Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6


—¿Estás bien? —Lo  saca de sus pensamientos.

—¿Por qué?

—Hace rato, llevas ese retrato en las manos.

—No me di cuenta

—¿Lo conociste?

—Pienso que sí. Sin embargo, ha pasado bastante tiempo —argumenta Idier."

—Con razón. ¿Quieres una cerveza mientras platicamos?

—Dale.

Se encamina hacia el refrigerador mientras Idier coloca la fotografía en su sitio. Él no comprende cómo intuyó que Íker conocía a su hermano.

.........

Bella se encuentra en el probador mientras Luli revisa su celular.

—¡Qué sorpresa verte viva! —exclama Ludmila acercándose a Luli, quien parece desconcertada.

—¿Te refieres a mí?

—Parece que la malcrianza no se te quita, Luli. Dime, ¿qué hiciste para que Idier se molestara en buscarte?

—¿Cómo sabes eso?

—Porque somos amigos.

—Solo eso me faltaba —murmura Luli.

—¿Qué dijiste? —pregunta Ludmila, entrecerrando los ojos.

—¿Crees que es sensato discutir aquí? Mejor sigue tu camino, hoy no tengo ganas de hablar contigo.

—No me sorprende. Piensas que eres la más inteligente y no te das cuenta de lo que sucede a tu alrededor.

—¿Y qué es lo que no sé? —Luli la mira con curiosidad.

—No te lo voy a revelar. Estoy esperando el día en que te des cuenta de cuán ingenua eres —sonríe con satisfacción.

—Parece que no tardaré en darme cuenta, considerando lo que se dice por ahí. ¿Por qué no te vas con tus amigas? Tu atuendo negro constante y tu actitud son irritantes. ¿No te molesta que te llamen la Viuda Negra? Bueno, en parte te queda bien, coincide con la historia detrás.

Ludmila abre los ojos con indignación, mirando a Luli con una mezcla de furia y deseo de venganza.

—No vuelvas a hablarme así, Luli. Recuerda que yo soy...

—¡Luli, ya encontré tu vestido! —interrumpe Bella al ver a Ludmila. Las tres intercambian miradas extrañas.

—Continúa hablando; me intriga saber qué ibas a decir —rompe Luli el silencio incómodo.

—Mejor me voy. Siento haber interrumpido su momento de "amigas" —dice con sarcasmo antes de marcharse.

—¿De qué estaban hablando? —pregunta Bella con curiosidad.

—De nada importante. Ahora bien, ¿por dónde íbamos? —Luli cambia rápidamente de tema para evitar el asunto incómodo.

Bella sonríe y muestra el vestido de cuero oscuro que su amiga había estado buscando.

«Ya tengo la combinación perfecta para esta noche.»


...........

Después de haber tomado varias cervezas, Íker se tomó un momento para aclarar algunas dudas que tenía Idier. Resulta que él y Idiomar compartían una gran amistad, pero esta se fue desvaneciendo cuando Idiomar se unió a un grupo de personas problemáticas; fue entonces cuando su comportamiento cambió drásticamente, y nadie comprendía por qué, considerando que era una buena persona.

Idier sospecha que la influencia de esos individuos pudo haberle llenado la cabeza de ideas extrañas. Se transformó en un chico rebelde, ganándose el respeto de todos, además de ser conocido como un playboy.

No se entendía por qué mantenía una relación con Ludmila, a pesar de que coqueteaba con muchas de sus amigas; era prácticamente el brazo derecho de Saúl, como Íker explicó.

—No estoy seguro si Ludmila se enteró de que le estaban siendo infiel, y me sorprende que nunca le haya hecho esa pregunta. Tal vez, como las malas noticias vuelan rápido, sí lo sabe y está intentando llevar su vida sin complicaciones.

Íker respira hondo y observa a Idier con tristeza en su rostro.

—Me duele verla tan perdida; cada vez que hablamos evito tocar ese asunto. Es un tema tabú, nadie menciona a Idiomar.

—¿Es que se ha prohibido hablar de él? —replica Idier con cierto desagrado ante la situación.

—No lo creo; simplemente sé que es un tema del que nadie quiere hablar. Ninguna de las chicas con las que estuvo ha tenido el valor de mencionarlo, a pesar de que siempre trato de ser amable con ellas.

