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28

[NARRADOR]

Stiles definitivamente no estaba evitando a Derek ¡JA! Ni por asomo lo estaba haciendo. Era solo una malinterpretación, ya que era imposible que él quisiera evitar al lobo.

Si, quizás cuando había recibido un mensaje de Derek pidiéndole que le acompañara a hablar con Deaton acerca de lo que había ocurrido la noche anterior le habían entrado las repentinas ganas de pasar más tiempo entrenando. Pero era solo porque creía necesitar más tiempo para entrenar.

- Parece como si quisieras evitar a alguien.

La italiana sonreía mientras observaba como el adolescente se sentaba mientras se sobaba cada magullada parte de su cuerpo. Ya que acababa de darle una paliza.

- Son solo ideas tuyas -Respondió el ojimiel entre jadeos.- Yo no intento evitar a nadie.

La Nigromante rodó los ojos y le tendió una mano para ayudarle a ponerse de pie.

- Es obvio que evitas a tu lobo porque eres un pequeño vergonzoso, aunque anoche andabas bien de golfa.

Stiles se quedó pasmado ante esas palabras. Aunque había sido una forma más educada y delicada de decirlos, la castaña acababa de llamarle puta. El ojimiel se indignó por un momento, aunque eso fue antes de que la Nigromante soltara una sonora carcajada cargada hasta el tope de burla. Eso de seguro era alguna clase se violencia de género, debía ser ilegal burlarse tanto de alguien.

- Venga, levanta ese culito redondo del suelo -Le instó la italiana.- Si vas a usar mi entrenamiento como excusa para escapar de tu lobo, al menos me divertiré contigo.

Y Stiles tragó grueso ante las últimas palabras, esa frase viniendo de la chica no significaba nada bueno.

(...)

Derek acababa de llegar a la veterinaria de Deaton, aunque estaba un poco decepcionado de que Stiles no le acompañase.

Al entrar, el Druida le observó y sonrió de medio lado en forma de saludo. Ya estaba informado de que Derek iría a verle y, por desgracia, también le había informado el tema por el cual iba a verle.

- A veces me gustaría que solo vinieras para ver si estoy bien -Se quejó.- Pero no, detrás de tus visitas siempre hay un tema mortal o tremendamente vergonzoso para ambos.

Deaton comenzó a coger varios libros que tenía sobre la mesa de metal en la que más de una vez Derek había acabado tendido. Revisó varios de ellos, leyendo con una rapidez que al Hale le pareció envidiable y, cuando finalmente pareció encontrar lo que buscaba, exclamó un pequeño "Eureca".

- Esto es lo que necesitas -Dijo tendiendole el libro a Derek.

Este se sorprendió mientras lo cogía, normalmente, siempre era el Druida el que le explicaba las cosas. Puesto que no le gustaba prestar sus libros, ni siquiera a Scott se los prestaba.

- Debo atender a un par de animales, puedes leerlo si quieres -Le informó el veterinario.- Solo intenta no romper nada.

Derek frunció el ceño, no es como si él fuera uno de los adolescentes hormonados a los que llamaba manada. Él si sabía cuidar las cosas de los demás.

Cuando el Druida se fue, el lobo de ojos verdes comenzó a leer el capítulo del libro que Deaton había marcado. Este hablaba y explicaba qué era el nudo, en qué consistía y por qué era tan importante.

Al parecer, el nudo era una confirmación de fecundación para los caninos. Incluyendo, por mucho que no quisieran ser llamados canes, a los Hombres lobo. El libro también hablaba de que este nudo permitía la fecundación de cualquiera de los generos, aunque en el caso de hombre con hombre había otros requisitos que se debían cumplir además de anudar.

Mientras más leía el lobo, más emocionado se sentía. Desde que había comenzado su extraña relación con Stiles, había creído que no iba a ser capáz de dejar descendencia. Pero esto le garantizaba que si podría, y eso le llenaba de ilusión. Este libro le estaba diciendo que iba a poder engendrar en cuanto marcara a su pareja, a Stiles, en una noche de luna llena y luego de consumar el acto sexual.

