6.
Narra Aomine
La convivencia con Kise era extrañamente cómoda, como había hecho gran parte de su trabajo, ahora habían días en los que se quedaba en casa.
Todo estaba bien.
Hasta el día 12 de nuestra convivencia.
Como todas las mañanas, me había levantado semi dormido, por lo que no note que Kise no estaba en la cocina.
Sin pensarlo, me dirigí a paso perezoso al baño, abrí la puerta y le vi... desnudo frente a mi, con la piel húmeda por el reciente baño que habría estado tomando y del que me hubiese percatado si no estuviese dormitando.
-¡¡A-Aominecchi!!- rápidamente el se cubrió con una toalla mientras yo no podía reaccionar.
Sentí sus manos empujarme fuera mientras yo no podía dejar de mirar.
Cuando estuve afuera, mirando la puerta, fue que note que debía disculparme.
-lo siento- dije antes de correr y encerrarme en mi habitación.
Había visto a Kise desnudo... le había visto con algunas gotas recorrer su cuerpo... le ha Ian visto de esa manera y una extraña sensación recorría mi vientre...
Estaba duro...
-¡Mierda!
Tercera persona
Ese día, el rubio no podía mirar a la cara al moreno, y viceversa, ambos sentían una gran vergüenza por lo ocurrido, ambos no sabían que expresión poner frente al otro, ambos, más Aomine que Kise, se sentían culpables de ver al contrario y sentir alguna reacción en su cuerpo, en especial Aomine.
-hoy debo ir al hospital- habló el moreno sin mirar al rubio.
-te acompañare, tengo el día libre- respondió de la misma manera sin hacer contacto visual.
Ambos se prepararon para salir aún con la vergüenza a flor de piel.
El silencio se hizo presente durante todo el camino mientras ambos se perdían en sus pensamientos.
Narra Aomine
Luego de llegar, caminamos hacia el Mesón para avisar nuestra llegada a lo que Shae apareció para llevarnos donde el doctor.
-¿Como has estado, Aomine-san?- pregunto abrazando mi brazo.
-ahora estoy mejor- le miré con una sonrisa viendo de reojo a Kise que miraba hacia otro lado molesto.
-aún no me has llamado para salir- ella hizo un puchero y algo me hizo pensar que no era adorable.
El recuerdo de otra persona haciendo lo mismo nublo mis pensamientos.
-aún tengo que recuperarme, pero cuando este mejor, sin duda te llamaré- ella pareció contenta con mi respuesta pero claramente escuché a Kise hacer un sonido en molestia.
Al entrar, el mismo hombre de antes nos recibió, tomo mi mano para saludarme y le dio un gran abrazo a Kise.
-me alegra verte bien, Aomine, pero veo que tienes un gran enfermero- el tipo sonreía a Kise y este se había sonrojado un poco.
-nada de eso- él sonrió un poco aún sonrojado mientras bajaba la mirada.
Estaba molesto pero la verdad no estaba seguro de la razón.
-entonces, ¿Has estado asistiendo al psicólogo?- asentí en señal de respuesta, quería irme pronto- ¿Has tenido algún progreso?
-la verdad no, tengo algunos recuerdos de algunos momentos pero todo es confuso- el anoto en una hoja mientras asentía.
-de acuerdo...
Narra Kise
Luego de algunas preguntas más, el doctor le dio algunas indicaciones nuevas a Aominecchi.
Al parecer no le había gustado lo que le dijeron porque estaba molesto, aunque eso no impidió que coqueteara con la enfermera afuera.
-hey... ¿Te gustaría ir a comer fuera?- la chica le vio sonriendo- sólo un almuerzo, ahora que tengo tiempo y que pareces estar libre.
-claro, pero debemos ir con Kise porque él- no me deje terminar y hable.
-ve con ella, yo me iré a casa- camine por su lado molesto intentando disimular lo mejor que podía.
-Kise, espera- el tomó mi brazo y yo me solté sin siquiera mirarle.
Camine sin rumbo durante unos minutos mientras mi corazón me pedía a gritos que volviera y le reclamará que era mío pero me había prometido hace mucho que le dejaría en paz... por mucho que se que sufrire.
Tercera persona
Kise camino hasta una cafetería mientras el moreno salió junto a la chica.
Aomine sentía que algo faltaba.
Antes había salido a algunas citas con otras chicas y se sentía bien... pero ahora algo faltaba.
Era como si antes de ello, había un sentimiento que le llenaba de mejor manera de lo que era ahora.
Además el rostro del rubio no podía abandonar su mente, no había caso, por más que intentará prestar mayor atención en los atributos de su compañera, el dolor en el pecho del chico no desaparecía.
-¿Te parece si comemos aquí?- ambos entraron a un lugar en el cual vieron al rubio al final, siendo consolado, por un hombre de negros cabellos.
-ese es Kise- no fue una pregunta y no fue un tono agradable.
-debe ser su amigo, sentemonos aquí- dijo la chica mientras jalaba al moreno que se había quedado petrificado viendo al rubio
No podía despegar la mirada Kise, algo le decía que debía ir y separarlo de ese idiota que le abrazaba, su corazón se lo pedía a gritos.
Mientras que Kise estaba sin saber que al otro lado de aquel lugar, alguien le miraba fijamente
-¿Mejor?- Kasamatsu miraba al rubio con preocupación, le tenía bastante cariño al chico y estaba al tanto de lo que estaba pasando.
-si, gracias Kasamatsu-senpai, ya estoy bien- el rubio se separó del chico y le sonrió limpiando una lágrima de su mejilla- lo siento porque me veas así.
-no te preocupes, sabes que puedes contar conmigo- el rubio sonrió de nuevo y luego tuvo la grandiosa idea de voltear.
-no puede ser- dijo el rubio tomando sus cosas apresurado- gracias por todo, Kasamatsu-senpai, Saludos a la familia.
Abrazo nuevamente al moreno antes de salir, literalmente, corriendo del lugar.
Lo que menos necesitan Kise en aquel momento era ver como Aomine salía felizmente con aquella chica, no ahora.
Cuando llegó a casa corrió hacia su habitación mientras escondía su cabeza en la almohada.
Quería dejar atrás todo tipo de sentimiento por el moreno, pero su corazón no le dejaba seguir.
La tortura era cada vez peor y Aomine tampoco entendía sus sentimientos.
Kise vivía un infierno y Aomine moría en la duda.
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Espero les guste, si leen mis otras historias en emisión entre hoy y mañana estaré actualizando
Saludos!!
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