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Capítulo 11


La primera vez que visité Atenas dejé registro de mi visita en mi móvil. Estábamos detrás de quien asesinó a Cristel Dimou, la madre de Eros Vryzas Dimou, el medio hermano de Angelo. La magnificencia y belleza de la ciudad me dejó cautivado.

Había visitado diversas ciudades a lo largo y ancho del globo, en ninguna de ellas me quedaba lo suficiente para admirar su belleza. Las ganas de pasar al siguiente trabajo y ansías de quedar bien con el jefe, me lo impedían.

En ese entonces y aun hoy, me resultaba difícil que alguien como yo viviera en un lugar con tanta arquitectura extraordinaria. Hay cosas que me son negadas y nunca he tenido problemas en admitirlo.

Admiro el Egeo desde la ventana de la que hasta hoy fue mi habitación y recuerdo aquella época. Éramos solo Angelo y yo, el segundo trabajo que realizamos juntos. Tras la muerte del hombre que asesinó a su hermano y con la improvisada tumba recién hecha. Me comentó lo que su hermano había encontrado sobre sus orígenes. Y prometí ayudarle.

Eros Vryzas era lo que Axelia (madre de Angelo) llamaba bastardo, el producto de una relación por fuera del matrimonio de su esposo Anker con Cristel. Cinco años recién cumplidos tenia cuando el pequeño llegó a casa de los Vryzas, hasta la edad adulta se le dijo que su madre había muerto en un asalto.

Iniciamos la investigación en el humilde barrio en que vivió la mujer. La buena o mala fortuna, quiso que la primera persona con quien habláramos nos dijera lo ocurrido.

Cristel Dimou, no murió bajo un robo que salió mal, alguien entró a su casa hubo una discusión y la mujer murió. Esa persona era Axelia Vryzas, la esposa de su amante y quien la llevó a la humilde casa fue su pequeño hijo.

Angelo Vryzas Savvidis.

Aquella investigación no cesó allí, Angelo quiso llevar al final de toda la historia, sin imaginar que aquello lo acabaría por destruir. Aquel caso fue el inicio de una amistad y dio pie a lo que hoy se conoce como los cincuenta.

Flash Back

—¿Qué piensa hacer? —le pregunto al verle sentarse en la barra y contemplar el vaso con vodka que ha pedido.

Niega pasando saliva, acto seguido vacía el contenido de licor en su garganta y le pide al barban otro. Cuando supe que mi padre era sacerdote y que era producto de una violación, solo hubo odio en mi interior.

La mujer que me trajo al mundo era para mí en ese instante uno de los cientos de víctimas que Misha reunió a lo largo de su vida. No significó nada, salvo otra huérfana dañada de las tantas que escuché en los pasillos del orfanato.

No me sentí unido a ella o me lamenté por no tenerla a mi lado. De sobrevivir al parto, mi suerte seria la misma y ella acabaría sus días en algún callejón vendiendo su cuerpo.

Diferente destino, pero mismo infierno.

Lo del griego era diferente, fue educado con valores y códigos éticos de una sociedad hipócrita. Esa que esconde el daño de los poderosos y finge que todo es perfecto.

—¿Qué harías si fueras yo? —alza el vaso frente a él y lo mueve de manera despreocupada. —prometes en la agonía a tu mejor amigo hallar la verdad sobre la muerte de su madre. Das tu palabra de guardar silencio si esta daña a los tuyos.

Admiro la bebida preferida del grieto, el nombre en forma de arco, letras negras y el pez en la parte inferior. Le da un sorbo a la bebida y le pido al barman la botella completa. Señalo una mesa en el costado izquierdo de la entrada y nos dirigimos a ella.

—Conoces la respuesta—respondo sentándome frente a él —Te pidió guardar silencio para no causar daño, su muerte contribuiría en gran medida a que todo sanara.

—No me has preguntado que encontré.

No hace falta, pienso sonriente dándole un sorbo a mi bebida. Lo bastante malo para tenerlo en ese estado alcohólico y sin ganas de llegar a casa.

—Hay dolores que son necesarios —lleno su vaso y el mío dejando la botella a un lado —¿Fue Axelia? —Afirma liberando todo el aire y estirando su cuerpo.

Llamarla por su nombre es mi manera de congraciarme con su dolor. Para alguien como él, resulta difícil procesar que su madre fue la causante de la muerte de su hermano.

—La disputa de la pareja fue montada —inicia —conocía Eros, Axelia conoce las debilidades de cada uno de nosotros y jugó con ello.

Luego de graduarse como abogado penalista, Eros Vryzas revivió el caso de asalto de su madre y con ello destapó verdades ocultas. La muerte de la mujer que lo trajo al mundo solo fue la punta del iceberg.

Si lo sabía o no al morir, es algo que nunca se sabrá.

—La única forma de liberar lo que tienes atorado allí es enfrentandola—insisto —después de eso puedes fingir que eres huérfano o te adopto —sonríe al escucharme, pero sigue retraído.

—Causó la muerte de mi padre —su voz se quiebra al decirlo y sus ojos se humedecen —cubrió la muerte de esa mujer, le dejó todos sus bienes solo para que aceptara a Eros y al final... los asesinó a ambos.

Y tiene la osadía de señalar a su hijo como un demonio. Pienso al verle ver la botella y perderse en sus pensamientos.

Jamás vi a alguien tan derrotado como a él en ese instante. Después de todo si había algo mas cruel que ser un huérfano, tener una familia y preferir no tenerla.

—Bienvenido a mi mundo —alzo el vaso hacia él y se queda viendo ese gesto antes de seguir —aquí no tienes que fingir nada y la única ley que existe es protegernos unos a otros.

Fin del flashback

Retiro la funda de mi cuerpo y la dejo en la cama de la habitación con ese ultimo recuerdo en mi mente. No puedo juzgarlo por cuidar de su familia.

—¿Te vas? —Anker esta en la entrada con su cronometro en la mano que extiende hacia mi —¿Puedes? —pregunta —¿Jaz no está?

—Se quedó en Atenas, tiene una despedida de soltera en la noche y esta ayudando a sus amigas— Anker afirma, pero no parece entender —¿No sabes que es una despedida de soltera?

—No. ¿Qué es?

La última oportunidad que la sociedad le da a un idiota que está a punto de cometer el peor error de su vida.

­­—Una fiesta que le dan las amigas a las novias días antes de casarse —explico —los hombres hacen lo mismo con el novio.

—¿Harás tu y Jaz? —niego tomando el cronometro y saliendo con él de la casa —¿Por qué?

—Porque Jaz y yo no vamos a casarnos...

—Cuándo lo hagas ... ¿Me invitas a la tuya? —pregunta ansioso y afirmo divertido.

—Si tus padres te dan permiso —o si llego a casarme.

¿Por qué mi corazón galopa de esa forma de solo pensar en esa locura?

—Iría con papá, dices que solo van hombres —su voz me trae de vuelta. —¿Volverás aquí?

Me quedo viendo su rostro y sonríe al verme, Anker no será uno de los nuestros. Sin embargo, hemos adquirido la costumbre de mezclarlo en nuestras leyes como si lo fuera.

No mentirnos o traicionarnos era una de ellas.

—No lo sé aun —comento con sinceridad y su rostro se oscurece.

—Me mintió —habla y su voz se quiebra —papá me dijo que seguirías trabajando con él y los demás, que tu y Jaz solo necesitaban privacidad.

Cruzamos la zona publica y llega al jardín sin hacer comentarios, Angelo sabe que no debe hacer promesas de ese tipo. Lo observa sacarse la ropa en silencio y dejarlo todo en la tumbona. Se lanza a la piscina y da brazadas en silencio.

Le permito ese espacio, es como ver a su padre cuando esta enfadado y decide descargar su mal humor con entrenamiento.

—Quiere que me retire —escucho su voz detrás —detesta este mundo y vivir encerrada.

—Te conoció en este mundo —respondo al fin —le dijiste que no se sale de este lugar vivo.

—No es fácil para ella Noah. —la defiende —sus padres estas enfermos y que no pueda verlos como desea le afecta.

—¿Le has negado ir a Berlín?

Se que no, Angelo no suele impedirle nada, le permite ir a todos lados siempre y cuando vaya con seguridad. Puedo entender que fastidie estar limitada y tener a personas a su alrededor todo el tiempo, pero cuando tu vida depende de ello, no le veo el conflicto.

—Nuestro próximo trabajo ya fue asignado. —comenta —la fecha de salida y los datos fueron enviados a cada uno...

Lo escucho alejarse al ver a su esposa subir los escalones del puerto, le siguen a pocos pasos los cinco hombres de siempre que alzan la mano a lo lejos al verme.

—¿Puedo saber por qué me diste cuatro meses?

Sus pasos se detienen y contiene la respiración al ver que Aydey pasa por mi lado sin hacer comentarios.

—Por la misma razón que traje a Fósil aquí. —afirmo sin hacer más preguntas y Anker se asoma en el borde de la piscina —Nikolái, Stan, Carlo, Vladimir y Akim arribaran en los próximos días.

Mientras se aleja me dice que recuerde lo pésimo que me llevo con Sergey y sus hijos, que piense en eso cuando lea lo que el mayor tiene para mí.

—¿Listo? —pregunto al chico que afirma —a la cuenta de tres...

****

Las malditas luces de colores y la cantidad de personas en el lugar asfixian. Una mezcla de sudor, olor, manos y piernas se cruzan en mi camino.

Yo podría despejar un poco si hago un tiro al aire y la sensación de ahogo se iría. Desecho ese pensamiento rápido, mi malestar acabaría, pero le dañaría a Jaz su integración. Un golpe en mi trasero me obliga a hacerme a un lado.

—Perdón guapo —una chica de cabello negro sonríe haciéndome un guiño —estaré en la barra.

No espera respuesta y tampoco las daría, fijo la mirada en el grupo de chicas que ríen entre sí. No es el primer roce que me hacen en la noche, las mujeres tocan zonas indebidas al pasar adelante o detrás, como si los miserables que se desnudan frente a ellas nos les fuera suficiente.

Resoplo fastidiado por caer tan bajo ¿Qué carajos hago allí? ya corroboré que está bien, la zona es VIP, puerta de salida privada en caso de emergencia. El grupo de diez mujeres ha unido varias mesas, sonríen, brindan y hacen reverencia a una chica con velo. Cinco tienen un lazo en forma de conejo en la cabeza, el de Jaz esta en sus manos y juega con él.

—¿Qué se supone hacemos aquí?

Cuatro hombres muy conocidos me rodean y esperan respuestas. Nikolái sigue el rumbo de mi mirada y Akim le susurra algo al oído. El color de cabello de Jaz sobre sale en medio del sus compañeras, todas de cabello oscuro.

—Así que ella es la nueva integrante de esta hermandad —sonríe Nikolái.

—¿Es correcto llamarla cuñada o hermana? —Akim sonríe ignorando mi mirada asesina y los demás siguen viendo a las chicas en la mesa.

—¿Es una despedida de soltera? —que Nikolái sepa distinguirla nos llama la atención a todos y le miramos interrogantes. —¿Qué? —pregunta confundido y nuestras cejas se enarcan —la del velo es la novia, las del ridículo lazo de conejo las damas —señala y nuestra inquietud aumenta.

—¿Fuiste stripper? —pregunta Akim bastante intrigado.

—Cuando la vida te dota de algo...—calla un instante antes de seguir — especial. —sonríe — Tu deber es explotarlo y compartirlo con todas—sonríe y todos le seguimos —no diré una sola palabra más al respecto.

—Me gustaría ver eso —comenta Carlo.

—Hoy me siento un poco nostálgico y solo por eso tus deseos son escuchados.

No especifica a que se refiere, en cambio, avanza hacia el grupo no sin antes brindarme una sonrisa peligrosa. Le sigue Carlo y Stan, le impido a Akim no hacer el trio por que Jaz lo conoce.

—Tú te quedas —le advierto.

—El cardumen es bastante grande, podemos comer todos...— se encoje de hombros partiendo hacia la barra.

Cuando regreso a la mesa de Jaz, no puedo creerlo. Carlo y Stan, se han quedado en al barra justo en frente, solo Nikolái se ha acercado. Se ha desabrochado la camisa una chica toca su dorso, sonríe y dice algo a Jaz, quien sorprendida se ha quedado le observa.

Los movimientos de Nikolái son un tanto exótico y sórdidos, pero que alegran a todas las mujeres de la mesa. Cadera, pelvis, todo acompañado de una sonrisa en los labios, que Jaz parezca divertirse igual altera mí ya mal humor. Aunque, mi compañero se cuida de no acercarse, ella lo está mirando mas de lo que me gustaría.

—No lo hace nada mal —habla Akim detrás de mí —hablo de ella...

—¿Qué tanto te amas Akim? —pregunto exasperado.

—Ella finge no estar molesta por que no se acerca... pero lo está —insiste —¡Oh! ¡Oh! ... el objetivo ha sido expuesto, repito, el objetivo ha sido expuesto.

Jaz mira a Stan y a Carlo, sus ojos están fijos en ellos, luego en Nikolái. Acto seguido pasa revista por todo el lugar. Sin embargo, cuando su ojos encuentran los míos, sonríe alza la copa hacia mi y regresa a ver el espectáculo que hace Nikolái.

—Ella no es normal —niego y guardo silencio sin que pueda retirar la sonrisa de mis labios.


Es perfecta...

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