Christian

Viendo qué está está con Gail y que cada vez que intento acercarme me evita decido ir a mi despacho. Su reacción no me sorprende, todos me tienen miedo o lastima cuando se enteran de mi pasado. Estoy seguro de que Gail si tuviera una mejor propuesta laboral se marcharia sin siquiera pensarlo.

Llevo más de dos horas revisando unos documentos cuando tocan la puerta. Doy la orden de que pase sin despegar los ojos de los documentos, espero que la persona que entró diga algo, pero al ver que ya han pasado varios minutos y no dice nada, levanto la visita, ahí está ella parada en medio de mi despacho con la cabeza agachada sosteniendo una taza.

-Le ayude a a Gail a hacer chocolate y te traje un poco.

Por alguna razón que desconozco no me gusta verla así, intento hacerme a ella, está vez no intenta alejarse por lo que le quitó la taza de sus manos y la abrazo.

Puedo ver cómo Gail se asoma por la puerta, tal vez este preocupada de que le haga algo a la pequeña, pero al verme abrazándola se va sin decir nada.

Vuelvo a sentarme en mi silla y dejo a la pequeña en mi regazo ella todavía evita mirarme pero por lo menos no a intentado salir corriendo. Respiro profundamente antes de comenzar a hablar.

-No quiero que te acerques de nuevo a la estufa, si te vas a quedar aquí debemos poner algunas reglas.

-Pero yo quiero buscar a mi hermana, quiero saber si me abandono o si le pasó algo.

-Tu hermana.

-Si.

-Tienes más familia aparte de ella.

-No, por favor ayúdame a encontrarla, y te prometo que me iré y no te causare más problemas.

No puedo fingir que no me dolió lo que dijo, pero que se comportará de esta manera era mi culpa. Pero lo que más me sorprendía era que pensaba en adoptarla.