bibliotecas, seguridad, entre otros. En nuestro bloque solo trabajamos cinco y nos llevamos bastante bien.
—No tienes que sentirte avergonzada, Claus me ha hecho cosas peores —sonríe encogiéndose de hombros —solía cubrir sus faltas con papá, aún lo hago.
—Me cuesta acostumbrarme a su temperamento —le confieso y me brinda una mirada cómplice.
—Uno de los dos debe ceder y esas solemos ser nosotras—sonríe antes de seguir —somos las inteligentes de toda relación.
Ambas reímos caminando al Interior en silencio. Las chicas tienen conocimiento que Noah trabaja para un Vryzas, más exactamente el que trabaja en Moscú. Todos lo tienen como su escolta y jefe de seguridad. Se basaron en las veces que lo han visto con él en Atenas, mucho antes de yo aparecer en sus vidas.
— Acelera el paso Malla —me pide — y no mires a nuestra izquierda...tu acosador. —finaliza y obedezco.
—¿Volvió? —mi compañera afirma caminando apresurada.
Nuestros pies vuelan veloces por encima de la losa del lugar. Es tanta la prisa que en algún momento tengo la impresión de que levito. Danko Moskal visita todos los días el museo, pide hablar conmigo y en vista que nadie le da razón deja la tarjeta. En el revés un segundo número de teléfono y los días que le faltan en la ciudad.
—Creo que deberías hablar con tu chico —sugiere—eres como yo, amamos nuestra independencia, pero ese tipo no me gusta.
—Ya se cansará... — niega dudosa y le sonrió — de momento no es una amenaza.
—Nadie le gasta tanto tiempo a un posible empleado. —insiste.
—Pues al parecer él es nadie —sonrío divertida y Van sigue con rostro preocupado.
—Disculpa si soy sincera, pero hay mejores que nosotros y disponibles. —insiste y suspira —Su insistencia hacia ti nos preocupa, tu chico se irá y quedarás sola... Piensa en contarlo.
Prometo hacerlo justo antes de entrar al sótano que hace de taller. Nos detienen los aplausos y silbidos, ambas nos mirados sorprendidas e incluso vemos atrás al creer que es alguien más.
—Creo que es para ti ese recibimiento —se hace a un lado dejando parte de mi carga encima de mi escritorio.
—Dime que traes el número... —niego a Yoly y hace un puchero. —queremos un show privado y personalizado...
—Sabemos que lo conoces, —comenta Safe — a todos... —corrige—yo los vi en la barra... Solo por ellos te perdonamos que hallas llevado a tu hombre allí.
Yo no lo llevé y ni siquiera es mi hombre.
No hablé con él sobre el porque me siguió y no me molestó en lo absoluto. Su presencia creo seguridad en todas, la gran mayoría estaba incomoda por la cantidad de almas allí reunidas.
Y, se mantuvo al margen todo el tiempo, hasta que llegaron sus compañeros y le pusieron picante al ambiente. No soy tan mojigata para escandalizarme, ellos le dieron vida a una despedida de soltera que auguraba fracaso absoluto.
—¿Sabes los nombres por lo menos? —reclaman rodeándome.
—¿El asiático?
—Akim.
—¿El de cabello oscuro y ojos raros? el más serio después del tuyo —sonrío y pienso un poco.
—Stan.
—¿El trigueño de ojos miel?
—Carlo.
—¿El Stripper...?
—Nikolái —responde Van por mí y sonríe de manera traviesa. —me lo dijo cuando me acompañó a casa...
Ese comentario las aleja de mí y le caen a Van a quien bombardean con preguntas. La gran mayoría es sobre el Stripper a quien denominan Niko y me mofo de es diminutivo. Nikolái era demasiado grande, para llevar un apodo tan ridículo.
—Malla, esto es para ti —Joyce uno de los guardias deja en la mesa la tarjeta con una rosa roja.
Me siento en la banca frente al motivo de mi estudio acomodando mi guardapolvos viendo a ambas cosas sin hacer comentarios. Van me mira preocupada y luego a la tarjeta.
Siempre me he dejo llevar por mi sexto sentido y de momento el tal Moskal no genera un peligro. "A veces te falla", recrimina mi consciencia quien piensa en Alfonso y todo el daño que ocasionó.
