Capítulo 1.
Capítulo 1.
Sálvame-RBD.
Alicia.
Mientras veía como mis compañeros de clases saltaban a la pileta, sin ningún tipo de preocupación o pudor. Yo cubría mi cuerpo con una gran toalla de los ositos cariñositos, mientras tanto el sol me quemaba el cuero cabelludo.
Odio el verano, el sol y sobretodo usar traje de baño.
Por suerte el mini campamento de dos días, hoy llegaba a su fin. Le hicimos una despedida a sexto año y ellos nos dieron una charla de cómo enfrentar el último año que se avecinaba. Aunque eso fue aburrido, la tortura de estar en la pileta creo que lo superaba. El hecho de estar en una pileta no me molestaba, lo que me pone inquieta y nerviosa es que tengo que mostrar mi cuerpo y eso no me gusta.
Intento que el calor me de ánimos para tirarme a la pileta, pero por algún extraño motivo no me animo.
Ver al resto disfrutando de la pileta me hace desear poder meterme.
Entonces, hazlo. Nadie te va a mirar.
Ignoro la voz en mi cabeza, que siempre intenta que haga cosas fuera de mi zona de confort.
Si, debería irme a un cuerpo un poco menos cobarde.
Ruedo los ojos.
—Alicia ¿Por qué no estás en la pileta? — la voz de un chico, me sacó rápidamente de mis pensamientos.
Cuando giro mi cabeza para ver quien me habló. Me topo con el grupo de los siete chicos más apuestos del mundo, aunque si soy un poco exagerada, pero sinceramente ellos podrían hacerle competencia a One Direction en belleza.
A mí me gusta llamarlos el "Grupo de chicos hermosamente perfectos", un nombre para nada original. Pero que les queda de diez.
El grupo está conformado por Pancho, un chico casi tan alto como mi mejor amigo, su cabello es de un tono de castaño casi tirando a rubio y sus ojos son un tono de verde muy claro.
Luego esta Muela, quien es el más enano aunque me saca una cabeza, moreno de pelo rizado y negro. Es más serio que pancho, pero igual de buena onda. Pablo, Ruco y Rulo, son tres trillizos pelirrojos, carismáticos, chistosos, alegres, altos y como el resto de los antes mencionados con el cuerpo tonificado.
También tenemos a esta Pipo, quien casi no habla y parece que tiene cara de culo todo el día. Su cabello es negro y largo hasta los hombros, le dan un aire de roquero. Aparte de sus uñas pintadas de negro y sus cadenas de plata. Y al último el chico más hermoso, en mi opinión, Genaro casi un metro noventa, unos ojos cafés tan claros, una hermosa sonrisa lobuna y esos enormes brazos que tanto me gustan.
Lo que el grupo tenía en común, aparte de su amistad de años. Es que todos son apuestos, hermosamente bellos y sobretodo, buenas personas.
— ¡Muchachos! —saludé —. ¿No les hace calor? ¿Por qué no van a nadar?
— Eso mismo te digo a vos — dice Pancho —, no creo que estar al rayo del sol sea lo más recomendable.
Muela me quiso tomar del brazo y obligar a que me levantara.
— Vamos Alicia... Es aburrido quedarse afuera de la pileta — me recuerda.
Ruedo los ojos.
— Vayan ustedes, su club de fans los esperan — me burle. Todos miramos hacia la pileta, en donde el grupo de chicas un año mayor que nosotros, les sonreían y les hacía seña para que vayan.
— ¿Quieren un poco de esto? — pregunta Ruco. Mientras se quita la remera, quedando con el torso al descubierto. Muchas chicas chillaron, como si fuera un sex simbol, muy lejos de la realidad no estaba.
— Da vergüenza — suspira resignado Pipo.
— Tú cállate, no sabes nada — dicho eso, Ruco camina hacia las chicas, sus hermanos lo siguen.
Pablo engancha su brazo con el de Pipo, para seguir al grupo. Pancho se encoje de hombros se despide de mi con un saludo de soldado, para seguir al resto.
Eso hace que Genaro el único que se quedó conmigo.
¿Quieren saber cuál es otro de mis problemas aparte del calor?
El alto, guapo y de perfecto cabello, Genaro Ramos, el chico del cual estoy enamorada desde los diez años, resulta ser mi mejor amigo en el mundo.
Si, tu vida es demasiado complicada. Llora, llora. Mi conciencia no es de mucha ayuda.
— Entonces ¿Por qué no entras al agua? — me interroga, cruzo sus brazos sobre su pecho, haciendo que se marquen sus bíceps.
¿Hace calor o soy yo?
No, él está caliente.
— Porque el agua con cloro, dañaría mi hermoso cabello — dije con una sonrisa.
