Capítulo 11
Nos dirigimos hacia el círculo formado por las personas ansiosas por jugar. El sonido de la música iba creciendo a medida que nos acercábamos, y el ambiente festivo era contagioso. Antes de sumergirme por completo en la atmósfera del juego, decidí enviar un mensaje a mi padre:
Sarisha 8:30 p.m. : Papá, ya estoy en casa.
Una pequeña punzada de culpa me hizo preguntarme desde cuándo había comenzado a mentir. Fue la primera vez en toda mi vida que mentí a mi padre desde que comencé a involucrarme poco a poco con los F30, y no fue la ultima
Las risas de mis amigas me sacaron de mis pensamientos cuando Camila, con su tono pícaro característico, exclamó:
—Por fin llega la parejita.
Carla, siguiendo el juego, respondió con una sonrisa falsa:
—Sí, lo siento... nos estábamos entreteniendo en la cocina.
Una extraña sensación se apoderó de mí, ¿fue tristeza? ¿celos? No lo sabía.
Carla y yo nos quedamos mirándonos fijamente durante unos segundos, como si estuviéramos en un desafío silencioso. Sin embargo, algo en el cuello de Carla captó mi atención: una marca roja y sus labios ligeramente hinchados. Mi mirada se desvió hacia Wyatt, quien ya me había estado observando desde hacía un rato. Decidí ignorar su mirada y tomé asiento, lamentablemente, justo enfrente de él.
Sonia, una de las F30, tomó la palabra para explicar las reglas del juego "Secretos a la Luz". Nos reveló que, debido a las creencias religiosas de mis hermanas y la mía, habían reemplazado el alcohol en nuestros vasos por Coca-Cola, a pesar de que no sea fuera muy fuerte. Marta continuó con las instrucciones mientras todos prestábamos atención.
Alonso, del F30 también, propuso que ellos bebieran alcohol para hacerlo aún más emocionante. Yo parecía indecisa al principio, pero finalmente acepté, y así comenzamos. Leila tomó la iniciativa al coger un papel y leerlo en voz alta. Al estar a su lado, pude ver lo que ponía antes de que lo compartiera con todos.
—"Para las chicas: ¿Alguna vez has estado cerca de algún chico desnudo?"
Las risas estallaron en el círculo, y todos tomaron un trago de sus bebidas, excepto yo y, sorprendentemente, mis "hermanas" que decidieron unirse a la diversión. Camila me susurró, presionándome a ser honesta.
—Pero... él no estaba completamente desnudo, qué asco —murmuré pero ella me insistió.—Le viste sin camiseta, eso también cuenta.
Mientras bebía, dirigí una mirada cargada de enojo a Wyatt, quien me miraba con una expresión burlona que me dieron ganas de estrangularlo.
—¿Pero qué pasa contigo? —preguntó Leila después de que terminé de beber, y todo el círculo me observó expectante.
Nadie esperaba que bebiera.
—No me extraña —intervino Carla. —Me pregunto con quien será —añadió mirando a Aidan sin ningún disimulo.
Trate de ignorarla y continuamos con el juego, y las preguntas se volvieron cada vez más osadas y subidas de tono. Sobre todo cuando fue el turno del chico pelinegro.
En cuanto sacó el papel de la bolsa y lo leyó en silencio, clavó su mirada directamente en mi y en su rostro apareció una sonrisa burlona, señal de que nada bueno iba a decir.
Y lo pude confirmar cuando con un brillo malicioso en sus ojos, Wyatt levantó su copa, llamando la atención de todos.
—Amigos, si alguna vez alguien en este grupo han sentido una atracción irresistible por alguien más, llegando al punto de besarse... incluso si eso está totalmente prohibido — dijo, enfatizando la última parte de su declaración, —entonces deberíamos brindar por el peligro y la emoción.
Sentí como el color subió a mis mejillas y agaché la cabeza. Casi la mayoría bebieron, pero yo no lo iba hacer ni lo hice. Primero, porque no sabia lo que sentía por ese chico y segundo, no iba a dejar que el grupo supiera...sobre todo Carla, que estuve a punto de besar a su novio.
Y continuamos respondiendo a las preguntas y bebiendo si hicimos esa acción.
