Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 30.

Capítulo 30.

Stop Crying Your Heart Out- Oasis


Alicia.

— O sea que el día que no tengo terapia, va la mismísima reina Azucena — digo enojada.

Vico suelta una carcajada, y toma de su batido.

Se la veía mucho mejor, sin ojeras y sonriendo.

— Si, encima hablo conmigo y me va ayudar para que me dejen de molestar — dijo con media sonrisa.

Todavía tengo la rabia atragantada en la garganta, cuando me invito a merendar hoy me puse realmente feliz. Ya qué llevamos semanas solo hablando por teléfono y viéndonos los viernes después de terapia. Aprovecho este momento para contarme que paso realmente y lo que viene pasando desde que comenzó el año.

Eso me dolió bastante, porque tanto ella como yo. Iniciamos el año escolar con miedo de lo que podría ocurrir, de que todo nuestro esfuerzo fuera en vano.

Y mientras yo no la pase tan mal, ya que el grupo de Leo no me ha molestado y esto con mis amigos, solo queda Leticia. Pero a ella la ignoro.

No sabía que Vico la estaba pasando mal, aunque llevamos dos meses y medio de clases, el daño que le hicieron es terrible.

Pero ver a mi dulce amiga, acá merendando y sonriendo. Diciéndome que hará todo lo posible por estar bien, me hace verla de otro modo.

No solo verla como mi amiga que lucha cada día, sino como alguien resilente y valiente. Que levanta la cabeza a pesar de las lágrimas. Eso es totalmente admirable.

— Estoy muy orgullosa de vos, Vico — digo de repente.

— Todavía no hice nada, estoy en camino.

—Lo mismo sonsa — le tiro con una servilleta —. Lo estás haciendo y sabes que me tenés a mí, para todo lo que necesites. Llorar, gritar o ir llenarles la casa de huevo.

Ella comenzó a reírse negando con la cabeza.

— Dios, te juntaste mucho con los chicos.

— Es que vos me abandonaste. Gena este modo meloso, así que me vive llevando a cada juntada que hacen. Se me pegaron sus mañas.

Ella suelta un chillido.

— ¡Al fin! — chillo haciendo que las personas a nuestro lado. Nos miraran de reojo. — Quería decirlo en persona. Es que tardaron tanto en aceptar que se amaban, que ya me estaba cansado — comenta —. Aunque estoy muy feliz por ustedes.

— Gracias, es que todavía no me lo creo — comento riendo. — Es tan irreal, seguimos siendo cariñosos pero hay otra confianza entre nosotros. Una en la que yo sé que puedo besarlo en los labios en cualquier momento. Y en la que él me agarra de la cintura sin importar el momento. — suelto una risa recordando lo que paso ayer —, el viernes en el recreo. Yo hablaba con Kai y unos chicos del curso sobre un trabajo. Y de la nada apareció Genaro sumándose a la conversación, pero pasando su brazo por mi cintura. Algo que no pasó desapercibido por nadie, ya que vi como los ojos de mis tres compañeros iban a su mano en mi cintura.

Vico suelta una carcajada.

— Es que al fin tiene un pretexto para ser celoso. Si cada vez que veía a Kai, lo quería hundir seis metros bajo tierra.

—No digas eso, Kai es un amigo y aparte tiene novia.

— ¿Sabías que se volvió amigo de Darío no?

—Sí, lo sabía.

— Pues ellos se hicieron amigos, y se de muy buena fuente que a él le gustabas enserio. Pero que no podía competir contra Genaro.

— Ay, pero eso fue hace mucho ¿No? — pregunte preocupada.

— No una semanas antes del trágico momento — haciendo referencia a cuando le pidió que se fuera de su casa —, me conto que Kai quiso darte celos con su nueva novia y que estaba muy mal. Porque literalmente lo felicitaste y le dijiste como conquistarla.

— Pero es que es mi amigo, yo solo pensaba que eran besos de verano — comente algo incomoda. Nunca me di cuenta de sus sentimientos, pensé que todo había quedado claro.

— Ni siquiera piensen en sentirte mal por no darte cuenta de lo él sentía. Porque desde que empezaron a besarse, los dos dijeron que era solo eso.

— Tienes razón.

— Aparte le dijiste que lo veías como amigo, si el sintió mas ya es otro tema.

Bueno ella tenía razón. Yo había hablado con Kai, así que por ese lado. No debería preocuparme de eso.

— Cambiando de tema ¿Has hablado con Darío?

— Mañana nos vamos a ver, fue una semana de parciales así que no lo quería molestar. — dice con tranquilidad — ¿Te puedo hacer una pregunta?

— Si Vico ¿Qué pasa?

Ella toma de su batido, luego enfoca sus bellos ojitos en mí. Estaba nerviosa, como si no estuviera del todo segura de hacerme su pregunta.

— ¿Crees que vale la pena estar conmigo?

Su pregunta me sorprendió, no es algo que esperaba que me preguntara. Pienso bien mi respuesta, antes de responderle.

— No vales la pena, lo vales todo Vico.

— Creo que no me entendiste — murmura.

— Si te entendí, lo vales todo amiga. Vales aunque hay día que no te sientas bien, lo vales cuando estas completamente feliz y lo seguís valiendo aunque estés completamente triste.

Vico estaba llorando, esta tonta. Me hace llorar a mí.

Ahora la gente nos miraba porque ambas llorábamos, mientras nos tomábamos de las manos. Y la verdad me daba igual lo que los demás pensaran.

— Gracias, enserio Alicia. Tu también lo vales todo — balbucea.

— Lo valemos.

Lo valemos a pesar de estar perdidas en el mundo. Lo valemos incluso si hay días en los cuales no podemos amarnos. Lo seguimos valiendo cuando rebosamos de amor propio y de risas. Lo valemos a cada instante de nuestras vidas, y con cada latido de nuestro corazón los seguimos valiendo todo.

***

Estaba haciendo mi caminata usual de todos los días, ya que me di cuenta que me gusta ir a caminar escuchando música o escuchando mis propios pensamientos. Se había vuelto mi pasatiempo favorito, caminar sola o acompañada, es algo realmente relajante.

El otoño estaba en su máximo esplendor, las hojas marrones y amarillas adornaban el camino. Hasta se me había antojado un café, podría ser un buen momento para uno.

Miro mi celular, había recorrido casi dos kilómetros en una hora y diez minutos. Conozco el camino de memoria, por esa razón sé que hay una cafetería a dos cuadras.

Me dirijo hacia el lugar, al llegar entro. Me deleito con el olor a café y cosas dulces, pero no me podía quedar mucho tiempo. Ya que esta noche tengo una cita con Genaro, así que me debía preparar.

Voy hacia la caja, espero que el chico que esta atendiendo me vea. Pero esta dado vuelta.

— Hola — salude esperando que el chico me escuche.

Se dio vuelta, tanto él como yo nos quedamos viendo por un segundo sin poder creer a quien teníamos en frente. El chico detrás del mostrador es Leo.

— Alicia — dice sorprendido al verme.

Yo y mi mala decisión de tomar un café.

— Hola, para pedirte un café para llevar — dije cortante. La sonrisa de Leo vacilo un segundo.

— Claro, ¿Cómo quiere su café?

— Un café con leche.

— ¿Azúcar o edulcorante?

— Azúcar.

— ¿Sos novia de Genaro?

Me quede en blanco por unos segundos, ya que no esperaba eso. Esperaba que me cobrara.

— Que te importa — respondí.

— Si me importa, por algo te pregunto.

— Pero no quiero responderte.

— Entonces no te hago el café — amenaza.

Ruedo los ojos.

—Entonces no lo quiero — me doy la vuelta para irme.

— No te vayas, te lo voy a hacer. Pero respóndeme — pide.

