Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 11

No es cierto, qué mi...

—Tranquilos, no se alteren, son cosas que pasan a veces—nos trata de calmar Íker.

Prendemos los celulares casi al mismo tiempo.

—¿Qué hacemos ahora?—habla Bella con un tono de nervios.

—Voy a revisar el automático, espero que el problema no sea tan grave—le responde Íker, intentando animarla.

—Vamos a ver—me sumo a él.

—Chicas, permanezcan juntas mientras tanto— articulo en voz pasiva.

—Ni loca, me quedo aquí, voy con ustedes—se opone Bella con un cierto pánico a la oscuridad, solo se ve nuestras caras a causa de la poca luz de Los celulares.

—No estarás sola, deja de ser tan miedica—le digo a Bella por notar su exageración.

—¿Qué dijiste?—se enoja conmigo.

—Paz, amigos. Mejor seguir nuestros pasos, así evitamos peleas en el camino—nos dice Íker.

—Es lo mismo. Luli, por favor habla con tu amiga.

Al no recibir respuesta alguna, prendo la linterna de mi celular hacia su dirección, la sorpresa que me llevo es que no está. Sorprendido voy buscándola con la luz... Y nada.

—¡Luli, no es gracioso, sal de inmediato!—alzo la voz, con seriedad y muy molesto.

Y nada, solo se oye el sonido de nuestras respiraciones, esa bruja diabólica está haciendo de las suyas.

—Se la llevaron, espero que tú seas el siguiente Idier—habla Bella rompiendo el silencio incómodo.

—Nada de eso Bella, no estamos en una película de terror—argumenta Íker

—¿Y por qué Luli no responde?

Bella está paranoica, seguro tiene un trauma a la oscuridad, solo espero que no le dé algo y se desmaye.

—Parece que no terminas de conocer a tu Amiga, seguro es obra suya ponernos en esta situación incómoda, pretende asustarnos y veo que lo consiguió.

Me acerco a ella hasta estar cara a cara.

—¡Pero contigo! —utilizo una voz de monstruo aterradora, lo que la hace sobresaltarse.

Instantáneamente, percibo su expresión de terror; en ese momento, grita como si hubiera presenciado a un cadáver levantarse de su tumba, acurrucándose en los brazos de su novio, como una niña pequeña.

—Eres un tonto —me lanza un insulto, visiblemente molesta, mientras se refugia en el pecho de Íker.

—No tiene gracia, bro.

Observa a su novia con ternura.

—Tranquila —dice Íker, acariciando suavemente la espalda de su novia, quien se acomoda en su pecho como un pequeño cachorro.

Creo que me pasé demasiado con ella. De todos modos, debemos salir de esta incertidumbre.

—Podéis encargaros del problema de la electricidad, mientras yo buscaré a esa lunática —rompo el silencio, ante la incomodidad de la situación.

—Me parece bien. Vamos cariño.

Se marchan juntos, dejándome solo en la oscuridad.

¿Por qué se apaga la luz de mi celular? Al investigar la causa, me doy cuenta rápidamente de que es por falta de batería. ¡Genial! Las cosas no podrían empeorar.

Siento como si me estuvieran iluminando con un láser, jugando con mi campo de visión.

La luz sube y baja a lo largo de mi cuerpo, inmovilizándome por la intensa electricidad que emite.

—1... 2... 3... Se acabó el espectáculo.

Finalmente, logro escuchar la voz de esa loca...

—Ya está hecho, regresó la luz

Íker comenta mientras presiona varios botones del automático, pero se distrae demasiado en el proceso.

—Ahora debo averiguar qué provocó el apagón súbito —expresa él, manipulando el automático con cuidadosa precisión y tranquilidad.

Menos mal, no toleraba la oscuridad.

Recibo un mensaje del Patán. Al observar que Íker está enfocado en su trabajo, aprovecho para abrir el WhatsApp por completo y ver qué me ha enviado ese infeliz.

Mira lo bien que lo estoy pasando, algo que te hace falta a ti, en este momento

Dice el mensaje.


También hay un video. ¿Qué intenta lograr con esa actitud? ¿Es su manera de provocarme? Bajo el volumen y descargo el video, ya que la curiosidad me devora.

Puedo ver cómo esa chica está sobre él, moviéndose de arriba a abajo con su gran trasero de manera brusca; apenas se le ve la cara a Hugo. Pero sé que es él, con esa zorra...

—¡Maldito desgraciado!

—Disculpa —me observa Íker, visiblemente confundido.

—Quería decir, Bendito seas, cariño, gracias a ti, ha vuelto la luz—sonrío de manera artificial.

Al principio parece no entender, duda por un momento. Luego se pasa la mano por el cabello, un poco nervioso.

—No es nada, cariño, pero debo terminar—responde mientras regresa a su tarea.

Suspiré un rato para calmar mis nervios.

Por los pelos, creo que debo aprender a controlar mis impulsos.

Recibo otro mensaje de él.

Dime que no acabarás con esa chica por quitarte el puesto de sumisa .


Vete a la mierda
√√

Envío el mensaje y noto que lo ha visto al instante.

Me estoy mordiendo las uñas casi muerta de celos.

Qué grosera, se nota que no hay tensión entre tu tipejo y tú, qué pena .


Furiosa apago el celular de nuevo.

¿Cómo se atreve? ¿Quién se cree que es? Estoy mordiendo mis uñas, temblando, tratando de evitar que salga mi otro yo.

Solo pensar en él con otra persona me irrita; ¿por qué de repente siento una necesidad tan intensa de actuar?


«Me cago en todos tus muertos Hugo»

—Ya está resuelto—declara Íker con entusiasmo, pero su expresión cambia al notar que lo miro con deseo.

