19.
*antes de leer, tengan a mano pañuelos y nuetlla*
Narra Aomine
Eso no podía ser cierto, mire a Kise y luego al chico a un costado de él, sintiendo el dolor que demostraba la expresión del rubio y la vergüenza del otro chico.
-es mentira...- dije soltando una pequeña risa nerviosa- eso no puede ser verdad, yo te amo, no podría hacer algo así.
-pero lo hiciste- Kise estaba cruzado de brazos mientras me miraba seriamente- y no sólo una vez, Sakurai solo fue un inocente que creyó tus mentiras.
-¡No! Yo no- me voltee a ver al chico- Di que no es cierto- el bajo la mirada antes de hablar.
-l-lo siento... nos vimos un día en un bar y me dijo que estaba soltero otra vez y... lo siento...- mire Kise y este ya no me miraba.
Un fuerte dolor al costado de mi cabeza me hizo cerrar los ojos.
-no... No puede ser verdad...- levanté la vista y el dolor de cabeza se hizo aún más fuerte.
-Sakurai, gracias por venir, lamentó que tengas que hacer esto otra vez- dijo mientras el chico se movía para irse.
-sí, lo siento otra vez Kise-San.
El chico se fue y Kise camino a la habitación, pero no le deje entrar.
Narra Kise
Sus brazos rodearon mi cuerpo mientras yo tenía sujeta la manilla de la puerta.
-Kise... por favor... no me dejes...- sentí sus lágrimas mojar mi hombro.
-suéltame- hablé lo más firme que podía.
-no, nunca te dejaré...- sus brazos aún apretaban mi cintura, ahora con más fuerza- estoy seguro que sólo fue un error... yo nunca estaría con alguien más aparte de ti...
Solté una risa, me separe un poco de él y me voltee para mirarle a la cara, las lágrimas corrían por su rostro y se veía devastado, mi corazón dolió un poco pero no iba a caer en eso otra vez.
En el pasado cuando me enteré de Sakurai le perdone porque lo amaba... pero...
-¿Sólo una vez? ¿No me oiste? Fueron muchas veces- el me miró en pánico- fueron, dos compañeras de tu trabajo, Momoicchi, Sakurai, otro tipo que no recuerdo su nombre y quizás cuántos más de los cuales no me enteré.
Tercera persona
Aomine miraba a Kise y no sabía cómo reaccionar a toda esa información.
No podía creer que había engañado al chico perfecto que tenía frente a él.
-no puede ser...- más lágrimas corrían por las mejillas del moreno mientras que Kise comenzaba a sentir su corazón doler por el recuerdo.
-te perdone muchas veces... porque te amaba- la voz del rubio comenzó a bajar- sacrifique muchas cosas pero aún podía seguir porque siempre volvías a mi... fui estúpido... pero era feliz al saber que siempre volvías a mi lado...
Aomine quiso abrazarle otra vez pero Kise no se lo permitió.
-estas semanas fueron como una luna de miel... como nuestros primeros años...- algunas lágrimas comenzaron a caer por las mejillas del rubio- pero la realidad me golpeó en la cara cuando me dijiste que me amabas... ¿Siquiera es verdad?
-¡claro que lo es!- respondió con una expresión de pánico esperando que el rubio le creyera
-entonces... ¿me vas a negar que dormiste con la enfermera del hospital?- el moreno bajo la mirada- eso pensé...
El cuerpo del rubio tembló un poco por los espasmos del llanto
-yo te di todo de mi... y cuando peleamos ese día me dijiste que era una zorra barata- una pequeña risa salió de los labios de Kise- me dijiste que nunca te he hecho feliz... que nunca has estado satisfecho conmigo...
-no... No... Debe ser un error... yo nunca...- el dolor en la cabeza de Aomine se hizo más fuerte logrando que quedara de rodillas en el piso- K-Kise... yo... te amo... de verdad...
-¿Aominecchi?- Kise se acercó al moreno y este mantenía los ojos cerrados con fuerza.
-no me dejes... por favor... Kise... no...- el juicio de Aomine se nublo por completo y cayó al suelo con la respiración agitada.
El rubio llamo una ambulancia, por más que intento despertar al moreno en aquel momento, este no abrió sus ojos. Los paramédicos le ayudaron a dejarlo en la cama y Kise sintió una mayor presión en su corazón al ver aquel gigante peluche con las flores.
Kise llamo al doctor de Aomine, este le reviso y habló con el rubio acerca de lo que había sucedido. El shock había sido demasiado para el moreno y ello había llevado a que tuviese un ataque de ansiedad, logrando que se desmayara de un momento a otro. El doctor le pidió a Kise que le dejara descasar y que evitara las emociones fuertes.
El rubio soltó un suspiro, miro el closet en el cual estaba su ropa y comenzó a cambiarla nuevamente a la habitación de invitados.
Luego de terminar de cambiar su ropa y de preparar algo de comer, escucho un fuerte grito en la habitación, seguido de un gran estruendo.
-¡Kise! ¿¡Donde estas!?- cuando entro Aomine estaba parándose del suelo, al parecer se había enredado en las sabanas al levantarse muy rápido.
-Aominecchi, el doctor dijo que no debes alterarte- Kise dejo un vaso con agua en el velador a un lado de Aomine, el rubio sintió unos brazos rodearle mientras nuevamente las lágrimas del moreno mojaban su hombro.
-no me dejes... Kise...- Aomine le volteo y comenzó a besarle- por favor- dejo otro beso en sus labios- por favor...- unió nuevamente sus labios, en un beso más largo, pero Kise no respondió, se separó de Aomine y le miro seriamente.
-por ahora, no dejare la casa, le prometí a tus padres que te cuidaría hasta que estuvieses bien- Aomine quiso abrazarle otra vez pero Kise retrocedió- no, a partir de ahora solo somos dos personas que comparten departamento... no habrán mas besos ni abrazos.
-Kise... yo te amo...- Kise soltó una pequeña risa al borde de las lágrimas.
-no sé si pueda creer eso otra vez- Kise salió de la habitación con algunas lágrimas recorrer sus mejillas pero sabía que lo mejor era dejar que todo acabara de una vez.
Dentro de la habitación, Aomine solo quería golpearse por ser tan idiota, por dejar ir al rubio cuando este le amaba con toda la extensión de la palabra.
Esa noche, ambos corazones sufrían por un amor que habían dejado a un lado y pensando en aquello que se había roto...
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