—Qué famoso se volvió en ese entonces...— Reflexiona Idier sobre su hermano, a quien no conocía de esa manera; ahora resulta que había cambiado, algo que nunca había notado en él.

—¿Y tú, cómo lo conociste?— Pregunta Íker, mostrándose interesado.

—Éramos vecinos en la ciudad de San Agustín. Sabes, el proceso de conocernos fue gradual. Nos hicimos amigos rápidamente, pero no duró mucho tiempo y se fue; no supe nada más de él en ese momento.

—Vaya, qué curioso es el destino, ¿quién lo habría imaginado?

—Lo que me has contado me deja con ciertas inquietudes; lo de Playboy no lo sabía.

La mente de Idier se dirige hacia Luli y Ludmila; esas dos parecen ocultar algo especial, sin olvidar a Hugo. Parece que hay muchos involucrados y no sabría decir quién podría ser el asesino.

—Conseguía a todas y ninguna le decía que no. Era muy persuasivo con las mujeres —afirma Íker.

Permanecen en silencio por un minuto antes de continuar con la conversación.

—El día de la fiesta, hace dos años, todo parecía ir bien. Tuvimos una breve conversación, pero no conocía mucho sobre su vida más allá de que era un excelente corredor.

Se detiene un momento, buscando cómo continuar la charla.

—Creo que esa fue la última vez que lo vi. No estuve mucho tiempo en la fiesta porque tenía una emergencia en casa.

—¿Recuerdas quiénes asistieron a esa fiesta según el círculo social?

—Por supuesto. Todos estaban allí: Saúl, Hugo y sus secuaces, Ludmila y otros compañeros de clase. Sin olvidar a mi *Bella* —sonríe con alegría al pronunciar su nombre.

—Te olvidaste de mencionar a Luli.

—No lo olvidé, ¿sabes por qué?

—No, cuéntame...

—Porque ella era la única que no asistió a la fiesta, a pesar de que se había invitado a toda la clase.

Idier, al escuchar esto, se queda pensativo, lleno de dudas.

—Cuando me enteré de que mi mejor amigo había muerto, sentí una rabia inmensa; estaba tan devastado que... algo me decía que esos desgraciados estaban involucrados. Pero no encontraron ninguna prueba; la maldita policía no hizo bien su trabajo al arrestar a los sospechosos y cerraron el caso con demasiada prisa.

Idier lucha por contener sus emociones, sintiendo la tristeza invadirlo al recordar aquel oscuro momento. Sin embargo, se esfuerza por no mostrar su profundo pesar, manteniéndose firme; Íker no debe descubrir la verdadera conexión que tuvo con Idiomar.

—¿Sabes? Un día decidí tomar la justicia en mis propias manos porque vi que ya no le daban seguimiento al caso de Idiomar —continúa Íker, con tono melancólico—. Pero las cosas no salieron como esperaba. Supuse que ellos sabían que estaba investigando y, de hecho, sufrí un accidente automovilístico que me dejó en coma durante unos días.

Idier se sorprende al escuchar eso; le duele incluso a él.

—Cuando abrí los ojos, ¿sabes qué fue lo primero que vi? —le pregunta, con el brillo apagado de sus ojos verdes.

—¿Qué viste?

—Una nota de advertencia.

—Eso es muy grave. ¿Por qué no se lo mostraste a la policía? Podrían haber hecho algo al respecto.

—Eso pensé hacer, pero me faltó valor. Me sentí impotente y nadie estaba a mi lado para continuar con la investigación —confiesa Íker, sintiéndose culpable.

«Debo mantener la calma; su confesión es muy dura.»

—El miedo a que algo le ocurriera a mi madre y a mi hermana me aterraba. Sé que podrían usar eso en su contra. Ya tengo suficientes problemas con mis deudas.

Suspira un momento y toma un sorbo de su cerveza.

Las dudas y la intriga comienzan a enfurecer a Idier; no saber quién podría ser el asesino lo consume. Todo sigue siendo muy confuso.

Permanecieron en silencio durante un buen rato hasta que se le ocurre una idea a Idier.

—Podemos llevarlo a cabo —dice, captando la atención de Íker.

—No lo entiendo, ¿qué es lo que podemos hacer?

—Investigar de nuevo. Ambos deseamos justicia por la muerte de Idiomar.

—Ya empezaste con otra locura. Te libraste en la competencia, no intentes complicar las cosas con esas ideas.

—Es la única manera de detenerlos. No me gusta el abuso, y menos aún cuando son tipos privilegiados que pisotean a los demás.

—Tienes carácter; me agrada tu valentía. Creo que si nos unimos, podremos lograrlo. Además, somos un buen equipo después de haber salido ilesos ayer. Aún no puedo creerlo —suelta una risita.

—¿Entonces hay que hacerlo? —le pregunta Idier.

—Hay que hacerlo.

Practican un apretón de manos firme.

—Este es mi brother.

Chocan sus cervezas Bud Light, sonriendo al mismo tiempo.

Idier experimenta una sensación de calma al comprender que no está solo en este problema que lo agobiaba. Ha encontrado a alguien con quien compartir su carga. Ahora todo parece más claro; Íker es un verdadero amigo, pero también es consciente de que debe proceder con precaución, ya que no puede entregarse completamente a la confianza. Cualquier cosa inesperada podría ocurrir en cualquier momento.

—Me alegra verte tan contento, ya que sueles ser muy serio y no sabía por qué. Creo que he ganado el desafío de hacerte sonreír en un tiempo récord —se ríe de él.

—Debo reconocer que eres el mejor.

—Totalmente de acuerdo —Íker estalla en carcajadas.

De repente, suena un mensaje en su celular.

Empieza a revisarlo mientras sostiene su cerveza.

—Me acaban de avisar que esta noche habrá una fiesta en un bar.

—Qué suerte tienes, te llegan noticias sin que tengas que preguntar.

—Tengo a mis chavales por allí, ya sabes cómo es...

—Ven conmigo, brother —le pide Íker.

—Está bien —responde Idier con más calma—. ¿Puedo hacerte una pregunta, Íker? —lo llama, y él lo mira con atención—. ¿Por qué no llegaste a clase?

El mencionado se queda en silencio por un momento.

—Estuve con ellos —confiesa finalmente.

—¿Qué te hicieron esos tipos?

—Tranquilo, hermano, no me hicieron nada. ¿No ves que estoy bien? El problema eres tú.

—No entiendo —esa respuesta no le gusta a Idier.

—Están interesados en ti.

Al escuchar eso, recuerda la conversación que tuvo con Hugo.

—Entiendo —dice pensativo.

—La historia se repite... No suena bien.

—Pero no terminará igual esta vez, eso te lo aseguro.

Íker lo mira confundido.

............

Idier se está alistando para irse, sin saber a qué hora dejará el bar. No logra comprender cómo aceptó la invitación, considerando que lo que menos aguanta es el bullicio de la música en fiestas o bares.

Piensa en lo que Hugo le comentó sobre el interés de Saúl por conocerlo.

«Saúl, de seguro es un pez gordo. Descubramos qué sorpresa me tienes reservada.»

Al salir a la calle, se mete en su auto. En unas pocas horas, llega al bar.

La entrada primeramente llama la atención. Tiene por nombre let's dance on the floor:
en español sería como * bailemos en la pista*


El lugar le parece intrigante, pero no ha venido a perder el tiempo con chicas. Su mente está enfocada en recoger información útil, de hecho, se siente como si estuviera en modo incógnito.

—Es él —escucha al acercarse a la puerta.

—Idier, ¿verdad? —se le acercan un par de chicas.

—Así es —responde con firmeza.

Las chicas se muestran emocionadas al escuchar su confirmación tan segura.

—¿Te importaría si tomamos algunas fotos contigo? —pregunta una de ellas.

—No tengo ningún problema con eso.

Se toman más fotos de las que él esperaba.

—Gracias, es un placer conocerte, eres muy amable —dice una joven de cabello corto.

«Lo que realmente quería evitar es lo que está ocurriendo ahora. ¿Cómo me deshago de ellas sin ser grosero?»

—¿No es guapo, chicas? —añade una morena con largas trenzas.

«No puedo negar que son atractivas, pero no estoy en la mentalidad para esto ahora.»

—Perdón, chicas, pero creo que debo irme.

—Déjanos acompañarte —dicen mientras lo toman del brazo y lo llevan directamente hacia la entrada del bar.

Íker lo ve al instante.

—¡Brother! ¡Qué buena compañía traes!

Las chicas sonríen al mirarlo con una intensidad casi devoradora. Idier hace señas a su amigo, y parece que Íker ha captado el mensaje.

—Chicas, por favor, denle un poco de espacio a mi amigo —dice Íker mientras lo agarra del brazo y lo aleja de ellas.

—¡No es justo! —protesta una de las más pequeñas.

—Por ahora está CONMIGO... ¿Me entienden?

—De acuerdo, pero si quieres pasarla bien, aquí estamos, guapo —responde la más alta, lanzándole besos al aire mientras mueve sus pechos de manera llamativa.

—¡Vaya! —exclama Idier, sorprendido por la situación.

Y se marchan dejándole algunas miradas fulminantes.

—Menos mal que se fueron, bro. Te veía bastante incómodo.

—Lo estaba. Pero, ¿qué tipo de bar es este?

—¿El mejor? ¿Qué te pasa? ¿No quieres relajarte un poco antes de que empecemos con nuestro plan? Las chicas aquí generan un buen ambiente, es increíble, Bro. Estoy seguro de que te va a encantar.

—No tengo la mente en eso ahora —responde mientras intenta localizar a Luli.

«¿Por qué estoy pensando en esa demoníaca? Aún no supero lo que me hizo»

Idier sospecha que ella piensa que él busca venganza, y por eso se está escondiendo para no ser vista.

«Esa loca».

—¿No estarás pensando en Luli, verdad?

Suelta un suspiro al darse cuenta de que Íker ha captado sus pensamientos.

—Por accidente vi lo que pasó entre ustedes, bastante intenso, por decirlo de alguna manera. Solo espero que sepas manejar la situación y no te enamores de ella. Está claro que solo está jugando contigo.

—¿Jugando conmigo? —repite Idier con una risa sin gracia.

Íker lo mira sorprendido.

—Esa niñata no tiene idea de con quién se está metiendo —comenta con un tono inquietante.

—¡Ey, brother! La verdad, me has dado un poco de miedo.

Íker empieza a analizarlo, mientras Idier lo mira como si estuviera un poco desquiciado.

—Estás loco, es evidente que ustedes dos se complementan —dice entre risas, sacudiendo la cabeza.—Vamos a la barra a pedir algo de beber.

Se dirigen hacia allí. Idier observa cómo Íker conversa con el camarero, algo que no le interesa en absoluto, ya que su mirada se pierde al ver a las chicas iniciar un espectáculo en el escenario.

—¡Idier, colega! —Al escuchar su nñombre, él se vuelve en busca de la fuente de la voz y se encuentra con Ludmila.

Su atuendo lo deja perplejo; todo de negro, se ve deslumbrante. Sin embargo, una inquietud comienza a surgir en su interior...


—¡Ludmila! —la rodea con los brazos en un cálido abrazo.

—Qué alegría verte, ¿te lo estás pasando bien?

—Sí, claro.

—Amigo, aquí tienes —le pasa una bebida con hielo a Idier—. Ah, Ludmila, qué gusto verte aquí —dice Íker al percatarse de su presencia.

—Eso mismo te digo a ti, que has estado ausente.

—¿Tienen una relación cercana? —pregunta Idier.

—Por supuesto, amigo.

Se acerca a ella y le besa la mejilla repetidamente.

—Soy un amor, y todas lo saben, ¿no es así, Ludmi?

Empieza a moverla un poco para que responda rápido.

—Siii... ¡Ay, qué pesado eres! —ella pone los ojos en blanco pero sonríe con dulzura.

Luego fija su mirada en Idier y su sonrisa se desvanece.

—Bueno, chicos, me voy —se despide agitando la mano.

Idier la observa alejarse junto a un par de chicas, algo que no le estaba encajando en la cabeza hace unos momentos.

—Está aquí —le dice Íker, sacándolo de su ensoñación.

—¿Qué estás diciendo?

—Bella ha llegado... mi amor platónico finalmente está aquí.

Idier dirige su mirada hacia donde señala y se da cuenta de que ella no está con Luli.

«¿Qué me está pasando con esa niñata? Eso se está volviendo una obsesión»

—Parece que Luli no vino, lo cual no me sorprende; rara vez asiste a las fiestas.

—Lo he notado.

«¿Estará bien?, ¿pero qué hago preocupándome por ella? Acaso me embrujó»

—Oye... ¿Brother, crees que Bella podría interesarse en mí? —pregunta Íker, interrumpiendo sus pensamientos.

—Estoy seguro de que sí. Solo tienes que acercarte y hablarle primero, no seas un cobarde.

—No soy así con las demás chicas... Ella es diferente... Temo que me rechace.

—Si no lo intentas, nunca sabrás lo que ella piensa o siente... Ve y háblale. No querrás que otro se adelante.

Íker duda por un instante, pero al final decide ir hacia ella.

Se acerca a ella con una ligera temblorina en su andar.

«¿Por qué estoy tan inquieto?»

Al percibir la presencia de Íker, ella se detiene. Ambos se mantienen en una postura firme; él es más alto, aunque ella lleva unos tacones, no muy altos.

Sus ojos oscuros lo miran con atención.

«Es tan hermosa como su nombre indica.»


—Íker...

Al escuchar el suave sonido de su delicada voz, él siente una oleada de alegría. Está tan emocionado que se arma de valor para dar el siguiente paso.

—¿Cómo estás?

—Bien... Gracias por preguntar.

Pasan un momento en silencio, mientras la música de Tinashe 2 on resuena en el ambiente.

—Me resulta extraño que me hables. Espero que Idier no te haya enviado a molestarme, porque eso no lo voy a tolerar.

—No tiene nada que ver con eso.

—¿Entonces qué es lo que deseas? —su tono helado le genera preocupación.

«No entiendo por qué está tan enojada»

—¿Te gustaría tomar algo conmigo? —pregunta casi con la voz entrecortada y los nervios a flor de piel.

—Tengo otros planes —responde con una frialdad que lo deja atónito. No comprende por qué se siente tan vulnerable ante ella.

Bella se aleja, dejándolo herido.

«Qué cruel ha sido.»

Lo que Íker temía que sucediera acaba de hacerse realidad.

Ahora se dirige hacia Idier, quien nota su desánimo y tristeza.

—¿Qué ha pasado?

—Nada salió como esperaba... Me rechazó de manera cruel, no creí que me odiara tanto.

Al escuchar eso, a Idier le hierve la sangre. «¿Pero quién se cree que es?» Ahora piensa que esa chica no es una persona agradable, aunque sabe que debe disculparse por su comportamiento. Lo tendrá presente cuando la vea.

—Tranquilo, no creo que te odie. A veces las mujeres son así; tal vez tuvo un mal día. Cuando esté de buen humor, podría hablarte con más amabilidad.

Íker suspira y le regala a Idier una sonrisa.

—Gracias por el consuelo, amigo. Me siento mucho mejor.

Idier lo comprende y le da espacio.

—Voy a buscar algo de beber, ¿quieres que te traiga un licor más fuerte? —pregunta Íker.

—No es necesario, recuerda que tengo que conducir. Necesito mantenerme sobrio.

—Cierto —le sonríe y lo deja solo.

La música retumba a un volumen extremo; todos comienzan a moverse al ritmo de la canción que suena. Idier ni siquiera sabe quién la canta, pero nota que logra captar la atención de las personas.

Una chica se acerca y le lanza una sonrisa coqueta.

—¡Baila conmigo! —grita ella para hacerse oír sobre el ruido de la música.

—¡No, gracias!, ¡estoy bien así! —responde Idier alzando la voz, sin más palabras deja a la chica sin respuesta.

Se aleja de la pista y se sienta en el área donde sirven los licores, pero no logra ver a Íker. «¿Dónde estará?»

La luz se activa en un lapso de diez segundos, y poco a poco comienzan a aparecer pequeñas luces que iluminan la pista de baile.

Idier lleva a sus labios el trago que sostiene, sin saber exactamente qué es... El sabor le resulta desconocido, pero lo disfruta y continúa bebiendo sin preocuparse por nada.

—¿Me has extrañado? —reconoce la voz al instante; busca con la mirada a su dueña y descubre que está justo a su lado.

A pesar de la tenue iluminación, puede distinguirla claramente.

«Esa loca misteriosa».

—¿Cuándo llegaste? —Clava su mirada en ella, deseando desquitarse. La memoria de la humillación que le hizo pasar lo consume, anhelando venganza, pero su rostro angelical le impide actuar.

—¿Qué estás bebiendo? Yo también quiero —ella decide ignorar su pregunta, lo que le molesta aún más.

«Maldita»

—Las niñas no deben beber licores, así que no —responde con frialdad, apartando la vista para observar cómo la gente baila eufóricamente.

De repente, siente que el vaso se le esapa de las manos. Confundido, intenta entender cómo sucedió eso y se encuentra con ella, quien lo está ingiriendo con avidez.

Su rostro se contrae en una mueca, evidenciando que el trago no le ha sentado bien.

—Está muy fuerte —comenta ella, humedeciéndose los labios. Luego arroja el vaso al aire, y este se quiebra al impactar contra el suelo.

«No aguanto su falta de educación»

De pronto, se aproxima lentamente, irradiando una energía casi sobrenatural. Antes de que pueda continuar, Idier la sujeta por ambos brazos.

—¡Vamos a bailar! —dice en tono juguetón.

—No, tú baila sola —responde Idier con tono cortante. Ella se libera de su agarre y avanza hacia la pista de baile.

Él desvía la mirada y deja escapar un suspiro. En un instante, la busca con la vista y no logra encontrarla.

«¿Se habrá ido?»

En un momento, la ve bailando con un chico alto de una manera que le desagrada. Ella se percata de la mirada intensa y llena de rabia que Idier le lanza. Su enojo aumenta mientras mueve sus caderas de forma sugestiva hacia el chico, quien parece hipnotizado por sus movimientos.

Idier intenta calmarse al observar esa escena, moviendo su cuello con nerviosismo.

Lo que más lo irrita es ver cómo disfrutan al ritmo de la canción "Envolver" de Anita. Esa melodía le repugna, especialmente por el tipo de baile que inspira.

—¿Una Margarita?—el camarero le ofrece la bebida.

Idier no responde; simplemente toma el vaso y lo vacía de un trago. Aún la observa junto a ese chico, y no logra entender por qué siente esa rabia hirviendo en sus venas. El chico rubio rodea la cintura de Luli y se acerca demasiado. Eso lo enfurece aún más, hasta que el vaso se le rompe de la mano de forma brusca.

Se levanta rápidamente y avanza hacia ellos; el rubio está a punto de besar a Luli cuando Idier lo aleja bruscamente, asestándole un contundente puñetazo lleno de furia. El chico cae al suelo y Idier continúa golpeándolo con rabia.

—¿Pero qué te hice, tío? —pregunta el rubio con el rostro ensangrentado.

—¿Qué intentabas hacer con ella, idiota? —lo interroga Idier, aferrándose a su camiseta con fuerza, sintiendo cómo se paraliza ante su mirada aterradora.

—Nada, lo siento si me metí con tu novia, pero por favor, no me mates —se cubre la cara aterrorizado.

—Tú no me conoces y aquí no ha pasado nada, ¿ENTENDISTE? —Idier eleva una ceja con clara ira.

—¡Sí, sí! —responde el rubio reflejando miedo. Idier finalmente lo suelta suavemente y el joven escapa tropezando con varias personas en su camino.

La multitud baila despreocupada; a Idier no le sorprende que estén ebrios disfrutando del espectáculo de las chicas en el escenario. Con la música tan pegajosa, es normal que ocurran situaciones inesperadas aquí.

«Ahora esa loca. ¿Dónde se habrá ido?»

Idier la busca con desesperación, rodeado de varias personas que se mueven a su alrededor, y de repente un intenso dolor de cabeza lo asalta.

Regresa a la barra, frustrado.

—Vaya golpiza que le diste a ese tipo —comenta el camarero, quien disfrutó del espectáculo.

Idier lo ignora y se sienta de nuevo, con una copa al alcance de la mano.

—Yo también reaccionaría así si viera a la chica que me atrae con otro.

—Ella no me interesa —responde de manera cortante.

—No lo parecía —dice el camarero mientras le da un toque en el hombro y continúa con sus tareas.

Su mirada se dirige a una esquina, donde finalmente reconoce a Luli escondiéndose detrás de uno de los postes.

«Esa chica es un torbellino».

De repente se levanta y avanza hacia ella, irritado, pero Luli no se deja atrapar. Se oculta detrás de cada poste, convirtiendo la situación en un juego. La escasa luz que hay no ayuda a Idier a alcanzarla; siente que se le escapa y eso lo enfurece aún más.

«¿Qué está intentando? ¿Volverme loco? La voy a matar».

Se da la vuelta y la encuentra apoyada en el poste, con una sonrisa traviesa en el rostro. «Maldita bruja».

Antes de que pueda escapar de nuevo, se lanza hacia ella, bloqueando su salida. Está rodeada por él, así que no tiene forma de huir. Idier la observa con el ceño fruncido, mientras Luli le mira fijamente, como si intentara entender su comportamiento.

—¿Por qué le hiciste eso al pobre chico? Hasta donde sé, él no te hizo nada —se atreve a preguntarle.

Idier no responde y trata de calmarse para no actuar impulsivamente en ese momento.

—¿Tenías idea de lo que estabas haciendo? —la interroga con un tono ya bastante sereno.

Ella empieza a humedecerse los labios y a mordérselos al mismo tiempo, intentando seducir a Idier. Al darse cuenta de su provocación, un deseo insaciable lo invade, impulsándolo a acercarse sin pensarlo dos veces. En un instante, sus labios se encuentran en un beso ardiente que intensifica aún más la tensión entre ellos.

«No sé qué me pasa, sus labios son hechiceros y actuó como si estuviera drogado por la lujuria»

La toma en brazos y la lleva hacia la barra, sin dejar de explorar su boca con una voracidad casi salvaje. Al necesitar aire, se separan, y la tensión entre ellos se intensifica.

—No está nada mal, cazador —su voz seductora lo vuelve loco. Ella lo empuja y se posiciona sobre él, y así reanudan el beso ardiente, impregnado de aún más sensualidad.

............

Mientras Bella y Hugo terminan de tener relaciones en una habitación privada del bar, él se siente satisfecho con lo ocurrido, mientras que ella se hunde en la tristeza, ya que su entrega es por amor y él la trata como si fuera una de sus prostitutas personales.

—Vístete y ve a buscar a Luli —ordena con un tono helado.

Bella, herida y con el corazón destrozado, siente que se muere por dentro. Tras haberla sometido en la cama, ahora anhela la aprobación de su amiga.

«Eres un verdadero monstruo»

—No puedes aprovecharte de mí cada vez que te plazca. Estoy cansada de esta situación. ¿Por qué sigues haciéndome daño?

Hugo se inclina hacia ella, toma su mentón y la mira a los ojos.

—Tú lo elegiste —responde sin emoción y se marcha, dejándola sola en la cama con una apariencia desolada.

Con rabia contenida, Bella se levanta de la cama.

Después de ponerse el vestido, sale de la habitación en busca de Luli.

Con lágrimas en los ojos y un semblante triste, comienza a limpiarse rápidamente mientras avanza.

En ese instante, se encuentra con la escena más embarazosa de su vida.

—¡Qué sinvergüenzas!

Intenta acercarse para detenerlos.

«¿Acaso no podían ir al baño? Tienen suerte de que no haya nadie mirando.»

—¡Qué demonios hacen aquí! Este no es el lugar para sus tonterías. ¡Bajen del mostrador! ¿No ven que alguien podría venir a pedir algo de beber? —les grita con molestia.

Ellos ni siquiera le prestan atención, continúan tocándose y besándose como si nada pasara.

—Bueno, al menos no están desnudos. Parece que el camarero tampoco está por aquí. ¡Qué desorden hay en este bar!

Con irritación, los separa de manera brusca.

—¡Se acabó, lo dije! —Cuando se da cuenta de que son Luli e Idier, a quien no le agrada, su boca se abre en sorpresa—. ¡Pero qué diablos! —exclama furiosa—. Luli, vámonos. Esto ya es demasiado.

Parece estar como poseída, ya que ni escucha a su amiga; su mirada lujuriosa sigue fija en Idier.

—¡Apártate! —él empuja a Bella mientras se acerca a Luli de manera tentativa.

Idier intenta besarla de nuevo, pero Bella interviene tirando de su brazo, forzándola a caminar hasta salir del bar.

💫Sheila💋

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro