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Capítulo 5.



Capítulo 5.

Girls Just Want to Have Fu-Cyndi Lauper.


Alicia.

Vico iba saltando de un lado a otro por el centro comercial. Ambas teníamos un Bubble Tea en nuestras manos. Una bebida coreana que está loca me hizo probar. Y la verdad no sabía mal.

— Mira una librería — señala un local del centro comercial —. Vamos — me toma de la mano y me tira hacia la vidriera de la librería, ya que no se puede pasar con bebida.

— Mira amo ese libro — señala uno —. Antes de diciembre es mi libro favorito, quiero un Jack en mi vida. Uno que le guste mi culo grande y me haga sentir hermosa.

La miro con una sonrisa.

— Ya sos hermosa y tu culo es hermoso.

— Eso lo dices porque ahora somos amigas.

— Lo digo enserio.

Hace ya un mes y medio que la conozco, y salimos casi siempre. Cuando no tenemos terapia, pero siempre nos juntamos o en mi casa ver películas o en la suya. Paula dice que ambas somos influencias positivas en la vida de la otra.

La idea de venir al centro comercial era porque me anime a querer comprarme ropa. Algo que antes nunca quise hacer, y me daba pavor. Pero la influencer a la que sigo, recomendó una tienda en este lugar y pensé ¿Por qué no?

Mamá estaba feliz. Ya que nunca quise hacerlo, ni siquiera cuando era una niña. A ella le encanta verme usando colores claritos y remeras que no sean gigantes. Aunque las sigo usando porque también me gustan como me quedan.

— Sabes, podríamos gastar la plata que nuestros padres nos dieron en libros y no en ropa. Total, no me quiero probar nada.

— No Vico, ambas estamos bien. No tuve crisis de llanto por mi cuerpo y vos no tuviste atracones. Nos merecemos comprarnos algo que nos haga sentir más lindas de lo que somos.

Ella me mira dudando. Mira los libros y luego a mí, repite varias veces el proceso.

— Esta bien, pero vendré luego por este bebé si me sobra dinero.

—Dale, trato.

Ambas fuimos hasta la tienda. Al entrar sentí un gran nudo en la garganta. Vico apretó mi mano, estaba igual de nerviosa que yo.

— ¿Lista? — pregunta.

—Sí.

Empezamos a ver la ropa, yo fui a hacia el área de tops y ella me siguió. Encontré unos bonitos, me decidí por uno rosa con mangas princesa y uno que es blanco, pero parece que tuviera una badana atrás para atarse.

— ¿Esto cómo se usa? — le pregunto a Vico.

— Te lo pones como un top — me muestra la parte que parece una musculosa corta— Y luego te acomodas el pañuelo como si fuera un top, va la parte del frente.

Lo miro con cierta duda.

— Te va a aquedar bien — ella se fija en la talla—. Es tu talla, ve y pruébatelo.

— Bien, pero elegí vos también.

Ella mira, saca un top verde con flores blancas. Si lo ves bien parece un musculosa corta.

— Me gusta — digo.

Elije otro blanco con tiras, y uno como el mío en negro solo que el pañuelo o badana es liso. Luego vamos hacia la parte pantalones.

— Nunca use cargos, porque siempre sentí que se me verían horribles — admite ella.

— Yo también, que me harían parecer más culona.

—Si me disculpan, perdón que me meta — dice una chica al lado nuestro —. Hola que tal, soy Vale trabajo acá. Y si me permiten decirles, les quedaría muy lindo el pantalón cargo a amabas. No pierden nada por probar.

Ambas nos miramos.

— Bueno... — la voz de Vico tiembla, un poco — yo quiero en talle cuarenta color militar.

— Yo uno color negro, en talle cuarenta y seis o cuarenta y ocho.

—Listo, se los busco — dice ella con una sonrisa en el rostro.

En menos de cinco minutos tenemos los pantalones. Seguimos viendo, en un acto de locura busco una pollera de jeans celeste clara y otro top con estampado de cebra pero en vez del clásico negro, es lila y rosa.

Junto con Vico nos miramos y entramos a los probadores.

Con el corazón latiendo a mil por hora, comienzo a sacarme la remera para probarme primero los tops. Vi mi cuerpo en el espejo, ya no me sentía horrenda.

Los brazos seguían sin parecerme lindos, son gordos pero no son feos. Aunque había bajado unos kilos gracias a la caminata. No estaba delgada, y la verdad estaba lejos de serlo. Pero mi cuerpo no me parecía feo.

Como suele decirme Vico, tengo una figura de reloj de arena. Aunque mi busto es grande, tengo una cintura chica y luego mis grandes caderas, culo y piernas. Aunque mi panza no es plana no es fea.

Según Paula, siempre fui así, capaz ahora me veo menos "hinchada" como ella dijo. Por la razón de hago actividad física y cambie un poco mi alimentación. Pero sigo estando igual, solo que ahora estoy viéndome como realmente soy y aceptando de apoco mi cuerpo.

Me pongo el top rosa. Y me sorprendo al ver cómo me queda. Me atrevo a mirar hacia el espejo, abrí primero un ojo. No se ve tan mal... Enfoco mi vista en mi reflejo, no puedo evitar sonreír, me gusta cómo me queda.

Salgo del probador al mismo tiempo que Vico. Quien se puso el top blanco con el cargo militar.

—Wow, te queda fantástico — la admiro.

— ¡Me encanta como te queda ese top! — chillo en modo eufórica. Haciendo que ambas riamos.

— ¿Lo llevas?

—Claro, ¿Vos?

— ¡Sí! — digo feliz.

