Ana

No me importaba quien era ese tipo o lo que decía,  sólo quería salir, encontrar a mi hermana y olvidar todo. Pero cada vez que intentaba levantarme mi cuerpo dolía, nunca en toda mi vida hubiera pensado que perdería mi virginidad de esa manera.

Tal vez,  esto era un castigo por todos los robos que había hecho, pero solo esperaba que mi hermana estuviera bien, que siguiera en aquél parque esperándome.

Al ver la mesa que se encontraba aún lado de la cama, aun estaba el sobre con el dinero que ese señor de porte militar me había entregado, el no tuvo que en decir nada pero yo sabía que era un pago por mi silenció,  pero tal como se lo dije, yo no quería nada solo olvidar todo y estar con mi pequeña hermana.

— Las personas que mande al lugar, no la encontraron.

— Ella tiene que estar ahi, siempre nos encontramos en ese lugar.

-Algun otro lugar donde podamos encontrarla.

— No ella siempre me espera ahi, tengo que ir a buscar. 

Pero el dolor no me permitía moverme, las costillas rotas dolían demaciado,  y los golpes..... Porque tenía que pasarme esto a mi,  sin soportarlo más agache la cabeza y empeze a llorar, por primera vez me sentía  completamente inútil, no había sabido protegerla, y ahora estaba en no se que lugar, sola y tal vez en peligro.