Capítulo 28
Punto de vista de Gia.
Tenía las maletas colocadas en la puerta, lista para marcharme de México y volver a Miami, lista para tomar la decisión definitiva con mi hijo, comenzando por separarme de Jean. Me daba tanta pena tener que alejarme de personas que realmente se habían convertido en personas esenciales para mí que a veces me ponía a pensar que irme no era la mejor idea.
¿Hacia bien? O ¿estaba siendo una egoísta al no contarle a Jean que estaba esperando un hijo suyo?, esta decisión la tomé pensando en él, en que no se merecía estar atado a mí con algo que ninguno de los dos pedimos, sí, también estaba la opción de abortar y no decirle nada, pero la culpabilidad me carcomería y no podría volver a mirarle a la cara sabiendo que interrumpí mi embarazo sin él saberlo.
Ralf y Libardo me llevarían al aeropuerto. Todos estaban en la sala esperando para despedirme, sus caras no me hacían mucha gracia porque se les notaba muy tristes, pero les prometí volver algún día.
— Venga, no me pongan esas caras. — les miro y ellos sueltan una sonrisa fingida.
— ¿qué cara quieres que te pongamos? — dijo Naim y yo sonreí de forma torcida.
— Pues una de felicidad porque no es el fin de nuestra amistad Naimi, solo me vuelvo con mi hermano. — agarré su rostro e hice que me mirara. — Privé continúa, no se acaba aquí.
— pero no será igual sin ti. — dijo Orson, yo le miré y le abracé.
— vamos a seguir en contacto chicos. — dije cuando me separé de Orson. — mirad el lado bueno, ya podéis ir a fiestas para mayores de edad sin tener que pensar en mi. — ellos sueltan una sonrisa y por fin pude ver un atisbo de felicidad en sus caras. Jean bajó las escaleras medio zombi y chocándose con todos y cada uno de los muebles que había antes de llegar a la puerta de la entrada, ¿había tomado? Eso no era posible, si él nunca toma.
— Bravo, Bravo, fiesta. — dijo tambaleándose y con sus ojos marrones convertidos en rojos, los demás nos miramos entre nosotros. — ¿qué pasa?, ¿llegué yo y se le acabaron las despedidas?
— Jean. — le dijo Libardo acercándose a él obligándole a mirarle. — ¿Estás tomado?
— un poquito. — hace un gesto con sus dedos indicando la cantidad. — ¿qué más da? Lo he perdido todo.
— Jean estás en tratamiento no puedes tomar. — le dice Darían.
— Ya no me importa nada Fer. — dice con su voz tomada y arrastrada debido a la embriaguez. — he perdido a la chica que amo y también he perdido las ganas de vivir. — me miró con sus ojos cristalizados y el corazón me dio un vuelco porque se le vio tan destrozado y tan desbastado que quise tirarme al suelo a llorar.
— Vámonos Gia, perderás el avión si no te llevamos ya. — me dice Ralf tomando mi hombro en su mano. Jean me miró y vi como una lágrima recorrió su mejilla, sabía que estaba llena de impotencia y tristeza, ni yo misma me pude reconocer, Gianna Vélez estaba actuando como una cobarde... supongo que el amor te hace ser así.
Le di la espalda a los demás después de mostrarles una sonrisa y me dirigí hacia la puerta con mi maleta en la mano cuando de repente sentí un peso en la mano que tenía libre y me vi a Jean en el suelo arrodillado.
— ¡Por favor no te vayas, te lo suplico! — sollozó tomando mi mano. — por favor, te amo Gia, no te vayas no me dejes, quédate conmigo. — tragué un nudo en mi garganta y me arrodillé junto a él para abrazarle. — por favor, dime qué hice mal. — habló en mi hombro llenándolo de lágrimas mientras yo le apretujaba contra mis brazos y lloraba en su hombro.
— lo siento mucho mi amor. — le dije entre lágrimas. — tengo que hacerlo es lo mejor.
— No Gia, por favor. — le acaricié su mejilla y dejé un suave beso en sus labios antes de ponerme de pie nuevamente y salir de la casa junto a Ralf y Libardo.
De camino al aeropuerto no pude dejar de pensar en él y en todas y cada una de las sonrisas que me había regalado, las risas y sus abrazos que me hacían sentir segura.
salgo del pasillo que compartíamos Darían y yo dentro de la casa de Jean y voy andando por la sala para buscar a Darían.
Voy mirando a todos lados rezando porque ninguno de los chicos esté y me vea así, Antea de mirar al frente chico con alguien más alto que yo y se me cae la toalla del susto quedándome completamente desnuda frente a él.
