Capítulo 16
Narra Salma
Estaba en mi habitación cuando recibí un mensaje de Leila que decía que teníamos que ir a casa de Sarisha urgentemente.
Una vez allí, nos encontramos con Wyatt Stoke, y algo en la situación parecía fuera de lugar.
—¿Tú padre esta en casa? — preguntó Leila a Sarisha alzando una ceja mientras que nos adentrábamos a la casa, una vez que él se había ido.
—Sí —afirmó cerrando la puerta.
—Me muero por ganas de preguntarte que hacia él aquí, estando tu padre a unos metros de vosotros —le dije —Pero primero vamos a ir a saludarle.
Fuimos a la habitación del padre de Sarisha, y le saludamos. Cuando volvimos a la habitación de Sarisha después de acabar de saludar a su padre, observamos que ella estaba dando vueltas de un lado a otro y mordiendo su uña.
Leila y yo nos quedamos en la puerta observándola con una ceja alzada.
¿Qué demonios le pasa?
Parecía preocupada.
—Sarisha — la llamé y se detuvo mirándonos.
Rápidamente se acercó y nos cogió del brazo a cada una, haciendo que nos adentráramos más a la habitación, cerró la puerta y empujo a Leila y a mi hasta su cama haciendo que nos subiéramos y nos sentáramos.
—Oye, nos puedes decir que te pasa —habló Leila sentándose con las piernas cruzas al igual que yo — ¿Por qué te comportas de esta forma?
—Acabó de cometer el pecado kabira —murmuró sentándose en la cama enfrente de nosotras.
Leila y yo nos miramos extrañadas y volvimos a mirar a la chica que teníamos delante de nosotras.
—¿Pecado kabira? —pregunté — ¿A qué te refieres con eso? ¿Qué es lo que haz echo?
Era imposible que Sarisha hubiera cometido ese tipo de pecado.
El "pecado kabira" se refiere a los pecados mayores o graves, que son actos considerados moralmente reprobables y que están en contra de los principios y enseñanzas del islam. Estos pecados son vistos como extremadamente serios y, si una persona comete uno de estos pecados sin arrepentimiento, puede enfrentar graves consecuencias espirituales y religiosas.
Se consideran acciones que dañan la relación de una persona con Dios y la comunidad musulmana.
Y para Sarisha era impensable cometer esos pecados. Siempre siguió las reglas de nuestra religión, las normas de su cultura.
Entonces...¿por qué venía a decirnos eso?
—Sarisha — la llamó Leila al ver que no nos respondía —¿Qué ha pasado?
—Eeh...intime con...Wyatt —confesó en un murmuró mientras que jugaba con sus dedos, nerviosa.
— ¿Qué? — pregunté, completamente desconcertada.
— Define intimar — dijo Leila frunciendo el ceño.
—Am...esta mañana él me quitó mi bolígrafo y dijo que me lo entregaría con una condición... —contestó, dejando que sus palabras flotaran en el aire.
—¿Y es...? —pregunté al ver que se quedó callada.
— Que le acompañara a un lugar — respondió mirándonos — Era un lago, rodeado de verde... todo verde. Me encantó, parecía como si el sitio hubiera sido sacado de un cuento de hadas.
—¿Viste el camino? — preguntó Leila
—No —contestó — Oscureció las ventanillas, una cosa rara. Pero tardamos alrededor de quince minutos.
—Que yo sepa no hay ningún lugar verde a quince minutos de aquí —respondí frunciendo el ceño.
—Esto esta más seco que el desierto —añadió Leila.
—No lo sé —dijo —Pero nos bañamos en el lago.
—¿Con la ropa puesta? —preguntó Leila y negó con la cabeza.
—¡¿Desnuda?! —pregunté con los ojos abiertos de par en par.
—¿Qué? ¡No!—exclamó Sarisha — Con...su camisa —añadió agachando la cabeza.
—Woow, woow, espera un momento —dije. —¿Nos estas diciendo que fuiste con Wyatt, Wyatt Stoke a un lugar a quince minutos de aquí? ¿Y que era un lago y os bañasteis?
—Sí —afirmó.
—Pero si tu no sabes nadar —comentó Leila.
—Ya, el lago no era tan profundo y Wyatt disfrutó mucho con e...quiero decir que al final me enseñó a mantenerme en flote —dijo y la habitación se quedó en silencio por un momento. — Y...nos besamos —terminó de decir cerrando los ojos.
—¡¿QUÉ?! —preguntamos incrédulas.
—¡Ssshhhh! —dijo mirando aterrorizada la puerta de su habitación, luego de unos segundos volvió a mirarnos —Bueno...más bien él me beso.
—¿Qué? —volvimos a preguntar.
—¿Te besaste con Wyatt Stoke? —preguntó Leila incrédula en un susurró y Sarisha asintió.
—Pero si... él tiene novia —comenté.
—Lo sé, pero... no se lo que pasó.
Leila y yo nos miramos un segundo después de ver que Sarisha había agachado la cabeza avergonzada.
—¿Qué sentiste? —pregunté con cautela.
—No lo sé —respondió mirándonos —Me...gusto. Fue...intenso, demasiado...—continuó hablando con la mirada perdida en algún lugar. —Como si lleváramos toda la vida anhelando por aquel beso. Me había olvidado de nuestra religión, la cultura...de todo.
>>Solo existíamos él y yo.
—Woow —dijimos Leila y yo al unísono, sin saber que decir.
—¿Por qué me da que hay algo más? —preguntó Leila entrecerrando los ojos.
Miré a Sarisha y efectivamente, había agachado la cabeza cerrando los ojos respondiendo a la pregunta de Leila sin decir nada.
—Sarisha...— la llamé —¿Qué es lo que pasó después del beso?
Note en su mirada...¿culpabilidad?
—Me tocó...
—¿A qué te refieres con que te toco?
—Tocar...de tocar...ahí abajo.
Leila y yo abrimos las bocas sorprendidas, incrédulas por lo que acababa de decir.
—No-Puede-Ser...—dijo Leila abriendo los ojos de par en par.
—¿Te gustó? —pregunté.
—Nunca sentí nada parecido —susurró alzando los hombros — Me gusto, sí...pero ahora siento como si, me diera asco.
—Tú no eres Sarisha —comentó Leila —Nuestra Sarisha nunca se enamoraría de un chico, y mucho menos de alguien como Wyatt.
—¿Enamorarme? —preguntó alzando una ceja —No estoy enamorada.
—¿Qué es lo que sientes cuando ves a Carla junto a Wyatt o cuando escuchas su nombre pegado con la de ella? —pregunté.
Vimos que abrió la boca pero la volvió a cerrar sin decir nada. Iba volver a hacerlo y de nuevo, no llegó a decir nada.
—Ahí esta la respuesta — le dijo Leila.
—Pero...no es por eso — murmuró —Carla me cae mal porque me odia sin ninguna razón.
—Ya, claro.
—Sarisha, te gusta Wyatt —afirmé y vimos miedo en sus ojos. —Hey, tranquila...Sarisha sabes los errores que cometimos y en un cruce de cables nos dejamos llevar, y sus consecuencias fueron muy graves. No sabes lo arrepentidas que estamos aunque a veces parezca que no.
—Por eso, no vamos a dejar que cometas los mismos errores que nosotras —continuó Leila. —Estaremos contigo y vamos a procurar que no caigas en las redes de ese chico.
* * * *
Narra Sarisha
Después de pasar el día con las chicas, quienes se habían ido a las diez de la noche, pasé un tiempo con mi padre. Mientras me cambiaba de ropa en la rutina matutina previa al instituto, algo llamó mi atención en el espejo.
Al desabrochar la camisa que llevaba, noté una extraña marca en mi cuello que no recordaba haber tenido antes. La forma era irregular, de un tono rojo oscuro y morado.
Mi mente comenzó a divagar tratando de encontrar una explicación para esa extraña marca. ¿Habría tenido una reacción alérgica durante la noche? ¿Podría haber sido una picadura de insecto que me hizo rascar mientras dormía? Estas preguntas me invadieron mientras observaba la misteriosa marca en mi cuello, sin poder comprender su origen.
