Capítulo 39.
Capítulo 39.
"Tiroteo" Marc Segui y Pol Granch.
Alicia.
— ¿Quieres explicarme cómo es que Jen deja a Jack? — pregunté enojada, tenía los ojos llorosos.
Nunca había llorado leyendo un libro, si por películas o series. Como con el final de "Diarios de vampiros", pero nunca por un libro.
— Lo siento amiga, pero te juro, te juro. Que todo va a mejorar en el segundo libro — se disculpa Vico. — ¡Al fin terminaste el libro! — se queja.
— No lo termine... ¡El maldito libro terminó conmigo! — chillo.
Deje el libro sobre el lavatorio del baño de la escuela. Porque tuve una hora libre, así que decidí leer para pasar el tiempo. ¿Quién diría que terminaría con el corazón roto? Todo por ese maldito final, es que... ¿Cómo terminó así? Es peor que el final de la película El titanic.
— Si, lo sé. Saber que el pobre Jack piensa eso de Jen, me lastima.
— Pero es pendeja, podría dejar de ser tan boba. Debería dejar de hacer caso a lo que quiere el resto y hacer algo por sí misma. — Dije enojada. — Pero no, siempre baja la cabeza y la caga.... ¿Cómo va a hacer eso al final? Después de todo lo que vivieron juntos— otra lagrima salio de mis ojos.
— Bueno Ali, pero entiende que siempre vivió con inseguridades y literalmente siente que no es buena para él. Claramente va actuar así de estúpida, aunque si me dolio lo que le dijo a Jack.
— Quizás si tienes razón... — me sequé una lágrima solitaria. La verdad me sentí como si me pasara a mi y no a los personajes del libro. — Pobre Jen, pobre Jack .— me lamente.
— Pobre nosotras que leímos todo. Encima no leiste desde la perspectiva de él, boluda, no sabes lo que duele.
— ¡Olvídate! no voy a leer ese libro ¿Crees que soy masoquista?
— Por lo que me han contado, te gusta que te nalgueen...
— ¡Qué perra! no digas eso.
Sentí como me sonroje hasta las orejas. Nunca más le vuelvo a contar nada a esta chica.
Escuché la carcajada de Vico por el otro lado del celular, ambas estábamos en clases. Pero ella estaba en recreo.
— Buena, nena linda. Nos vemos después de terapia, merendemos y hablemos de este libro.
— Okey, pero me vas a prestar el segundo vos. No lo voy a comprar si también termina así, porque mi corazón sufre y mi bolsillo igual.
— Tranquila te lo presto, después lo vas a querer comprar.
— No lo sé, no confío en tus gustos literarios ahora.
De fondo se escucha la campana que anuncia el final del recreo, en la escuela de Vico.
— Me voy perra, nos vemos después.
— Nos vemos.
Luego de colgar, guarde mi celular en la cinturilla de mi pollera. Me volvi a lavar la cara, tengo los ojos hinchados
—Mira que tenemos aquí, un chanchito llorón. — La voz de Leticia me hizo levantar la cabeza de golpe.
Esta vez estaba sola, sin su séquito de clones malvados. Decidí ignorarla, porque la verdad mi energía se pierde llorando por el final de Antes de diciembre.
— ¿No me escuchaste? — preguntó ella, esta vez levanté la vista hacia ella.
—¿Qué?
— ¿Te estás burlando de mí? — preguntó indignada.
¡Espera! ¿En qué momento me burlé? Wtf,esta perra esta loca.
Mejor me voy del baño, antes de que me diga algo más.
Cuando paso por su lado, me agarra del brazo y me frena de golpe.
— ¡Oye! Suéltame — tironeo mi brazo.
— No te hagas la tonta, sabes muy bien lo que estás haciendo. — me dice, apretando el agarre en mi brazo.
¿Qué demonios? ¿Yo que le hice ahora?
Creo que este fue uno de los momentos en el que tengo una epifanía, y hago algo que nunca jamas en mi vida hice antes. Enfrentar mis problemas, en este caso enfrentarme a ella.
— ¿Qué se supone que estoy haciendo? — pregunte, me volví hacia ella, para quedar de frente.
— Hacerte la viva conmigo.
—
— Mira, nunca te hice nada. Es más nunca interactúa con vos a propósito, siempre sos vos la que me persigue para acosarme. — le reclamé, Leticia levantó sus muy arregladas cejas. — ¿Acaso te gusto?
La cara de sorpresa en el rostro de Leticia, duró muy poco, porque inmediatamente la cambió por una mueca de asco. Como si hubiera pisado caca de perro.
— Nunca me gustaría un cerdo como vos. — dijo indignada.
Puse los ojos en blanco, su comentario lejos de ofenderme o lastimarme. Solo me causó indiferencia.
— Bueno, entonces ¿Por qué mierda me molestas? — cuestione, me crucé de brazos y la mire sin ningún tipo de emoción.Aunque estaba temblando, por esa razón escondí mis manos para que no se viera el temblor. La adrenalina recorría mi cuerpo a velocidad de la luz. — No te hice nada, y si no te gusto. No entiendo, porque me molestas ¿Que ganas con eso?
— Te molesto, porque personas así de feas y gordas no deberían existir.
— Wow, me heriste el alma al decirme esas crueles palabras. — dramatice, hasta lleve mi mano al corazón. — Pero eso no responde mi pregunta, aunque sí aclara lo que ya sé. Que sos una gordofobia, y que también estás un toque mal de la cabeza. ¿Fuiste al psicólogo? te puedo dar el número de la mía, seguramente se especialice en tus problemitas.
No puedo describir la expresión en los ojos de Leticia, incredulidad, sorpresa, enojo, bronca e ira. No lo sé, es una mezcla de muecas y cara de culo. La verdad hasta yo me sorprendí de lo que dije. Usualmente uso el sarcasmo con amigos, y en forma de broma. Jamás para defenderme, será que que casi cinco meses de terapia, sirven de algo. Me alegro de que no sea dinero mal invertido.
— Tú maldita...
—¿Qué? Te molesta que te diga la verdad — me encogí de hombros. — A mi me molesta, que me insultes. ¿Quién te crees que sos? Solo porque sos flaca y linda, me tienes que herir. No podes ir por la vida hiriendo a las personas con tus palabras, esas duelen mucho más que los golpes.
Quizás era demasiado moralista mi discursito, pero no me importa. Lo que me molesta, es que podría estar quejándome de lo mal que me hizo este libro y no aca discutiendo con ella.
— ¿Qué me hiciste? Me quitaste a Genaro, encima tenes el tupe de ignorar a Leo y traer a los dos chicos mas lindo del curso, atras tuyo. — se queja super indignada, como si yo hubiera cometido el peor crimen del mundo. —Encima ahora andas siempre con todos los chicos lindo del curso b, y te crees la gran cosa ¿Que ven ellos en vos? si sos...
— Si soy qué ¿Gorda? — termine por ella la frase.
— Si una gorda fea...
No la dejé terminar porque la interrumpí. Quizás sus comentarios ya no me duelen, pero tampoco me los voy a bancar.
— Primero no mientas, no soy fea — señale el espejo. — Me acabo de mirar y quizás los ojos rojos no ayudan demasiado, pero no soy fea. Soy gorda y eso no es malo, y eso no me clasifica como otra especie de ser humano. Soy gorda y tengo el mismo derecho que cualquiera persona de ser tratada con respeto y dignidad . Soy gorda y claramente se que esa palabra no es un insulto, es como decir flaca, alta o baja. Es un adjetivo calificativo, lo vimos en lengua.
Me acerqué a ella y le puse un dedo sobre el hombro, hinchando ligeramente mi uña en su camisa. Éramos casi de la misma altura, ella era un poco más alta. Pero en ese momento, yo me sentía más alta o mejor dicho más imponente.
Nunca me la había enfrentado de esta forma, quizás la tome desprevenida. Pero no iba a desaprovechar esta oportunidad, le diría todo lo que tengo guardado.
