Tercera persona

Al pasar los días, la convivencia entre ambos se había convertido en una dolorosa rutina.

Kise sentía aún más grande la soledad al dormir en aquel lugar que no tenía la sensación ni los restos de su amor.

Sentía que su corazón le llamaba para correr a sus brazos, pero no había manera de que dejará pasar el hecho de que apenas ello sucediera, sería odiado.

-buenos días- hablo el rubio cuando vio que el moreno salía de la habitación.

-buenas... ¿Qué haces tan temprano?- su voz perezosa le traía recuerdos.

-las personas normales desayunan, Aominecchi- el moreno soltó una especie de gruñido antes de caminar hacia el baño.

Aquello era lo mismo que sucedía cuando vivían juntos, claro, antes estaba lleno de esos y caricias furtivas, pero básicamente era lo mismo.

-aún no puedo creer que sepas cocinar- Aomine entraba nuevamente a la cocina para sentarse frente a su plato.

-moo~ ya te había dicho que mi cocina no era tan mala- el rubio hizo un puchero y Aomine soltó una gran risa.

Eran esos pequeños momentos en los cuales el rubio sentía que su mayor alegría volvía.

-debo salir, volveré a la misma hora de ayer.

-de acuerdo- Aomine nunca preguntaba hacía donde iba, y si Kise no se lo decía tampoco preguntaba a que hora volvería.

Esa era la realidad de Kise ahora.

Narra Aomine

Kise salía todos los días a la misma hora y regresaba en la tarde cerca de las cinco, suponía que iba a trabajar, porque no llegaba con algún olor de otra persona en él.

Llevaba una semana viviendo aquí y sentía una extraña comodidad al moverme por el lugar.

La comida que Kise hacia en la mañana se sentía algo tan cotidiano, como si fuese algo que comí toda mi vida.

Incluso cuando se iba tenía aquella gran necesidad de abrazarle antes de partir.

Ridículo.

Aquella tarde estaba aburrido de la televisión, así que comencé a mirar por los alrededores de ''mi hogar''

Habían muchas revistas en las que Kise aparecía, y no me extrañaba, habían algunas películas de terror por el lugar y algo me decían que eran mías, recordaba de manera lejana que Kise las odiaba.

No me sorprendió notar que el baño estaba lleno de cosas, a mi parecer, innecesarias, todas de Kise.

Entre con un poco de temor a la habitación del rubio y me sorprendió notar que su cama era una individual, la mía era doble.

Dentro del cuarto no había mucho, un closet, un pequeño mueble a un lado de la cama que por cierto, tenía aún más cremas, y un cesto de ropa sucia.

Extrañamente, el aroma de Kise no era tan fuerte como la primera vez que entre a casa o a mi habitación, en este cuarto era más sutil... como si fuese menos el tiempo que está aquí.

Mire hacia el closet y sin duda, lo abrí.

Dentro estaba todo perfectamente ordenado, pero lo que llamo mi atención fue una caja que estaba abierta en un rincón.

Al mirar el contenido, vi muchos vídeos además de ropa.

Tomé los vídeos sin darle mucha importancia al resto y note que habían en total unos doce, algunos tenían nombre, unos pocos, el resto estaba en blanco.

Con mi nuevo descubrimiento, me dirigí hacia la sala para ver aquello.

Comenzando por el que decía.

''la boda de Kurokocchi y Kagamicchi''

Narra Kise

Esos días había tenido que salir sin falta, debido al tiempo que había pedido, todos mis trabajos.

Hoy por suerte había terminado antes y al fin podía ir a casa, aunque sabía que al llegar no habrían abrazos ni besos de bienvenida, el sólo verle en casa era más que suficiente.

Cuando entre, escuché risas y música dentro, aquello fue bastante extraño por lo que entre con un poco de miedo al lugar.

-oh, bienvenido- Aominecchi estaba sentado viendo, lo que yo creí, una película.

-Hola... ¿Qué estás mirando?- me acerqué para sentarme a su lado con un poco de distancia.

-estaba aburrido y encontré eso- apuntó una pila de vídeos que conocía claramente.

-y... y ¿Qué has visto?- pregunté nervioso, sabía a la perfección lo que ellos contenían.

-sólo esté, hay unos en blanco que no sabía que eran- un suspiro de alivio salió de mi labios.

-e-esos son míos... son... ehhh... son cosas de trabajo, si eso, unas cosas de trabajo- el me miró sin entender mi nerviosismo pero la escena en la televisión nos sustrajo a ambos.

-miren lo que encontré, un ser sexy, único y sólo mío- la voz de Aominecchi estaba relatando mientras apuntaba un grupo de personas y me encontraba entre ellas.

-AHOmine, ni en mi boda dejarás de ser un pervertido- hablo Kagamicchi mientras Aominecchi les enfocada.

-aquí vemos a Bakagami llevándose al pequeño e indefenso de Tetsu- muchas risas se hicieron escuchar.

Luego de unos segundos, llegue a un lado de Aominecchi y este me apunto con la cámara.

-¿De que reían?- Aominecchi había soltado una pequeña risa y yo había hecho un pequeño puchero.

-nada, rubia- luego de eso habían escenas de todos riendo por algunas tonterías.

Algunos bailando mientras la música sonaba.

Mire a Aominecchi y el estaba viendo atento el video como si fuese lo más interesante en el mundo.

-fue un día bastante feliz- dijo mientras se ponía de pie.

-así fue... haré la cena... ¿Quieres algo en especial?- lo vi perderse en la cocina mientras yo apagaba la televisión y tomaba los vídeos sin nombre.

Como no escuche respuesta me acerqué a la cocina y le vi haciendo café.

-ten- me miró con una sonrisa y luego habló- ¿Qué tal hamburguesa?

Tomé un sorbo de la taza y sonreí antes de responder.

-hamburguesa será- un gran sentimiento de nostalgia inundó mi ser al ver mi taza.

Aominecchi había hecho mi café con leche y mucha azúcar, como siempre hacia cuando me veía llegar cansado a casa... quizás el no lo recordaba y era lo más probable, pero no podía negar la alegría que eso me causaba.

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Actualización Express porque si, jaja ¿Qué creen que hay en esos vídeos? Jejeje

Por cierto, Alguna está en la página de Facebook de Aokilovers?

Entraron a la convocatoria de fics de febrero? Estaré subiendo algunos allí jejeje espero leer los suyos :D

Saludos