El comportamiento del tal Moskal es extraño y su insistencia raya el absurdo, pero no ha cruzado una línea peligrosa. Además, si le digo a Noah, estoy convencida sería radical y su presencia en Atenas estaría expuesta, también las de todos.
****
Al final de mi jornada y tal como lo había pedido, no había rastros de su presencia. Aquello me hizo sentir estúpida y traicionada al mismo tiempo. Me sentí más mujer que nunca y Noah, el típico hombre que no entiende entre líneas.
≪ ¿Qué carajos querías? ¡Le dijiste no vengas y obedeció! ≫
≪Que insistiera un poco más estaría genial. ≫
≪ ¡Si claro! Porque te has fijado en lo manso y amable que es... ≫
—¡Basta! —grito a mí misma ganándome miradas extrañas y muchos me rodean con algo de temor.
Pedí un taxi hasta el restaurante que estaba a una calle de la casa. Hoy no quería cocinar para él, ni comer con él o nada de él. Estaba enfadada por no compartir sus temores y conmigo por no poder lograr que se abriera.
Había dejado parte de mis cosas en el museo, al no tener sentido traerlos y llevarlos todos los días. Eso alivió mi carga y permitió que lograra caminar hasta mi hogar.
Llegué a casa enojada con él por no ir y por mí por alterarme con algo que le había pedido. Mi cabeza era un caos, las contradicciones iban y venían. Mi histeria estaba a nada de rebasar y decidí, inteligentemente debo admitir, era mejor encerrarme.
—Buenas noches —saluda al verme entrar.
Encontrarlo viendo televisión bastante rejalado no disminuyó mi enfado. Respondí el saludo entre dientes, algo que ni yo misma entendí, pero que sonó normal y era lo que en verdad importaba.
—Traje tu comida.
—No tengo apetito...
—Te la dejaré en el micro—respondo sin verle a los ojos.
—¿Qué hay de ti? —aleja el rostro de la TV fijando sus ojos celestes en los míos.
Se ve preocupado o eso creo, porque dura solo un milisegundo y vuelve a su rostro de Pitbull.
—Ya lo hice —le miento rompiendo el hechizo de sus ojos.
Desocupo el contenido de las bolsas en el plato y guardo el zumo de frutas en el refri. Siento su presencia detrás de mi vigilando mis movimientos y era eso lo que temía.
¡lárgate, Noah! Me alteras...
—Me iré mañana —su voz se escucha bastante cerca y detengo el movimiento de mis manos —no sé a dónde ...
—Él sitio no tiene por qué importarme. Mi única preocupación es que pagues tu cuota de gastos. Yo no interfiero en mi vida, ni tú en la mía. —recuerdo sus palabras ingresando la comida en el micro y salgo de ese espacio que asfixia teniendo cuidado de no tocarlo —que tengas buen viaje...
No miro hacia atrás, ni le permito que note cuanto me afecta que se vaya sin saber si va o no a regresar. La noche fue infernal, estuve atenta a todos sus ruidos, unos que sabía no iba a escuchar. Noah es bastante silencioso y pocas veces se nota su presencia.
Desperté o mejor, salí de mi habitación sin hacer ruidos. Yo esperaba encontrarlo con su equipaje o en la cocina. Estaba convencida aún no se había ido, el silencio del apartamento me decía que estaba equivocada.
El vacío en mis vísceras aumenta conforme pasan las horas, jamás he estado sola desde que salí de Edimburgo. Era la primera vez que me exponía a lo que me decía era mi realidad en adelante.
Un mundo sola...
Ingreso a su habitación ante la necesidad de sentir una parte de él. La limpieza extrema resulta inquietante, Noah no es el tipo de hombre ordenado. Con la duda creciendo en mi interior ingreso del todo, lo primero que abro es el closet y lo encuentro vacío.
Salvo su móvil y una revisión rápida encuentro que no tiene tarjeta. El lugar está limpio y no hay rastro de que el viviera conmigo estos tres meses.
Noah se había ido...
Noah
El día anterior había ido como todos los días a buscar a Jaz, me sentía mal por haberla tratado de esa manera. Ella no tenía por que pagar por mis problemas con Angelo.
