—¿Qué va a ordenar? —preguntó Jeongin estresado por el trabajo.

—Una pizza Hawaiana, una coco-cola fría y un Innie para llevar.

Jeongin alzó la mirada y sonrió, debajo de esos lentes oscuros, una boina roja y bufanda que le cubría hasta las narices, lo que era entendible porque era diciembre y hacía un frío de los mil demonios, estaba una persona que jamás salía de sus pensamientos.

—Volviste.

—Ich könnte ohne dich nicht leben —Chan sonrió quitándose las gafas—. Me jodiste la mente desde la primera vez que te vi.

—No entendí nada, pero a quien le importa estas aquí —Jeongin le sonrió feliz.

—Sí —le dijo—. ¿Qué ha sido de tu vida? —preguntó el alfa.

—Nada fuera de lo normal, sólo trabajo y más trabajo y la universidad no es amable.

—Supongo que no y... ¿pareja?

—Por el momento nada, estoy esperando por el alfa indicado... ¿Y tú?

—Me casé hace un mes.

Jeongin dejó de moverse, sus manos tiesas sobre la mesa.

—Es broma —se burló Chan—. Estaba preguntándome si habría espacio en tu vida para mí.

Jeongin hizo un puchero aún molesto por la broma.

—Ya deberías saber eso.

—Por favor, no pongas tus labios de triángulo —rogó Chan—. Entonces, respecto a mi pregunta... ¿Tienes espacio para mí? Bueno, no sólo para mí también para mi hija, es preciosa debes conocerla.

Chan sacó su cartera y la abrió.

—¿Estás bromeando conmigo? —preguntó Jeonginm molesto.

—No esta vez no, ya verás que es la cosa más linda del mundo, es café con negro y sus ojos son grandes, se llama Berry.

Jeongin miró la foto y sonrió.

—Sí, es linda, me gusta.

—¿Entonces?

—No lo sé, tal vez si me esperas a que salga de trabajar y me compras un chocolate caliente lo piense.

—Hecho —Chan respondió, se había estado muriendo viviendo lejos de Jeongin, de su omega, aunque no tuviese la marca de pertenencia, Jeongin por su parte sonrió e iba a dirigirse hacia la cocina para entregar las órdenes que le habían pedido anteriormente, pero Chan tomó su brazo y lo atrajo hacia él besándolo—. Ich liebe dich.

—Si vuelves a hablarme en alemán voy a darte un golpe.

—Todos los que quieras, los recibiré con gusto.

—Eres todo un caso, Chan —le dijo Jeongin y desapareció por la puerta de la cocina.

Cuando su jefe le dijo que podía retirarse, Jeongin corrió hacia la salida y miró a Chan recargado en la pared de la pizzería, corrió hasta él, lo abrazó y besó.

—Sí —respondió después de separarse—. Rwyf wrth fy modd chi

Chan frunció el entrecejo.

—¿Qué has dicho?

Jeongin sonrió y le apretó la nariz.

—No eres el único que ha viajado a un país extranjero, yo también salgo de vacaciones, investígalo.

Empezó a caminar dejando atrás al alfa.

—Siquiera dime qué idioma es.

—¡Galés! —le gritó echándose a correr, Chan le siguió de cerca hasta atraparlo en sus brazos, y esta vez no pensaba dejarlo ir.

Gracias por leer. <3