— Lo único malo aca es tu actitud de mierda, tu crueldad y podría decir que tu ¿Realidad? — dije algo confusa. Ya que no sabía bien cómo decirle su versión de la realidad. — Porque no te quite a Genaro, es más, me puse hace menos de dos meses de novia con Genaro. Vos lo conoces hace casi 7 años y nunca salió con vos. ¿Por qué de pronto es mi culpa?
— Si, porque si no le dieras lastima no saldría contigo.
— Te equivocas. — la voz de Genaro, nos tomó por sorpresa a ambas. Las dos giramos hacia la puerta, en donde mi novio estaba parado. — Yo llevo enamorada de Alicia, desde que la conocí. Creo que antes de saber, que era el amor, yo lo sentía por ella ¿Sabes otra cosa Leticia?
— ¿Qué? — pregunto en un hilo de voz.
— Que no importa si me separo de Alicia algún día, nunca en mi vida. Saldría contigo, primero me corto el pito y me lo trago.
Los ojos de Leticia se llenaron de lágrimas, pero no me movió ni un pelo.
— Permiso.
Paso por el lado de Leticia, tomo mi libro que había quedado abandonado en un rincón del lavamano. Luego me dirijo hacia mi novio, quien me esperaba con la mano extendida, mano que claramente tomé.
Dejamos a Leticia sola en el baño. Nos fuimos por el corredor y salimos al patio, el cual estaba desierto, por lo que veo todavía seguimos en hora libre y el resto debe estar en clases.
— ¿Cómo me encontraste aquí? — pregunte.
Genaro apretaba mi mano con su suavidad, él no decía nada. Solo miraba hacia adelante y apretaba con fuerza la mandíbula.
— Ya deja de estar enojado, a mi no me afectó lo que ella dijo.
Genaro se frena en seco, con un rápido movimiento me rodea con sus brazos y me abraza con fuerza. Sin entender bien lo que está sucediendo, lo rodeo con los brazos.
— Me preocupé muchísimo, te habías ido hace casi media hora y cuando no la vi en el aula. Pensé que seguramente esa estupida, te estaba lastimando, y no quería volver a fallarte.
— Pero no me fallaste, es más llegaste en el momento justo.
— No, si te falle. Antes no me di cuenta de lo que Leticia y su grupo de idiotas te hacían. Después de saberlo, me prometí a mi mismo ayudarte siempre. — su voz sonaba ronca, si no fuera un chico "duro" seguramente lloraría.
— Esta bien Gena, yo tampoco decía nada. — me separé un poquito de él. Lo mire a los ojos. — Yo tengo que pelear mis propias batallas sola, esta bien que me protejas, porque para algo tengo un novio tan alto. — bromeó haciéndolo reír. — Pero esto lo debía hacer sola.
— Esta bien, tienes razón. — Concuerda. — Además escuche un poco de lo que le dijiste, eres ruda con las palabras. — inclinó su cabeza para besar mi frente. — Así que de ahora en adelante, yo soy el músculo y vos el cerebro. Para las peleas, seríamos un equipo increíble.
Ambos reímos a carcajadas.
— ¿Comó que desde ahora? Si siempre fui el cerebro, y claramente vos Pinky.
— Eso es verdad, es porque sos enana como cerebro.
Lo miré entrecerrando los ojos. Genaro soltó una carcajada, haciendo que se le marquen los hoyuelos.
Me tomo con ambas manos las mejillas, y beso mis labios. Un beso corto y dulce.
— Te amo mucho, mi pequeña valiente.
— ¿Crees que soy valiente?
— Si valiente, guapa, hermosa, inteligente, encantadora, — comenzó a besarme las mejillas. Sentía mi corazón agitado, y mi estómago daba un brinco. —Y sobre todo eso tambien estas media loca, pero te amo asi.
— Vos sos un pendejo, pero no cambia que te amo. — bese sus labios.
— Soy un pendejo con suerte. — se separó de mí, y tomó mi mano entre las suyas. — Vamos a clases.
Hola, perdón por andar perdida. No era mi intención, pero aquí estamos con un nuevo capítulo y pronto haré una maratón de varios capítulos seguidos.
Perdón por la demora, y mil gracias por la paciencia.
Espero les haya gustado el capítulo.
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