Aquí el capítulo de hoy, disculpen la demora, pero estuve trabajando todo el día :) Espero que les guste :)

Debía estar loca para estar replanteándomelo, pero Sharon tenía razón. No había nada que me atase a aquella ciudad, mamá me quitaba la vida, y él me la daba, además, tendría mucha más inspiración desde Riverside, siempre podría enviar mis diseños por correo a la tía.

- Deja de tener miedo – imploró, allí sentadas, en el parque de la avenida que había detrás del aeropuerto – atrévete a vivir, a sentir, Ariz. Porque tú misma lo sabes, que no quieres estar en una vida sin él, entonces... ¿qué más dudas tienes?

- Es que no quiero hacerle daño, Sharon – contesté, bajando la cabeza un momento, mirando hacia mis uñas, estaban tan cortas y frágiles, que no se parecían en nada a las uñas que solía tener cuando vivía en la ciudad – lo que siento por él es demasiado grande, y me da tanto miedo estropearlo, porque hay cosas que tú no sabes, hay cosas oscuras sobre mí que te aterrarían...

- ¿Por qué sigues pensando que eres una mala persona? – se quejó. Negué con la cabeza, porque no podía contarle nada sobre el secuestro a ella. La destrozaría saber lo que nuestro padre me hizo.

- Si me voy con él y al final no logro dejar el pasado atrás... si le hago daño de alguna manera, no podría perdonármelo jamás, Sharon.

- ¿Y cómo sabes que no va a funcionar si ni siquiera lo has intentado? – insistió, haciéndome ver su punto de vista sobre aquello – Arriésgate con esto, igual que te arriesgaste a volver a dibujar. Si dejas ir esta oportunidad... ¿no has pensado en lo que él sentirá si no te atreves a hacer esto por él? – la miré sin comprender, dejando de prestar atención a mis uñas – ¿Cómo crees que se sentirá al creer que no es lo suficiente para ti? Mira, yo lo dejaría todo por James, todo. Cuando quieres a alguien es de esa manera, estarías dispuesta a hacer cualquier cosa por quedarse a su lado, y el miedo queda en segundo lugar.

Le quiero – retumbó en mi cabeza. Tiene que ser así, porque quiero hacerlo, quiero irme con él, porque no puedo imaginar mi vida sin él. Lo necesito a mi lado, alejando la oscuridad de mi vida.

- Y no tienes que preocuparte de nosotras – insistió – porque James y yo estamos pensando en irnos una temporada a Riverside, así que podríamos ser incluso vecinas – sonreí. Ella me estaba calmando de una forma inimaginable – no pienses ni por un momento que voy a dejarte sola con todo esto.

Te quiero.

Eso era lo que quería decirle. Pero nada podía salir de mis labios.

- Ahora entra ahí – me animó, señalando hacia la puerta del aeropuerto – y dile que irás con él - ¿cómo podía ella saber que esa era la decisión que había tomado? - ¿no crees que te arrepentirás si le dejas ir sin una despedida? Aunque en tu caso sólo es un hasta pronto.

Con maleta en mano, despidiéndose de su hermano que le abrazaba, con fuerza, mientras este intentaba liberarse de él, se encontraba, cerca de la puerta de embarque.

El miedo me invadía, era incapaz de avanzar, de dejar ir al único hombre que lo significaba todo para mí. Sharon tenía razón, tenía que decirle que había aceptado irme con él, que me esperase, pero siempre termino diciendo lo contrario a lo que quiero decir, y aquella no fue una excepción.

- Ya estamos aquí, Ariz necesitaba un poco de aire – dijo Sharon, junto a ellos. Nuestras miradas se encontraron en seguida, su hermano le soltó y mi hermana me dio un leve empujón para que me acercase a él.

¡Dios!

No estaba preparada para hablar. Ni siquiera sabía qué decir. Él pudo notarlo, cómo siempre tenía el don de hacer eso por mí.

- Si aún no tienes una respuesta no importa – me calmó, negué con la cabeza, horrorizada e incómoda, quería salir de allí, me aterraba mostrarme tan frágil frente a él – estaré esperando tu respuesta, Ariz – levanté la vista para volver a mirarle.

"Último aviso para el vuelo 111 con destino a Alabama, por favor, embarquen por la puerta número cinco. Gracias"

- Tengo que irme – declaró, mientras yo volvía a negar, observando como ladeaba su cuerpo, con la intención de marcharse.

Se iba. Ese hombre maravilloso iba a salir de mi vida y yo no podía hacer absolutamente nada para retenerle a mi lado. ¿Por qué no podía abrirme a él? ¿Por qué no podía mostrarle lo que sentía? ¿Por qué sentía que seguía siendo esa niña asustada, dentro de una jaula?

Empezó a caminar hacia el andén, y toda la oscuridad que estaba empezando a envolverme se detuvo, cuando levanté la mano para intentar alcanzarle, aferrándome a su muñeca, haciendo que me observase, sin comprender.

- Chuck, yo ... - mis palabras se apelotonaban en mi garganta, mi mente en blanco incapaz de pronunciar palabras, mientras mi alma me rogaba que dijese algo, que por favor no perdiese al único hombre que podría salvarme de mí misma. Sonrió, con calma, dándose la vuelta, acariciando mi mejilla antes de hablar.

- Tómate el tiempo que necesites, Ariz – me calmó – esto entre tú y yo no es un adiós, es un hasta pronto, estaré esperándote en Lagoonville – se soltó de mí entonces, marchándose sin más, justo cuando mi hermana me abrazaba por detrás, intentando darme todo el apoyo que necesitaba.

Me di la vuelta y la abracé, aterrada, porque tenía miedo, tenía tanto miedo de no poder hacer lo que quería, de que la oscuridad me obligase a hacer lo contrario, como siempre solía suceder.

- Se ha ido, Sharon – rompí a llorar, mientras ella me daba leves palmadas en la espalda. No podía dejar de pensar en todo lo que quería decirle y no había podido. Me odiaba a mí misma, odiaba no poder ser capaz de hacer lo que necesitaba – ni siquiera he podido decírselo – insistí, con mi hermana siseándome para que me calmase. Pero ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo calmar mi corazón si el hombre al que amaba...?

¿El hombre al que amaba?

¿Eso era lo que sentía por él?

Me había enamorado de él. ¿Cuánto tiempo más tendría que esperar para darme cuenta de ello?