La verdad era que en ese momento al lobo no le importaba lo que debiera hacer ¡Iba a poder ser padre! Iba a volver a tener una familia que fuera directamente suya. Para él, eso era lo mejor que le podría pasar en la vida.

Dejando el libro en la mesa de metal, Derek salió corriendo hacia la casa de los Stilinski. Iba a esperar a Stiles allí para poder hablar con él acerca de lo que acababa de descubrir.

(...)

El entrenamiento estaba a punto de acabar cuando Stiles sintió un escalofrío que hace tiempo no sentía. El Nogitsune podía no agudizarle mucho sus cinco sentidos primarios, pero le daba un sexto que le ayudaba a predecir cuando algo malo iba a pasar. Muchas criaturas oscuras lo tenían, eso lo sabía porque la Nigromante le contó que también sentía esas cosas.

- ¿Qué fue eso? -Preguntó Stiles acercándose a donde estaba la chica.

- Algo viene.

Stiles miró hacia todos lados ¿Cómo era posible que algo viniera? Habían viajado en el tiempo y estaban muchos años en el pasado. Tantos años que Beacon Hills aún era solo un enorme bosque rodeado por montañas que ni los indios habían descubierto.

- Podría ser cualquier criatura, o podría... -La castaña se calló de repente.

- ¿Qué ocurre? -Preguntó Stiles con un temblor en su voz.

- Corre -Murmuró su acompañante.

Antes de que alguno de los dos pudiera hacer nada, un par de gruesos árboles fueron derribados como si no pasaran nada.

- ¡Corre! -Volvió a gritar la Nigromante.

Como Stiles se había quedado observando como caían los árboles, Micaela corrió hacia él, le cogió del brazo y comenzó a arrastrarlo en la dirección contraria a la de los árboles derribados.

Comenzaron a correr. Escuchando como lo que sea que les siguiera venía detrás de ellos. Milagrosamente consiguieron alejarse lo suficiente de esa cosa como para poder bajar un poco la velocidad.

Stiles observó hacia todos lados, reconociendo levemente el lugar en donde se encontraban y siendo esta vez él quien arrastraba a la Nigromante en la dirreción que él quería.

Afortunadamente, su orientación no le falló y consiguió llegar al Nemeton. El cual en ese tiempo era un enorme y grueso árbol tan cargado con magia que probablemente ni una explosión atómica podría derribarlo.

- ¡Tenemos que trepar! -Dijo mirando hacia atrás, notando una gran cantidad de movimiento entre la vegetación.

Ambos comenzaron a subir y no se detuvieron hasta que estaban a una altura lo suficientemente alta como para no ser atrapados. A menos que lo que fuera que les seguía también supiera trepar.

Una vez arriba, todo se quedó inmerso en un silencio fúnebre. Hasta que de repente, un horrible bramido les hizo cubrirse los oídos.

Stiles observó horrorizado como un enorme toro dorado salía de la espesura del bosque y corría desbocado directamente hacia el Nemeton. Chocando contra este.

Ante aquél tremendo choque, el tronco temblo y por poco hace caer a Stiles. Hubiera sido una horrible y por desgracia no mortal caída para el adolescente si no fuera porque la Nigromante colocó su mano en el abdomen del contrario y lo empujó hacia atrás.

Al tocar el pecho del chico, la Nigromante pudo sentir el desbocado latido de su corazón. Aunque este era acompañado por otro menos audible y más tranquilo.

- No puede ser -Murmuró la italiana.

Stiles la miró asustado, entre el enorme toro que había comenzado a rodear el árbol y la expresión de susto que de repente se le había dibujado a la castaña, el chico estaba al borde del colapso nervioso.

- ¿¡Qué!? ¿Qué ocurre? -Preguntó nervioso.

- Tienes un latido dentro -La italiana parecía en shock.- Creo que estás embarazado.

NOTA DE LA AUTORA:

Tarde pero subido, casi se me olvida que hoy debía acabar de escribir este capítulo. Pero aquí lo tienen, disfrútenlo. Porque las cosas se están por ir un poco a la mierda y creo que se acerca el final.

En fin, sin más que decirles me despido deseándoles un buen resto del día y mandándoles muchos besos y abrazos para todos. Adiós mi linda manada.

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