Él se acerca a mí, se pone de rodillas. Me regala una de sus hermosas sonrisas, haciendo que mis mejillas se sonrojen y mi estómago tenga un terrible ataque de mariposas. Lo odio...
—No le va a pasar nada, a tu hermoso cabello — en su dedo enreda un mechón. Me tiende la otra mano —. Vamos, hace un calor horrible. Y dudo que así te broncees.
— ¿Dices que soy muy blanca? — pregunté entrecerrando los ojos.
— Claro que no, pero la leche no tiene nada que envidiarte —dice riendo.
— ¡Tarado!
— Estúpida.
— Ridículo.
— Estúpida, estúpida — dice serio.
En cuanto mis ojos se cruzaron con los suyos, no pudimos reprimir la risa y la carcajada.
—Okey — digo al final. Él gana.
Con mis manos temblorosas me saco la toalla.
— ¿Es enserio? — pregunta él riendo.
— ¿Qué? — miro para abajo. Si ignoro que mi panza se marca en la remera, no creo verme tan chistosa.
— Tenés una remera puesta.
— ¿Y? Es que no me siento cómoda sin la remera.
Genaro rueda los ojos.
— Esta bien, como te sientas cómoda. Pero recuerda que sos hermosa, y no tenés porque estar incomoda con tu cuerpo. Aparte, nadie te mira.
Le doy una sonrisa tímida. Me la devuelve y me da la mano para guiarme hasta la pileta.
Es fácil decir "Nadie te mira" pero es complicado aceptar eso. Siento que todos nos miran, que miran mis piernas grandes, mis brazos anchos o el hecho de que ni la remera es capaz de disimular mi panza.
— A la cuenta de tres.
— ¿Qué? — pregunto confundida.
— Dos... ¡TRES! — grito Genaro.
No pude ni siquiera reaccionar, cuando él ya se había tirado al agua llevándome con él al fondo.
El contacto del agua helada con mi cuerpo fue placentero. No sabía cuánto calor tenía hasta que toque el agua.
Salgo a superficie, intentando quitarme el pelo de la cara.
— ¡Podrías haber avisado! — me quejé riendo.
— No hubiera sido divertido, aparte el grito que pegaste me dio mil años de vida— comentó riendo.
— ¡Vamos Alicia! — gritaron al unísono, el grupo de subnormales que Genaro tiene como amigos.
Le tiro agua a la cara. Me mira ofendido y empieza a hacerlo el también. Comenzando así una guerra.
— Pendeja de mierda — dice cuando le tiré mucha agua y termina tragando.
Sé que ahora se me viene el ocho, así que le tiro más agua y salgo nadando hacia el lado contrario. Aunque se me da fatal todos los deportes, natación es la excepción a la regla.
— ¿Desde cuándo nadas tan rápido? — lo escuché quejarse.
Aunque este adelantada, lo escucho cerca. Así que tomo el camino rápido voy hacia la parte onda y me sumerjo como un pez. Nado unos cuantos metros, hasta que mis pulmones claman por aire, así que vuelvo a la superficie.
No veía a Genaro por ningún lado.
— ¿En dónde se metió este pendejo? — murmure.
De pronto siento que me jalan de las patas, y suelto un grito aterrada.
Soy arrastrada hasta el fondo, abrí los ojos y veo al idiota de mi mejor amigo riendo. Quien me tiene sujeta por la cintura.
Intento zafarme de sus brazos. Pero no me deja, será idiota. Cuando dejé de luchar, él hace el movimiento para que subamos a la superficie.
— ¡Idiota! Sabía que querías matarme.
— Puf, jamás amiga mía — dice riéndose.
Le tiro agua e intento alejarme. Pero no me deja, en su lugar baja sus manos de mi cintura hacia los laterales de mis piernas, para tomarla y enredarlas a su cadera.
Mi corazón empezó a latir con más fuerza. Mi cerebro activo cada fibra de mi sistema nervioso, haciendo que mi piel se pusiera de gallina.
— ¿Qué haces? — cuestioné intentando sonar firme. Pero si fallo, Gena no lo hace notar.
— No quiero que te ahogues. Mides medio metro y estamos a casi tres.
Le pego un manotazo en el hombro.
— Se nadar, ridículo.
—Claro, lo que digas míster magoo —replica riendo.
Las manos de él estaban en mi cadera.
Calla y disfruta de estas enormes manos...
Aunque una gran parte de mi quería disfrutar de tan placentero momento. Mi mente divago, él está dándose cuenta de que soy grande, muy grande, aunque sé que se nota a simple vista que me toque lo hace más real. Me remuevo incomoda, y el nota.
— ¿Qué pasa? — pregunta preocupado. No digo nada, evito mirarlo —. ¿Son mis manos? — Pregunta serio —, Ali mírame.
