Podríamos estar juntos en un mundo perfecto
Alec
Conduje con precaución de vuelta a la residencia, mi teléfono no paraba de vibrar con llamadas perdidas de la chica, no estaba en mis planes verla esa noche, mi preocupación en ese momento era Adara.
Estaba furioso con ese bastardo, quería desfigurarle la cara por lo que había hecho, pero me contuve porque al día siguiente le tendría que ver de vuelta.
Miré por el espejo del coche y estaba dormida, parecía que había tenido una noche movida, pero daba la sensación que llevaba de fiesta desde ayer.
Llegamos antes de lo previsto, aparqué lo más cerca que pude de las habitaciones de los alumnos para facilitar el transporte.
La traté de cargar desde un principio, pero ella se despertó y lo primero que hizo fue correr hacia el exterior para vomitar, puse los ojos en blanco y fui a ayudarla, le recogí el pelo en forma de coleta y le dí masajes en la espalda. Cuando terminó se sentó en un banco que estaba al lado y la acompañé.
Me recosté en el respaldo del banco y solté todo el aire que tenía y cuando la miré ví que le caían unas lágrimas por la mejilla. Sin dudarlo un momento me acerqué a ella y se las retiré con el pulgar de forma delicada.
- ¿Qué haces aquí? - me preguntó ella de la nada.
- Llevarte a dormir - me volví a apoyar en la madera - ¿Fuiste a la fiesta sola? - Adara negó con la cabeza.
- Max fue el que me invitó, también fui con mis amigas - me empecé a enfadar sin ninguna razón aparente, pero el hecho de saber que la dejaron en estas condiciones sabiendo lo que le podía haber pasado - Se suponía que me invitaría para que pudiéramos hablar de lo que le había contado, pero decidió dejarme plantada - dijo y volvió a llorar.
Tenía claro que le haría la vida imposible a ese chico y al otro bastarde de antes los días siguientes, se había metido con quien no debía.
- Puedes hablar conmigo si quieres - dije y ella se calló.
- No puedo hablar contigo sobre tí - me quedé en shock al escuchar eso. - se supone que te odio, pero no consigo quitarte de mi cabeza y eso me esta volviendo loca y es todo culpa tuya - ella no tenía ni idea de lo que se arrepentiría de haber dicho eso al día siguiente, aunque lo más probable es que no se acordara de nada de lo que pasó esta noche.
Sonreí y la miré con ternura.
- Tienes que dormir - me levanté y ahora sí que la subí en mis brazos.
Ella no opuso ninguna resistencia y eso me facilitó mucho la subida a los dormitorios.
No tenía permitida la entrada ahí e incluso en ese pasillo había más profesores que precisamente controlaban las entradas y salidas de los alumnos de esa sección. Traté de hacer el menor ruido posible pero me resultó imposible encontrar su habitación.
- ¿Cuál es la tuya? - pregunté en un susurro. Ella me señaló una puerta y caminé hacia ella. - ¿Esta? - asintió.
Entré y cerré con cuidado, me volvió a señalar a otro lugar, pero esta vez fue su cama. La llevé hasta ahí pero Adara prefirió ir caminando hasta ella.
Movió sus manos por su espalda buscando algo, pero se dio por vencida y volvió a mí.
- ¿Me desabrochas la cremallera? - no tuve más opción que hacerlo, le puse el pelo a un lado de su cuello y bajé su cierre lentamente.
A medida que iba hacia abajo caí en la cuenta de que no llevaba nada debajo salvo sus pantis, algo me hizo sonrojar levemente, - aunque debido a la oscuridad no la ví -. Cuando estaba hasta abajo ella se deshizo del vestido en cuestión de segundos, se quitó los tacones de mala manera y me costó entender como no se había roto un tobillo con ellos puestos.
Me acerqué a ella y la arropé en la cama, fui al baño que tenían en la habitación, mojé una de las toallas que tenían y traté de limpiarle un poco la cara.
Empecé por los ojos, fui uno a uno como si estuviera borrando las manchas en un lienzo precioso.
- ¿Te duele? - quité las manos y las puse a un lado, pero ella me las cogió suavemente.
- ¿El qué? - pasó su dedo por mis nudillos y negué - No, no me duelen - pero Adara aun así los besó con cuidado.
Seguí con lo que estaba haciendo mientras ella no dejaba de jugar con el borde de mi camiseta.
- ¿Por qué eres así conmigo? - pasé la toalla por un lado de su cara como si ella fuera de porcelana.
- ¿Así cómo?
- Así - sus dedos se engancharon en mi camiseta y sonreí.
- No tengo razones para no serlo contigo Adara - se me quedó mirando con esos ojos tan brillantes como si me estuviera pidiendo más explicaciones, pero no se las iba a dar en este momento. Me levanté a devolver todo a su sitio y fui a despedirme de ella.
- Quédate conmigo un poco más - me reclamó ella medio somnolienta.
- Más adelante estaré solo para tí las veinticuatro horas del día si hace falta, te esperaré todo lo que haga falta para que sepas lo que quieres y aclares tus sentimientos y cuando necesites cualquier cosa, seré el primero para estar para tí. - le dí un beso gentil en la frente - Pero tu no me mereces, descansa pelirroja. - y entonces me fuí.
_________________~______________
Al día siguiente Adara parecía un zombi por los pasillos al igual que los que asistieron a la fiesta, no la miré y tampoco me paré a preguntarle qué tal estaba, pero sí que me quise encargar de mi primer objetivo.
- Cuidado niño - le di un golpe fuerte en el hombro cuando pasé por su lado para hacer que se apartara.
- ¿Puede tener más cuidado la siguiente vez, profesor? - mi intención era ignorarlo, pero mi orgullo me podía.
- ¿Cómo dices? - me empecé a aproximar a él.
Este se aclaró la garganta varías veces y retrocedió unos centímetros.
- Si no le importa, profesor, me gustaría que tuviera más cuidado, podría hacer daño a alguien. - la palabra profesor saliendo de su boca no me gustaba nada en absoluto, soñaba como si fuera una limitación a todas las cosas buenas que todavía quedaban ahí y que no estuvieran a mi alcance.
- Me estas haciendo llegar tarde - me estaba conteniendo mucho, desgraciadamente tenía que recordar que gracias a mi estatus como profesor, necesitaba tratar con los alumnos con respeto, pero este no se lo estaba mereciendo.
- ¿Disculpe? Es consciente de con quién está hablando ¿verdad? - me aproximé a él, pero aun manteniendo algo de distancia
- ¿Y ese eres? No, espera, ya lo sé, eres el niño mimado y consentido de papá. ¿A qué sí? - no contestó, estaba claro que había dado en el clavo, pero él saludó cariñosamente a alguien y después se me quedó viendo con una sonrisa ladeada.
Miré hacia atrás y me encontré a Adara con Hope - esas dos estaban mirando en nuestra dirección -. Volví a mirar a la basurilla que estaba en frente de mí - ¿por qué la habría mirado, estarían saliendo? -.
- ¿Te doy un consejo? - me acerqué a él y este se tensó - búscate a alguien que esté a tu alcance.
Me fui molesto a mi residencia, - los viernes el horario escolar acababa antes - no llegué a entrar cuando una voz familiar me hizo quedarme estático.
- ¿Y ahora qué te pasa, qué problema tienes con Max? - Adara se empezó a acercar a mí. Mis sospechas eran ciertas, no se acordaba de nada de lo de anoche.
- Yo no tengo ningún problema con él, ¿Por qué lo defiendes, no tienes nada en contra de él? - ella levantó una ceja y se cruzó de brazos.
- Por qué, ¿te molesta que esté con él? - Estaba perdiendo los nervios.
- Adara, no estás con él, ni siquiera te caía bien hace unas semanas.
- Pues ayer parecía otra cosa cuando estaba con él - ¿cómo ha dicho? si que era cierto que no mencionó nada de lo que sucedió dentro de la fiesta, pero tampoco esperé que pasara nada.
- Entonces explícamelo
- No puedo - se cruzó de brazos sabiendo lo que se iba a avecinar.
- ¿Por qué?
- Porque no es adecuado que una alumna le responda eso a un profesor - me hirió con mi propia medicina -, llevas ignorándome todos estos días y haciendo que mi existencia desaparezca - rodé los ojos, tenía parte de razón con lo que había dicho, pero le faltaba la otra versión. Mí versión.
- Esa no es la respuesta que quería oír Adara y respóndeme y no te andes con rodeos, ¿qué hiciste con él? - dije por segunda vez.
Una sonrisa pícara apareció en sus labios, me estaba arrepintiendo de lo que había preguntado.
- Yo no creo que deba responderla, pero algo que tienes que tener muy claro, es que seguramente no le llegues ni a los tobillos - mi mente se quedó en blanco.
- ¿A sí? Ponme un ejemplo ¿qué hicisteis? - insistí por tercera vez. Ella se arrimó un poco más.
- Un poco de todo, igual lo repetimos - me hervía la sangre, como ese trozo de mierda se había atrevido siquiera a respirar el mismo aire que ella. - ¿Por qué, estás celoso? - mi cabeza iba a mil por hora y tuve que pensar en algo rápido para responder.
- No te confundas Adara, yo soy tu profesor y tú una alumna más, ¿por qué crees que me arriesgaría a estar contigo habiendo más opciones? - terminé de hablar y me estaba haciendo daño incluso a mí, ella estaba intentando ocultar su enfado y lo hizo bien porque su expresión fue nula.
- Nunca dije que fuéramos más que eso Alec - con eso ella se fue y tuve que aguantarme las ganas de ir tras ella y decirle que no era lo que lo quería decir, que yo era el inepto. Pero no tuve el suficiente coraje como para ir y hablarla.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro