Capítulo 21 - Una llamada inesperada.
Feliz día de reyes, por ser tal hoy tendréis doble capítulo :D Ultimamente estoy un poco desaparecida, escribiendo nuevas historias, quizás os traiga adelanto cuando termine algunas de las que tengo publicadas por aquí :D
Un beso enorme, feliz día de reyes, y espero que les guste el capítulo :)
En la tranquila villa de la laguna, Chuck Olson tocaba su guitarra, descargando su frustración en la música, deteniéndose un momento, en cuanto escuchó el sonido de su teléfono.
Lo descolgó al darse cuenta de que no reconocía el número, quizás fuese aquella que se había marchado sin dar explicación.
- Hola – reconoció esa voz en seguida, era su propio hermano, ese que se marchó con su pasta, del que no había vuelto a saber nada desde entonces – me hubiese gustado disculparme y hablar contigo cuando estuviese allí, pero las circunstancias me han obligado a hacerlo así – iba a colgar el teléfono sin contestar si quiera – hoy he conocido a Arizona Logan, ¿te suena?
- No me suena de nada – mintió. Pero no colgó, aunque era lo que necesitaba, porque una parte de él quería saber más sobre mí.
- Es curioso que digas eso, cuando apareces en una de sus láminas – se quedó de piedra al escuchar aquellas palabras – para tu tranquilidad te diré que ella asegura que tampoco te conoce.
- Ya... – contestó, secamente.
- Lo que más me ha impactado no ha sido eso, en realidad, si no que nuestros padres hayan comprado esas láminas, y que su hermana haya resultado ser mi novia.
- ¿De qué coño me estás hablando?
- Mira, no sé qué es lo que está ocurriendo, y por qué pretendéis no conoceros, pero parece que el universo quiere volver a uniros, porque si no... no me lo explico.
- Déjate de idioteces, James.
- Mamá me ha llamado, porque su hijo mayor no le coge el teléfono, porque quiere preguntarle directamente por esa chica que dibuja a su hijo como si fuese una obra de arte.
- Mira, no tengo tiempo para esto.
- ¿Por qué no vienes aquí? Te pagaré el avión y el hotel, pero vente, hablamos e intentamos solucionar lo que pasó entre nosotros, y en medio de todo eso, hablas con ella.
- Mi presencia allí no le agradaría, así que es mejor que vengas tú, cuando quieras, y lo hablemos todo aquí.
- Créeme cuando te digo que a ella le hace falta que lo habléis, tío, sé de estas cosas, y Sharon asegura que nunca había visto a su hermana así. Supongo que te lo habrá contado ella, lo que le sucedió a su padre, y la razón por la que hizo ese viaje a Riverside.
- Sí – contestó, sin más.
- Entonces déjate de tonterías y mueve el culo hasta aquí.
- Vale – contestó él – iré para que hablemos tú y yo, pero olvídate que acepte verla.
Colgó el teléfono, justo cuando Nate llegaba con su coche, el muy pesado iba casi a diario a ver su aspecto, que no mejoraba ni un poco.
- ¿A qué no sabes quién me ha llamado? – preguntó, en cuanto su colega se sentó junto a él – James.
- ¿Qué James? ¿James tu hermano? – el otro asintió - ¡Vamos, no me jodas!
- Quiere que vaya a verle, para hacer las paces y explicarme por qué lo hizo – aseguró, mientras el otro le miraba con incredulidad – dice que su novia es la hermana de Ariz.
- ¿Qué? ¡Venga ya! Esto es una puta cámara oculta, te estás quedando conmigo ¿a qué sí?
- He aceptado ir a verle, sabes que odio estar enfadado con la gente – contestó – pero le he dicho que no quiero verla a ella.
- ¿Te ha dicho que ella quiere verte? – negó con la cabeza.
- Ha sugerido que sería buena idea qué hablásemos – el otro se quedó pensativo, mirando a la laguna, antes de hablar.
- Hay una cosa que no te he dicho.
- ¿El qué? – preguntó, despreocupado, dejando la guitarra a un lado, presionándose las rodillas con los codos, fijándose en un par de patos que nadaban sobre el agua.
- Cuando Ariz estuvo en la oficina para dejarme las llaves, me dijo algo.
- Sí, que cuidases de mí como si fuese un puto niño pequeño. No tengo 10 años, Nate – se quejó, cansado de aquella mierda, poniéndose en pie, con la intención de entrar en la casa.
- Dijo que eras perfecto justo como eras – se detuvo antes de entrar, girándose para mirar atrás – que no tenías que cambiar nada. Creo que era su forma de decirme que tenía sentimientos por ti.
- ¿Qué te dijo exactamente? – preguntó, sentándose junto a su amigo - ¿Te dijo que yo era perfecto cómo era? ¿O sus palabras fueron que yo era casi perfecto, pero que no tenía que cambiar por ella?
- No – contestó – Ella dijo que tú ya eras perfecto, y que no quería que cambiases ni un ápice de ti.
Sonrió, como un idiota, al darse cuenta de lo que aquello significaba.
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