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1.

Narra Kise

¡Despertó! ¡Daiki despertó!

Estaba tan feliz que no dude un minuto en dejar todo de lado para correr a sus brazos.

Había esperado por esto durante mucho tiempo y los nervios no me dejaban ni escribir en el teléfono.

Pero nada importaba, cuando viese su rostro estaba seguro que lloraria pero serían lágrimas de alegría.

Las manos me temblaban cuando estaba frente a la puerta, sentía que todo el calor de mi cuerpo se iba al verle ahí... sentado en la cama con una sonrisa mientras me miraba.

Quise lanzarme a sus brazos cuando comencé a acercarme, devorar sus labios y que el devorara los míos...

Pero el doctor me había pedido algo de tiempo.

Aquel tiempo en el que sentí que mi alma era arrancada de mi cuerpo.

Aomine no recordaba... Y lo que más dolía... era que no me recordaba a mi.

No recordaba el amor que me tenía.

No recordaba aquellas dulces palabras que me dedicaba.

No recordaba aquellas veces en las que me hacía el amor, jurandome su fidelidad por siempre y su amor eterno.

No había ninguno de esos recuerdos en su memoria...

Y eso me dolía demasiado.

El doctor me dejó sufrir en soledad mientras intentaba poner una sonrisa en mi rostro para lograr entrar y verle otra vez.

Pero por más que sonriera... las lágrimas traicioneras me delataban.

Narrador tercera persona

Mientras el rubio sufría fuera de aquella habitación, Aomine comenzaba a moverse un tanto incómodo.

-demonios... ¿Cuánto dormí?- le pregunto a la enfermera que de preocupaba de sus signos vitales.

-cerca de un año, Aomine-san- dijo la chica anotando cosas en una tableta.

-sólo Aomine está bien...- el moreno recorrió la habitación con la mirada y luego volvió a hablar- que deprimente lugar...- soltó un gran suspiro mientras volvía a mirar a la chica- ¿Cuánto debo permanecer aquí?

La chica dejó la tableta a los pies de la cama y volvió a mirarle.

-probablemente tres semanas, quizá el mes, Kise-San le cuidara, como siempre, mientras nosotros hacemos rondas- dijo la chica mientras se alejaba.

Aomine pensó en lo curioso que fue la mención del rubio, de una manera tan natural, como si le conociera bastante... pero pensó que se debía a que Kise era famoso, y se conformó con ese pensamiento

A los segundos, la rubia cabellera se asomó por la puerta, Kise venía con una boba sonrisa como siempre y con un café en su mano.

-¿Como te sientes?- pregunto mientras se sentaba al lado de la camilla del moreno

-como si un camión me hubiese arrollado y hubiese dormido una eternidad- dijo el moreno viendo como Kise apretaba el vaso plástico en sus manos.

-supongo que no está muy lejos de la verdad- dijo Kise con una sonrisa un tanto incómoda desviando la mirada.

-¿Qué demonios me paso?- el moreno vio claramente como el rubio daba un gran salto en su lugar.

-Aominecchi... no es el momento...

Ahora que el moreno veía bien a Kise, el rubio parecía bastante acostumbrado a entrar en esa habitación, mover la silla, dejar sus cosas a un lado y verle desde ese lugar.

-esta bien, está bien...- Aomine se recosto mirando el blanco techo de la habitación pensando en todo lo que ha pasado en aquel tiempo.

-¡Ao-chan!- aquel grito hizo que ambos jóvenes se voltearan a ver a un Takao entrar con una gran sonrisa.

Takao entró corriendo y prácticamente se lanzó a abrazar al moreno.

Aomine recordaba un poco al pequeño pero no recordaba ser tan cercano para obtener esta reacción.

-me alegra que despertaras- el moreno se separó y abrazo a Kise- me alegro por los dos.

A vista del moreno, Takao estuvo mucho tiempo pegado al rubio, aunque no entendía de donde nacía ese sentimiento.

-escuché... escuché lo de tu memoria- Takao le miró con una pequeña sonrisa- supongo que no recuerdas mi boda con Shin-chan.

Aquello hizo que Aomine abriera los ojos a más no poder.

-debes estar jodiendome- dijo sin parpadear- ¿Es una broma?

Takao soltó una pequeña risa a lo que el moreno miró al rubio que asentía.

-¿Como demonios hiciste que esa zanahoria tsundere se casara? Siempre pensé que sería un solitario toda su vida- Aomine rió un poco mientras que Takao le veía con una sonrisa.

-bueno, pasaron muchas cosas, les debemos mucho a ti y a Ki-Chan.

Takao miró a Kise y este le hizo un gesto extraño a lo que el pequeño volvió a mirar a Aomine.

-Takaocchi... ¿Podemos hablar un segundo?- Aomine pensó que aquello que le estaban escondiendo era algo importante y que quizás podía hacerle algún tipo de mal... pero aún así el necesitaba saber.

Aomine estuvo ansioso por esperar a que alguno de los chicos entrara a la habitación nuevamente.

A los minutos pudo ver nuevamente a Kise entrar con mis ojos llorosos aunque venía con esa sonrisa tan típica de él, sus ojos evitaban mirar directamente al moreno.

-T-Takaocchi dijo que Kagamicchi y Kurokocchi vienen en camino.

-Kise...

-yo... llame a tus padres y están viajando en este momento... ellos deben estar por llegar...

-Kise, escucha...

-creo que Himurocchi también viene...

-Kise ¡Maldita sea! Escuchame- el moreno soltó un gran suspiro al ver que el rubio se había callado- no se que mierda es lo que me escondes pero necesito que me lo digas.

-¿Esconder?- hablo de manera temblorosa el rubio mientras desviaba la mirada- no escondo nada.

-¿me crees idiota? Habla de una maldita vez ¿Tengo algo grave?- el rubio se puso de pie de inmediato.

-claro que NO- Kise se sentó nuevamente pasando su mano por su nuca- debemos hablar de cosas más importantes, como tu rehabilitación, el tratamiento, eso es importante.

-oh demonios...- el moreno pensó en aquello y un pensamiento atravesó su mente- ¿Cómo voy a costear todo? Kise, ¿Quién se ha hecho cargo de todo?

El rubio le miró mientras mordia su labio

-bueno... estuvimos viviendo juntos antes del accidente... así que me hice cargo de todo.

Aomine se sintió un parásito.

-te pagaré todo... un momento, ¿Tenía algún tipo de empleo antes?

Kise le vio y no respondió nada más cuando entró la enfermera a la habitación.

Lentamente Kise sabía que debía decirle todo lo que el moreno había olvidado pero no quería enfrentarse a la realidad...

Prefería esperar el tiempo que fuese necesario...




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