Capítulo 16: En nuestro lugar.

—¿Cuál hijo? —preguntó el alfa sin entender, bastante sorprendido y con la cabeza apenas procesando la información.

—¡El que estaba esperando Jeongin de ti! —le gritó ella casi arrancándose el cabello de lo enojada que estaba.

Bang Chan había separado a su familia, ya no había navidades felices, ni celebraciones de cumpleaños, ya no se sentaban juntos en la mesa y pocas cosas se contaban y se confiaban desde que Jeongin se había marchado. Su madre siempre estaba triste y lloraba en la cocina de su casa y su padre sufría en silencio, sin poder sacar su dolor y enfermado de tristeza. Pero Bang se veía tan fresco como una lechuga sin saber todo lo que había provocado y no era justo.

—¿Tienes un hijo mío? —le preguntó Chan a Jeongin bastante confundido.

—No —Jeongin respondió inmediatamente—. Aborté —le dijo sin evitar aguantarse las lágrimas.

—¿Qué hiciste qué? —preguntó ignorando a la mujer que estaba empujándolo, simplemente su concentración estaba completamente entregada al omega que había empezado a lagrimear.

—Les voy a suplicar que salgan —el dueño del pequeño restaurante salió a controlar la situación pidiéndoles que se retiraran—. Están alterando a los clientes.

—Sí, eso haremos —Jeongin le dijo, tomó a su hermana del brazo y la jaló para hacerla caminar hacia afuera.

—¡Jeongin, no puedes dejarme así! —gritó Chan caminando detrás de él—. ¡Jeongin! —le llamó desesperado.

—¡Tengo que regresar a mi trabajo! —le dijo Jeongin gritando también, no se sentía capaz de verlo a los ojos, pero el alfa lo tomó del brazo obligándolo a mirarle.

—Explícate —le pidió, sin embargo, Byul se metió entre ellos y lo empujó hacia la calle.

—¡Aléjate de él! ¡No lo toques! —le gritó—. ¡No tienes ningún derecho después de que lo dejaste! ¡Lo abandonaste, no pidas explicaciones, idiota!

—¡No estoy hablando contigo! ¡Estoy hablando con él! —le gritó Chan de regreso—. ¡Que es lo suficientemente grande para explicarme por qué abortó a mi hijo!

—¡Ya basta! —gritó Jeongin sin poder detener las lágrimas—. ¡Están haciendo un escándalo en plena calle!

Chan miró a las personas que pasaban y se les quedaban viendo entre sorprendidas y asustadas.

Parecía que el frío y la lluvia habían pasado a segundo plano.

—¡Vámonos ya! —Byul empujó a Jeongin a dentro de un taxi que pasaba por el lugar.

Chan se apresuró para detenerlos, pero ella había cerrado la puerta antes de que pudiera decir algo.

—Jodido idiota —dijo ella apretando los puños.

—Jeongin, no puedes irte, así como así, tenemos que hablar —le dijo Chan por la ventana—. Por favor, Jeongin.

—Arranque, por favor —pidió Byul al taxista, ignorando a Chan en todo momento, apretando fuertemente la mano de Jeongin que tenía una expresión en el rostro que parecía que iba a derrumbarse.

—¿Te has vuelta loca? —le dijo Jeongin a su hermana tratando de mantener la compostura—. Chan sigue ahí pudo haberlo atropellado.

—¡No te preocupes por él!

Jeongin miró a Chan.

—Mañana en nuestro lugar... ahí hablaremos —le dijo—. Después de la escuela.

Chan asintió y se apartó dejando que el taxista arrancara.

Jeongin no podía dejar de mirar atrás la figura lamentable de Chan.