35
[NARRADOR]
De regreso al Loft. Derek casi tumba a Stiles cuando le recibió con un beso algo bruto. El cual el ojimiel recibió gustoso de todas formas. Los besos de Derek eran como una deliciosa droga.
— Te extrañé –Le dijo Derek, separándose un poco.
— Me fui por cinco minutos –Rió el menor mientras se mordía un poco el labio.
— Aún así te extrañé –El pelinegro le cogió por la cintura.— Cualquier cantidad de tiempo lejos de ti es demasiado para mí.
— Eres un exagerado. Seguro que cuando estuve desaparecido casi te da un infarto.
— Casi –Admitió.— Estuviste perdido por tres horas, 42 minutos y 37 segundos que me parecieron toda una vida.
El ojimiel se sonrojó un poco, puesto que él no estaba acostumbrado a que le dijeran ese tipo de cosas. Menos había creído que Derek iba a ser quien se lo dijera.
— Eres un lobo cursi –Le dijo risueño.— Pero eres mi lobo cursi.
— Y tú eres mi medio humano, medio Nogitsune que me tiene loco.
Volvieron a besarse y a Stiles le recorrió un ligero escalofrío cuando Derek metió sus manos debajo de la camiseta y le acarició el vientre.
— Para estar ya de tres meses aún estás muy delgado –Le dijo Derek.— ¿Has estado comiendo bien?
— He comido la misma cantidad que como siempre, Derek –Le respondió Stiles, cogiendo sus manos.— Quizás sea porque soy hombre o por alguna cosa del Nogitsune. Pero no es como si me fuera a poner redondo como un globo, incluso he conocido mujeres a las que no les pasa.
— Solo me preocupo por el cachorro.
— Lo sé, pero no soy un inútil –Le recordó Stiles.— Además, no quiero que tengas que estar siempre al pendiente de mí. Me sentiría culpable por ser una carga.
Derek sonrió y volvió a besarle. Fue un beso más corto, pero mucho más dulce y lento que el anterior. Además de haber sido algo más sentimental que físico.
— No eres una carga –Le dijo Derek.— Eres uno de los miembros más fuertes de la manada, siempre lo has sido.
— Es broma ¿Verdad? –Stiles rió.— Hasta hace unos meses no era nadie. La Nigromante es quien ha hecho todo para que me volviera algo parecido a un miembro útil de la manada.
— ¿Estás loco? Siempre has sido fuerte, Stiles. Incluso como un humano.
— ¿Cuándo?
— Ayudaste a Scott en muchas ocasiones, me mantuviste por dos horas flotando en una piscina y más de una vez me has golpeado para hacer que recuperara el conocimiento –Derek tomó aire.— Ahora que lo pienso, aún estoy molesto contigo por esa ultima.
— ¡Hey, te salvé la vida! –Se quejó indignado.— Además, creí que te gustaba lo rudo.
De repente, el ambiente se tornó mucho más caliente al mismo tiempo que una sonrisa cargada de segundas intensiones adornaba el rostro de Stiles. Derek sonrió de igual forma. Adorando a dónde les estaba llevando aquella conversación.
Esta vez fue Stiles quien comenzó el beso. Devorando la boca de su lobo mientras los dedos de este se encrespaban contra el hueso de la cadera del menor, el cual soltó algo parecido a un ronroneo.
Derek le levantó la camiseta y se la quitó con cuidado. Algo que a Stiles no le agradó.
El ojimiel dio un salto hacia adelante que por poco tira al suelo a Derek y enroscó sus piernas alrededor del torso del mayor. Besándole con aún más ferocidad.
— Stiles –Jadeó Derek durante el beso intentando sonar serio.— Espera, Stiles. Detente.
Ante la palabra detente, el ojimiel separó sus bocas y alzó una ceja. Al sentir que al pelinegro le temblaban los brazos debajo de sus nalgas, se bajó y le volvió a mirar con extrañeza.
— ¿Qué ocurre? –Preguntó Stiles.
— No podemos hacerlo tan rudo, no con tu... Condición. Puedo lastimarte.
El ojimiel le miró como si el otro acabara de soltarle la mayor estupidez del mundo.
— ¿Lastimarme? –El rostro de Stiles demostraba diversión.— ¿Tú, Derek -parezco un lobo malo pero soy un enorme oso de peluche extra abrazable- Hale, lastimarme?
Al escuchar la frase enorme oso de peluche, Derek frunció el ceño e hizo un mohín. Lo cual hizo que Stiles sonriera ampliamente.
— Tus mohines me quitan el entuciasmo de consumar el acto, me hacen sentir como si te fuera a violar o algo así –Admitió Stiles.— Pero te ves adorable.
Esta vez, Derek rodó los ojos. Vaya, Stiles llevaba ya un tiempo sin ver al otro rodar los ojos.
— Que bueno que has hecho eso.
— ¿Qué cosa? –Le preguntó Derek sin entender.
— Tu exagerado rodado de ojos –Le aclaró.— Hace tiempo que no lo hacías. Ya comenzaba a pensar que no eras tú.
Ambos se quedaron el silencio por el último comentario del castaño. El pensar que Derek podía no ser el verdadero Derek aún le causaba escalofríos. Y al lobo le preocupaba que algún otro bastardo con su cara intentase hacerle daño a Stiles o a su aún no nacido cachorro.
— Sigo sin saber cómo me reconociste –Admitió Derek.
— Adivina –Stiles sonrió.
— No soy bueno adivinando.
— Eso se nota –Bufó.— Está bien, te lo diré.
Derek suspiró aliviado, de verdad odiaba tener que adivinar.
— ¿Recuerdas lo que me dijiste?
— Te dije que bajes el arma.
— Exacto –El castaño sonrió.— El otro me dijo que no te hiciera caso y que disparara.
— Sigo sin entender.
— Tú nunca me pedirías que le dispare a alguien, Derek –Stiles lo dijo como si fuera algo obvio, y para él lo era.— No importa si esa persona está a punto de matarte, nunca me pedirías que yo matara a alguien.
Stiles había soltado todo aquello con tal seguridad que había sido como un golpe en el estómago para el Hale. El cual se quedó con una expresión de completa sorpresa. La cual se convirtió en una sonrisa cuando Stiles soltó la siguiente frase.
— Confío en ti, Sourwolf.
El ojimiel volvió a colocar sus brazos alrededor del cuello del menor y este se acercó para poder besarle. Pero sin cerrar los ojos, ninguno de los dos lo hizo. Se devoraron con la mirada hasta que, como ya se había hecho costumbre, alguien les arruinó el momento.
El carraspeo incómodo de Scott hizo que ambos se separaran. Pero lo raro fue que fue Stiles quien gruñó, mirando a su amigo con mala cara.
— ¿En serio, Scotty? –Preguntó molesto.— ¿Eres tonto o Melissa te tiró de cabeza al suelo cuando eras pequeño?
— ¡Hey! –El alfa latino sonaba indignado.— Yo solo vengo a buscar a Derek, no es mi culpa que ustedes decidan hacer... Eso.
Una risa para nada disimulada resonó, por lo que Stiles se volteó y se encontró con la Nigromante de pie junto al enorme ventanal del Loft. Observando hacia afuera.
— Bonita vista que tienes desde aquí –Dijo suspirando la italiana.— Aunque definitivamente no es un lugar para criar niños. Mucho menos cachorros de Hombre lobo.
— ¿Cachorros? –Preguntó Scott.— ¿Quién va a tener familia?
Ambos, Stiles y Derek, se miraron antes de voltear a ver a la Nigromante con los ceños fruncidos. Micaela, la cual también les miraba, sonrió y se mordió el labio.
— Ups –Musitó alargando la S.— Lo siento, se me escapó.
Scott miró a Stiles, luego a Derek, y volvió a mirar a Stiles. Quedándose boquiabierto mientras su cerebro unía los últimos cabos sueltos de lo que estaba suponiendo.
— No me digan que ustedes –El moreno jadeó en sorpresa.— Santísima mierda ¿Cuándo fue que...?
— No hay tiempo para explicaciones –Le frenó la Nigromante.— Vine a buscar a Derek, haremos un intercambio de lobos.
— Intercambio de... –Stiles no entendía nada.— ¿Para qué?
— Petra se queda a vigilarte mientras que tu novio, tu amigo y yo vamos a buscar a la maldita bruja.
— ¿Me das a una loba y te llevas a dos? –Preguntó Stiles, con voz de que estaba negociando.— No me parece justo.
— Créeme, Petra vale lo que siete de tus lobos –Micaela sonrió orgullosa.— Además, solo te la estoy prestando, ni sueñes que te la dejo para ti.
Cuando la Nigromante les menospreció, ambos lobos le gruñeron molestos. Aunque no llegaron a decir nada.
— Está bien, acepto –Dijo Stiles.— ¿Pero, y Petra?
— Viene de camino, la envié conseguirme unas cosas. No tardará en llegar.
El ojimiel asintió y miró a Derek por el rabillo del ojo, el ojiverde le miró de igual forma antes de volver la vista al frente y dirigirse a la puerta del Loft. Scott le siguió y la Nigromante se adelantó unos cuantos pasos, quedando junto a Stiles.
— Soy yo o a tu lobo le caigo mal –Dijo sin darle mucha importancia, pero demostrando cierto nivel de curiosidad.
— ¿Por qué lo dices?
— Me mira de reojo y con desconfianza, se queda callado cuando aparezco o se comunica con gruñidos y, además, su aura se tiñe de enfado y molestia cuando me ve.
— ¿Puedes ver las auras? –El castaño estaba sorprendido.— ¿Hay algo que no hagas?
— Conseguir que tu novio comparta más de cinco palabras conmigo.
— Te lo vas a llevar de caza, intenta estrechar lazos.
— ¿Acaso crees que vamos a uno de esos incómodos días de campo familiares? –Preguntó seria.— Vamos a cazar a una zorra, y créeme, no volveré hasta que ella esté bien muerta.
— Suerte con ello.
— Cariño, no necesito suerte –Los ojos de la italiana se volvieron negros.— La suerte es un juego del azar, no me gustan los juegos.
Sin decir más, la Nigromante desapareció del lugar. Dejando al chico solo en el Loft. Aunque cinco minutos después llegó Petra paea hacerle de guardaespaldas.
NOTA DE LA AUTORA:
Scott se enteró del baby y los tres se van de casería de brujas (literal :v). Además de que ahora Stiles va a tener una tarde incómoda con Petra.
En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.
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