—"Tiene que responder quien este leyendo esto: ¿Qué es lo que pensaste cuando te bajo por primera vez la regla?" —lo leyó en voz alta Álvaro, del grupo de Aidan, un poco borracho. —Bueno, soy un chico, que queréis que os diga.
—Esta claro que no lo vas a responder —le respondió Paula, del F30. —Como regla, lo tiene que responder la persona de tu derecha y al parecer se encuentra Lían, así que pasamos a tu izquierda.
Mierda.
Yo me encontraba sentada a su izquierda y al parecer me tocaba responder esa pregunta que no me hacía gracia. Mis manos se tensaron al recibir la pregunta de Álvaro. Me quedé observando el papel con la temida interrogante impresa en tinta. "¿Qué es lo que pensaste cuando te bajó por primera vez la regla?" ¿En serio? ¿Tenía que responder a eso delante de todos? ¿DE TODOS? ¿INCLUIDO CHICOS?
—Sarisha —me llamó Camila, quien se encontraba sentada a mi izquierda —Responde.
Pensé algo...muy vergonzoso.
No podía evitar sentirme avergonzada. Sentí el calor en mis mejillas mientras Álvaro volvía a leer la pregunta en voz alta.
—Bueno, uhm...a vosotras os explican sobre la regla y os dan información, más o menos...pero en nuestra cultura no nos lo dicen, no nos lo explican hasta que ya es el momento —traté de explicarme. —Eeh...me bajo en verano, en los primeros días de la feria. Cuando llegué a casa y al cambiarme de ropa, me di cuenta que estaba manchada y al ver eso, me asusté y llamé a mi abuela llorando —murmuré.
—¿Por qué? —preguntó Ángela casi riéndose.
—Eeh...bueno, como entraba a la adolescencia y estaba creciendo...pensé que las venas de la cintura se fueron estirándose poco a poco y se rompieron —dije agachando la cabeza avergonzada —Y comencé a pensar que me iba a morir, me tendrían que operar...y eso.
El circulo entero estalló en carcajadas y yo agaché la cabeza cerrando los ojos avergonzada con una sonrisa.
—¿De verdad pensaste en eso? —preguntó riéndose Álvaro.
—Sí...
A medida que avanzábamos, algunos del grupo comenzaron a mostrar señales de embriaguez, lo que resultó en comentarios tontos y risas desenfrenadas. Después de una hora, decidimos dar por terminado el juego, ya que el alcohol estaba comenzando a hacer efecto en algunos de los presentes.
—¡Te amo! —exclamó Oscar, completamente borracho, a Andrés, ambos del F30.
—Cállate.
—Te amo.
—¡Cállate!
—¡Te amooo...! —dijo Oscar, arrastrando la última sílaba antes de caer en silencio.
—¡Oh, por dios! ¡Casi me haces vomitar!
La diversión continuó con bromas entre ellos. Cuando finalmente dimos por concluido el juego, nos retiramos al interior de la casa. La mayoría de las personas ya se habían ido o estaban profundamente dormidas en cualquier lugar disponible, desde el suelo hasta los sofás e incluso mesas.
Tenía la certeza de que muchos de ellos no asistirían a la escuela al día siguiente. Mi grupo de amigas y yo nos dirigimos al sofá, donde los miembros de F30 habían estado sentados desde nuestra llegada. Era extraño que siempre hubiera espacio disponible en esa área, incluso cuando no había nadie del grupo presente, era como una zona vip.
* * * *
La mañana había llegado y, después de una larga noche de fiesta, me encontraba completamente exhausta. Caí profundamente dormida en el sofá sin apenas darme cuenta. Sin embargo, mi sueño fue interrumpido de manera abrupta por la conciencia de que algo no estaba bien.
Cuando abrí lentamente los ojos, me encontré en un entorno extraño. Salma, a quien recordaba haber dormido a mi lado en el sofá en el que se encontraba, yacía dormida frente a mí. Me incorporé con cuidado, sintiendo un dolor punzante en el cuello, probablemente debido a una mala postura y no entendía como me cambié de sitio.
Observé a los otros cuatro miembros de F30 en los sillones cercanos, todos profundamente dormidos. Era evidente que habíamos terminado la noche cansados. Me acerqué sigilosamente a Salma, tratando de no despertar a los demás.
—Salma, debemos irnos, — le susurré, esperando que se despertara de inmediato y que pudiéramos salir discretamente. Sin embargo, su respuesta fue un murmullo y una negativa a moverse. —Salma, por favor, necesitamos volver a nuestra casa. ¿Recuerdas la fiesta de anoche?— insistí, tratando de moverla. Parecía molesta y poco dispuesta a despertar.
—¿Qué hora es? —, preguntó, sentándose a regañadientes y aún medio dormida.
—Son las siete menos cuarto. Tenemos un camino de treinta minutos de regreso a casa y debemos prepararnos para las clases —, le expliqué con impaciencia.
Salma gimió y pareció darse cuenta de la situación. —¿Y Leila? — preguntó.
—Esta all....— le estaba por señalar el sitio donde se suponía que tenia que estar y no estaba.
—Ya volverá, despiértame cuando la encuentres — dijo Salma antes de volver a tumbarse y continuar durmiendo.
—¡En serio, Salma! — le reproché, frustrada, pero al ver que no me respondía, decidí dejarla en paz.
Escuché un ruido que provenía de la cocina y me dirigí hacia allí, esperando encontrar a Leila. Sin embargo, para mi sorpresa, me encontré con Wyatt en la cocina. Estaba de pie, detrás de la isla, sin camiseta y aparentemente cocinando algo.
Mi mirada se desvió por un momento hacia su torso bien trabajado, las gotas de sudor que resbalaban por su frente y su marca de nacimiento.
¿Te imaginas abrazarle por detrás mientras cocina?
Cállate.
Entonces, poco a poco mis pensamientos comenzaron a divagar hacia la noche anterior, cuando estuvimos tan cerca el uno del otro. ¿Qué me estaba pasando?
—¿Te gusta lo que ves?—, preguntó Wyatt, sacándome de mis pensamientos y haciéndome sentir nerviosa.
—Eh... yo... venía a por a-agua —, tartamudeé, tratando de recuperar la compostura.
—Allí — respondió señalando el grifo con la cabeza y con una sonrisa.
—¿Es...del grifo?
—Es potable —dijo, y al ver que no me movía, tomó dos vasos y se acercó al lugar, llenándolos de agua antes de dirigirse hacia mí y ofrecerme uno — Toma, bebe.
Al ver que no cogía el vaso, bebió del suyo para luego volver a ofrecerme mi vaso.
—Ya has visto que no esta envenenada.
—Gracias... —respondí tomándole el vaso —Yo buscaba a Leila.
—¿A tú hermana? —preguntó y asentí. Poco a poco comenzó acercarse a mi hasta tal punto de quedar encerrada entre la isla y él. —Ya, respecto a eso...¿de verdad son tus hermanas esas chicas? —preguntó estando a centímetros de mi.
—S-sí.
Una sensación de vulnerabilidad se apoderó de mí mientras sus labios se curvaban en una sonrisa pícara. La presencia de su cuerpo tan cerca del mío hizo que mi mente se nublara y se concentrara solo en él.
—La verdad es que si fueran tus hermanas...no deberían de tener nuestra edad. A no ser, que fueran tus gemelas, pero como no lo son...—añadió con esa sonrisa que parecía tener el poder de hipnotizarme.
—Cla-claro que lo son. Son mis...hermanastras — respondí con voz temblorosa, mi mirada luchando por no perderse en la suya.
Él continuó avanzando, su sonrisa burlona se deslizó a la cercanía de mi oído, y sus palabras se convirtieron en un susurro lleno de misterio. Mi corazón dio un vuelco, y el calor de su aliento en mi oído hizo que mi piel se erizara.
—Ya... mentirosa —susurró.
Mis emociones se debatían entre la confusión, la atracción y la preocupación, creando un torbellino en mi interior a medida que me encontraba atrapada en su hechizo.
Luego se alejó de mi bordeando la isla para volver a su sitio y hacer lo que estaba haciendo.
>>Está en el jardín —terminó de decir.
¿A qué vino eso?
—Hola chicos —nos saludó Ava entrando a la cocina.
Increíble.
Después de ese encuentro...¿extrañó? Me dirigí al jardín, un lugar que era amplio y hermoso, con árboles, setos altos etc.... Me adentré en el jardín, buscando a Leila y la encontré tumbada en una de las tumbonas cerca de la piscina que no recordaba haberla visto la noche anterior.
Oh, y una caseta de perro.
—Por favor que no salga lo que sea que este dentro —murmuré mientras que me dirigía rápidamente hacia Leila.
—Hey — la saludé sentándome en la tumbona de al lado —¿Qué haces aquí?
—Nada, pensando en la fiesta de anoche.
—¿Eh? — pregunté confundida.
—No puedes imaginar a quién me encontré anoche en la fiesta — dijo con entusiasmo, y antes de que yo pudiera responderla, volvió a hablar. — ¡ERIC STOKE! — exclamó ilusionada.
—¿Y él es...?
—El primo de los gemelos de parte de la madre —explicó Leila.
—Ya, bueno deja de tonterías y levántate —respondí — Nos tenemos que ir a clases. Son treinta minutos de camino a casa andando, también tenemos que prepararnos y desayunar.
—¿Qué hora es?
—Las siete — contesté.
—Tranquila, podemos salir veinte minutos después y aun así llegar a tiempo.
—Leila..
—Girl, relax...Te cuento otra cosa: creo que me esta gustando Eric, tenias que verle...¡ES MUY GUAPO! Y tiene un cuerpo...que no tengo palabras para describirlo.
—¿No me decías que habías dejado de acosar a los chicos ? — pregunté entre risas.
—Sí, pero Aidan y él son una excepción —respondió — Soy más de acción con chicos guapos y lo sabes — me dijo con una sonrisa y guiñándome un ojo.
—¿Puedes dejar de presumir sobre los chicos ?
—No es mi culpa que sigas siendo virgen — me contestó sacando la lengua.
—¡LEILA!
—¡¿Qué?! Solo soy sincera — se defendió riéndose ya que sabía que no me gustaba hablar de esos temas.
—Leila...¿por favor dime que no has...?
—Nop, pero estábamos apunto.
—Mira será mejor que dejemos de hablar sobre esto —dije tirándola del brazo para que se levantara. —Nos tenemos que ir.
—No haber preguntado. Además, antes de irnos necesito buscarle y hablar con él.
—Leila, no.
—Por favor....— me dijo poniendo ojitos de bebé.
—¿Para que quieres buscar a ese chico?
—¡OYE ! Para tu información se llama Eric, Eric Stoke —respondió levantándose —Y necesito hablar con él, por lo menos pedirle el numero, porfa...ayúdame a buscar — antes de que pudiera decir algo, apareció un chico detrás de ella.
—¿Me buscabas frambuesa? — preguntó un chico que me imagino que seria ese tal Erick.
—¡Erick! — dijo ella sorprendida.
Narra Wyatt
Ver a Sarisha en la fiesta fue divertido, porque se sentía fuera del lugar. Disfrutaba observar sus reacciones, disfrutaba ver la cara que ponía cada vez que veía a alguien besar o cuando le ofrecían alcohol. Nos dormimos cerca de las once y media de la noche ya que al día siguiente teníamos clases, debíamos de descansar y nos esperaba una gran resaca.
Me levanté a las seis de la mañana con la responsabilidad de limpiar la casa y luego despertar al grupo. A pesar de sentir un agotamiento profundo, tenía un margen de dos horas para limpiar la casa, preparar el desayuno, alistarnos y caminar al instituto durante veinte minutos.
Recorriendo el pasillo, me encontré con el desorden de la fiesta de anoche: vómitos y botellas de alcohol en el suelo. Las pocas almas que aún quedaban en la fiesta estaban profundamente dormidas, así que me encargué de despertarlas y pedirles que se fueran.
Al bajar las escaleras y llegar a nuestra zona "VIP", donde habíamos pasado la noche, vi a Salma y Sarisha durmiendo juntas en un sofá, a pesar de que había otro libre. Me pareció curioso, pero no me detuve a reflexionar sobre ello. Sarisha parecía estar al borde de caerse en cualquier momento.
Me acerqué con sigilo, deslicé mis manos por debajo de su espalda y rodillas, y la cargué en brazos antes de depositarla con suavidad en el sofá libre. Luego, tomé una manta que se encontraba al lado y la arropé hasta los hombros. La observé con atención, parecía tan frágil, adorable mientras dormía.
No me digas que te esta gustando.
No, no podía permitirme esos sentimientos, no podía permitirme involucrarme con ella. Me incorporé de golpe, desechando esos pensamientos, y me puse a limpiar la casa, comenzando por el jardín, el salón, la planta de arriba y finalmente la cocina.
* * * *
Luego de desayunar, Erick y Oliver se fueron con las hermanas Sheikh al instituto. Un rato después de que se hubieran ido, el F30 me ayudó a recoger la mesa y a limpiar un poco. Cuando terminamos, nos preparamos y salimos de casa. Como ninguno de nosotros tenía coche en ese momento, caminamos al instituto, que quedaba a unos veinte minutos de distancia.
Justo cuando llegamos al instituto, vimos a Erick y Sarisha bajando del coche. Alfonso los saludó con entusiasmo. Sarisha parecía tener prisas por entrar y les dedicó una sonrisa a las chicas antes de entrar al instituto tras hablar brevemente con Erick.
Él se detuvo a esperarnos y una vez que llegamos a su altura, Sonia le preguntó:
—¿Pensé que ya habríais llegado antes que nosotros?
— No —respondió. —Dejamos a las chicas en casa y Oliver y yo nos quedamos en el coche esperando a que bajaran para acercar a sus hermanas al insti.
— Van al otro insti, ¿no? — preguntó Dani.
—Sí.
—¿No os parece raro que siendo hermanas vayan a diferentes institutos? —preguntó Cristina y sonreí sabiendo que el tópico de hermanas era mentira.
¿Pero por qué se hicieron pasar por eso?
—Sí —respondió Marta mientras que entrabamos al insti —Pero no es de nuestra inconveniencia. Puede que tengan una razón.
— ¿Y Sarisha está bien? — preguntó Ava a Erick.
— Sí —afirmó — Solo que a ella le toca música y decía que llegaba tarde.
Cuando llegamos al pasillo, nos despedimos y nos dirigimos a nuestras respectivas clases. Algunos tenían plástica, otros música, tecnología etc... Y yo me dirigí al aula de tecnología. Las siguientes dos horas me tocaba con Sarisha y al parecer no la vi en ninguna de esas clases.
¿A dónde se había metido? Vino a al instituto con Erick y la vi entrar, entonces....¿dónde se habrá metido?
Después de tres horas de clases, nos tocaba recreo y me dirigí al comedor para encontrarme con mi grupo.
—Chicos ¿habéis visto a Sarisha? — les pregunté nada más llegar, no sin antes echar un vistazo por si Carla andaba cerca.
— No, no la hemos visto — me respondió Andrew — Sofia, Kenzie y Afrín tenían clase con ella a primera hora.
— ¿Qué pasa con nosotras? — preguntó Sofía apareciendo detrás de mí.
— Wyatt busca a Sarisha — contestó Dani.
—Oohh...ya le echas de menos — bromeó Sofi.
—Solo lo preguntaba, tenía que hablar con ella sobre....un trabajo — dije rodando los ojos.
—Ya —dijeron todos.
—Sarisha...se fue — dijo Afrín — Cuando terminamos la primera hora, ella recibió una llamada y parecía preocupada.
—Le enseñó un mensaje a la profesora y ella dio permiso para que se fuera — siguió Kenzie — Y se fue corriendo.
Justo cuando Kenzie terminó de hablar, vi de lejos que Carla se acercaba hacia nosotros.
— Hola, mi amor — saludó besándome y sentándose en mi regazo — ¿De qué hablabais? — preguntó.
—De nada, solo sobre ejercicios — respondió Ángela con una sonrisa falsa a lo que Carla le respondió de la misma manera.
Todos comenzaron a hablar de cosas triviales, bromeaban, se reían etc...pero en cambio mi mente estaba en Sarisha.
¿Qué es lo que le paso? ¿Por qué se fue tan rápido?
********
Holii, ya volvi!!
Perdonándome, estuve ocupada y me costo comenzar el capitulo...pero, AQUI LO TIENEN!! Como recompensa, un capitulo largo.
¿Que opinan?
Hablamos sobre Erick aqui.....¿Y ese chico?
Sobre Leila...aquí
Wyatt y Sarisha.... (tened cuidado chicos)
No olviden votar y comentar, os quiero<33333
P.D: Qn creen que comenzara narrando el proximo capitulo? Sarisha, Wyatt o ...¿Leila?
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