Andrea no dejaba de reírse de mi,  de seguro debía parecer un loco caminando de un lado a otro de mi despacho,  pero tenía que encontrar una maldita solución.  Estaba tan distraído en mis pensamientos que di un pequeño brinco cuando Andrea puso una mano en mi hombro.

— Deja de parecer un loco, yo me encargo de tu padre y tu hermano.

— Y como piensas hacerlo, Carrick no es nadie fácil de tratrar.

— Tu dejamelo a mi, ahora lo que debes hacer es encontrar a Taylor y a veriguar quien es esa chiquilla con la que te acostaste.

Sin decir más salió de mi oficina abrazanda de mi hermano para evitar que se cayera, debía de recordar darle un aumento cuando todo esto acabara.

Volví a tomar mi teléfono y me dispuse a marcarle de nuevo a Taylor pero no contestaba, debía saber que había ocurrido para que lo haya despedido. Pero sobre todo debía saber quien era la chica con la que me había acostado.

Sin tener cabeza para nada más salí de mi despacho cuidandome de no encontrarme con mi padre, nunca me había escondido de nadie, ni cuando era adolecente, por lo que hacerlo ahora me parecía algo gracioso, claro que nunca me habían cachado haciendo lo que pasó en el callejón. 

Cuando llego al estacionamiento y abro la puerta de mi auto  y me siento en los asientos de atras, inmediatamente me da un ataque de risa por lo idiota que soy, estoy por bajar del carro cuando veo a mi  padre sujetando a mi hermano y entregándole un sobre a Taylor,  inmediatamente me dan ganas de bajas y averiguar que pasa, pero el sonido de mi teléfono anunciando una llamada me hace determe en especial cuando en la pantalla aparece el nombre de Susana mi exprometida.