Hago lo que él me dice. Sus ojos marrones me observan serios.
— Ehhh puede que si sean tus manos.
— ¿Te sientes incomoda? — sube sus manos hasta mis hombros, el roce de sus dedos en mi espalda me hace suspirar. Una sonrisa aparece en su boca.
Tonto engreído.
— No estoy incomoda —admito.
Se inclina, colocando su boca al lado de mi oído.
— ¿En dónde quieres mis manos?
La pregunta sería ¿En dónde no? Por primera vez, mi conciencia y yo coincidíamos
— ¿Qué? — mi voz apenas es un susurro.
Él puso bajo sus manos a mi cadera, para acomodarme mejor. Yo enrede mejor las piernas en su cintura, haciendo que nuestros torsos se toquen aún más. Nuestras caras están casi rosándose, quedan apenas unos centímetros de separación entre su nariz y la mía.
—Me escuchaste — dice. Sus manos van hacia mi culo. Literalmente tengo las manos del chico del que llevo años enamorada en mi culo.
Amo ser conciencia de este cuerpo. Claro, ahora si me amas.
— Creo que tus manos son traviesas — comento riendo. Aunque intento hacerme la valiente, mis mejillas están rojas y acaloradas. Para estar en una pileta con agua helada.
— ¿Mis manos? Yo digo que vos sos la traviesa, poniéndome tus tetas muy cerca de mi cara — dice riendo.
Si, señoras y señores. Aquí yace Alicia Keller. Murió por la vergüenza que acaba de pasar.
Genaro comenzó a reírse a carcajada. Intenté alejarme, esto ya era demasiada vergüenza por un día.
— Suéltame pesado, no quiero que mis tetas te intimiden — intento zafarme. Pero no me deja.
— ¿Quien dijo que me intimidan? ¿O que me molesta su cercanía?
Me quedo perpleja. ¿Él acaba de insinuar que le gustan mis tetas?
¿¡Whats!? ¿En qué universo caí?
Cuando estaba por decir algo. Un silbido nos aturdió.
— ¡Keller! ¡Ramos! —grito la profesora de educación física. —Sepárense ahora, esto no es una pileta para adultos.
Inmediatamente desenrede las piernas de la cintura de Genaro. Comencé a nadar unos metros lejos de él.
No quería mirarlo, por la vergüenza que siento. Pero cuando lo hago, el muy idiota estaba riéndose.
—Idiota— grito, enseñándole mi dedo del medio.
— Estúpida, estúpida.
***
Mientras me cambiaba en los vestidores. No podía dejar de pensar en lo que había pasado.
Fue mi imaginación o realmente Genaro me estaba coqueteando.
Cariño, sus manos estaban en tu culo.
Mi conciencia tiene un buen punto. Pero no creo gustarle, no hay forma él es tan Wow. Con su metro noventa, brazos fuertes y torso marcado. Sin contar esa sonrisa que te enloquece.
En cambio yo soy tan... Tan nada al lado suyo. Es como querer juntar un tres con un diez. Imposible. Seguramente son imaginaciones mías.
—Alicia — me llaman.
Me doy vuelta y veo Leticia Robles mirándome. Una de las chicas más lindas de mi curso, ella es el tipo de chica que querría ser si pudiera volver a nacer.
Ella se había cambiado, había dejado atrás su bikini y ahora tiene puesto un top blanco y un short. Intente no compararme, pero no fue posible. Por un segundo mire mi atuendo, jeans holgado y una remera overside blanca. No pude evitar sentirme enorme a su lado.
— Leticia — la saludo.
— Mira, no quiero ser yo quien pinche tu cuento de hadas. Pero no creo que lo tuyo con Genaro funcione.
Me quede en blanco mirándola.
— ¿Qué?
— ¿No escuchas? O la grasa se metió a tu oído y por eso no entiendes lo que te digo.
¡Vaya solo es linda de cuerpo!
Sus palabras me dolieron, me dolieron mucho.
— Yo... yo... no sé de qué estás hablando.
— ¿No sabes? — se acerca más a mí. Por instinto doy un paso hacia atrás —. Te vi, en la pileta con él. No sé qué piensas pero no le gustas a Genaro.
Sus palabras me hicieron enojar, ¿Por qué razón tenía que venir a insultarme? ¿Qué le hice?
— No sé qué estés pensando vos. Pero Gena es mi amigo — ella frunce el ceño—. Puedes meterte tus locas ideas y palabras feas por el culo — hablé enojada.
Vamos, eso mamona. Ya pensaba que eras muda.
No me iba a dejar hablar así. Aunque tenga baja autoestima con mi cuerpo, no soy ninguna tonta que se deja hablar mal.
— Pero yo...
