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31.

Último capítulo del pasado.

Tercera persona

Aomine era lejos el hombre más feliz del planeta.

Kise era todo lo que siempre hubiese soñado. Era guapo, tierno, tenía una personalidad encantadora, cuando, Aomine quería era sumiso para él, aunque también se mostraba atrevido, le amaba y Aomine también le amaba. Simplemente Kise era perfecto para él.

Ambos se entendían perfectamente.

Llevaban cerca de seis meses como pareja oficialmente y Aomine no podía sentirse más feliz.

Nunca había estado tan feliz en toda su vida, tampoco había estado tan seguro de algo como lo estaba ahora.

El moreno había comprado un anillo de oro con una línea azul en medio, le había pedido a Kagami que le acompañara y estuvieron mirando en muchos lugares hasta que vio el indicado.

Apenas lo había visto, supo que aquel anillo era perfecto para ellos.

Estaba ansioso al esconder aquello, pensaba que en cualquier momento Kise abriría el cajón con la ropa y lo encontraría, aunque el rubio nunca se metía en su ropa.

Pensó en cómo hacer la mejor proposición y llegó a una conclusión.

Esa tarde, luego del trabajo, llegó a casa y Kise le tenía la cena lista.

Paso de largo de todo y antes de pronunciar si quiera una palabra, beso al rubio.

Kise pasó sus brazos por el cuello del moreno y se dejó llevar por las caricias de Aomine.

-Hey... ¿Por qué tan apasionado?- el rubio jadeaba aún por la falta de aire.

-me encantas, eres perfecto y te amo- Aomine pego su cuerpo al del rubio y comenzó a besar su cuello.

-primero... primero hay que comer...- Kise intentaba resistirse pero poco podía hacer.

-quiero comerte primero, luego lo demás- tomo los muslos de Kise y lo levantó hasta quedar sentado en la mesa de la cocina.

-moo~ yo había preparado tu favorito- aunque Kise se quejará estaba apretando al moreno contra su cuerpo.

-tengo a mi favorito frente a mí.

Y sin más ambos comenzaron a quitarse la ropa.

Entre besos y caricias, ambos quedaron sólo en ropa interior.

-el... El lubricante está... aahh... en la habitación...- Kise apenas podía pronunciar una frase coherente.

-Aquí hay algo que puede servir...- susurró Aomine en su cuello.

Kise no pudo evitar sonreír cómplice al ver como Aomine tomaba el aceite.

El moreno le preparo lentamente, disfrutando de cada una de sus reacciones, cada una de las respuestas que Kise emitía al mover sus dedos. Hasta que no pudo soportarlo más.

-¡aahh!- Aomine abrazaba a Kise mientras su cadera se movía de adelante hacia atrás.

-Kise... te amo...- susurraba en su cuello a medida que dejaba marcas en él.

-yo... yo también...- el moreno tomo con fuerza las caderas del rubio para hacer más rápido el movimiento.

Kise dejaba besos en el hombro del moreno, dejaba marcas en su espalda además de gemir cada vez más alto.

-eres... tan hermoso...- jadeaba el moreno en el oído del rubio.

Aomine se encontraba golpeando aquel punto en el interior del rubio que provocaba que este no pudiese pensar en nada coherente.

-¡Daiki!- gritando el nombre de su amado, Kise se vino entre ambos.

Aomine se detuvo para ver a Kise, estaba sonrojado y su cuerpo temblaba aun por el reciente orgasmo.

-vamos a la cama...- Aomine beso la mejilla del rubio mientras tomaba a Kise por el trasero y lo llevaba a la habitación.

Aomine se encargó de dejar al rubio más que exhausto.

Estuvieron toda la noche demostrando cuanto se amaban, por suerte, el rubio no tenía trabajo al otro día en la mañana, pero el sonido de su teléfono fue lo que le despertó.

-¡¿Por qué no me habías dicho nada?! ¡Tienes idea del escándalo que se ha formado!- Kise aparto su teléfono para reaccionar unos segundos.

-no entiendo de que me habla- Kise bostezaba aun por la forma ruidosa de despertar.

-¡prende la maldita televisión, Ryouta!- Kise se extrañó por el insulto- y dile a tu novio que me debe una gran explicación.

Kise se levantó perezoso, tenía notificaciones en Instagram, muchas, pero las ignoraba, al igual que en el resto de las redes sociales.

Al prender la televisión, decidió ir por un café a la cocina.

-así es, señoras y señores, no están equivocados, se casa, ¿Qué opinan ustedes?- un chico de no más de treinta estaba emocionado hablando.

-creo que es muy hermoso, la verdad muy romántico, teniendo en cuenta la fama de Kise- el rubio volteo de inmediato y dejo caer la taza al ver la imagen que se trasmitía en la pantalla.

En la pantalla había una imagen de él, con Aomine besando su frente, con las notorias marcas de su noche de pasión y una caja que contenía dos anillos en ella. Era una publicación de Instagram y no dudo en correr hacia su teléfono para ver la publicación.

Debajo de la imagen solo había una simple frase.

¿Te quieres casar conmigo?

Kise estaba de rodillas en el suelo, sin saber cómo reaccionar a lo que estaba viendo, cuando la puerta del lugar fue abierta.

-pensé que estarías durmiendo, traje pastel- Aomine venía con una bolsa en su mano, se acercó lentamente al rubio hasta quedar frente a él- ¿y? ¿Qué me dices?

Kise se tiró para abrazar su cuello y decir repetidamente "si" mientras Aomine acariciaba su espalda.

En aquel momento, Kise no podía estar más feliz. Tuvieron que enfrentar el acoso de la prensa y los malos comentarios de aquellos que no aprobaban la pareja, pero todo había valido la pena.

Al menos hasta el segundo aniversario de matrimonio... donde Aomine nunca llego a casa... y meses después le había gritado a Kise que estuvo esa noche con una mujer...

De vuelta al presente.

Narra Aomine

La sonrisa de Kise iba bajando a medida que me contaba todo, su sonrisa volvía en algunos momentos y luego volvía a recordar algo que no le agradaba.

-lo siento...- dije y Kise se volteo a mirarme- no quiero que sufras con el recuerdo... lo siento... por ser un bastardo, y hacerte pasar por esto.

Kise puso su mano en mi hombro.

-ya no importa...- sin más, se puso de pie y camino hacia los papeles que recién ya había firmado.

Quise detenerlo, abrazarlo y llenarlo de besos, prometerle que nunca le hace daño, que siempre le amare más que nada... pero para él solo eran promesas vacías de un hijo de puta...

-adiós, Aomine- había olvidado en que momento dejo de llamarme "Aominecchi"... pero ya no importaba, no para él.

Nuevamente volvía a ser otro idiota más que babeaba por Kise... solo otro más.


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