28.
Tercera persona
Una semana pasó sin que el rubio tuviese noticias de Aomine o Hayato.
Ambos chicos se habían puesto de acuerdo para no molestarle y con todo lo que Kise tenía en mente, lo agradecía bastante.
Aunque las misteriosas flores no dejaron de llegarle.
Nunca se espero que le dieran aquella noticia, estaba feliz y a la vez confundido.
Por otro lado Aomine se había encargado de agendar la cita para ver el crecimiento de su hijo, cuatro meses, aún restaban 5 más para tener a su niño en sus brazos.
Estuvo a punto de decirle a la chica que ya no lo quería, que prefería tener a su rubia a su lado en lugar de el niño, pero no tuvo corazón para ello.
Esa pequeña alma no tenía la culpa de nada.
Reprimio todas las ganas que tuvo de ir a los brazos del rubio y rogarle por su perdón... otra vez.
Pero se contuvo.
Uno de los días, sus pies le llevaron cerca de la casa de Kagami, a lo cual su suerte no estuvo de su lado.
El pelirrojo le vio y antes de pronunciar una palabra, le dio un fuerte puñetazo en el abdomen.
-eres basura, debería golpearte hasta que no puedas ponerte de pie- Aomine pensaba que lo merecía.
Luego de que el moreno se repuciera del golpe y Kagami le diera un puñetazo en su rostro, ambos chicos fueron a una cafetería para hablar.
-eres un bastardo- hablo el pelirrojo una vez que estuvieron sentados.
-lo se, y no me odias más de lo que yo me odio a mi mismo- Kagami nunca había visto tan devastado a Aomine, y pensó, por un pequeño momento, que quizás no debió golpearlo tan fuerte.
-el no te quiere ni ver- Aomine bajo la cabeza.
-también lo se, nunca me perdonare el haber perdido a Kise... Nunca amaré a nadie como él... Y nadie me amara así...- Kagami paso su mano por su nuca nervioso- peo ya tomé una decisión.
-sólo...- Kagami soltó un suspiro- sólo no lo dañes más, ¿De acuerdo?
Aomine sabía que era lo mejor, para Kise, porque su corazón le lloraba que no lo hiciera, pero no se iba a permitir ser egoísta otra vez.
Pero había una petición que por muy egoísta que fuese, Aomine necesitaba hacerla.
Dejo a un lado el lápiz y tomó el teléfono, se armó de valor y luego de una hora, apretó enviar.
No quiero molestarte más pero necesitamos hablar, te juro que es importante.
Aquel mensaje iluminó la pantalla de Kise quien envío una respuesta con las indicaciones de donde y cuando podían reunirse.
El moreno aceptó y esa noche sus caminos habían tomado otra ruta.
Narra Aomine
Deseé que el día no llegara, que los minutos no siguieran pasando, pero ya no podía hacer nada.
Sólo 15 minutos más, sólo 10 minutos, 5, 3... 0.
Ahí estaba, frente a mi, guapo como siempre ha sido, mejor que la última vez que le había visto, precioso, bello, increíble... perfecto.
-terminemos rápido- asentí y lo seguí hasta el cuarto que había reservado.
Nunca pensé que Kise me citaria en un hotel, pero agradecía que estuviésemos solos.
-bien, ¿De que quieres hablar?- su voz se oía firme pero sabía que su corazón estaba sufriendo, igual que el mío.
-vengo a dejarte esto...- le pase los papeles firmados y el me vio con sorpresa.
-no pensé que aceptarias tan rápido- reviso hoja por hoja viendo si había algo fuera de lo común pero todo estaba en orden- bien, entonces es momento de despedirnos.
Tome su mano para que no siguiera avanzando.
Kise miró el anillo que traía puesto, nuestro anillo y luego a mi.
-quiero que sepas que nunca dejaré de ser el esposo de Kise Ryouta, nunca dejaré de amarte, nunca olvidaré todas tus sonrisas, tus besos y caricias- el se sonrojo un poco y apartó su mano con furia.
-¿Qué haces?- me puse de pie y le miré fijamente.
-Kise, se que no tengo derecho a pedirte nada pero...- mire mis manos antes de hablar- quisiera que nos sigamos viendo...
-¡Con que derecho te atreves a pedir-!
No le deje terminar.
-si no quieres está bien... pero me gustaría saber cómo estás, o si estás feliz, que es de tu vida... quisiera que fuésemos amigos al menos...- me miró unos segundos dudando y luego asintió.
-lo pensaré...
-además...- el levantó una ceja- me gustaría que me contarás como empezamos a salir.
-eres un idiota- el se volteo con la intención de irse pero nuevamente le detuve.
-por favor... Kise... sino me volveré loco de pensar en eso- el rubio me miraba, estaba molesto, herido, pero necesitaba saber eso para al menos tener algo de paz.
-bien, demonios, de acuerdo, pero luego de esto, nunca más hablaremos del tema, y me servirá para terminar de olvidarme de ti- asentí y Kise camino hasta la ventana y puso una mano en esta.
Estuvo ahí unos segundos para luego voltearse a mirarme.
-sabes, fue gracioso, tu me defendias de los acosadores pero terminaste siendo peor que ellos.
Kise soltó una hermosa risa que hace mucho no escuchaba.
-al final, estábamos juntos todo el día, incluso dormías junto a mi, aunque sin doble intención, o al menos eso pensaba hasta que me dijiste una vez que tenías una erección en la mañana por mi culpa.
Kise se sentó en la cama, cruzó su pierna y me miró.
-nunca me había reído tanto como cuando me pediste ser tu novio.
Le mire y tenía una gran sonrisa en su rostro que me contagió
-oh, cielos- comenzó a reír nuevamente mientras hablaba- fue tan estúpidamente tierno y gracioso.
No me moví de mi posición hasta que Kise me hizo un gesto para que me sentará a su lado.
-bien, creo que lo mejor será contarte todo desde el comienzo.
Asentí como idiota, hipnotizado por su belleza y su hermosa expresión.
Sin duda si está sería la última vez que escucharía su voz lo iba a disfrutar, sin duda.
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Espero les guste el capítulo ;)
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