Entro y me sigo probando la ropa, nunca me sentí tan feliz probando me ropa. Me probé los cuatro tops y todos me quedaron bien y me sentía cómoda. Que eso fue lo mejor de todo, ya que eso me daba motivo para ponérmelos.

El pantalón cargo me encanto, era tiro alto entonces quedaba muy lindo y cómodo. Aunque la verdadera prueba de fuego fue la pollera de jeans. Ver mis piernas sin estar cubiertas fue un golpe duro, pero no las odie. Me choco un poco ver la celulitis, y ver lo blanca que soy. Pero no me importaba, me gustaba como me quedaba.

Una vez que Vico y yo salimos del vestidor. Vale nos esperaba afuera, su cara de felicidad cuando le dijimos que llevábamos todo fue épica.

Salimos felices de la tienda.

— No puede creer que lo hicimos — dije sin poder creerlo.

— ¡Si lo hicimos! — dice agarrando mi mano con fuerza. — Yo soy valiente — dice mirándome.

— Y no voy a dejar que esas palabras —continuo.

— Corten mis alas — decimos al mismo tiempo.

— Tenemos que hacerle un regalo a Paula. Nos ayudó muchísimo — dije.

— Si, ella y vos. Me ayudaron bastante — admite Vico.

— ¿Podríamos comprarle un libro romántico? — digo riendo.

— Si, le compremos Antes de diciembre.

Suelto una carcajada.

— Vas a hacer que me compre ese libro — digo riendo.

— ¿Qué esperas? Jack es mi religión. Yo le rezo a Joana Marcús y a Taylor Switf.

Suelto una carcajada mientras niego con la cabeza. Vamos a la librería, en donde damos mil vueltas mirando libros. Nunca fui fan de leer, pero por la insistencia de mi loca amiga, compre Antes de diciembre y entre las dos le compramos el mismo libro a nuestra psicóloga.

— Seguramente ella tenga mucho que decir cuando se entere que compraste el mismo libro.

—Por suerte lo puedo hablar en terapia — digo riendo.

Mi celular suena. Genaro, me mando varios videos en Tik Tok. Le mando un mensaje diciendo que ya los voy a ver. Y él responde corazón y un pescado.

Nunca voy a entender cómo funciona su mente.

— ¿Hablas con ese mejor amigo raro? — pregunta Vico.

— Si, ¿Cómo lo sabes? — pregunto guardando el celular.

— Porque siempre lo hablas o lo mencionas, tus ojitos brillan como boba enamorada.

— Yo no estoy enamorada de nadie — digo a la defensiva.

— Sí que lo estás.

—No.

— Dale claro, vos no estas enamorada de tu mejor amigo. Y yo soy Elsa y tiro hielo por el culo — dice en un tono sarcástico.

— Que vos tires hielo por el culo, no es problema mío — me burlo riendo me de ella. Una señora que paso por nuestro lado, nos miró mal —. Pero...

— Pero si te gusta.

— Sí, hasta creo que lo amo y no como amigo.

— ¿Por qué no se lo dices?

La mire como diciendo ¿En serio?

Ella me devolvió la mirada como diciendo ¿En serio qué?

— Porque no le puedo decir a mi mejor amigo que me gusta. Seria arruinar la amistad, aparte él me ve como una amiga. Y primero tengo que estar bien de acá — señalo mi cabeza.

— Deja de decir boberías. Eh visto tu Instragram, él le pone caritas de enamorado a tus fotos del atardecer. O está enamorado o es un tipo con fetiches raro.

Comienzo a reírme. Vico tiene cada ocurrencia.

— Si estuviera enamorado o le gustara. Ya me lo hubiera dicho — digo — él es muy directo con todo lo que siente.

— O capaz es igual de tonto que vos, y no quiere arruinar la amistad — dice —. Aunque no lo conozco, no sé si es digno.

— Nadie es digno de nosotras — comento riendo.

— Solo Damon Salvatore y Deán Winchester.

—Exacto — digo riendo — ¿Hacemos maratón hoy?

— Claro, nunca había visto Sobrenatural hasta que te conocí. Voy por la temporada siete.

— Mañana vas a ir por la nueve.

— Maldita loca, harás que el culo se me aplane.

Amabas soltamos una risa. Veo que se queda seria y mira hacia el frente. Sigo su mirada hasta...

¡No! Está demente, si piensa que voy a hacer eso...

Yo te dije que lo estaba.

— No.

— Si — moviendo la cabeza como loca.

— No.

— Si, ¡Un tatuaje de amigas! — dice.

— Estás loca.

—Nos hagamos unas alas. Como de ángel, demonio o hadas — dice emocionada. — Hoy hicimos cosas que nunca pensamos hacer. Compramos ropa, comimos en un lugar público y no nos importó. Y como dijiste llevo casi dos meses sin atracones y vos sin crisis por tu cuerpo. Creo — me mira con mucha ilusión — que nos lo merecemos, tatuarnos las alas que siempre debemos recordar, que nadie debe cortar.

La miro a ella, pienso en todo lo que dijo. Y tiene razón, me mire al espejo en un probador y no sentí asco por mí misma. Me sentí hermosa y estoy cada día logrando amarme por quien soy.

—Vamos — digo riendo.

— ¿En serio?

— Si vamos, antes de que me arrepienta.

Soltamos una risa ambas y con un loco impulso entramos a la tienda de tatuajes.


Holis, buen miércoles. ¿Como están?Espero que bien, yo estoy en semanas de exámenes. Pero acá estoy escribiendo un poquito.

Espero les guste el capitulo. Si es así, pueden comentar y no se olviden de votar.

Muchas gracias por leer.

Besitos,y nos leemos pronto.

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