— Buenos días a ti también. — me dice Jean mirándome de arriba a abajo. — ¿no es un poco pronto para esto? — comienza a reírse y yo me sonrojo, mierda, mierda, mierda. Jean se agacha para coger la toalla y devolvérmela, rápidamente la coloco alrededor de mi cuerpo. — Bonito cuerpo. — cierro los ojos y los vuelvo a abrir.
— ¿has... has... visto a... Darían? — tartamudeo.
— En su habitación. — me dice sonriendo y yo le devuelvo, él parece que se va pero antes se voltea a mi de nuevo. — ¿puedo postear en twitter el bonito encuentro? — yo levanto una ceja.
— ni se te ocurra Jean, si lo haces te juro que te mato. — le señalo con el dedo índice amenazante y el pone sus manos adelante en señal de alto y luego gira sobre sus talones para marcharse riéndose.
Si en ese preciso momento me hubieran dicho en lo que se convertiría Jean para mí, probablemente me hubiera reído porque llegué tan enamorada de Erick y él se metió de un forma tan extraña en mi corazón.
— Pues es que cuando tengo pesadillas pues me da ansiedad estar en el sitio donde las tuve. — Jean tuerce la boca.
— Bueno si ese es tu problema, puedes dormir en mi habitación y yo duermo en la tuya. — me dice.
— no, estás loco. ¿Cómo vamos a intercambiar las habitaciones? — me rio.
— Que sí y punto.
— Está bien, duermo en tu habitación pero con una condición. — Me mira. — que duermas conmigo. — Jean abre los ojos como platos y parece sorprendido.
—¿Estas segura? — pregunta alzando las cejas.
— sí, estoy segura. No quiero dormir sola, me vendría bien dormir abrazada a alguien y bueno, Erick está en Buenos Aires. — me río y él parece algo incómodo.
Me enamoré de él viéndole dormir, me enamoré de él abrazándome por las noches y sintiendo su olor atrapar mis fosas nasales. Me volví tan loca por él que hice locuras que jamás en mi vida pensé que haría.
Cuando me quise dar cuenta ya habíamos llegado al aeropuerto y yo estaba hecha un completo mar de lágrimas.
Ralf y Libi me acompañaron hacia la zona de embarque donde finalmente me tocó el momento más duro, despedirme oficialmente de Privé.
— Bueno. — le digo de frente a ellos.
— Esto no es el final, ¿lo sabes? — me dice Marco y yo le sonrío de lado.
— Sí lo sé Marco. — metí mi mano en la sudadera rosa que me había regalado Naim.
— finalmente, ¿qué harás con Mini Jean? — preguntó Libardo señalando mi vientre.
— Él finalmente es lo único que me quedará de lo que Jean y yo hemos tenido, así que, lo tendré. — posé mi mano en mi vientre. — Pero Jean no puede saberlo.
— no me gusta lo que estás haciendo con él. — le reprendió Ralf. — pero es tu decisión y te prometí que iba a apoyarte en todo así cometieras la mayor locura de tu vida. — se acerca a mí y me abraza. — vas a tener un bebé precioso. — me sonríe al separarse y deja paso a Libardo.
— Va a ser tan precioso y alocado como su mamá. — le sonrío y le abrazo. — me ocuparé de que Jean esté bien.
— os quiero mucho. — sollozo un poco y me sequé las lágrimas que tenía, era tan increíble en lo importantes que se habían convertido para mí en apenas unos meses, ahora que me tocaba dejarlos estaba totalmente destrozada. Recibí el aviso de que debía embarcar, les lancé la última sonrisa y me perdí de ellos por los controles.
Finalmente me monté en el avión en el asiento que me correspondía, solo sabía que estaba hecha un verdadero mar de lágrimas, estuve revisando mi galería y vi todas las fotos que nos hicimos con los uniformes de la fraternidad nada más yo haber llegado. Vi cuando me vengué de Ralf por ponerle pasta de dientes a mi sudadera favorita, cuando le pegué las manos a Jean en el pelo y cuando Darían y yo hicimos un TikTok bailando el gamgnam Style y Orson nos interrumpió, el veinticuatro horas esposadas de Darían y yo, todos esos buenos momentos que he pasado con ellos. Entre tanta tristeza decidí dejar de mirar el móvil y apoyé mi cabeza en el cristal del avión, la pantalla del teléfono se iluminó con un mensaje de él:
TE QUIERO GIANNA, ESTÉS DONDE ESTÉS.
Bloquee el teléfono y tomé una bocanada de aire en lo que el avión despegó y yo observé lo pequeña se hacía México cuando nos encontrábamos en el aire.
Vuelvo a Miami, vuelvo a casa.
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HOLAAAAAAAA AQUÍ OTRO CAPÍTULO PARA HOY.
siento decirles que se va acercando el final de esta historia y que de ustedes dependerá que tenga secuela o que no, ¿ustedes que dicen?
LECTORAS FANTASMA NO❤️
Síganme y voten y comenten❤️
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