— Vos viste lo que viste, eso no quiere decir nada. Gena es mi amigo, y si tenés que venir hasta acá a insultarme. Eso quiere decir que él ni la hora te da, entonces no vengas a molestarme a mí.
Tome mi bolso, y antes de que ella hablara me fui corriendo de los vestidores. Intente no repetir las palabras en mi cabeza. Pero era en vano, lo único en lo que pensaba es en que tengo mucha grasa y en que no le gusto a Genero.
Pero ese debería ser el menor de mis problemas, porque aunque me guste. Es mi mejor amigo y por desgracia el me ve como una amiga. Y está bien.
Dale, ahora dilo sin llorar.
Ignoro mi conciencia y voy hasta la fila para entrar al autobús. Por suerte el viaje de fin de año se había terminado. Y ahora comenzaba la mejor y peor época del año "Vacaciones de verano", por suerte iban a ser tres meses sin ver a Leticia.
— Hola cara de bolis — Genaro apareció a mi lado.
—Idiota, me asústate — me quejo.
Hago mi mejor esfuerzo por no poner mala cara.
— Bueno, andamos sensibles por aquí — se burla —. ¿Nos sentamos juntos? — pregunta.
— Claro, necesito algo en que apoyarme para dormir.
Justo cuando Gena iba a decirme alguna burrada. Leo, un chico que cursa con nosotros, se da vuelta y hace el peor comentario que me podrían decir.
— Cuidado hermano, no vaya a ser que te rompa el brazo — su comentario hizo reír a la mayoría de los chicos a su alrededor.
Yo me quede con la boca abierta, sentí mis ojos ponerse llorosos.
— Leo mejor cierra tu puta boca. Si no quieres que el profesor, saque su silbato de tu garganta.
A Leo se le borro su sonrisa en un segundo.
— ¿En serio te vas a enojar? — cuestiona incrédulo —. Es una broma.
— Una mierda son tus bromas — brama enojado.
Gena da un paso hacia adelante haciéndole frente. Leo hace lo mismo. Por suerte la profesora hizo que la fila avanzara evitando la pelea.
Mi mejor amigo agarró mi mano para guiarme en la fila. Aunque mi corazón se aceleró, esta vez no fue por la emoción. Sino porque quería llorar.
Solo cuando estuvimos en el colectivo y este arranco. Me permití hacerlo, intente hacerme la dormida. Para que Gena no se diera cuenta.
— Sabes, que yo sé que estas despierta.
—Idiota.
— ¿Estas llorando?
¡Mierda! No debí haber hablado.
— No.
—Claro que sí.
— Pues claro que no.
— Déjame verte.
— No.
—Sí, dale Alicia Roberta Keller.
Me doy vuelta indignada.
— ¿Cono te atreves a usar mi segundo nombre?
Su cara de preocupación me asusto. Luego recordé que estaba llorando, y al ser muy pálida. Mis ojos se ponen rojos y saltones como los de un sapo.
— Ese idiota, en cuanto bajemos le voy a reventar la boca contra el piso.
Me paso un brazo por los hombros, y el otro lo cruzo por el frente. Haciendo que mi espalda este en su pecho.
— No vas a hacer nada.
—Claro que sí, detesto que te digan cosas. Nadie tiene el derecho a hacerte sentir menos.
— ¿Ni siquiera yo misma?
— ¿A qué te refieres?
—A que no me siento bien, no me siento bien conmigo misma. Hay días en los que me odio y quisiera desaparecer. O aparecer en un cuerpo diferente o ser alguien más. Pero estoy cansada de sentirme así. De compararme, de hacerme menos y de dejar que los comentarios de los demás me afecten.
Después de todo lo que dije, sentí que el nudo de mi garganta era menos pesado. Siento que hasta respirar mejor puedo.
Genaro no dijo nada, solo me abrazo y beso mi frente. Suspire aliviada, no quería hablar de esto. No por ahora, solo necesitaba sacarme esto de encima.
Seguimos todo el viaje así, abrazados.
Hola, ¿Qué les pareció el primer capítulo?
Fue una presentación interesante la de Alicia. Y no hablar de Genaro ¿Qué les parecieron?
Déjenme en comentarios lo piensan del primer capítulo. Acuérdense que todos los miércoles voy a publicar. Espero ver sus votos y comentarios, me anima mucho verlos.
Y quería decirles que cada cap, tendrá una canción que lo inspiro.
Y si quieren seguir interactuando, no se olviden de seguirme en mis redes Tik tok, adictaalcafeyati y en instagram Adictalcafeyatii. Subo contenido diario.
Pd: si le gusto la historia no olviden compartirlas con sus amigos para que llegue a más personas.
Muchas gracias por todo, nos leemos pronto..
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro