Este es un bono extra. No es un capitulo, pero si es el verdadero inicio de la historia. 

Espero lo disfruten.

Les aseguro que les va a gustar,en un rato subiré un capitulo.

Un día en la pileta.

La pequeña Alicia de diez años, se encontraba en la pileta municipal. Todos los niños de la ciudad asistían a esa pileta, ya que el calor del verano era terrible y un chapuzón nunca estaba de más.

Ese día su hermano mayor no quiso asistir, así que se encontraba sola comiendo su helado favorito, en una de las reposeras que había traído.

Se sentía muy feliz, amaba el helado, la pileta y sobre todo hacer amigos nuevos. Al terminar su helado, lavo sus manos y se acercó a un grupo de niñas, que iban con ella al colegio.

Antes de si quiera poder saludarla, Leticia quien fue su amiga durante algunos años grito a todo pulmón.

— Ahí viene Alicia, la gorda. No la hablemos.

Haciendo que todas las niñas se rieran de ella y la señalaran.

La pequeña niña rubia salió corriendo, hacia la banqueta en donde tenía sus cosas. Se cubrió con su toalla nueva de los ositos cariñositos, y comenzó a llorar como una magdalena.

Ella nunca se había sentido así, ¿Qué era eso que estaba sintiendo? ¿Eso que estaba comenzando a crecer dentro de ella?

Un golpe en su cabeza la saco de sus pensamientos, levanto la cabeza y miro una pelota de inflable a su lado.

— Lo siento— grito un niño pelirrojo.

—Perdona a mi hermano, es muy tonto — dijo otro niño pelirrojo, exactamente igual al anterior.

Por un momento Alicia pensó que estaba viendo doble.

— La hicieron llorar, par de tontos— un chico de cabello oscuro, y ojos marrones se acercó a mí.

Puso la mano sobre la cabeza de Alicia, e hizo lo que su mamá le había enseñado, << sana sana colita de rana>>.

— No le pegue tan fuerte ¿No es cierto eso niña rubia?

Alicia niega con la cabeza. En ese instante otro chico pelirrojo aparece y la mira con curiosidad.

Genaro se queda viendo a la chica, parecía muy triste. No sabía porque y eso a él no le gusto.

Les hizo una seña a sus amigos y los hizo formar en círculo.

— Mira esa chica esta triste — señalo a la niña rubia, quien miraba triste a la nada.

— Si, porque el tonto de rulo la golpeo con fuerza.

— Ella dijo que no fue fuerte.

— Shhhh, ¿Quieren que la invitemos a jugar? — pregunto Genaro, quien volvió a mirar a la niña.

— Ay a Genaro le gustaaaaaa — se burla Pablo.

— A mí no me gusta — se quejó el niño.

— Que Siii.

— Que nooo.

— Que si tontito.

El niño ofuscado lo mira con su mejor cara de odio. Los tres hermanos se ríen de su amigo.

— ¿La podemos invitar? — volvió a preguntar.

— Que sí, pero que no llore. Es bonita para llorar.

Ese comentario hizo enojar a Genaro, quien no sabía porque. Pero quería hacerse amigo de esa niña de ojitos tristes.

Pablo lo empujo para que acercara a la niña.

Alicia miro al chico de ojos marrones, era un niño muy lindo con una linda sonrisa.

— ¿Quieres jugar con nosotros?

La pregunta sorprendió a Alicia. Quizás ellos no habían escuchado lo que dijo su ahora ex amiga.

— Si — respondió con una sonrisa.

Se levantó con la toalla gigante rodeándola.

A Genaro eso le resultó extraño, y como la curiosidad de un niño es más grande le pregunto.

— ¿Por qué no te quitas eso? Vamos a jugar en el agua.

— No quiero.

— ¿Y si te presto mi remera?

A Genaro no le gustaba estar en la pileta sin su remera, porque su papá le decía que tenía barriga cervecera. Sea lo que sea eso.

Pero si quería que linda niña rubia, fuera su amiga. Tenía que jugar con ella.

— Ten.

Genaro intento no mirar su panza, pero le resultó imposible. Pensó que su nueva amiga le diría algo como eso, así que se dio vuelta.

— ¿No vamos a jugar?

Alicia se puso la remera de su nuevo amigo, que no sabía cómo se llamaba. Pero ahora lo veía como su amigo.

Le agarro la mano y le regalo una sonrisa. Genaro hizo lo mismo, vio que le faltaba un diente. Pero eso lo hizo verse más hermoso si era posible.

— Si, te voy a presentar a mis amigos.

— Me llamo Alicia.

— Yo me llamo Genaro, pero puedes decirme mejor amigo.

A la pequeña Alicia eso le pareció genial, ya que ahora no tenía amigos y Genaro le presto su remera y la invito a jugar. Eso es algo que hacen los amigos.

— ¡Sí! Seamos los mejores amigos.

Ambos niños se olvidaron de esos pensamientos que todavía no comprendían, pero que si los habían afectado de forma grave.

Pero al final eran niños, que solo querían jugar y divertirse.

Y al final un recuerdo feo, que ellos ya habían olvidado, se transformó en el recuerdo más preciado de ambos. El día en el que se conocieron y se volvieron mejores amigos.