Capítulo 22.
Capítulo 22.
Sabes-Reik
Alicia.
Genaro venia pisándome los talones, doble a la izquierda topándome con la puerta del baño. Entre me quede sorprendida por unos segundos, ya que era inmenso. Tiene una bañera de esas antiguas, una ducha y hasta un televisor.
Sí que los mellizos tenían dinero.
Antes de que pudiera cerrar la puerta, Genaro entro al baño y cerró la puerta.
Bueno, creo que fue mala idea encerrarme en el baño con él. Ya que su perfume inundo todo el lugar mareándome un poco.
— ¿Quién ese ese chico que te habla? — me interroga con calma.
Me encojo de hombros, haciendo me la importante. La verdad no sé qué pretendía a mentir con eso, solo quería seguir la broma con Vico.
— Nadie me habla, es una broma — le aclaro —, pero creo que si no hubieras escuchado eso. No me hubieras hablado.
— ¿Qué decís? Si vinimos en el mismo auto...
— Pero cada vez que quería hablar, ponías la música más fuerte. Y llevas dos semanas actuando raro.
Se me queda viendo, pasa una mano por detrás de su cabeza. Esta nervioso.
— Lo sé.
— ¿Lo sabes? ¿Me dirás la razón? — cuestiono.
— Es complicado.
— No es complicado — digo un poco brusca —. Si piensas que el beso fue un error, lo entiendo y lo acepto. Pero prefiero que me lo digas ahora, y que dejes de actuar raro. Como en estas semanas, ya no sos cariñoso. No me mandas mensajes tontos todo el tiempo, parece que te dieras un espacio y necesito saber porque.
Genaro me mira con desanimo, no niega que me estuvo alejando en estos días. Eso me dolió, porque quiere decir que se arrepiente.
Bajo la tapa del inodoro, y me siento. Me duele el corazón, pero no importa. No voy a llorar ahora, eso lo dejare para cuando llegue a casa.
Como tenía la vista en el suelo, pude ver cuando las zapatillas negras de Genaro se posicionaron delante de mí.
Sus manos tocaron mis hombros, él se puso de rodillas e hizo que levantara la cara mirarlo.
— Nunca vuelvas a decir que fue un error nuestro beso, porque ambos sabemos que no lo fue — dice con total seguridad —. Si admito que me comporte como un idiota estos días, pero tiene un motivo.
Sus manos se sentían tibias en mis hombros. Me quede mirándolo, esperando la explicación, él tomó aire.
— Hay algo que no te dije Ali — comenta —, pero mejor salgamos de este baño. No es un lugar lindo para hablar.
— Bueno vamos a otro lado. Pero quiero que me cuentes todo — lo amenazo.
Genaro tomo mi mano, entrelazando sus dedos con los míos. Salimos del baño y me condujo hasta una habitación, calculo que es de Pablo, ya que está decorada con posters de Messi y de Riquelmes.
Nos sentamos en la cama, ambos en posición de indio. Frente a frente.
— ¿Qué es lo que no me contaste?
— Cuando nos fuimos de vacaciones a Neuquén, no fue solo unas vacaciones. Mis padres me contaron que se divorciaron.
— Ay no ¿Por qué no me dijiste nada? — pregunto, le agarro la mano y acaricio sus palmas con mis pulgar, haciendo pequeños círculos.
— Porque no quería creerlo, mis papas eran la pareja perfecta se amaban desde hace muchos años. Fueron mejores amigos en la adolescencia, y de un día al otro. Decidieron que no se amaban más — habla con la vos temblorosa, nunca lloraba. Pero se notaba que el tema le afectaba muchísimo — y creo que todo empeoro cuando mamá dijo que encontró trabajo en una empresa de turismo en Neuquén. Y luego todo se fue al carajo, cuando nos dijo a mí y a mi hermano, que escogiéramos con quien queríamos vivir.
Esta vez no me contuve y lo abrace, no sé cómo se estará sintiendo. Pero Gena, siempre admiro la relación de sus papas, alardeaba de como ellos eran un ejemplo de lo que él quería. No me puedo imaginar cómo se debe estar sintiendo.
Paso sus brazos por mi espalda apretándome más él.
— Como no me dijiste antes, — me lamento —, encima cuando llegaste peleamos y paso todo eso.
— Si no fue mi mejor momento. Es que todo había cambiado en mi casa, mi papá se la pasa borracho y si no en el trabajo. Me tuve que empezar a hacer cargo de la casa, y luego vos estabas con alguien más y sentí que todo se me salía de control.
Me separo un poco de él, solo para poder verlo mejor. Sus ojos estaban llorosos, una mirada de tristeza total. Él tenía tanto adentro y nunca había dicho nada.
Tomo una de sus manos entre las mías.
— Quiero que sepas, que siempre voy a ser alguien constante en tu vida. No tienes que preocuparte por perder el control en esta amistad.
Sentía mi corazón martillando con fuerza en mi pecho, Genaro estaba sonrojado.
¿Sonrojado? Nunca lo había visto así.
Hizo un rápido movimiento, tumbándome de espalada en la cama. Genaro quedo encima mío, no me aplastaba pero su nariz rozaba la mía. Sus encantadores ojos marrones me miraban con ternura.
Inclino su cabeza haciendo que sus labios besaran mi mejilla izquierda con mucha delicadeza. Ocasionando cosquillas en mi vientre bajo.
— ¿Qué estás haciendo? — pregunto nerviosa.
Intente tocarle la cara, para que me mire. Pero fue más rápido y con sus manos sostuvo mis muñecas, con la yema de sus dedos acaricio con lentitud la palma de mi mano hasta alcanzar mis dedos y entrelazarlos con los suyos.
