👿Parte Única.👿
Seokjin no creía en las tontas leyendas que escuchaba, todas eran falsas y nada de eso sucedía. El día de todos los santos solo era un día inventado por las grandes compañías de caramelos para ganar dinero y para vender más productos. Nada de eso era real.
Ese día se habían quedado sus amigos con él pues tenían miedo, para esas fechas Seúl se volvía muy siniestro. Las personas no salían tarde de casa, prácticamente todos se quedaban en casa al pasar las doce de la noche. Se contaban varias historias sobre espíritus malignos y duendes corriendo por las calles, claramente nadie se quedaría afuera para comprobar las leyendas, deberías estar realmente loco para hacerlo.
Seokjin terminó de cenar con sus jóvenes amigos y se dirigió a su habitación para seguir haciendo sus cosas. El último mes junto a su madre había tomado un amor por tejer y no se le daba mal. Había comenzado con una bufanda que usaría para navidad cuando el frío se hacía cada vez más fuerte.
Miró por su ventana, algunas hojas de los árboles habían caído, por causa del viento sonaban, eso claramente no le daba miedo, pero a sus amigos los maniáticos sí.
Suspiró en cuanto escuchó la puerta de su habitación abrirse. Jimin y Taehyung entraron asustados, lanzándose a la cama mientras se cubrían con las sábanas de pies a cabeza.
Seokjin tomó sus cosas y se sentó cerca de la ventana mientras seguía tejiendo su bufanda. Uno de los chicos sacó su cabeza de la sábana, mirándolo. Seokjin siguió en lo suyo mientras en su mente tarareaba alguna canción. Por momentos dejaba lo que hacía y miraba a la ventana solo para observar lo solitario que se encontraba el vecindario, con las luces apagadas y prácticamente todos escondidos en casa por las absurdas leyendas.
Jimin se atrevió a hablar después de mirarlo y comprobar la hora.
—Hyung —su voz tembló.
—¿Qué sucede? —lo miró.
—No te duermas tarde, por favor —susurró, ganándose la mirada y sonrisa divertida de Seokjin.
—No me digas que tú también crees esas tontas leyendas —se rio—. Espera... Si las crees, sino no estarías muriendo de miedo —volvió a reír, apartando la mirada del menor para seguir con su bufanda a medio hacer.
Taehyung sacó su cabeza de las sábanas y lo miró.
—Hyung, esas leyendas son ciertas... Es por eso que son leyendas, son cosas que han pasado y alguien las contó. Esto es real —dijo asustado.
—¿Y qué va a pasar? ¿Voy a mirar un duende corriendo en la calle? ¿Una bruja volando? Niños, por favor, nada de eso existe, es solo una forma tonta para mantener a la gente en sus casas y sin hacer estupideces —bufó.
—Hyung... Eres un escéptico y lo respetamos, pero de verdad, te lo suplicamos, no te quedes despierto hasta tarde.
—Y aléjate de la ventana, mirarás algo que no querías y... —Jimin no logró seguir hablando pues Seokjin lo había interrumpido.
—¡Basta! Si ustedes creen en esto es mejor que se duerman —miró su reloj—. Son las doce, pronto comenzarán a parecer los muertos.
El viento sopló, las hojas sonaron y los menores se cubrieron por completo mientras temblaban. Seokjin se rio de estos y siguió en lo suyo. Después de unos minutos volvió a escuchar la voz de Taehyung.
—Hace unos muchos años una mujer se quedó despierta hasta tarde, ella tampoco creía y se quedó a retar al más allá... Se dice que ese día algo llamó a su puerta, salió y se encontró con unas personas. Estas le entregaron una vela y siguieron su camino... Al día siguiente esa vela se había vuelto un hueso, la mujer no comprendía porque había un hueso donde había dejado la vela. Una anciana apareció ante ella diciéndole que había escuchado la misma historia años atrás y que le quedaba poco tiempo. Para la madrugada estaría muerta y su alma vagaría por las calles junto con las demás ánimas. La única forma de salvarse era...
—Es suficiente, Taehyung. Duérmete —Seokjin habló duro, estaba perdiendo la paciencia que le quedaba.
—Lo haré, pero promete que dormirás temprano —sus ojitos brillaban con lágrimas de temor por su amigo mayor. Seokjin suspiró cansado.
Si tenía que mentir para que Taehyung y Jimin lo dejaran en paz, lo haría.