La sorpresa y la confusión me llenaron mientras seguía examinando la marca en el espejo, buscando una explicación lógica.
¿Debía de preguntárselo a mi padre? o ¿mandar una foto a las chicas?
—¡Sarisha! ¡Vas a llegar tarde! — la voz de mi padre me sacó de mis pensamientos.
—¡Enseguida salgo!
Me quedé unos segundos más observando la marca y decidí preguntar a las chicas para cuando volviera del instituto.
Rápidamente terminé de cambiarme la ropa y salí de mi casa después de despedir de mi padre. Caminaba lentamente, llena de temor ante la idea de encontrarme con Wyatt, avergonzada de mí misma por lo que había sucedido.
Dios...como se me ocurre haberle dicho...Te quiero.
Una vez que llegué al instituto, me quedé en la entrada, tratando de evitar cualquier encuentro con él. Según lo que me había dicho Leila, los F30 siempre eran los primeros en llegar, así que Wyatt ya estaría allí. Lo único que debía hacer era esperar a que sonara el timbre dando inicio a las clases.
Mientras esperaba en el exterior, me encontré con Lina y dos chicos que eran amigos de Aidan y parte de su grupo. Me saludaron con unas sonrisas, y uno de los chicos, llamado Álvaro, preguntó:
—¿Qué haces aquí?
—Esperar...a Aidan.
— ¿Esperar a quién? — preguntó una voz masculina detrás de mi.
— A ti — contestó Lina sonriendo justo cuando voltee a ver.
Aidan acompañado del resto de su grupo.
— ¿A mí? — preguntó alzando una ceja.
— Sí — afirmé — ¿Chicos nos podéis dejar un momento solos?
— Claro — contestaron.
Mientras los demás chicos se retiraban, Aidan me preguntó:
—¿Estas bien? — asentí como respuesta.
Le iba a volver a decir algo cuando me di cuenta de que su mirada estaba centrada en mi cuello. Intenté llamar su atención pero no me hizo caso. Él, por su parte, extendió su brazo hacia mi cabello y levantó un poco el mechón que cubría mi cuello, revelándole la marca.
Sus ojos se clavaron en los míos, y pude ver como se debatía algo internamente hasta que finalmente habló:
—¿Qué te ha pasado ahí?
—Aaamm...si te soy sincera, no lo se. Puede que sea alguna reacción alérgica que tuve.
Vi como su mandíbula se tensó.
¿Esta enfadado?
Luego de unos segundos se relajo y me dio una sonrisa. Volvió a alargar sus manos hasta mi abrigo cerrando la cremallera y subiéndolo hasta el cuello que me cubría.
—Hace frío — mencionó —Es mejor que mantengas el cuello tapado.
* * * *
Cuando entre aula, mis ojos se toparon con la figura de Wyatt y...también con la de Carla. Estaban más cerca de lo que hubiera deseado, lo que provocó un nudo en mi estómago. ¿Por qué me sentía así?
Acaso era por...No, no podía ser eso.
Wyatt...
Desvié la mirada carraspeando cuando Aidan me llamó la atención y nos dirigimos a nuestros respectivos asientos. Yo me sentaba en la primera fila junto a Lina y Aidan a dos asientos detrás de mi a la derecha.
Y no se porque, por alguna razón sentía la intensa mirada de Wyatt sobre mí.
—¡Buenos días! — saludó la profesora entrando a la clase.
—¡Buenos días, profesora! — respondimos en un coro.
La lección sobre la Segunda Guerra Mundial dio comienzo, pero pronto dejé de prestar atención. Mi mente se veía invadida por los recuerdos de Wyatt.
"Me gustas, Sarisha".
Las palabras que él había pronunciado junto al lago resonaban en mi mente como un eco constante. Un cosquilleo recorrió mi cuerpo al pensar en ello.
"Te quiero"
No podía comprender cómo podía haber dicho esas palabras a él. Me sentía frustrada por mi confusión. ¿Qué estaba pasando conmigo? ¿Qué había hecho Wyatt en mi para provocar esta tormenta de emociones?
La imagen de su rostro mojado junto al lago, con las gotas de agua deslizándose por su piel, se negaba a abandonar mi mente. Su torso bien definido era imposible de olvidar. Estaba tan inmersa en mis pensamientos que ni siquiera noté cuando alguien me llamó.
—¡Sarisha! — una voz femenina logró sacarme de mis pensamientos, para posteriormente, sentir un empujón.
Cuando volví a la realidad, me di cuenta de que Lina había sido la que me empujó.
—¿Eh? — balbuceé sin entender lo que estaba sucediendo.
Lina me señaló hacia la profesora con la cabeza.
—¡SARISHA! ¡¿Estás en clase o no?! — la profesora me preguntó cabreada.
—Eh... sí.
— ¿Sabes de qué estábamos hablando en clase? — preguntó la profesora, con los brazos cruzados.
Miré a Lina y luego a la página del libro que tenía abierta, que trataba sobre el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
—Sí —afirmé — Estaba hablando del comienzo de la Segunda Guerra Mundial que comenzó el 1 de septiembre de 1939, cuando Alemania, invadió Polonia. Esta invasión marcó el inicio oficial del conflicto, ya que desencadenó una cadena de eventos que llevaron a la declaración de guerra por parte de varias naciones, como el Reino Unido y Francia, contra Alemania — respondí, tratando de enfocar mi mente en la lección.
—Eeh... muy bien, señorita Sheikh. Por favor, intente no distraerse en mis clases — me dijo finalmente.
Asentí y retomé mi asiento.
Aunque tenía la capacidad de mantener mi atención en clase, incluso cuando mi mente divagaba en otros asuntos, esa vez fue diferente y por suerte, había repasado la noche anterior. Cuando finalmente terminó la primera clase, recogí mis cosas y vi de reojo que Wyatt se quería acercar a mí.
Rápidamente tomé mi mochila dirigiéndome hacía Aidan para no cruzar las palabras con su primo.
—Hola — saludé acercándome.
—Hey — respondió, mientras miraba de reojo a Wyatt, que se detuvo al instante en su lugar.
—¿Estás bien? — preguntó Aidan llamándome la atención.
—Sí, ¿por qué lo preguntas? — respondí, ayudándole a recoger sus cosas.
—Te distrajiste en la clase. Es la primera vez que te pasa.
—No, solo estaba aburrida y...
—Debo decir que dejaste a toda la clase atónita —me interrumpió riéndose —Y a la profesora en particular.
—¿Qué te toca ahora? — le pregunté a Aidan con una sonrisa, cambiando del tema.
—Robótica ¿y a ti?
—Arte escénicas — respondí mientras estábamos saliendo de la clase.
Justo cuando pisamos el pasillo, una voz sonó por los altavoces llamando nuestra atención: —Wyatt Stoke y Sarisha Sheikh, acudan a mi despacho de inmediato — anunció el director, y mi sonrisa desapareció.
—¿Está todo bien? — preguntó Aidan.
—Eso creo... no sé porque me llaman — contesté, un tanto nerviosa.
—Ve, nos vemos en el recreo y tranquila, seguro que todo estará bien. Si necesitas algo, llámame — me dijo y asentí como respuesta.
Quedé sola en el pasillo mientras Aidan se alejaba, y esperé unos segundos, preguntándome si Wyatt vendría a buscarme, pero no apareció. Decidí enfrentar el misterio por mi cuenta y me dirigí al despacho del director.
El pasillo estaba lleno de estudiantes curiosos, y mientras avanzaba hacia el despacho, noté que algunos de mis compañeros, especialmente las chicas, me miraban con intriga, lo que me hizo sentir incómoda.
Cuando finalmente llegué al despacho del director, me quedé en la puerta, observando nerviosamente.
Estuve a punto de llamar a la puerta cuando Wyatt se interpuso.
—¿Qué estás haciendo? —le pregunté
—Solo sígueme el juego y déjame hablar a mí, ¿vale? — contestó cogiéndome de la mano.
Y sin darme tiempo a responder, llamó a la puerta del despacho del director y una voz respondió: — ¡Adelante!
Con su mano sobre la mía, Wyatt abrió la puerta y me sorprendió sentir el cálido contacto de su piel con la mía.
No me lo podía creer, las chicas tenían razón.
Wyatt Stoke, realmente me gusta.
Solté su mano, sintiéndome incómoda por mi propia reacción, pero el chico pelinegro simplemente sonrió.
—Siéntense —dijo el director llamando nuestra atención, con una expresión seria, mientras su mirada se posaba en nosotros con un escrutinio penetrante. —¿Saben por qué los he llamado? — preguntó el director, manteniendo su seriedad.
Ambos negamos con la cabeza, esperando ansiosos la razón detrás de esta misteriosa citación, aunque por dentro me hacía una idea.
>>Ayer tenían un examen importante que representaba el 30% de su calificación para esta evaluación y el 10% para la última. Sin embargo, sus nombres no aparecen en la lista de asistencia, y sus exámenes no se encuentran junto a los de los demás —nos informó entrelazando las manos sobre la mesa y observándonos fijamente.
>> Wyatt, por lo que me consta, ayer no tenías una sesión de fotos ni nada parecido. Y Sarisha — me llamó la atención clavando su mirada en mi — es raro que faltes sin previo aviso. Estuviste faltando una semana seguida y estuvo justificada. Y aun así, siempre que faltas, tu asistencia queda justificada ¿Qué ocurrió ayer?
Me quedé sin palabras, sin saber cómo o qué responder.
Fue Wyatt quien finalmente rompió el silencio.
—Director, ayer se juntaron dos clases, lo que resultó en 48 alumnos en total. Puedo asegurar que estuve en la clase e hice el examen. De hecho, incluso escuché a Sarisha decir "presente". Algo debe haber salido mal con la asistencia.
El director me miró con expectación, esperando mi respuesta. A pesar de mis nervios, cuando note la mano de Wyatt sobre la mía, tragué saliva y asentí con la cabeza.
—Sí —afirmé — Estuve en la clase e hice el examen. No entiendo lo que pudo haber ocurrido, tal vez haya habido un error administrativo.
El director pareció perplejo por un momento, pero luego continuó:
—Muy bien. Hablaré con los profesores y verificaré los exámenes. También me pondré en contacto con sus tutores para aclarar esta situación a tercera hora. Pueden retirarse por ahora.
Nos pusimos de pie y salimos del despacho del director, dejando atrás la tensión de la habitación. En el pasillo, los estudiantes nos observaban con curiosidad y expectación mientras pasábamos, luego me detuve provocando que él también lo hiciera.
Wyatt me miró y sonrió, y yo no pude evitar pegarle en el hombro y preguntarle molesta:
—¿Por qué hiciste eso? ¿Acaso quieres que nos maten?
—Tranquila, todo saldrá bien — me aseguró con calma. —¿Confías en mí?
Dudé por un momento antes de responder:
—No.
—Te quiero ver dentro de una hora, en el recreo, en la biblioteca.
Con esas palabras resonando en el aire, Wyatt se despidió y se alejó, dejándome sola en el pasillo con un torbellino de emociones y decisiones por tomar.
Mierda ¿Cómo me esta gustando?
Me pregunté mientras le veía alejarse y el dilema se complicaba aún más al considerar — a pesar de que me caía mal y que ella me odiaba por alguna razón — a su novia, Carla.
Me sentía como si estuviera navegando en aguas peligrosas, sin una solución aparente a la vista.
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Espero que os haya gustado el capitulo.
Hemos comenzado con Salma narrando este capitulo y debo de decir que aunque estabamos en la mente de Salma, la forma en la que Sarisha les conto las cosas, me toco muchisimo.
Porque...por alguna razon la entiendo. Se encuentra en una gran dilema entre su religón y su cultura y la vida moderna de España.
Y ahora estoy de bajon jsjsjsj
No tengo nada más que decir sjjsjsj, gracias por todo <33
Tengan una buena semana.
Os quiero<33
P.D: ¿A que se debe la reunion en la biblioteca?
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