— Sé que sos mi x, en el gráfico. — Murmuro en mi oído—, pero me aterra pensar que te puedo perder.
Su cabeza bajo hasta mi cuello, su nariz rozo mi cuello. Podía sentir como mis dedos se enroscaban en mis zapatillas.
¿Cuándo empezó a hacer tanto calor?
— Nunca me... — solté un gemido cuando sentí su boca en mi cuello, sus dientes mordiendo —Genaro...
Sentía mis cachetes ardiendo, muchas ganas de besarlo. Maldito tonto, no me deja pensar con claridad.
Sus besos dejaban húmedo mi cuello, siendo sincera no era la única parte que comenzaba a humedecerse.
— ¿Nunca qué? — pregunto mientras seguía besándome, yo estaba en un nube.
— Nunca me vas a perder, sos mi mejor amigo y... ¡Hijo de puta! — exclame cuando sus labios fueron hacia el centro de mi escote y presiono su pelvis contra la mía. Generando una fricción tan placentera, que me hizo olvidar en donde estábamos.
— ¿Y qué más? ¿Te comió la lengua el gato cara de bolis? — ronroneo en mi oído.
Seguía presionando su entrepierna contra la mía. Nuestras miradas se encontraron, mi corazón dio un vuelco al ver como él me miraba.
Adoración, ternura y lujuria. Parece irreal ver tantas emociones y sentimientos en alguien.
No aguante más y lo bese, no espere que me diera permiso para meter la lengua en su boca. Me solté de su agarre y pase una mano por su cabeza para poder besarlo con más intensidad. Las manos de Genaro se encargaron de tocar cada parte de mi cuerpo que podía.
Y esta vez las inseguridades, quedaron tan lejanas. Tan lejanas como nuestros amigos abajo.
No sé si era su perfume o lo rico de sus besos. Tampoco sabía si eran sus manos de hombre que acariciaban mis piernas, entrelazándolas a su cadera. Pero estaba perdida en deseo, en ganas de sentirlo más cerca de mí.
— Me estas volviendo loco, mi Alicia — murmuro mirándome a los ojos. Sus manos estaban en mi cara, acomodaban mi cabello.
Mientras me seguía contemplando con esos ojos tan perfectos y atrevidos.
Puse mi mano en su mejilla, acariciándolo. Recargo su mejilla en mi mano.
— A mí me vas a volver loca — admito —, me tenés embobada. Pero ni creas que vamos a dejar la conversación a medias.
—No pretendía dejarla a medias — beso mi mano —, pero me encanta cuando decís ese tipo de cosas.
Levante mi cabeza un poco y bese su nariz, el muy tonto se volvió a sonrojar.
Tan adorable.
— ¿Cómo que siempre me vas a tener? Eso es algo que deberías saber de sobra, pero bueno sos medio lento y tonto —frunce el ceño enojado — ¿Qué? No podías ser perfecto.
— Solo vos logras hacerme un cumplido en medio de un insulto — se quejó, dándome un beso de vuelta en mi mejilla.
— Es un don — admití, pasando mi mano por su cabello — ¿Por eso actuaste tan distante después del beso?
— Si, no quiero que nos pase lo mismo. Prefiero mil veces no besarte nunca más, a no tenerte en mi vida. Sos mi mejor amiga, sos la primera persona en la que pienso para contarle mis cosas, sean buenas o malas — se incorporó y me ayudo a sentarme de nuevo en la cama. Pase la mano por mi pelo, intente acomodarlo. Pero creo que no lo logre —. Sos la última persona en la que pienso antes de irme a dormir y la primera que me viene a la mente cuando despierto.
¿Estoy soñando? Si este es un sueño, no quiero despertarme nunca. Esto salió mucho mejor de lo que espere.
Yo no puedo creer, todo lo que me está diciendo. Es que es tan perfecto, que parece irreal.
— Te quiero demasiado, no creo que puedas imaginar cuanto te quiero — hable con la vos temblorosa —. Llegaste a mi vida hace tanto tiempo, que no puedo imaginármela sin vos. Con besos o sin besos, Gena a mí no me vas a perder nunca.
Genaro pasó sus brazos por mi cintura y me abrazo con fuerza, dejo un beso en mi frente. Se separó un poco, pero seguíamos pegados. Rodilla con rodilla, una de sus manos en mi mejilla mientras me sonreía, y la otra en mi cintura teniéndome con firmeza. Como si se quisiera asegurar que no me fuera a ir.
— Creo que puedo imaginarlo —acaricio con delicadeza mi cara —, porque así te quiero yo.
Nos quedamos como dos tontos mirándonos, dos tontos que solo se reían. Mientras seguíamos murmurando cuanto nos queríamos.
Sentía una emoción gigante en mi pecho, cada vez que nos besábamos y repetíamos la misma frase "te quiero demasiado".
¿Cómo podría darle una medida a un te quiero?
No hay escala, no hay nada que pueda dimensionar, mi amor por Genaro no tenía límites, y lo que más me emocionaba es que su amor tampoco lo tenía.
Holis, buenas noches. Hoy quería darles este hermosos capítulo. Sinceramente me morí de amor escribiéndolo, yo creo que es uno de los mas tiernos hasta ahora.
Al fiiiiiin Genaro dejo de ser tan lento, me había enojado ah. MENTIRA , lo amo demasiado.
Espero les haya gustado, espero sus comentarios o mensajes en insta. Amo cada vez que me dicen que piensan de la historia.
Bueno, mañana tengo clases así que a dormir. Besitos y nos leemos pronto, seguramente en estos días.
pd: imagen de Genaro, va como me lo imagino yo.
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