P.o.v. Renzo.

Ring ring ring.

— ¡FLORENCIO!—Escucho los gritos de Mamá.

Me hacen sobresaltar hasta caer de la cama por el susto. Me levanto lo más rápido que puedo y salgo corriendo escalera abajo.

— ¿Qué pasó?, ¿Estas bien? —Pregunto.

Mi mamá me mira con el ceño fruncido, sus brazos están a los lados de la mesa.

«Hmm, mala señal»

— Hoy fui a comprar el pan, el pan Florencio.—Me reclama. Joder se me olvidó el pan. —Me encontré con lincho (Mi ex jefe de la cafetería) me dijo que vos ya no estás trabajando ahí. ¿Puedes explicarme el motivo?

—Ah....emmm...Es que...—Una vocecilla me interrumpe salvandome de la remienda que me iba a dar mi madre.

—Pa, tenlo amble.—Me dice Alison es una niña de 4 años muy adorable y tranquila. Ella es mi hija, aunque soy padre soltero y también menor de edad siempre he sido responsable respecto a la educación y todo con mi hija.

Agarré a mi bebé y la alcé al aire, después darle muchos besitos y hacerle cosquillas. Mi pequeña pelirroja es muy hermosa, es blanquita y sus ojitos son marrones iguales a los míos.

—Ali. La abuela hizo mermelada con galletas.—La dejo en el suelo para agarrarla de la mano e irnos a la cocina.

Me robo algunas extras para mi y otras para Alison. Mi mamá al ver que me robé alguna me pega con la toalla en la cara. Mi hija ríe por el acto y yo quedé con las galletas atoradas en mi garganta.

Busco la jarra de leche y me lo bebo para poder pasar la galleta.

—¡Mama! deja de ser así como tú hijo favorito.

—Hasta que dejes de ser tan comelón. Sabes que me enoja que se coman las cosas antes de servirla. ¿Eso es lo que enseñas a mi nieta?—Me reprende.

Niego.

Ali sube la manos y con 3 galletas en cada mano y unas dos en su vestidito. Suelta una sonrisita traviesa.

—¿Decias?

—¡Fue Allison! Yo no tengo la culpa que el duendecillo rojo robe tus galletas. —Me excusé.

—Hay hijo, ¿Qué haré con vos y tu versión femenina en miniatura?—Dice Mamá mientras se sienta en la mesa con nosotros.

—¿Amarnos cada día más como nosotros a ti?

Horas después me despido de mi mamá y Ali para irme a buscar trabajo. Agarro mi motocicleta  Ducati Scrambler 1100 que me llevó 3 años para recoger y comprarme esta belleza. Me subo a mi bebé y arranco.

Con la pensión de Mamá y el poco de dinero que ganaba en la cafetería nos ayudabamos con los gastos de la casa y de Alison. No puedo darme el gusto de estar desempleado, el dinero no abunda en la casa y hay muchas cosas que comprar y gastos que pagar.

Llego al taller de Willo, necesito saber si necesita de algún mecánico o algo.

Aparco mi moto cerca del viejo letrero oxidado que dice: TALLER FREUST.

—¡Florecita!—Me saluda Alan, el mecánico de carro de Willo.

—Deja de decirme así.—Bufé.—¿Cómo está, María?
Me enteré que ya tuvo a su tercer hijo.

Alan hace una mueca y luego choca los puños conmigo.

—Si muchacho, ya nuestro tercer hijo. Ella está bien cada vez un poco menos insoportable. Rina y Max te mandan esto.—Me entrega dibujo de todos nosotros y el viejo Grinch.

—¿Por qué me dibujaron con una flor en el cabello y una zanahoria en la mano?

Se ríe inocentemente.

—El gordo le dijo que te verías bien asi. —Agrega Josh.—Pero puedo decirte que te ves muy bien florecita.

—Ja, ja, ja. Que graciosos. A todo esto necesito hablar con Willo ¿Saben en dónde está?—Pregunto.

—Está en su oficina. Dile a viejo que esa Raybar 150 que trajeron es un fiasco.—Me dice. Se da la espalda y se marcha de ahi, dejando ver su no tan agradable trasero.

«Iugh» pienso. Josh no ha cambiado nada, sigue siendo el mismo viejo gordo con los pantalones caídos dejando ver siempre su asqueroso trasero.

Paso por el taller y observo al resto del equipo trabajando, algunos los saludos y otros no tanto al ver algunos nuevos.

Entro a la oficina sin tocar y me encuentro con Willo. Me recargo aun lado de la pared mientras espero que Willo termine de revisar unas facturas.

—Deja de ser tan tacaño y mejora el lugar viejo.—Le digo sobresaltandolo.

—¡Renzo! ¡Mi niño! Por fin has venido. ¿Que te trae por acá?—Me envuelve en un abrazo fusivo.

—Me despidieron del trabajo anterior. Quería saber si...—Hace una seña con su mano para que me detenga.

—Empiezas mañana a primera hora.

—¿Cómo sabes que venía a pedirte trabajo?

—Vamos florecita. Te vi crecer, nunca me has pedido nada a pesar de haberme ayudado muchas veces aquí. ¿Te acuerdas cuando te volviste mi alumno?  Eras el mejor y lo sigues siendo, es un placer para mí que trabajes conmigo. Pero debo advertirte que mi hermano George está en la ciudad.—El maldito hombre que quiere cerrar el taller para construir una tienda.

— ¿Sigue con lo mismo? Pensé que le habíamos dejado claro que este lugar no se vende.

—Cuidate de él. Ha estado robando a mis trabajadores prometiendoles una mejor paga y los muy ilusos se van.

—El quiere dejarte sin trabajadores para que te sientas como una rata arrinconada y así que tú puedas vender el lugar.—Dije. No iba a dejar que George se saliera con la suya.

—Alan, Josh, Julián, Greg, Willian, Borgo y Philips han sido mis mayores apoyos en estos momentos.

—¡Haremos de este lugar el que era siempre o incluso el mejor! Haremos todo lo posible para que se vuelva a llenar de gente, no te preocupes por la paga, mejor concentremonos en renovar todo.

—Prometo que te pagaré más adelante todo, incluso extra. Se que necesitas el dinero así que podré darte un 20℅ de tus trabajos. Yo se que es casi nada...

—Es más que suficiente, tu sabes que el dinero puede ser importante en la vida pero no compra la familia, ni la felicidad. Tu y ellos son parte de mi familia, todos somos un equipo los chi...—Unos lloros  me hicieron parar y voltear.

Ahí estaban esos fortachones, esos hombres pechos peludos huevos de acero, llorando. Debo admitir que son muy sentimentales a pesar de su fachada de hombres malos y duros por dentro tienen corazón de conejo.

—Somos.—Dijo Josh.

—Más.—Le sigue Alan.

—Que.—Dijo Willian.

—Un. —Dijo Julián, el más joven.

—Equipo. —Se unión Borgo, mientras le pasaba un pañuelo a Philips.

—Somos. —Se unión Greg.

—Una. —Prosigió Willo.

—Una familia. —Terminé yo.

—¡Nos salió excelente!—Vociferó Wilian. Los demás asintieron.

—Vieron, y ustedes decían que los ensayos eran inútiles. —Lloriqueó Greg.

— ¡Abrazo grupal!

—Abrazo grupal. —Estuve de acuerdo con Josh y todos nos dimos un abrazo. No uno normal, sino uno de esos que te hacen querer parar el tiempo, un abrazo familiar.

—Y chicos.—Nos dice nuestro jefe. —Hoy les descontaré 20$ a cada uno por estar escuchando lo que no deben detrás la puerta. —Todos se asustaron. — ¡A trabajar! ¡AHORA!

Todos se fueron a trabajar a regañadientes. Murmurando unas cosas.

—Bienvenido de vuelta a la familia. 

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¡Hola! Bueno otro capítulo más, espero que les guste y, que me acompañen hasta el final. ✔️
¿Ya saben que doy cafecitos ☕️ y galletas 🍪 de cortesía?

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¡Pase buenas dias!