— ¿Por qué debería? No somos amigos, de no sé cómo somos conocidos.

Leo me da una última mirada, antes de ponerse a hacer mi café.

¿Qué mierda le pasa? Nota mental, no volver nunca más a este lugar.

— Pero, si te doy el café gratis.

— Aunque me caigas mal, no quiero que te despidan — digo buscando el dinero en la funda de mi celular.

—No creo que me despidan, si mis papas son los dueños — comenta.

— Bueno, pero igual no quiero. Gracias.

— ¡Oh! — se queja — ¿Qué tengo que hacer para que me perdones?

Me quede aturdida por unos segundos. Las personas que trabajan con él lo miraron raro, mejor dichos nos miraron.

— Mira primero cóbrame el café y dámelo. Luego me voy y todos seguimos con nuestras vidas — dije.

— ¿Por qué evades mis preguntas?

— Porque no te quiero responder. No estoy obligada

—Solo quiero que me perdones — dijo con sinceridad. Que casi conmueve mi corazón.

— Dale te perdono — digo de repente. Haciendo que me mire con ilusión —, si te perdono por haber llenado mi mochila de resto de comidas tuyas y de tus amigos. También te perdono por haberme dibujado un cerdo en el banco cuando tenía trece, o quizás la vez que vos y tus amigos me grabaron comiendo y lo subieron a una página de Instragram para burlarse de mí — dije con sarcasmos — ¡Obvio que perdono! Te súper perdono por todos los traumas que me ocasiónate — dejo la plata en el mostrador de manera brusca y tomo mi café.

Salgo de la cafetería hecha una furia. Enojada y triste al mismo tiempo.

No puedo creer ¿Con que cara me pide perdón? Después de todo lo que me hizo y todo lo que sufrí.

No tengo porque perdonarlo, ni mucho menos soportar sus estupideces.

No sé qué mosca le pico para pedirme perdón repentinamente y repetidas veces. Pero eso no va a borrar los años de abusos y humillaciones.

Niego con la cabeza, no voy a gastar ni un minuto más de mi vida en recordar el pasado.

***

— Trae los pururúes — le digo a Genaro.

— Ya los tengo— dice, y me tira uno al pelo.

Me doy vuelta indignada para decirle algo, pero el muy astuto me da un beso fugaz en los labios. Para salir corriendo hacia mi habitación.

— Idiota — masculle.

— Yo escuche un te quiero — grito desde mi habitación.

Habíamos preparado un cine en casa, habíamos acomodado mi habitación. Trajimos el tele de la sala, y varios almohadones que tiramos al suelo para poder sentarnos.

También trajimos los refrescos y algunos dulces.

Nos sentamos, acomodando todo en su lugar.

— Foto para presumirle a los chicos — dice Genaro.

Quien hace una mueca rara con la boca, haciendo me reír a carcajada. Siento el "clic" de la cámara. Me enseña la foto, y realmente es una foto hermosa. Ambos salimos sonriendo, el con cara rara pero se sigue viendo precioso como siempre.

— Envíamela a mí, me gusta la foto — comento. Mientras me tiro hacia adelante para buscar el control de la tele.

— A mi me gustas vos.

Me pongo a su lado de nuevo, lo tomo de la mejilla con cuidado y le doy un beso en los labios.

— Vos también me gustas y mucho.

Me acomode para poner play a la película. Pero Genaro se me tiro encima, llenándome de besos las mejillas, el cuello, la nariz y la boca.

— Me haces tan feliz — comento dándome otro beso, haciendo me cosquillas.

Me da un último beso, antes de salir de encima mío. Me ayuda a sentarme y me acomoda, de tal forma que mi espalda se apoya en su pecho. Y como siempre nuestras manos entrelazadas.

— Vos también me haces muy feliz — dije, me lleve una de sus manos a mi boca y le di un beso.

Me beso la mejilla y nos quedamos viendo la película. Se sentía como antes, pero mejor.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro