33
Jack
Han pasado un par de de días, no e vuelto a la casa de Susana y Anastasia no a respondido mi mensaje, ni siquiera tengo ganas de ir a pasar el rato con Elena, en general solo he estado vagando por las calles de la ciudad.
Apesar de que a estado nublado decido salir a caminar un rato para despejar mi mente, ya que no quiero seguir en este sucio departamento, ni con la dueña de este, ni un minuto más, usarla para tener un lugar donde quedarme en las noches está bien, pero tener que soportarla en el día es cansado, en especial cuando empieza a hacerse iluciones de que está ocurriendo algo entre nosotros.
No sé cómo, y ni me interesa. Pero terminó llegando al parque donde mi madre me abandono hace años, por mucho tiempo había evitado venir aquí, ya que en este lugar en su mayoría solo vienen niños ricos, y también por los recuerdos. No recuerdo cómo era mi madre, pero si que aquí jugaba con un niño de pelo cobrizo y ojos grises que siempre parecía triste, según lo que me acuerdo, más que amigos nos convertimos en hermanos, ya que nos unía el hecho de que nuestras familias nunca nos quisieron.
Camino por el lugar, observando como las niñeras intentan controlar a los niños los cuales no les hacen nada de caso. Camino unos cuantos pasos,hasta que me fijo en una chica que se encuentra llorando en una de las bancas, se que no debería importarme lo que le pase ya que a nadie le importó lo que me pasó a mí, pero aún así me acerque a ella.
-Te encuentras bien.
-No es de tu incumbencia.
-Solo quería saber si estabas bien, pero como no es de mi incumbencia, mejor me marcho.
Antes de levantarme de la banca, para irme a buscar otro lugar donde pasar la noche, ya que no planeo regresar al departamento de miss sonrisas coquetas, la escucho decir.
-Mi familia no se acordó que hoy regresaba, no fueron al aeropuerto a recibirme, ni si quiera mi hermano mando a alguien para que fuera a buscarme.
Ahí es cuando me di cuenta de las maletas que estaban a su lado.
-Si quieres puedo acompañarte hasta tu casa.
-No es necesario.
-Vamos te acompaño, además no creo que puedas tú sola con tantas maletas.
Sin verlo venir me sonrió, pero había algo diferente, cuando las personas me sonríen siempre me pongo en guardia, ya que se que se están preparando para atacarte por la espalda, pero con ella no paso, al contrario me sentía relajado y puede que algo feliz, como hace mucho no lo estaba.
-Por cierto, mi nombre es Mía Grey, y el tuyo.
-Jack.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro