36
[NARRADOR]
Derek estaba al borde de un ataque de ansiedad. Tenía nuevamente el presentimiento de que algo malo iba a ocurrir. Su lobo aullaba y gruñía lastimeramente mientras le clavaba las garras en el interior de su pecho, ya que el animal tenía la idea de que Stiles estaba en peligro. Aunque intentaba quitar ese pensamiento de su mente, ya que le pasaba cada vez que se alejaba de el menor. Y era algo realmente molesto, porque incluso le pasaba cuando Stiles iba a ver a su padre o simplemente le perdía de vista.
- Tu chico está bien.
La Nigromante se puso de pie a su lado y le habló como si le hubiera leído la mente. Llevaban casi una hora intentando encontrar alguna clase de rastro que les guiara a la bruja. Pero el difuso rastro que encontraron les llevó a un claro en el bosque. Y allí, obviamente, no había nadie.
- Llevamos horas buscando -Se quejó Scott.- ¿No se supone que puedes ver los rastros?
- Primero: solo ha pasado una hora -La Nigromante alzó un dedo.- Segundo: El rastro llega hasta aquí. Y tercero...
Scott frunció el ceño cuando vio que la italiana levantaba el dedo de en medio y le sonreía con sorna. Gruñó y se acercó dando zancadas hacia ella, intentando verse amenazante. Pero Derek se interpuso antes de que hiciera o dijera cualquier cosa.
- Basta -Habló súbitamente el mayor.-, los dos.
La Nigromante no borró su sonrisa, solo se dio media vuelta, se alejó a menos de un metro y se sentó en el suelo. Cruzándose de piernas como si fuera a meditar. Intentando de esa forma tener una mejor concentración.
- ¿Qué está haciendo? -Preguntó Scott en un murmullo.
- Silencio -Le calló Derek.
Ambos lobos observaron como la chica se quedaba quieta y en silencio por cinco minutos en el suelo. Haciendo lo que para ellos era meditar.
De repente, Micaela se puso de pie de un salto, volteó a verles y habló.
- La maldita no está sola -Gruñó.- Hay un lobo ayudándola a cubrir su olor.
Scott y Derek se miraron, serios. No había muchos lobos en la zona y, a menos que fuera un miembro de la manada, no entendían como es que no sentían el olor del desconocido. Eso era lo malo de que siempre estuvieran por el bosque, todo el lugar olía a la manada, por lo que ningún aroma se resaltaba más que otro lo suficiente como para que se pudiera notar si el que ayudaba a la bruja era un miembro de la manada.
- Será mejor que nos dividamos -Propuso Scott.
- Yo iré a vigilar la veterinaria -Agregó la Nigromante.- Allí hay muchas cosas que podrían ser usadas contra ustedes.
- No vas a ir sola -Sentenció Derek.- Yo iré con ella.
- ¿Por qué?
- Porque tú también podrías usar esas cosas contra nosotros.
La Nigromante bufó mientras miraba mal a Derek. No entendía por qué él aún no confiaba en ella, había pasado ya tiempo desde que la conocía.
- Bien, has lo que quieras -Se resignó la italiana.- Tú mejor ve por el bosque e intenta encontrar algún rastro ¿Tienes móvil, verdad? -Scott asintió.- Si encuentras algo nos llamas.
Cuando ya todo quedó organizado. Derek y Micaela emprendieron camino a la veterinaria. Durante la caminata, la italiana intentó varias veces tener una conversación con Derek. Pero el lobo o la ignoraba o respondía con monosílabos. Ni siquiera cuando estuvieron ambos en la veterinaria pudieron entablar una charla decente. No hasta que a la Nigromante se le ocurrió soltar una bomba.
- Me imagino que estás emocionado por la llegada de la pequeña bestia.
- ¿Disculpa?
- El bebé.
- No lo llames bestia.
- ¿Por qué no? -La italiana se encogió de hombros.- A Stiles le llaman monstruo, a ti te llaman Sourwolf. Y como aún no sabemos si el cachorro es niño o niña el apodo de bestia le queda perfecto.
- Te dije que no lo llames así -Repitió Derek, molesto.- Ningún hijo mío será llamado monstruo.
- Cariño, hay una enorme diferencia entre una bestia y un monstruo -Micaela hablaba con tranquilidad.- Tú eres un lobo, un animal, una bestia. Yo, por otro lado, soy el monstruo que todos temen que aparezca debajo de sus camas. Hay un abismo de diferencia entre nosotros.
- No eres nadie para ponerte a darme lecciones. No confío en ti.
