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Capítulo 14: Basura.
Dos claveles blancos aparecieron en el campo de visión de Jeongin, el omega las miro sin estar impresionado.
—Los compré para ti —le dijo—. Me quedé preocupado por lo del otro día en la pizzería.
—Saca eso de mi vista —le dijo al alfa observando si nadie los estaba viendo, lo que menos quería era que algún chismoso le dijera algo a Hyunjin.
—No puedes decirle que no a unas flores —reclamó Bang.
—Sí, sí puedo, ahora vete Chan, en verdad me molestas.
—No puedo creer que hayas dejado de amarme, así como así —el alfa habló seriamente.
—No, no fue así como así —Jeongin explicó con un tono de voz amargo—. Pasaron muchas cosas, muchas cosas feas que me lastimaron y todas y cada una de ellas fueron por ti, porque te fuiste, porque me dejaste.
—Yo no quería hacerlo, sé que fui un cobarde, pero me arrepiento. De verdad que lo hago y no tienes idea de cuánto, Jeongin, me sentí perdido sin ti, no puede soportar la lejanía, por eso volví.
—Tu arrepentimiento llegó a mi demasiado tarde —le dijo Jeongin empezando a caminar por los pasillos de la escuela—. Tu arrepentimiento no me va a devolver a... nada.
Chan jaló del brazo del omega negándose a rendirse y lo hizo caminar detrás de él rápidamente.
—¿Qué haces a dónde me llevas Bang? Suéltame, por favor, o voy a tener que reportarte en dirección por acoso escolar.
El alfa lo llevó hasta un salón y cerró la puerta.
—Esto no es graci-
Jeongin no pudo terminar de decirle nada porque los labios de Chan nuevamente estaban moviéndose sobre los suyos, como odiaba el sentimiento que lo hacía querer flaquear y matar su voluntad que hasta ahora lo había mantenido odiando al alfa.
Jeongin lo empujó.
—¿Tú realmente eres un descarado? Por más que te digo que no, más insistes.
—Porque te amo —le dijo el alfa odiando el olor que Jeongin tenía impregnado en él, un alfa que no era él—. No puedo rendirme tan fácil, la cagué y en verdad lo siento, pero estoy aquí tratando de que me des una oportunidad.
—Es tarde para eso —insistió Jeongin mientras se limpiaba la boca.
—No, no lo es, no cuando tu corazón late tan rápido como el mío.
Chan puso una mano en el pecho de Jeongin, justo al lado de su corazón.
—Jeongin, tú me amas, serás muy infeliz si rechazas estar a mi lado. Nos pertenecemos.
Jeongin sonrió de forma burlona.
—No querido, Chan. Tú eres él que me ama, yo a ti no, tú eres él que serás infeliz por haberme dejado porque yo estoy muy feliz.
Tomó los claveles y los aventó al suelo para después aplastarlos con su zapato.
—Hace tiempo que tiré el amor que sentía por ti y lo destruí justo como a estos claveles, lo pisoteé una y otra vez hasta desecharlo de mi corazón porque era basura —su pie aplastó los claveles de nuevo—. Eres basura y la basura se desecha, así que deja de molestarme, Chan.
Y se retiró sin mirar atrás. Su corazón seguía latiendo sin poder creer que él había dicho todo eso, pero al mismo tiempo le dolía demasiado.
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