38
[STILES]
Pasaron tres meses sin que hubiera señales de la bruja. Toda la manada ya sabía lo del bebé y estaban alerta en caso de que a aquella horrible mujer se le ocurriera aparecerse. Debo admitir que es horrible tener a alguien siguiendote todo el tiempo. Las dos primeras semanas luego de que se enteraran no podía siquiera abrir la ventana sin ver a uno de ellos vigilando mi casa.
Gracias al cielo, a la Nigromante se le había ocurrido que ella sería quien me mantuviera vigilado. Por lo menos de esa forma no tenía a alguien siguiéndome todo el día, aunque Micaela si se hacía tiempo para acompañarme. Como ahora, que estaba tirada en mi cama acariciando a Sour mientras yo acababa unos problemas de química.
— Este perro ya es muy grande –La escuché quejarse.— Se me acuesta en el pecho y no puedo respirar.
— ¿Tú respiras?
— A veces... –La escuché bufar.— Pero la mayoría del tiempo no, eso impide que alguna criatura me localice.
— Eres una caja de sorpresas –Le dije divertido.
Escuché como mi cama crujía cuando ella se puso de pie y pude sentirla cuando estuvo junto a mí. Observando por encima de mi hombro lo que yo estaba escribiendo.
— Ya tienes seis meses de embarazo y ni siquiera se te nota –La escuché reír.— Eres la envidia de toda mujer.
— Quizás sea porque, notablemente, no soy una mujer –Puntualicé.— Y porque me mantengo en forma.
— Eso es verdad, has desperdiciado lo mejor que se puede hacer durante un embarazo –Me recriminó.— No he visto a Derek salir en la madrugada a comprarte comida ni una sola vez.
— Ya te dije, no soy una mujer –Repetí cansado.— No tengo hormonas femeninas, no antojos, ni cambios de humor raros, ni ninguna de esas cosas.
— Ya lo sé, no eres el primer embarazo masculino que veo.
— ¿¡Qué!? –Mi tarea quedó de lado y me volteé a verla.— ¿Hay más gente como yo?
— Obviamente ¿Qué te pensaste? No eres tan especial como para ser el único hombre que va a sacar un hijo de sus entrañas –Hice una mueca de asco por lo último.— Los Hombres lobo y otras especies pueden embarazar a individuos del sexo masculino, pero se requieren ciertas cosas.
— ¿Como qué?
— En el caso de los Hombres lobo –La vi poner una expresión pensativa.— Una luna llena, un hiervajo raro y un nudo. Aunque la última vez que lo vi ocurrió hace 200 años, no sé si la especie habrá cambiado en algo.
Intrigado, asentí con la cabeza y luego de procesar lo que me había dicho regresé la atención a mi tarea. Aunque no pasaron ni cinco minutos antes de que la curiosidad comenzara a picarme la cabeza como un pajaro carpintero.
— Derek nunca me anudó en luna llena –Dije.— ¿Cómo es que estoy embarazado si nunca hicimos nada de lo que dijiste que se necesita para embarazar a un hombre?
— Creí que ya te habían explicado eso –Murmuró.— Los Kitsunes, sin importar su tipo, son ciervos de un dios japonés cuyo nombre no recuerdo justo ahora, pero se que representa a la fertilidad. Por eso, los Kitsunes son siempre mujeres, pero como tú fuiste poseído ahora produces óvulos que pueden ser fecundados. Y sin períodos, cambios hormonales, o menopausia. Felicidades.
— No se si sentirme afortunado o desdichado –Admití.— Aunque creo que me alegro de poder, ya sabes, darle familia a Derek. Sé que es lo que él más quiere.
— Aw... Son tan adorables que van a causarme diabetes –Eso era una obvia burla.— Hablando de tu lobo ¿Dónde está?
— Patruyando el bosque con Scott –Suspiré.— Casi no ha dejado de hacerlo desde que la bruja le dijo qué quería.
— Solo quiere protegerte, Stiles. A ti y a esa pequeña bestia –Reí ante el apodo.— Ya estás de seis meses ¿Seguro que no quieres saber el sexo?
— No –Respondí rápidamente.— Quiero que sea sorpresa.
— Pues se va a quedar como sorpresa, entonces –La vi sonreír de forma socarrona.— Aunque yo ya lo sé.
Me llevé una mano al rostro y froté el puente de mi nariz mientras bufaba, ahora la curiosidad era aún peor. Pero no, no pienso preguntarle por el género del cachorro. Eso es algo que Derek y yo nos enteraremos cuando nazca.
— Me aburro –Se quejó la italiana.— ¿Quieres ir por algo de comer?
— Está bien, cualquier cosa con tal de no quedarme haciendo tarea –Cerré el libro de química y lo hice a un lado.— Déjame cambiarme.
— Okay –Se quedó de pie sin moverse, le miré con una ceja alzada.— ¿Qué?
— Necesito que te vayas afuera para cambiarme –Le dije con obviedad.
— Aish... –Se dio media vuelta y se fue hacia la puerta, siendo seguida por Sour.— Si ya te he visto desnudo.
Debo admitir que enrojecí un poco ante esa declaración. Genial, hasta la Nigromante me había visto desnudo. Ya parezco un exhibicionista.
Me puse de pie y comencé a cambiarme. Todo iba bien hasta que, de repente, sentí una punzada ligera en mi abdomen. No había sido nada, ni siquiera duró un segundo. Pero mientras me abrochaba una camisa sentí como esa sensación regresó, esta vez potenciada x100.
Solté un gritó agónico mientras caída de rodillas al suelo y me aferré con fuerza a mi propio estómago.
No pasaron ni dos segundos antes de que Micaela entrara por la puerta, con una expresión de completa preocupación.
— ¡Stiles! –Corrió a mi lado.— Cuando te dije que me aburría no esperaba que te empezaras a morir para entretenerme ¿¡Qué ocurre!?
— ¡Me duele! –Grité.— Duele mucho... Maldita sea ¡Duele mucho!
— No sé qué hacer –Me dijo casi sin aire.— Pero tu Druida si sabe.
(...)
[NARRADOR]
Derek, Deaton y Scott recorrían el bosque en busca de señales de la bruja. Aunque llevaban tiempo sin encontrar ningún rastro que seguir.
El pelinegro tenía el mal presentimiento de que algo malo estaba por ocurrir. Sintiendo como si le clavaran un cuchillo en el abdomen y luego lo sacaran para volver a clavarlo en el mismo lugar. De todas formas, caminaba erguido y sin demostrar lo adolorido que estaba.
Aunque sus sospechas de que algo andaba mal se volvieron una realidad cuando la Nigromante apareción frente suyo.
— ¿¡Qué mierda haces aquí!? –Le gritó la italiana a Deaton.— ¡A Stiles le pasa algo, lo llevé a tu veterinaria y no estabas! Tengo que llevarte, lo dejé solo.
La Nigromante estaba tan al borde de un ataque de nervios que no pudo esquivar a Derek cuando este la cogió por los hombros y la sarandeó.
— ¿Qué le pasa a Stiles?
— Ven a verlo por ti mismo.
La castaña estiró ambas manos hacia Scott y Alan y cuando los tuvo sujetados, transportó a los tres con ella a la veterinaria. Donde Stiles se encontraba aferrándose a la mesa de metál para no caer al suelo.
— ¡Stiles!
Aunque el grito fue por parte de todos, Derek fue quien corrió al lado de su compañero para sujetarle del rostro y hacerle levantar la vista. Notando entonces que los ojos de Stiles eran negros.
— Stiles –Le nombró.— Stiles, dime qué ocurre.
— El bebé, Derek –Jadeó el menor.— Creo que algo le pasa.
Ahora fue el druida quien hizo a Derek a un lado y pegó las manos al abdomen de Stiles. Apretando y revisando por unos dos minutos hasta que llegó a un veredicto.
— El bebé está bien –Dijo para alivio de ambos.— Pero va a nacer ahora.
Y el alivio se fue a la mierda. Porque no era momento ni lugar para un parto.
— ¡Faltan tres meses! –Le dijo Derek, entre nervioso y furioso.
— Para un parto humano, faltarían tres meses –Contradijo Alan.— Los partos sobrenaturales solo duran seis meses.
— ¡Nos hubieras dicho antes!
Scott y la Nigromante quisieron reír cuando la pareja le gritó a Deaton al mismo tiempo. Pero estaban demasiado concentrados en ver si les necesitaban como para reírse.
— Aquí no puede nacer –Dijo Scott.— Necesita ir al hospital y...
— Un hombre embarazado en un hospital –Le interrumpió Micaela.— Una hermosa idea, McCall.
— Al menos yo tengo una idea.
— Yo tengo una mejor –Le respondió con sorna.— Iba a ser sorpresa, pero puedo llevarles ahora, viendo que es cien por cien necesario.
— ¡Oigan, pueden dejar de presumirse ideas! –Les pidió Stiles.— ¡No sé si lo notaron, pero vamos a ser padres en cualquier moment... AH!
Todos se acercaron preocupados cuando Stiles se dobló hacia abajo y vomitó sangre.
— El bebé no va a aguantar más tiempo allí –Dijo Deaton.— Tenemos que sacarlo o va a desgarrarte las entrañas.
— Llevaré a los tórtolos a la mansió Hale –Dijo Micaela muy seria.— Ustedes dos cojan lo que sea necesario, vuelvo en menos de lo que pueden decir La mansión Hale no es un buen lugar para un parto.
Sin más la Nigromante colocó cada una de sus manos en los hombros de Stiles y Derek y los sacó de allí. Deaton y Scott comenzaron a coger lo que el Druida iba a necesitar y a meterlo en un maletín.
— Pero la mansión Hale no es un buen lugar para un...
— Ahora lo es –Scott casi da un salto cuando la Nigromante apareció frente a él.— ¿Tienen todo?
— Si –Le respondió Deaton.
— Pues vamos. Que ese cachorro ya quiere salir.
NOTA DE LA AUTORA:
Se viene el baby!! Alguien haga algo!! ¡AHH!
¿Qué va a pasar ahora? Se van a tener que esperar un poco para saber. Sorry not sorry.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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