—Lo prometo, Taehyung. Duerman ahora —les pidió, mirando a ambos menores asentir para cubrirse con las sábanas y al fin dormir.
Seokjin volvió a suspirar, dejando lo que hacía para bajar las escaleras por un vaso de agua. Lo tomó y regresó. Volvió a la habitación y se sentó en su lugar de antes frente a la ventana. Las hojas se movían haciendo pequeños remolinos en el suelo debido al viento de la noche. Se quedó un momento mirando a la ventana mientras terminaba de beber toda su agua.
Miró su hora, tan rápido ya eran la una de la madrugada. Dejó su vaso en la mesita de noche y regresó su mirada hasta los menores que se habían abrazado para dormir. Rio un poco, esos chicos eran unas verdaderas nenitas cuando se trataba de ese mes y esas fechas.
Continuó con su costura hasta tarde, la bufanda ya estaba tomando un poco más de forma y estaba quedando más larga, justo para cubrir su cuello, pero todavía le faltaba un poco más para terminar por completo. Miró su hora nuevamente y eran las dos con cincuenta y nueve minutos. Pronto serían las tres y él seguía despierto.
Siguió en lo suyo, pero de pronto comenzó a escuchar voces. Miró a los menores, estos estaban más que dormidos. Agudizó sus oídos, tratando de buscarle ritmo a las voces pensando que era música o algo por el estilo. Miró su hora, eran justo las tres de la madrugada, o bien, la hora cero (como muchos creyentes le llamaban) ya que se decía que justo a esa hora se desataban los demonios y espíritus malignos.
A lo lejos miró a varias personas caminando por la calle. Decían unas cuantas cosas que no lograba entender, pero no le tomó importancia. Se paró enfrente de la gran ventana de su habitación para mirarlos caminar. Tal vez era una extraña ofrenda hacia los muertos.
Algo llamó su atención. Un lindo moreno se había parado a mirarlo. Seokjin sonrió un poco, el chico le regresó la sonrisa, guiñando uno de sus ojos en dirección al mayor. Seokjin pronto se alejó de la ventana para caminar hasta la cama y despertar a los menores, quería que ellos también miraran que no toda la gente creía en esas tontas leyendas y que por el contrario hacían caminatas en honor a sus difuntos.
Sorpresivamente los menores no despertaron, estaban muy dormidos, ya nada los despertaría. Los dejó y regresó a la ventana. El moreno seguía ahí parado en la espera del chico. Hizo una seña con su mano y se encaminó a la puerta. Seokjin se apartó de la ventana para bajar las escaleras, escuchando que llamaban a su puerta. Tal vez no debía fiarse, pero ahí estaba, a punto de abrir la puerta.
La abrió al fin, sintiendo el frío de la noche entrando, calándole hasta los huesos. Se cubrió un poco con sus brazos, mirando al lindo chico parado frente a él.
—¿Qué es todo eso? —preguntó curioso.
—Hacemos esto siempre en este mes, buscamos a más gente que se una a nosotros —su voz era tan profunda y atrayente.
—¿Es como una especie de ofrenda o algo por el estilo?
—Algo así —el moreno le sonrió.
Seokjin asintió mientras recorría al chico de arriba hacia abajo. No se veía nada mal y era muy atractivo, no le importaría estar fuera de casa con él.
—¿Me invitarías a un poco de agua? Hemos caminado por horas y estoy un poco sediento. Parece que no he bebido agua durante años —se rio.
Seokjin asintió, dándose la vuelta para caminar hasta la cocina por agua. Los ojos del moreno se oscurecían cada vez más mientras sonreía con malicia.
Minutos después regreso con el agua. Se la entregó y el moreno lo aceptó gustoso para bebérsela de una. Soltó un quejido de placer y le entregó el vaso.
—Muchas gracias, es la mejor agua que he bebido —sonrió.
—Es solo agua —rio, el moreno uniéndose a su risa.
—Aquí tienes. Esto es para agradecerte ya que no lo puedo hacer de otra manera —le entregó una vela que Seokjin no supo en qué momento llevaba con él.
—No es nada —le sonrió amigable.
—Insisto. Además, esto es para que nos ayudes con nuestra ofrenda, solo déjala encendida hasta el día siguiente.
El mayor la tomó, chocando sus dedos con los del moreno. Estos estaban fríos, seguramente era debido al frío de la noche. Le sonrió y el moreno hizo una reverencia a punto de irse.
—¿Cómo te llamas? —le preguntó.
—Kim Namjoon —sonrió—. Puedes buscarme en la calle Gwanak-ro —le guiñó un ojo para alejarse.
Seokjin lo miró volver con las demás personas que seguían caminado por las calles. Namjoon no lo volvió a mirar, siguió su camino recitando lo mismo que todos decían pero que no lograba entender. Estos siguieron su camino hasta que llegaron a la siguiente calle. Seokjin al fin regresó dentro de casa.
Cerró su puerta y caminó con la vela en manos hasta su pequeño altar donde se encontraban algunas fotos de sus familiares. Dejó la vela ahí, observándola por algunos minutos. El fuego de esta era tan fuerte, parecía brillar más que el de las demás.
Apartó su mirada y apagó las luces para subir a su habitación de nuevo. Miró su hora, eran las tres treinta y tres. Era muy tarde para seguir con su bufanda.
Se metió a la cama con los menores, durmiendo enseguida. Al día siguiente despertó solo, sus amigos ya habían despertado y se encontraban haciendo el desayuno.
Seokjin se cambió de ropa y bajó con ellos, tenía que contarles lo que había vivido en la madrugada y sobre el chico al que había conocido. Tal vez después lo iría a visitar a la dirección que el moreno le había dado.
Los chicos estaban ahí, mirando una película mientras comían palomitas de maíz y lo esperan para desayunar juntos. Seokjin caminó hasta ellos, sonriéndoles.
—¿Dormiste temprano, hyung? —preguntó Taehyung. Seokjin asintió, no quería que ambos le reprocharan por dormir tarde.
—Sí —dijo simple.
Recordó la vela y caminó hasta el lugar donde la había dejado. Sus ojos se abrieron grandes al encontrarse con un hueso donde había dejado la vela. Sintió un frío recorrer su cuerpo y corrió hasta los menores.
—¿Qué hicieron con mi vela? —les preguntó.
Los menores lo miraron sin entender.
—¿Qué vela? —preguntó Jimin.
—¡La de la madrugada! Dejé una vela y ahora ya no está, pero en su lugar hay un... Ustedes lo hicieron, por eso Taehyung me contó esa tonta historia.
—¿De qué hablas, hyung? —volvió a preguntar Jimin sin entender.
Taehyung pareció comprender y cubrió su boca mientras corría hasta al mayor.
—¿Te quedaste despierto hasta tarde, hyung? ¿Es eso? —sus ojos grandes y preocupados lo miraban con temor mientras Seokjin asentía—. ¿De dónde sacaste esa vela? ¿Alguien te la dio?
Seokjin volvió a asentir. Taehyung se alejó un poco y Jimin caminó hasta él asustado.
—¿Quién era? ¿Cómo fue?
—Me quedé hasta tarde y de pronto unas personas comenzaron a caminar en la calle, llevaban velas y todo lo miré desde la ventana de mi habitación. De un momento a otro un chico se paró a mirarme, traté de despertarlos, pero estaban dormidos. Decidí bajar para saber qué era lo que hacían, le preguntaría al chico que ya llamaba a mi puerta. Al llegar le abrí y le pregunté que era eso, me explicó y me pidió agua. Como agradecimiento me entregó una vela que dejé junto a las fotos de mis familiares fallecidos.
—Hyung... —los ojos de Taehyung y Jimin estaban tan abiertos y llorosos, a nada de ser consumidos por el temor.
—¿Qué? —preguntó histérico.
—La leyenda que te conté...
—¿Cómo termina? —en ese momento Seokjin se dio cuenta que lo que había pasado con él era idéntico a la historia que Taehyung le había contado antes de dormir.
—La anciana le dijo que si quería salvar su alma debía ir cementerio con un alma pura. El bebé sería el que entregaría el hueso en la tumba donde faltaba, ya que los bebés son inocentes y no cargan ninguna culpa en ellos. Ella buscaría la tumba y el bebé lo entraría a su dueño. Después se iría del lugar sin mirar atrás y la maldición se habría roto, pero para su mala suerte la gente se enteró y no le iban a dejar a sus hijos para que los arrastrara hasta ese lugar... La hora llegó, la mujer no cumplió al regresar el hueso a su dueño y... Al día siguiente ella estaba ardiendo en fiebre, ningún doctor logró salvarla, la mujer murió y se dice que su alma sigue vagando junto con todos ellos, robándose más almas.
Seokjin sintió su cuerpo temblar. Tomó una sábana y el hueso. Lo envolvió y lo guardó en un bolso. Los chicos lo miraron asustados.