- Pues deberías, soy yo quien ha pasado los últimos tres meses manteniendo a Stiles vivo. Créeme, cualquier otro miembro del consejo ya lo hubiera matado.
— Él iba a poder controlarse bien sin ti. Tiene a la manada para ayudarle.
— Claro, porque todos ayudaban a Stiles mientras tú no estabas –Eso era obvio sarcasmo.— ¿Crees que Stiles no me contó lo que ocurría antes de que yo llegara? Tú no estabas, la manada le odiaba y un grupo de doctores locos quería matarle. Tu hermana era la única que le ayudaba, pero la pobre tampoco podía hacer mucho. Stiles era una bomba a punto de estallar, y lamento decirte que tu cachorro será peor.
— ¿Qué? –Derek pasó de estar enfadado a estar preocupado.— ¿Qué quieres decir?
— ¿Qué crees que saldrá de la cruza entre un Hombre lobo y un Nogitsune?
(...)
Stiles estaba aburrido, demasiado aburrido. Petra aún no llegaba y él ya no sabía qué hacer.
Para su suerte, la loba llegó pocos minutos después. Trayendo a Sour con ella.
Ahora estaban ambos sentados viendo televisión. Su cachorro traidor se encontraba sentado sobre las piernas de Petra mientras esta le acariciaba.
— ¿Cómo te encuentras? –Le preguntó la loba de repente.
— ¿Uh? Bien, sintiéndome extraño porque obviamente tengo un cachorno en el horno –Trató de bromear.
— Si, recuerdo como se siente el primer trimestre.
El ojimiel se quedó mirando a la loba, la cual ahora tenía la vista clavada en el cachorro de su regazo.
— ¿Tú... tienes hijo?
— Iba a tenerlo –Corrigió.— Fue hace mucho tiempo.
Stiles tenía muedo de preguntar, pero al parecer Petra se dio cuenta de el cambio en el aroma del chico a su lado.
— Fue poco antes de conocer a Micaela –Comenzó a contarle.— Estaba embarazada de seis meses cuando unos cazadores atacaron a mi manada. Mataron a todos, yo intenté escapar. Mientras corría por el bosque me dieron con una flecha en la pierna. Yo casi no me llevé ni un rasguño, pero mi bebé... La caída fue demasiado para él.
— Lo siento mucho –Stiles tenía una expresión de sorpresa y pena convinadas.— ¿Qué pasó luego?
— Me habían envenenado con el flechazo, así que vagué sin rumbo por un rato hasta que no pude más. Micaela me encontró y me salvó la vida. Luego una emisaria me realizó un aborto –Petra suspiró pesadamente.— Cuando me quitaron a mi bebé me sentí completamente vacía, como si me hubieran arrancado a una parte de mí.
Stiles no supo hacer nada más que colocar su mano encima de la de Petra. Ella levantó la vista y le miró con una media sonrisa apagada, para luego bajar la vista al vientre del otro.
— Ni se nota que estás en cinta –Le dijo en forma de elogio.
— Derek me dijo lo mismo –Sonrió.— Aunque aún ni siquiera entiendo cómo es esto posible. Según leí, un lobo solo puede embarazar a un humano si lo anuda.
— Lo sé, Stiles. También soy una loba –Le recordó.— Quizás sea porque ahora eres un Nogitsune. Buenos o malos, siguen siendo servidores del dios japonés de la fertilidad. Eso debe afectar en algo.
— Oh... Entiendo.
Ambos observaron como Sour se sacudía incómodo en las piernas de la loba antes de bajarse de un salto e irse luego hacia la puerta comenzando a saltar y chillar mientras movía la cola.
— Uno de tus amigos regreso –Le dijo Petra.— Creo que es el chico moreno.
— ¿Scott? Pero se fue con Derek y Micaela.
Tres golpes a la puerta de metal les hicieron volver la atención a la puerta. Stiles se puso de pie y caminó hacia la entrada. Sacó a Sour del camino y abrió, quedándose en shock al ver allí a Scott.
El alfa verdadero tenía una gran herida en su frente, de la cual salía una buena cantidad de sangre. Antes de que quien sea pudiera decir algo, Scott cayó hacia adelante, en brazos de Stiles.
— ¡Mierda! –Stiles se esforzaba por sujetar a su amigo y no caer al suelo.— Hey, Scott. Tío reacciona ¡Reacciona!
NOTA DE LA AUTORA:
CHAN... Suspenso para todos y todas. Porque soy muy mala persona.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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