Capítulo 12 - Recuerdos del pasado.
Y aquí el capítulo de hoy.
¡Feliz Navidad a todo el mundo!
Espero que disfruten del capítulo :D
Chuck era guapísimo, no os lo voy a negar, era alto, delgado, musculoso, rubio, ojos azules, y con cierto aire seductor que me encantaba. Además, era un buen tío, nada que ver con los miles de rumores que había sobre él por el pueblo. No era ese tipo egoísta, egocéntrico, capullo, mujeriego e inmaduro que todo el mundo creía. En el tiempo que llevábamos acostándonos pude descubrir a un buen amigo en él.
No sólo por el sexo, él era divertido, me hacía reír, durante horas, siempre que le ganaba en una partida al Boxing Fire, ponía caras de desaprobación, y era el único tío que me había visto sin nada de maquillaje y no se había marchado sin más.
Tengo que admitir que su extraña amistad había alterado mi vida, no era sólo por el hecho de que no quería pensar en lo que había entre nosotros, en lo que él me hacía sentir, o porque no quería terminar algo que sabía que no iría a ninguna parte, era porque mi inspiración había vuelto, incluso me apetecía dibujar retratos, eso era algo totalmente nuevo para mí.
La realidad, en aquel momento, era que no quería prescindir de él, porque era lo más real que había tenido en mi vida. Podía quitarme la careta que me acompañaba a todas partes y ser yo misma, sin temor a ser juzgada. Me sentía libre por primera vez en mi vida, no tenía que buscar la aprobación de mamá y podía hacer cualquier cosa que quisiese.
Dibujaba en mi cuaderno, con mi lápiz de la suerte, mientras Lindsi me aseguraba estar histérica porque preveía que Nate iba a regalarle un anillo, justo lo que todas aquellas pueblerinas querían, conseguir un buen novio y casarse. No era mi caso, en lo absoluto.
- ¿Me estás escuchando? – se quejaba, mientras yo levantaba la vista del dibujo, distraída, y miraba hacia ella, al mismo tiempo que Nate salía de la casa de Chuck, su mejor amigo, con un par de cervezas en la mano, era imposible arreglar el coche con aquel calor, sin nada en el cuerpo - ¿qué cara debo poner cuándo me lo dé? ¡Estoy tan nerviosa, Ariz!
- Sólo se tú misma, Lindsi – contesté, mirando hacia mi libreta. La cerré con rapidez, en cuanto me di cuenta de que había estado dibujando a Chuck, y que cualquiera podría verlo.
- Por cierto, cambiando de tema de forma radical – me dijo, mientras yo dejaba el cuaderno sobre el banco y me echaba hacia atrás, mirando hacia los chicos. Chuck en aquel momento se estaba quitando la camiseta, dejando ver su espectacular torso sudado - ¿Has oído el último cotilleo? – sonreí, negando con la cabeza – Chuck ha vuelto con Hanna – me atraganté con mi propia saliva, y comencé a toser sofocada, haciendo que mi amiga tuviese que ayudarme a tragar, dándome un par de golpecitos en la espalda - ¿estás bien? – asentí – Pues cómo te decía, Amara les vio el viernes – es decir antes de ayer – estaban muy acaramelados en el restaurante de Omar, y jura que cuando se despidieron se besaron.
No tenía derecho a enfadarme – me recordé a mí misma – sólo éramos amigos que se acuestan de vez en cuando, pero, aun así, no podía evitarlo.
Hanna era su exnovia, quizás habían vuelto, quizás...
Él iba a abandonarme, iba a volver a quedarme sola. Eso era en lo único que podía pensar.
- En serio, no entiendo a Hanna, ¿Cómo puede estar con Chuck? – me quejé, en tono respectivo, echándole una ligera mirada – es un paleto ignorante – añadí.
- Eres demasiado cruel – contestó ella – puede que no haya ido a la universidad, pero es un buen tío.
- ¿Un buen tío? – rompí a reír – por favor, si se las beneficia de tres en tres. Sin contar con que no tiene dinero, ni aspiraciones, y se pasa el día metido en el bar o ensayando con su grupo, es un inmaduro y un ... - el carraspeo de Nate nos hizo salir de nuestros pensamientos. Me callé en cuanto me percaté de su presencia. Sólo agradecía que Chuck no hubiese escuchado nada.
¿Por qué estaba tan enfadada, dispuesta a echar veneno por la boca contra el tío con el que me acostaba?
Quizás porque me había traicionad, al igual que hizo mi padre.
- ¿Nos vamos Lindsi? – preguntó hacia ella, echándome una dura mirada después – tenemos que pasarnos por casa de mis padres antes de ir a cenar – ella asintió, y entró en mi casa para coger su bolso, mientras él se volvía a fijar en mí – Ni siquiera tienes ni idea de la clase de persona que es él, así que no hables sin saber.
- Yo no...
- Puede que no tenga dinero, o no sea tu tipo, Ariz, pero Chuck tiene otras muchas cualidades que lo hacen mucho mejor persona de lo que crees – insistió – no podemos decir lo mismo de ti, hablar pestes de los demás a sus espaldas... eso dice mucho de la clase de persona que eres.
- Nate, de verdad que yo no pienso eso – insistí, porque tenía razón en todo, sólo me había dejado llevar por mis celos, nada más.
- ¿No lo piensas? Chuck es mi mejor amigo, y yo no sería su amigo si no fuese una persona excepcional.
- Claro que sí – insistí, pero él ya no creía en mis palabras, cosa totalmente normal – y para tu información...
- ¿Nos vamos? – preguntó Lindsi, cortándole, al notar aquel enfrentamiento entre los dos.
Estaba enfadada, muy enfadada, por eso cuando Lindsai se marchó junto a Nate, lo primero que hice fui ir a su casa, necesitaba cortar aquella mierda de una vez. Porque os aseguro que nadie se ríe de Arizona Logan, eso os lo aseguro.
Necesitaba cortar aquella ilusión, de raíz, antes de que él me destrozase completamente.
Pero perdí todas y cada una de las ganas cuando le vi salir de la laguna. ¿Qué demonios estaba haciendo?
La apuesta – respondió una voz, en mi cabeza.
¡Oh Dios Mio!
Tragué saliva, lamiéndome los labios tan pronto como empezó a salir, caminando hacia mí, quitándose la camiseta mojada, con una gran sonrisa en el rostro.
- ¿Estamos en paz? – preguntó, divertido, llegando hasta mí, dándome un beso tan impactante que me olvidé hasta de mi propio nombre - ¿me ayudas a quitarme esto? – señaló hacia los pantalones.
Subimos hacia su casa, y nos metimos en ella, dejando un rastro de agua en el suelo, a medida que avanzábamos hacia el cuarto de baño yo iba pensando en lo que mi amiga me había dicho, recordando unas palabras que él me dijo.
"Me da igual lo que digan de mí"
"Si las chicas se dejan llevar por habladurías es que no merecen la pena"
¿Y si sólo era un cotilleo sin fundamento?
- Quiero que me digas algo – pedí, cuando nos metimos juntos en el baño, a poca luz, sin tan siquiera encenderla. El sol se estaba marchando, esa era la razón. Miré hacia sus labios, una décima de segundo, antes de hablar.
- No me digas que no estás satisfecha con lo de la laguna y quieres exigirme algo más – se quejó. Le miré y entonces él se lanzó sobre mis labios, con desesperación, apretándome contra la pared.
Sus besos me nublaban la mente, y eso no era algo que pudiese tolerar, no en ese momento. Le empujé, haciendo que me mirase, sin comprender.
- ¿Qué pasa? – quiso saber, al ver mi mirada sobre la suya. Tragué saliva, sonriendo levemente. Fijándome de nuevo en sus labios, sus preciosos y apetitosos labios. Él estaba esperando una explicación por mi parte, pero ... ¿quería realmente dársela? ¿quería comprobar si los rumores eran ciertos?
- Tengo que irme – le dije, dejándole noqueado, empezando a caminar, sintiendo su agarre. Tiró de mí y apoyó su frente contra la mía – Chuck...
- Quédate – imploró – si no te apetece follar podemos hacer otra cosa.
- Lindsi dice que Hanna y tú... - comencé, sin filtro alguno. El miedo inundó su rostro y yo me detuve, incapaz de continuar.
- Puedo explicártelo.
La oscuridad se hizo con el control, me expulsó dentro de esa jaula y la cerró con llave.
Me solté de él y abandoné su casa, a medida que avanzaba, que le iba dejando atrás sentía como ese terror se esparcía por cada poro de mi cuerpo. Volvía a quedarme sola, eso era lo que me recordaba, y me aterraba sentirlo dentro, porque la última vez que estuvo allí estuve a punto de perder la cordura, incluso morí, durante unos segundos.
Mis lágrimas salieron, en cuanto recordé el entierro, a todas aquellas personas que no conocía, haciendo el paripé de su vida al asistir a aquel evento, despidiendo a un hombre que detestaban, mientras mi hermana, me agarraba de la mano, y mi tía apoyaba la suya en mi hombro, con mamá al otro lado, aceptando el pésame de todo el que llegaba.
"Lo siento, lo siento muchísimo..." – resonó, en aquella estancia, justo cuando me abalancé sobre el cuerpo sin vida de mi padre, ante la mirada atónita de los demás, con mi tía alejándome de él, abrazándome, con fuerza.
Los sentimientos, siempre ha sido difícil para mí mostrarlos, siempre ha sido difícil para mí dar amor.
Ese dolor es el que quería evitar, ese tipo de dolor que me desgarraba por dentro, porque sabía que, si volvía a sentirlo, aquella vez me perdería de verdad, me obligaría a mí misma a volver a beber esa bebida que me alejaba de los sentimientos.
El tardó un par de minutos en reaccionar, y cuando lo hizo, escuchó su teléfono, estaba sonando, y tenía que contestar, era Lindsi, y él quería reprocharle por lo que había hecho, lo había fastidiado todo entre nosotros.
- Chuck – le llamó ella, mientras él atravesaba su casa, abriendo la puerta, con la intención de ir a buscarme – Nate dice que te gusta Ariz... - se detuvo en el acto. Se suponía que eso era una cosa entre colegas, ¿por qué coño tenía que contárselo a su novia? – no lo intentes Chuck – se quedó incluso más confuso con aquel comentario – me ha dicho cosas horribles sobre ti...
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