33.
Narra Kise
Si bien había preguntado por su hijo no estaba preparado Lara verle ahí.
-Kise-san, un gusto verle- hablo la chica mirándome con una sonrisa.
-igualmente- puse una falsa sonrisa mientras Aomine se ponía de pie.
-Shae, ¿Qué haces aquí?- la chica hizo una mueca extraña mientras veía a Aomine.
-vine a comer con unas amigas, nada importante.
La chica le dijo que se iría por su lado y luego de despedirse de mi, se fue a otro lugar.
Aomine no me miraba, no estaba seguro del porqué pero me hacia una idea.
Kurokocchi y Kagamicchi volvieron a los segundos y yo pedí más cerveza.
Pedía jarra tras jarra, Kurokocchi me miraba un poco molesto pero necesitaba beber, beber y olvidar.
Tercera persona
El rubio bebía sin importarle lo que los demás dijeran.
Pasado la media noche, ya se encontraba bastante bebido, y por alguna razón, Kuroko también lo estaba.
-Kise, vamos a casa- Aomine intentaba detener al rubio pero este no soltaba el vaso.
-moo~ yo quiero... quiero seguir... jeje...- el rubio hablaba entre hipidos y no dejaba de sonreír.
-bien, ha sido suficiente para ti hoy.
Los cuatro salieron del lugar y Aomine, quien era el que estaba más sobrio, fue el encargado de ir a dejar a la pareja a su hogar.
Manejo en completo silencio una vez que estuvo a solas con Kise.
Kagami le había dado la nueva dirección del rubio y Aomine comenzó a manejar en aquella dirección.
Fue una batalla llevar al rubio a su hogar, aún más difícil fue hacer que Kise le entregara la llave.
El lugar era muy parecido a su anterior departamento.
No era ni grande ni muy pequeño, estaba bien para una o dos personas, poseía una habitación de invitados y la principal
Aomine camino hasta el lugar que suponía era habitación del rubio. Le llamaba mucho la atención que el lugar estaba lleno de flores por todos lados, además en el cuarto del rubio había una pila de peluches y papeles que no se atrevió a mirar.
Recostó a Kise en la cama y le quitó los zapatos. Le quitó su chaqueta para que estuviese cómodo, al igual que su cinturón.
-agua...- Aomine fue por un vaso y se lo dio, el cual el rubio bebió de inmediato.
Recordaba aquella vez que Kise se había embriagado, era la misma escena, pero en aquella ocasión, el rubio no dejaba de balbucear.
Era tarde y Aomine debía llamar un taxi, no quería quedarse en el departamento del rubio sin su consentimiento, pero Kise balbuceo algo antes de dormirse.
-es tarde, quédate a dormir- el moreno dudo, pero aceptó.
Aomine durmió aquella noche el la habitación de invitados, sintiendo una calidez en su interior al pensar que dormía en el mismo lugar que su amado rubio.
A la mañana siguiente, despertó temprano e hizo el desayuno, Kise aun dormía profundamente y Aomine decidió irse.
Antes de salir, dejó un pequeño beso en la frente de Kise y tapó su cuerpo con una manta.
El moreno extrañaba a su rubio, demasiado... pero si Kise quería estar lejos de él, Aomine lo soportaría.
Kise despertó cerca de las 10 de la mañana, se dio una ducha de manera perezosa, y luego pensó en que debía hacer algo para comer con aún más pereza.
Pero noto que sobre la mesa habían algunas cosas tapadas y su sorpresa fue enorme al notar que eran fruta picada, jugó de naranja, tortitas con miel y tostadas con mermelada.
Sólo una persona preparaba esas cosas para él, sólo un hombre, en toda su vida, conocía lo que le gustaba comer luego de una noche bebiendo.
Sólo Aomine le conocía lo suficiente para hacer esas cosas por él.
No pudo evitar sonreír mientras comía.
Disfruto cada bocado de aquello, pensando en lo delicioso que es cuando alguien cocina para uno en la mañana.
Los días pasaban lentamente.
Un mes más había pasado, Kise aun se mantenía en contacto con Aomine, por mensaje o llamadas la mayoría de las veces, y por lo general solo hablaban de su día.
El rubio había estado teniendo más trabajo luego de que una de sus campañas se hiciera más famosa, pero aún así se daba tiempo para hablar con Aomine.
El moreno, por otro lado, ya se había habituado a su trabajo, sentía una gran alegría al saber que su bebé sería un niño, a sus seis meses de gestación su niño era sano y fuerte, lo que le provocaba una gran sonrisa de sólo pensarlo.
Shae comenzaba a actuar extraño, como si algo ocultara, pero a Aomine poco y nada le importaba.
Aomine se había reunido con Kagami a jugar y este le había contado que pensaba adoptar con Kuroko, tenían pensado ir a Estados Unidos a ver la posibilidad de aquello.
Aomine se sentía sumamente feliz por ellos, les deseaba lo mejor, y en el fondo sentía un poco de envidia por la hermosa relación que tenían.
El moreno había recuperado algunos fragmentos de sus recuerdos, pero en general solo eran situaciones al azar, la mayoría eran citas con Kise o algunas celebraciones.
Cuando su hijo estaba por llegar a los 7 meses, Aomine recibió una inesperada visita.
-¿Satsuki?- Aomine dudo bastante cuando le vio frente a su puerta, no la había visto desde hace mucho, pero recordaba algo que Kise le había mencionado.
Momoi había sido una de sus amantes.
Le hizo pasar y antes de que comenzara a hablar Aomine pregunto aquello que no le dejaba en paz.
-¿Por qué engañe a Kise contigo?- claramente la pregunta dejó a la chica bastante sorprendida, pero sonrió con nerviosismo.
-parece que los rumores son ciertos y no recuerdas nada...- Momoi soltó un suspiro- Dai-Chan, dormimos juntos una sola vez... Cuando Ki-Chan fue a París.
-no me interesa si fue una o veinte, quiero saber ¿Por qué?- el moreno sentía irá al pensar en ello.
-ambos estábamos ebrios y cuando llamaste a Ki-chan, respondió otro hombre y te molestaste y yo... bueno... Había peleado con mi esposo... y... quería vengarme...
-y Kise lo supo...
-lo llamaste... ebrio y llorando, le gritaste que lo amabas pero que no podías soportar que te engañara... Le dijiste que lo amabas pero que habías hecho algo horrible...
El único pensamiento de Aomine en ese momento fue...
Soy un bastardo hijo de puta...
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Demasiado intenso? Les quiero decir que pronto se viene algo intenso y bueno jejeje
Nos leemos el próximo miércoles ;)
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