Fui decidido a hacer las paces con ella, había tenido todo el fin de semana para pensar. Los detalles de mi nuevo sitio llegaron y allí encontré la primera de las tantas travas.
No podía salir de Norilsk y cuando lo hiciera solo seria a Moscú a entregar cuentas. Mi salario era un cinco por ciento de lo recolectado en una zona cuyos "clientes" eran prostitutas y drogadictos. Algo que podía tolerar sino tuviera que verle la cara todos los días a uno de los hijos del mayor.
Leí el mensaje del nuevo trabajo de los cincuenta, junto con una invitación especial de llegar dos horas antes de la reunión. Angelo necesitaba exponer un tema muy importante para mí.
Mi decisión estaba clara cuando fui a verla, pero no pude hablar con ella. La primera en salir fue su amiga, la que estaba por casarse. Me pidió unos minutos para tratar un tema delicado y me habló de Danko Moskal. Incluso me dio una de las tantas tarjetas que le dejaba a Jaz.
El detalle de todo lo que hacia para verla, su insistencia por hablarle y el numero en el revés. Me fui a casa y marqué a todos los teléfonos en la tarjeta, pero rechazaban la llamada. Decidido a encontrar respuesta y pedir ayuda acudí a la cita con Angelo, pero me topé con los chicos.
—¿Dices que el numero va en descenso? —pregunta Stan cuando he acabado.
—Vive en Siwa y tiene una colección privada —detallo. —necesita de su trabajo para saber la autenticidad de unas cosas. —finalizo.
—La cuenta regresiva no me gusta —Nikolái hace realidad mis pensamientos y le muestra las tres tarjetas a los demás.
Suele hacerse para forzar a alguien y/o asustar, un mensaje subliminal que recordará a quien lo lee a la cuenta regresiva de un aparato explosivo. Algo malo ocurrirá cuando se llegue a cero. Su presencia rondándola y la descripción que dan al hacerlo, aumentan mis sospechas.
—Todo es extraño, el tipo dice llamarse Danko Moskal, pero la tarjeta que entrega dice Egor Xaria... —sigue diciendo Stan.
—¿Tendrá su padre que ver? —Akim me mira antes de seguir —su padre la quería muerta, por eso tiene otro nombre.
Es posible, pero si fuera su padre y aun le quisiera hacer daño lo hubiera hecho sin tantos rodeos.
—¿Qué hacen aquí? —todos guardan silencio al ver al jefe en la entrada de la sala conjunta —¿Reunión familiar? —insiste —Noah no necesita abogados —se mofa y todos me miran sin hacer comentarios.
Nikolái le entrega las tarjetas que tiene en sus manos y Angelo las lee en silencio. No hace comentarios, ni siquiera cuando lee el revés, saca el móvil de su bolsillo y se aleja marcando a alguien.
—El problema con la historia que le llamó la atención su Currículo, es que Malla Makri no existía hace cuatro meses atrás. —señala Akim y todos asentimos —eso lo hace extraño ... yo sigo pensando en su padre.
—¿Te molesta si hablo delante de ellos? —pregunta Angelo al regresar y niego. —Mi reunión era por este hombre. —alza la tarjeta y la golpea con su mano —se bajó en unos de los Vryzas y ha preguntado por un pariente nuestro. Uno que Otis no conocía y que tuvo que preguntar a Demitrius.
Por fortuna el mayor de todos los Vryzas tenía conocimiento de Jaz y le dijo a su hermano que él se hacia cargo. Malla Makri Vryzas, figura como una prima lejana de los dueños de los Vryzas. Le hace un llamado a Angelo y este a su vez pide ayuda a su tío William, quien en ultimas llama a alguien cercano solicitando, información.
Fue gracias a esa fuente que se sabe lo que cuenta Moskal es cierto hasta cierto punto. Ya que, trabaja para un jeque que no tiene nada que ver con quien contrata su empleado.
—¿Si es quien dice ser? —quise saber —el comportamiento del hombre es inusual y su interés en Jaz esta causando problemas en su trabajo.
—Danko Moskal, no vive en Siwa, pero si tiene parte de su trabajo allí —empieza a decir Angelo —hasta donde he detallado la gran mayoría de lo que ha dicho concuerda con la realidad. Salvo que no es el dueño de las colecciones de antigüedades... es el encargado de protegerlas.