—¿Qué harás?
—Iré a casa de mi hermana, le pediré que me deje cuidar de Jungkook y después iremos al cementerio.
—¿Pero sabes quién era?
—El chico me dijo su nombre y me dio una dirección donde encontrarlo, ahora que lo pienso ya se porque se me hacía tan conocida esa dirección —maldijo bajo—. Es la dirección del cementerio nacional de Seúl, ahí están todos mis familiares fallecidos —golpeó su rostro con frustración.
—¡Corre, hyung! —los menores gritaron al mismo tiempo.
Seokjin tomó sus cosas y salió de su casa en busca de su hermana, tendría que mentirle o de lo contrario, contarle la verdad para que le dejara a su bebé de seis meses y que él hiciera la entrega del hueso.
Las horas pasaron. Al fin Seokjin llegó al cementerio a la hora exacta, estaban a punto de cerrar. Miró al pequeño Jungkook que se encontraba dormido entre sus brazos, a su derecha había un indicador de calles. La miró, leyendo en el letrero "Gwanak-ro" Tragó fuerte, comenzando a caminar entre todas las lápidas mientras leía los nombres de las personas que yacían descansando en el lugar.
Faltaba poco para que comenzara a oscurecer, el tiempo se le agotaba. Normalmente Seokjin no le daba miedo nada de eso, pero ese día y en ese momento su cuerpo parecía una gelatina con cada paso que daba.
Ahí lo miró, una de las tumbas le llamó la atención. Se encaminó rápidamente mientras el pequeño Jungkook que recién despertaba jugaba con sus manitas. Leyó el nombre en la lápida, sintiendo algo realmente extraño en su ser.
"Kim Namjoon
1994-2013
En memoria de Kim Namjoon, descanse por toda la eternidad."
No pudo terminar de leer lo demás que venía en la lápida pues el miedo lo estaba comiendo vivo. Sacó el hueso de su bolsa y sentó a Jungkook en sus piernas mientras le entregaba este. El pequeño lo tomó con una sonrisa, comenzando a jugar con este, agitándolo en sus manitas. Seokjin estaba temblando y a nada de llorar del terror que sentía, no podía perder más tiempo. Incitó al menor a dejar el hueso en su lugar, obteniendo la obediencia del pequeño Jungkook después de algunos minutos. El menor agitó una última vez el hueso antes de dejarlo encima de la lápida con una sonrisa.
Seokjin suspiró aliviado, acomodó a Jungkook entre sus brazos y pecho para ponerse de pie y comenzar a caminar lejos del lugar. Recordó lo que Taehyung le había dicho, caminó mirando hasta la salida, se había prometido en ningún momento mirar hacia atrás y tampoco expondría a su pequeño sobrino. Comenzó a tararear con voz temblorosa, sin sacarlo de su pecho hasta que el bebé se quedó dormido. Siguió caminando hasta la salida, pero por cada paso que daba sentía que no estaba solo, sentía que alguien lo seguía.
Seokjin salió del cementerio y el vigilante al fin cerró las puertas. Al alejarse de ahí sintió que un gran peso caía de sus hombros, su respiración se tranquilizó y lo que sea que lo estaba siguiendo se había quedado ahí.
A su mente llegó la imagen de aquel chico, tan lindo y joven, era una pena que lo haya conocido de tal forma y no cuando estaba vivo.
Cuando llegó a casa, Jimin y Taehyung se lanzaron a sus brazos. El pequeño Jungkook despertó, dejándose abrazar por Taehyung quien fue el primero que apareció en su mirada mientras Jimin corría a la cocina para prepararle un té a su hyung.
Después de eso Seokjin se volvió creyente, nunca más en su vida volvería a quedarse despierto hasta tarde. No más, ahora si les creía a sus menores.
Mantén la mente fría la próxima vez que te quedes despierto hasta tarde en el día de todos los santos, puede ser lo último que hagas.
¡Hola!
Espero que les guste
En lo personal, este me gustó mucho, me divertí escribiéndolo y editándolo❤
Este shot fue inspirado en una historia que nos contaban a mis primos y a mí, de hecho, les conté un poco sobre la historia, pero el final de Seokjin lo cambié porque en la historia la señora no termina tan bien como él
Voten y comenten que les pareció
¡Adiós!
~×~×~×~×
Increíble portada y separador hechos por: Puppy_Graphics ¡Muchas gracias! ❤
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