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Envidia

Ser nombrado campeón de su tribu, por el mismísimo Rey de Hyrule... Debería ser un gran honor, ¿Cierto?

O al menos así pensaría cualquiera... Excepto Revali.

Revali era el más formidable guerrero de los Orni, destacaba al instante en combate no sólo por su habilidad de disparar múltiples flechas a la vez, si no por su hábil puntería y velocidad, no por nada se le había otorgado una zona de entrenamiento sólo para él, un regalo del patriarca por haber ganado un concurso de arquería.

¿Y ahora qué? ¿Debía simplemente quedarse a la sombra de alguien más solo porque recibió al azar un privilegio divino?

Vaya estupidez...

Aquella noticia le había causado un cúmulo de sentimientos desagradables que le causaban fuertes punzadas en la cabeza al Orni, hacía un esfuerzo sobre humano para ignorar también las de su pecho.

Alguien con mera suerte había superado todo su duro trabajo... Ja, suerte... Él tuvo suerte de haber nacido.

Nunca fue alguien afortunado, él siempre tuvo que romperse la espalda por hacerse un camino en la vida... Pero como siempre, esta le recompensaba con una puñalada traicionera.

— ¿Sigues pensando en eso? — dijo una voz a sus espaldas.

El ojiverde rodó los ojos mientras sacaba otra flecha de su carcaj, colocándola en su arco.

— No — respondió de forma tajante antes de disparar.

Disparaba una y otra vez en las dianas, daba en el blanco sin parar llegando al punto enfermizo de romper las flechas que ya estaban clavadas en el centro.

— Es una oferta bastante tentadora, si tan sólo.

— Patriarca... Con todo respeto, el consejo de la aldea prometió permanecer imparcial para no entrometerse en mi decisión, de verdad le agradecería que cumpliera su palabra.

El orni mayor suspiró, a pesar de ser uno de los más grandes guerreros que habían tenido los Ornis, era un cabeza dura...

— Sí, en efecto, tienes toda la razón, como patriarca prometí no interferir en este asunto... Pero como tu tutor legal...

"Ay no..." pensó con fastidio el ojiverde, pasándose su ala por el rostro "No el discurso de nuevo".

— El hecho de que quieras dejar pasar una oportunidad así se me hace una idea completamente estúpida, Revali, tú mismo deberías estar más que orgulloso, de entre todos los Ornis fuiste el elegido para esta misión.

El peliazul colocó su arco en su espalda antes de voltear a ver al mayor, con su ceño visiblemente fruncido.

— Sí, fui elegido de entre todos... Para ser un mero escudero, un apoyo al que todos ignorarán... Yo no me esforcé tanto para estar debajo de alguien que está allí simplemente por ser elegido, yo trabajé duro por llegar hasta donde estoy.

— Tampoco empezaste de la nada Revali, eres alguien que tiene un legado, uno que deberías proteger... Tus padres.

Oh no... No ese tema.

— ¡Eso no tiene nada que ver!

"La misma historia... Él tuvo un reconocimiento inmerecido, mientras ella tuvo que luchar para obtenerlo".

— Si lo tiene, hijo de un guerrero ilustre y la primera mujer en formar parte del consejo de la aldea en toda la historia de los Ornis, tuviste ventaja.

— ¡No es cierto! Jamás me aproveché de mi título por nacimiento, todo lo que tengo lo tuve por mi esfuerzo, esta zona de entretenimiento es la prueba; ¡Soy el mejor porque yo me lo propongo! — exclamó bastante irritado por el rumbo que estaba tomando la conversación.

— ... Eso puede aplicarse también al portador de la espada maestra Revali, tampoco sabes si él ha trabajado duro.

— Pfff... Trabajar duro, ¡Nadie lo conoce!, Seguro es solo un don nadie que la Diosa eligió por capricho — el contrario iba a continuar con su charla — ¡No! Ya basta, no quiero oír más... Dijo que hacía esto por ser mi tutor, pero ya hace tiempo cumplí mi mayoría de edad, ¡No es necesario!

El mayor quedó mudo, efectivamente, Revali ya tenía veintiuno, a este punto ya no tenía poder legal ni moral desde que había cumplido su mayoría de edad, menos aún ahora que se había mudado a la pequeña cabaña que había en la zona de entretenimiento. El tiempo parecía haber volado, como si el ojiverde se hubiera independizado de un día para otro.

O quizás desde hace años había asumido que... Debía de cuidarse él mismo, porque nadie más lo haría.

— ... No me malinterprete, agradezco lo que hizo por mí todos estos años pero... Esta decisión sólo me concierne a mi, a nadie más.

El patriarca suspiró, no se podía discutir con él.

— Bien, tú ganas... Yo no te diré nada, pero te informo que la princesa está recorriendo Hyrule reclutando a los campeones, será cuestión de tiempo para que llegue aquí a escuchar tu decisión final.

Sin decir más, se fue.

Revali finalmente soltó un suspiro de alivio, desde que había postergado su respuesta toda la aldea había enloquecido, después de todo; ¿Cómo podría alguien rechazar tal honor? Le irritaba tanto que todos se metieran en ello, por lo que prácticamente pasaba todo su tiempo en la zona de entrenamiento, cerca de la aldea Orni pero... Al mismo tiempo distante.

Sin malinterpretar, Revali evidentemente sentía aprecio por la aldea, era su hogar después de todo, la razón por la que no había rechazado directamente la oferta de ser campeón fue de hecho la sola idea de que la aldea pudiera estar en peligro.

Estuvo interesado cuando surgió la idea, el hecho de pilotear a Vah Medoh sería un honor, un orgullo para toda la raza Orni, pero...

Saber que quedaría por debajo de alguien más, un tonto sin talento que recibió una bendición que no merece... Aunque de nuevo, había otro motivo más por el cual no había dado como respuesta un rotundo "no"; el recordar los ojos de la princesa, llenos de preocupación cuando le explicó la petición del rey sobre volverse campeón.

Aquellos ojos tan melancólicos y desbordantes de angustia le remordían la consciencia. Se acercó a su hamaca para recostarse allí, pasándose el ala por el rostro, hastiado del asunto, quizás sólo necesitaba descansar para aclarar su mente, se detuvo un instante para tomar algo de la cómoda: un diario, aunque pareciera extraño, solía utilizarlo para desahogarse y, como una forma de expresar lo que quizás jamás hablaría con otra persona.

"Todos siguen impacientes sobre lo que pasará, ya me están hartando... Sobre todo el patriarca, agradezco que me acogiera estos años, supongo que era mi mejor opción antes que esos idiotas interesados, actuando como si yo les importara... ".

Apretó sus alas con ira, recordando como fingían empatía con él, sólo para luego mostrar sus verdaderos interesas apenas se alejaba un poco, hablando de él como si fuera un objeto en lugar de un niño. Aunque quizás le sirvió de lección; le demostró que no podía confiar en nadie.

"Aún no he decidido nada, ya mencionaron que la princesa podría venir en cualquier momento y aún así continúo indeciso, pero... Quizás se me insiste demasiado porque no hay tiempo que perder".

A este punto, su orgullo le repetía que se negara; pero su consciencia le decía que debía cumplir con su deber. Volvieron a sus mente los ojos llenos de incertidumbre de la princesa, esos orbes jade le recordaban a unos muy similares de tono esmeralda, remordiéndole aún más la consciencia.

"Ella era alguien de admirar... Pero aún tuvo que luchar y trabajar más duro que nadie para demostrar lo que valía... Igual que yo".

Dejó a un lado el diario, lo mejor sería descansar, sentía que sus emociones lo atormentaban sin parar ese día, quizás sólo era agotamiento por entrenar sin parar, sí, eso debía ser...

Mañana quizás tendría una idea más clara respecto a lo que haría.

(Reproducir multimedia)

Sus ojos verdes observaban por la ventana las preparaciones que se estaban llevando acabo en la aldea, dicho así sonaba como si fueran a celebrar, pero... Era todo lo contrario.

Joven Revali — el llamado tras la puerta seguido de los suaves golpeteos lo sacaron de sus pensamientos, suspirando antes de darse media vuelta.

Adelante — la Orni abrió la puerta encontrándose con el peliazul de apenas 13 años, con una mirada fría pero al mismo tiempo perdida, nadie podía culparlo en esa situación...

Joven, la hora se acerca, debe alistarse.

No se preocupe, estoy preparado desde hace tiempo — hablaba con absoluta calma, manteniendo sus emociones bajo absoluto control.

El camino de la aldea estaba repleto de flores, al punto que dificultaba un poco el caminar, toda la raza Orni se había unido para dar sus condolencias, incluidos varios que vivían en la aldea de Tabanta.

Se veía a uno que otro presente llorando desconsoladamente por la pérdida, no se había visto una melancolía general así desde la muerte de la reina de Hyrule pocos años atrás, pero, después de todo, acaban de perder a quien muchos llamaban; "La Flor de Tabanta".

Revali sabía perfectamente cuál era su deber y lo llevaría a cabo a la perfección, actuaría con la dignidad y magnificencia que le caracterizaba, debía ser fuerte y mostrarse como tal.

Llegaron hasta la entrada de la aldea y finalmente lo vieron: Un fino ataúd puesto sobre un carruaje que sería tirado por caballos, seguirían el camino que rodea el lago Ornitón hasta llegar al lugar donde sería su entierro.

El féretro estaba abierto, dejando ver en su interior a una mujer Orni, con bellas plumas de color cían con detalles blancos y pico de color negro con una pequeña pero adorable mancha rosa al inicio. Estaba recostada sobre un lecho de anémonas* blancas con sus alas cruzadas sobre su vientre y su rostro con una expresión de paz absoluta, como si sólo estuviera durmiendo. Traía un simple pero hermoso vestido color marfil y su cabello ondulado se encontraba suelto, adornado con pequeñas flores y perlas.

La gente a su alrededor colocaba entre lágrimas unas flores blanquecinas en el ataúd, murmurando pequeñas oraciones para que Hylia la bendiga y se encuentre descansando en el más allá. Todos se quedaron mudos al ver llegar al ojiverde, con una sola señal iniciaron el cortejo fúnebre.

Los caballos comenzaron a avanzar, a paso lento, dando más tiempo a quienes estaban dando sus condolencias, ya sea una simple plegaria u otra flor que sería colocada junto a su cuerpo, pero lo que más causaba murmullos era el hecho del chico de apenas 13 años que caminaba detrás del ataúd, él solo, pues era el único familiar de la difunta.

A medida que se acercaban, el clima comenzaba a hacerse más frío, llegando a incluso a comenzar una pequeña nevada, pequeños copos de nieve caían de forma lenta, y, se podría decir que hasta bella.

Finalmente llegaron al lugar de entierro; el cementerio donde los ornis que había perecido descansaban en paz. Se detuvieron unos minutos para que todos dieran su adiós final, especialmente: Revali. El ojiverde hizo una señal de que le dieran un momento antes de acercarse al ataúd, mirando por última vez aquel rostro que ahora sólo vería en sus recuerdos, acercó su ala para quitarle con extrema delicadeza un copo de nieve que había caído en su frente antes de acercarse un poco más y susurrar lo más bajo que pudo.

Está bien madre, puedes irte tranquila, yo estaré bien... — murmuró, le dio un pequeño piquito en su frente antes de alejarse, viendo como cerraban finalmente el ataúd y lo cargaban para descenderlo mientras decían unas palabras en honor.

La señorita Anneli Aérghon fue una ilustre hija, una cálida esposa y una devota madre, pero más allá de eso, fue una admirable mujer que se ganó el amor y respeto de todo su pueblo, quienes se han reunido hoy a despedirse de ella, pues como todas las bellas flores de primavera, al llegar el invierno estas nos dejan... Recemos para que Hylia reciba su alma en el más allá y pueda descansar en paz, sabiendo lo maravillosa que fue en vida...

Aún no había terminado aquello, el ojiverde se acercó mientras lentamente descendía el féretro y tomó un puñado de tierra dejándolo caer sobre este, como era la tradición, antes de que comenzarán a cubrir todo con tierra.

Despertó de golpe, tras mirar a su alrededor logró tranquilizarse y se sentó lentamente en su hamaca, restregándose sus alas en el rostro mientras trataba de olvidar aquel sueño.

"Tiempo sin pensar en aquel día..."

Dejó escapar un suspiro antes de levantarse y comenzar su rutina, por la posición del sol debían ser las cinco de la madrugada; perfecto para comenzar.

Habían pasado varios días hasta que finalmente se enteró de que la futura monarca de Hyrule se dirigía a Tabanta, debía llegar cerca del mediodía. Ya había decidido que aceptaría ser el piloto de Vah Medoh, pero no se quedaría de alas cruzadas ante el portador de la espada maestra, oh no...

El caballero quizás sea bueno... Pero definitivamente, él era mejor, y planeaba mostrarlo.

Había una razón por la cual había pedido tener una zona de entretenimiento para él, específicamente en el desfiladero Oronen donde abundaban las corrientes de aire... Iba a crear su técnica definitiva.

Desde hace tiempo lo había pensado, si bien, los Ornis podían volar por cuenta propia, la ayuda de una corriente de aire facilitaba su vuelo, evitando que gastaran toda su energía y fuerza, era ideal sobre todo en combate.

"Si pudiera controlar a mi voluntad las corrientes de aire ascendentes, nadie igualará mi vuelo y resistencia".

Era un plan ambicioso, llevaba casi un año practicando y mucho más tan sólo planeándolo, quería asegurarse de que saliera todo perfecto. Ya había prácticado varias veces sin parar, pero el menor error lo arrojaba fuera de la corriente, terminando con serios golpes y heridas que, a veces, lo obligaban a tomarse un tiempo prolongado de reposo.

Sólo necesitaba encontrar la manera perfecta de hacerlo, si lo hacía frente a su alteza, quizás recapacitaría y le daría un rol más digno a su habilidad, no sólo un mero "apoyo".

Desgraciadamente, aquel día no fue diferente a sus entrenamientos, en varios intentos fue arrojado fuera de la corriente con tal fuerza que terminó siendo azotado contra el suelo al caer, la última fue la peor, sentía su cuerpo adolorido y sus músculos comenzaban resentir tanto daño.

— N-No lo consigo — murmuró mientras trataba de recuperar el aliento, para peor suerte suya había comenzado a nevar y el frío no ayudaba a disminuir su fuerte dolor corporal — Tengo que adentrarme en la corriente... Es la única manera.

El sonido de los cascos de caballos lo alertaron, miró sobre su hombro encontrándose con nada más y nada menos que la princesa Zelda y sus caballeros escoltas.

"Perfecto, creo que más humillado no podría estar".

— Me alegra la visita, pero hoy no pensaba tener... Público — dijo con sarcasmo mientras trataba de enderezar su postura.

— Disculpa — le respondió tímidamente la rubia mientras trataba de acercarse al arquero — Fui a la aldea y me dijeron que estarías aquí.

El peliazul guardó silencio unos momentos antes de finalmente darse vuelta, mirando directamente hacia los ojos jade de la princesa.

— Ya sé a que vienes; necesitas mi respuesta - la rubia asintió suavemente — Tenemos que acabar con Ganon como sea, me uniré a tu causa.

Aquello hizo sonreír a la futura monarca, mientras se veía un rayo de esperanza en sus ojos.

— Muchas gracias, Revali — se llevó una mano a su pecho en señal de alivio — Sé que es peligroso, pero si contamos con tu ayuda...

— ¡¿Peligroso?! — exclamó el Orni interrumpiendo a la ojijade. Inmediatamente volvió a concentrarse para llevar a cabo su nueva técnica, una fuerte corriente de aire se empezó a crear a su alrededor, era el momento de demostrar sus grandes habilidades.

"Vamos hazlo... Tienes que lograrlo" repetía una y otra vez en su mente.

Finalmente emprendió vuelo en medio de la corriente; ¡Era ahora o nunca! Decidió seguir su instinto y adentrarse en lo profundo de la corriente...

"¡Vamos, funciona!".

Y... Lo había logrado, por fin había logrado controlar la corriente de aire, llegando a una enorme altura gracias al impulso, a pesar de la distancia pudo visualizar perfectamente las dianas con su excelente vista. Se dejó caer unos segundos antes de sacar su arco de águila y tensar la cuerda, preparando tres flechas explosivas las cuáles arrojo contra los objetivos, dando en el blanco.

Aterrizó ágilmente en el fondo del barranco, pero no se conformaría con sólo eso, para nada. Nuevamente hizo uso de su habilidad, la cual ahora llamaría: "La furia de Revali", elevándose por los aires a gran altura, una vez más, hizo uso de sus flechas explosivas para acabar con todos los objetivos que habían en el barranco, impresionado a todos sus espectadores. Finalmente, aterrizó en la pequeña plataforma que había junto a la cabaña, sonriendo con cierta arrogancia luego de su hazaña.

— Así que a mí me toca ayudar al gran caballero con... ¿La espada que doblega a la oscuridad?, ¿Así se llama? — preguntó con un evidente sarcasmo, mientras hacía ciertos gestos exagerados — Pues si pierde la confianza al ver un guerrero de mi talla... No me eches la culpa a mí, ¿eh?

El campeón Orni ya se les había unido por fin.

¡Por fin! El primer capítulo ahora editado, no saben la ilusión que me hace reescribir el fic con toda la experiencia que he ganado tanto en wattpad como en la carrera que estoy estudiando y que ha aportado bastante.

Un agradecimiento especial a Miss_Galassia y HerShark por su ayuda para la escritura, revisión y por supuesto la hermosa imagen del husbando jeje.

También a mitsukiluna quien ha esperado impaciente la primera publicación.

*Las anémonas son unas flores también llamadas anemone, su nombre en griego significa "Hija del viento" y que han dado origen a nombres como Anaís, de ahí el nombre Anneli, una variación. También pertenece a una leyenda romántica griega donde el dios del viento, Céfiro, se enamoró de una ninfa llamada Anemone y para salvarla de la muerte la convirtió en una flor que se reproduce con el viento.

En el lenguaje de las flores o floriografía tiene varios significados, entre ellos abandono, pero, también esperanza, se los dejo a su criterio.

Y eso es todo por ahora, espero haya valido la pena la espera, por ahora me despido, bye bye.

Publicado el 31/05/2022.

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