Me entrega una de las tarjeta y rompe las demás mientras nos dice que el verdadero dueño es un jeque árabe. Jefe de Moskal. No hay registro de lo que contiene su museo personal, que va desde animales, hasta objetos y un numero grande de mujeres en su harén.
—Desde X equipo de futbol, hasta una red social —señala —tiene una amistad con su hombre de confianza en base según dice a una deuda de juventud. No hay mayores detalles sobre ello, se cree Moskal le salvó la vida a uno de los suyos y desde entonces es casi de la familia.
Es el típico millonario árabe, capaz de comprar cualquier cosa que esté de moda. Su rostro suele estar casi en primera plana y no es raro que su empleado salga en búsqueda de personal para el cuidado de sus antigüedades. Suele ser Moskal quien hace los primeros acercamientos para los posibles negocios. El jeque no le gusta los tratos con personal que no esté a su nivel.
—Quiere a Jaz dentro de su Harén.
Todos sonríe ante el comentario de Akim menos yo, Akim se encoje de hombros indiferente a mi mal humor. Ha quedado claro para mí que el tipo no tiene interés en Jaz y lo que sea sucede, es culpa del su empleado.
—Todos acordamos que su belleza es exótica ¿Me equivoco? —me reta —el que tu no lo veas o seas inmune a ella no quiere decir que otros no. Su rostro estuvo en algunos titulares con lo del escándalo familiar...la vio, le gustó y envío por ella ... ¡Fin!
—Guardar silencio no es tu mayor virtud Akim —advierte Angelo, pero es evidente que le divierte lo que dice —asi seas poseedor de la verdad, de vez en cuando hay que ser prudentes.
—¿Qué piensas hacer? —pregunta Nikolái —no puedes irte a Rusia y dejar esto asi.
—No es necesario recordarte que estamos aquí por que nos vendiste la idea que era la única forma de ser libres —me recuerda Stan viéndome enojado —que acepté estar en esta mierda olvidando todo lo que pasó. —mira a Angelo quien sonríe cruzándose de brazos.
El recuerdo del brazo roto siempre está allí y los dientes cada que se ve en el espejo. Posee buena relación con Angelo, pero no hay un instante en que no le venga a la cabeza la paliza y se alborote.
—No puedes enfadarte porque a la esposa del jefe no le guste nuestra presencia, cuando hasta a nosotros mismos nos molesta a ratos o siempre —señala Nikolái. — y si por el trato a tu chica, debes saber que toda mujer es una puta en la cama. La que no lo niegue es soltera, fea, incogible o con algún desorden mental.
—Las locas son las mejores en sexo —Carlo habla por primera vez y todos lo vemos intrigados —se los aseguro... —sonríe antes de tornarse serio.
—Aquí el problemas es de celos, pero no por lo que creen. —señala Stan y mira a Angelo —comprometiste la ubicación de tu familia al traer a una extraña. Le diste techo, empleo y hasta una nueva vida. Todo lo que hasta hoy hacia a Aydey Vryzas Müller especial a tus ojos se lo diste a Jaz.
—Y sin darle un hijo —sigue Nikolái.
—Ella descubrió que haces esto con todos —sigue y Angelo guarda silencio viéndonos a cada uno —¿Qué estás dispuesto a hacer por tu esposa que no hayas hecho previamente por otra persona? Ella se dio cuenta que solo fue un negocio más, que te cojes...
—Esta enojada, pero no es por eso —señala —aunque, es posible que tengas razón —se levanta antes de seguir y me mira —llevaste a Jaz a la sociedad civil, vives con ella y le has enseñado a defenderse. Me acusa a mi de no tener las mismas agallas...
Desde mi punto de vista ella apelará cualquier cosa con tal de hacerse la víctima. Sabe que ese teatro le funciona bien, su esposo vive con remordimientos todo el tiempo por abandonarla.
—Moskal abandonó la ciudad hace una hora, damos por finalizado el caso del intruso y empezamos a tejer el próximo servicio —todos me miran y al notar que no hago pie por levantarme sigue —Kiev, ucrania, búsqueda y rescate de madre e hija —empieza a describir...
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