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22.

Tercera persona

Esa tarde, ambos tomaron un taxi hacia la casa del pelirrojo.

Kise noto que el moreno otra vez estaba extraño, salía durante algunos días y regresaba evitando su mirada.

Como un niño que esconde algo que ha roto.

Kise no quería preguntar, se repetía una y otra vez que, ahora, ya no tenía el derecho de hacerlo, no cuando el mismo quería salir lo más pronto posible de ese lugar al que llamaba ''casa''

-Akashi... ¿Sabe de...?- la pregunta quedó ahogada en los labios del moreno, que no me miraba.

-¿Hm? No, no, claro que no- el rubio soltó una pequeña risa- ninguno lo sabe, para todos somos una feliz pareja de casados.

Aunque Aomine quiso sonreír por lo bello que sonaba aquella frase, no pudo... porque sabía el trasfondo de ello... sabía que era una ironía.

Ambos continuaron en silencio, mirando cada uno por fuera de la ventana que estaba a su lado.

El moreno acercó lentamente la mano a la del rubio, hasta que el meñique del rubio rozaba con el suyo.

Kise miró aquella inocente unión pero no dijo nada, ni movió su mano para el alivio del moreno.

Al bajar, Aomine quiso tomarle de la mano, pero dudo unos segundos.

Kise sonreía y comenzó a caminar hacia el lugar.

Aomine tuvo la tentación de tomarle por la cintura, pero se contuvo.

Narra Aomine

Kise se veía precioso, bello, hermoso, increíble... no habían palabras suficientes para describirlo.

Sonreía mientras comenzaba a saludar a los demás, algunos se me acercaban a preguntar como me encontraba o que era lo que podía recordar y yo sólo hablaba de cosas generales, con Kise habíamos acordado que no hablaríamos de lo que había sucedido hace unos días, sólo diría que el me dijo todo aquello, si es que fuese necesario.

Vi que hablaba con Takao y Himuro, el hermano de Kagami, Kise reía y sonreía como hace mucho no le veía.

Más de una vez me perdí en su bella sonrisa, ignorando lo que me hablaba Midorima o Tetsu.

Kagami me veía un tanto molesto y lo entendía, sabía que le había contado a Tetsu porque también tenía una expresión extraña al mirarme.

Las horas pasaron, conocí al novio de Akashi, alguien muy opuesto a él, para mi sorpresa.

Cuando me acerqué a Kise, este se colgó de mi cuello dejando un pequeño beso en este.

-Aominecchi...- susurró logrando que un escalofrío pasara por toda mi comuna vertebral.

-Kise, creo que has bebido suficiente- el me miró con una sonrisa y volvió a pegar sus labios a mi oído.

-Akashicchi nos prestó una habitación... ¿No quieres subir?- le vi sorprendido.

¿Estaba insinuando lo que yo pensaba?

Llevo un vaso a sus labios y bebió todo el contenido de un solo trago, luego me miró y paso la lengua por el borde de este.

Sus ojos no dejaban de mirarme y estaba seguro que de seguir así pronto tendría una erección.

-vamos arriba...- se acercó a mi y deslizó su mano sobre la mía- no has dejado de mirarme durante toda la noche... y me vestí así para ti...

Era todo, su mano rozaba la mía y aunque mi mente me dijera que no debía, su sonrojado rostro me incitaba a tocarle.

Tomé su mano y comencé a caminar hacia las habitaciones, Kise me dio una llave y me dijo a cual debía ir.

Apenas abrí la puerta el me empujó hacia la pared para comenzar a besarme.

-esto...- jadeo cuando nos separamos por falta de aire- esto sólo será sexo... ¿De acuerdo?- asentí cómo un bobo mientras el me llevaba a la cama de la habitación.

Me tiro sobre la cama y se sentó sobre mi cadera.

-no me mire así- dijo mientras se quitaba la ropa.

-¿Así como?- ni yo sabía en qué manera le estaba viendo.

-como si no fuese real...- le tome de la cintura y lo dejé debajo mi para comenzar a besarle.

-eres un sueño para mi...- comencé a acariciar su cuerpo mientras comenzaba a quitar esa camisa que tan bien le quedaba a Kise.

Dejaba besos a medida que iba bajando, lentamente, acariciando cada rincón de su cuerpo.

Kise emitía unos pequeños gemidos a medida que avanzaba, cuando llegue a su abdomen deje de escucharle y cuando le vi, note que se había dormido.

-debe ser una maldita broma- dije al ver que dormía profundamente con una expresión de tranquilidad imperturbable.

No pude más que soltar una risa de frustración, me ayude a mi mismo en el baño antes de acostarme a su lado.

Le quité los zapatos junto a los pantalones y lo metí bajo las sábanas.

Acaricie su cuerpo sin segundas intenciones para luego dejar un pequeño beso en sus labios y atraerlo a mis brazos.

Hace mucho que no dormía tan cerca de él y mi cuerpo le extrañaba demasiado.

Narra Kise

Desperté con un dolor de cabeza horrible, había bebido mucho la noche anterior y sentía como si un hacha estuviese cortando mi cabeza.

Mire alrededor buscando mi ropa y la vi doblada en una silla, no podía recordar como había llegado a la habitación pero me hacía una idea.

Aunque el hecho de que mi cuerpo no se sintiera pesado era un alivio para mi, sabía que nada había sucedido.

Busque mi teléfono para ver la hora pero no le encontré, sin embargo el de Aominecchi estaba cerca.

Le tomé para ver la hora y noté que casi era medio día. Sin embargo eso poco me preocupo, lo que llamo mi atención fue aquel mensaje en la pantalla.

Te espero hoy en el café de siempre, a las 3, hoy prometo llegar a la hora.

No supe bien como reaccionar a aquello pero no pude hacer mucho cuando escuché la puerta abrirse.

Deje el teléfono ahí, me voltee a mirar a Aominecchi que venía entrando con una bandeja.

-que bien que ya has despertado, te veías muy a gusto que me dio pena tener que despertarte- el me miraba sonriendo mientras yo no sabía cómo reaccionar- ¿Sucede algo?

Negué con la cabeza y el se acercó con la bandeja.

Ahora entendía todo.

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