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38.

Tercera persona

Al separarse, el pequeño Aoki soltó una pequeña risa. Aomine quería gritar a los siete vientos que había besado a su amado, pero se contuvo.

Sabian que aquello no cambiaba nada. Un beso. Pero era un beso que significaba tanto para ambos, quizás sería el último, quizás el primero, pero todo debía ser a su tiempo.

Las cosas no cambiaron luego de ese beso.

Algunos días, cada vez más frecuentes, Aomine iba con el pequeño Aoki a ver al rubio.

El bebé se había encariñado con el rubio... al igual que Kise con él.

Luego de un par de veces, Aomine había conseguido su tan ansiada fotografía.

En su teléfono, al encenderle, lo primero que se veía era la imagen de sus dos amores.

Luego de un mes, a Kise le habían retirado el yeso de la mano, su lesión no había sido tan grave, y ahora incluso le daba de comer al pequeño.

En más de una ocasión, cuando Aomine llegó junto a su hijo, Kise estaba pasando un mal día. Contrario a lo que el moreno creía, al ver al bebé una sonrisa se instalaba en su rostro.

Habían veces en las cuales el pequeño se dormía a su lado y Kise tomaba su mano, quedándose dormido junto a él.

-pareciera que te quiere más a ti que a mi- dijo en broma un día el moreno al ver como su hijo se aferraba a la camiseta del rubio.

-quizás le asustas, ¿Verdad?- Kise tomó la mano del bebé y este le miró atento- ¿Verdad que ese Ganguro da miedo? Si, da mucho miedo.

El pequeño sólo hacía extrañas muecas con su rostro y Kise reía.

Aomine estaba bastante agradecido por la reacción que había tenido el rubio con el pequeño.

Se esperaba lo peor, y no le hubiese culpado. No tenía ese derecho.

Así como había pasado un mes, pronto pasaron dos más.

A los tres meses y medio, Kise salió del hospital.

Narra Aomine

Ese día, ayude a Kise a llegar a casa, aún no se acostumbra a usar las muletas pero me alegra que me permita ayudarle.

-Aomine- su voz me hizo salir de mi ensoñación.

-dime- el estiró uno de sus brazos hacia mi.

-estoy cansado...-cuando notamos que el ascensor estaba en reparación le había propuesto llevarle en brazos hasta su piso, pero se había negado y comenzó a caminar con dificultad.

Sin decir nada, le tome estilo princesa mientras el sostenía las muletas y comencé a subir los pisos que quedaban.

Estaba exhausto, pero no le diría, no quería que se bajara.

Intentaba no perderme en la cercanía de su cuerpo, o en lo bello que se veía su rostro, lo perfecto que son sus labios, el delicioso aroma de su cuerpo...

Llegamos más pronto de lo que me hubiese gustado.

Kise se bajo para abrir la puerta y dejarme entrar.

Su departamento era similar al anterior, dos habitaciones, dos baños, una gran sala.

-siéntate, te servire café- le tomé otra vez entre mis brazos y lo lleve a su habitación.

-recuestate y yo te traeré café a ti- le sonreí y camine hasta su cocina para comenzar a preparar café, mientras el agua comenzaba a hervir camine a su habitación y le pregunté si quería algo de comer, me respondió que no quería molestar.

Volví a la cocina y saque unas galletas que tenía en uno de LSSI muebles, le serví café con un poco de leche y puse las galletas en un plato para llevarle.

-no estaba seguro que querías, pero te traje esto- él sonrió mientras se acomodaba para comer.

Me senté separado de él, le veía comiendo tranquilamente, mientras disfrutaba su café.

Sabía que cuando estaba cansado, lo mejor era café dulce con un poco de leche, así le gusta. Lo sabía. Lo recordaba.

-¿Debes irte?- pregunto sin mirarme.

-no ahora, tengo que trabajar luego debo ir por Aoki- Kise asintió aún sin mirarme.

-siempre puedes traerlo y yo lo cuido- habló logrando que casi me ahogara con el café.

-no, Kise... tú... tú debes descansar y no quiero traerte problemas...- el sonrió y me miró fijamente.

-Aoki no es un problema, es un niño muy tranquilo, además me voy a aburrir aquí sólo todo el día- le miré con duda- de verdad, Aomine, puedes traerle cuando quieras.

Narra Kise

Sabía que para el era difícil, para mi igual.

No es fácil ver al hijo de la persona que amas. O ver a la persona que amas acercarte tanto a aquel pequeño.

Pero estaba bien.

Sabía que Aoki no tenía la culpa de todo lo que había sucedido. Y a pesar de todo, Shae tampoco.

Pero estaba seguro que de a poco podríamos llegar a lo que sea que esto nos llevara.

Quizás no seríamos pareja después todo, quizás solo quedaríamos como buenos amigos, o puede que ni eso resulte de todo. Pero estaba bien.

Lo que fuese que resultara de todo iba a estar bien.

Aomine se fue a trabajar luego de unas horas.

Se veía cansado, exhausto, y yo no estaba mejor.

Más tarde vino Kagamicchi y Kurokocchi a verme, ambos me miraron extraño cuando les había contado lo que sucedía con Aomine y su hijo, pero me apoyaban en mi decisión.

Esa noche, soñé con el pasado.

Estaba junto a Aomine bajo un árbol de Cerezo. Las pequeñas hojas caían lentamente mientras estábamos tomados de las manos.

Sus dedos acariciaban los míos con cariño, ambos estábamos sonrientes.

-es precioso...- dije mirando lo hermoso que se veían las hojas al caer.

-Lo eres- me sonrojo un poco por su comentario y le miré fijamente- te amo.

Susurró mientras llevaba su mano libre a mi mejilla.

El anillo en su dedo destacaba más ahora que antes, y era perfecto.

-te amo- dije uniendo mi frente a la suya- hoy, mañana y siempre.

-sabes, no quiero que el tiempo pase, quiero estar aquí contigo eternamente- acarició mi mejilla con una sonrisa.

-nunca olvidaré esto...

Fue lo último que dije antes de despertar.

No. Nunca le olvidaría.






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Bien, tengo 2 noticias que entregarles.

1.- gracias a las chicas del grupo que me dieron la idea HarumiYuu principalmente jejeje, haré una segunda temporada de la historia con lo que pasó antes de que Aomine perdiera la memoria.

2.- a esta historia le quedan 2 capítulos, más el epílogo. Pero subiré extras luego de esto, son como 7 u 8 por ahora.

Bien. Espero les gustara el capítulo :)

Saludos!

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