—¿Bella, estás bien?

Me acerco a sus labios y lo beso sin pedir autorización. No entiendo por qué lo hago, pero ya no puedo detenerme; él se deja llevar sin resistencia. Fue algo fugaz, por cierto.

El beso se intensifica, lo empujo hacia la mesa y me posiciono sobre él.

—Me estás asustando, Bella, no sabía...

—Perdón, me pregunto, ¿si todavía eres virgen, por si acaso?

Sus ojos se abren, atónitos, como si acabara de pronunciar algo muy serio.

—Por supuesto que no, solo... No imaginé que llegaríamos a este punto en nuestro primer día como novios—se pasa una mano por el cabello nerviosamente, soltando una risita tonta.

—Yo tampoco, pero ya no hay marcha atrás.

Me quito la camiseta y en un instante veo su mirada llena de confusión.

—¿Qué?

Lo noto sonrojado y eso me provoca aún más emoción.

—Eres hermosa...

Luego se acerca a mis labios y comienza hacer travesuras íntimas con mi boca.

No esperaba que fuera tan placentero. Después de todo, no es el desgraciado de Hugo.

La observo completamente serena, como si nada estuviera ocurriendo; realmente no sé cómo lidiar más con esa lunática.

—¿Dime que no fuiste tú?—pregunto, sonando irritado.

—¿A qué te refieres exactamente? No lo entiendo—responde con tranquilidad, fingiendo ser inocente.

—Que no has tenido nada que ver con el apagón.

—No lo sé, ¿tú qué crees?—esa maldita descarada.

—Deja de fingir de una vez, lo que hiciste no ha tenido ninguna gracia. Me pregunto, ¿cuándo planeaste todo ese show?

No dice nada, solo me mira como si el loco fuera yo.

—Qué... ¿Ya no sabes hablar?

Sigue callada y mirando a los lados.

—Eres un dramático —se sienta como si nada, ignorándome.

—¿Dónde están los demás?

Su mirada se encuentra con la mía, y el deseo de besarla me abruma, así que me acerco a ella, la tomo del brazo y la coloco junto a la pared. Me sorprende su nerviosismo, a pesar de su actitud.

—Qué, ¿ya me tienes miedo? Si apenas te he tocado.

—Nada de eso —casi ni la escuché

—¿Se te fue la voz? No sé qué pensar después de todo, ¿ahora por qué tan tímida? Después de todo el show que hiciste, solo, para llamar mi atención. Ahora me vienes con esto.

—Aquí no...

—Entonces... ¿En mi casa?

Se queda callada mirando a un lado.

—Realmente me sorprendes, y eso me vuelve loco.

La beso antes que dijera algo.

Estuvimos media hora besándonos, y nos separamos por la falta de aire. No tengo claro lo que estoy haciendo; actúo como si estuviera bajo un hechizo. No sé qué tiene Luli que me impide pensar con claridad.

—Salgamos de aquí—ordeno, jalándola del brazo.

—¿Qué estás haciendo?

Coloco mis manos sobre su boca, evitando que diga algo más.

—No hables, no podemos hacer ruido—susurro cerca de su hermoso rostro. Su expresión es confusa y no logro entender lo que le sucede; solo me observa intensamente con sus bellos ojos negros, brillando con intensidad.

Intento no perderme en su mirada y la saco de la casa.

—¿Qué auto vamos a usar, el tuyo o el mío?—pregunto al notar que también ha traído su auto blanco, de una marca seguramente conocida. Miro mi modesto auto rojo, el que gané en la competencia.

No puedo evitar recordar que le falta un espejo retrovisor en un lado. Solo pensar en cómo quedó así me abruma. Necesito llevarlo a un taller lo antes posible.

—El mío, por supuesto—responde mientras se acerca a su auto.

Me sonríe, como era de esperar.

—La verdadera pregunta es, ¿quién va a conducir?—dice mientras saca las llaves de la nada; no entiendo qué trucos tiene esa loca.

—Tú conducirás—contesto secamente.

Ya estoy analizando su forma de pensar; esperaba que me pidiera conducir para provocarme en el camino, pero no lo vas a conseguir. Al contrario, estoy ansioso por ver qué más me traes.

—Perfecto—ella se sube al auto justo detrás de mí.

Enciende el motor y comienza a manejar con calma.

—¿Y a dónde vamos?—pregunta, manteniendo la mirada fija en la carretera.

—A mi casa, hay temas que debemos discutir.

—¿Temas que debemos discutir? —sonríe con picardía.

—¿Por qué no lo comentamos ahora?—sigue insistiendo.

—No es el momento adecuado; hablaremos de eso cuando lleguemos a nuestro destino.

—Olvidé mi colgante en tu casa, ¿lo has visto por casualidad?

—Lo discutiremos al llegar, como dije—respondo de manera firme, mirando hacia la ventana.

—Sabes que cometiste un gran error al dejarme conducir, ¿verdad? —al escuchar eso, dirijo mi mirada hacia ella, tratando de entender qué intenta hacer ahora.

—¿Qué insinuas? —levanto una ceja, algo irritado.

—El hecho de que yo esté al volante no detendrá lo que tengo en mente contigo—me desafía, manteniéndome sujeta con su sonrisa traviesa.

—Luli, por favor, tú estás manejando; no sé qué crees que vas a hacer.

—¿Crees que me importa? Vamos a arriesgarnos un poco entonces—sonríe y suelta el volante, mis ojos se abren con sorpresa.

—¡Eres una loca! —agarro el volante rápidamente; hay dos coches viniendo en nuestra dirección. Debo mantener la calma y evitar cualquier accidente.

Ella permanece en la parte trasera del auto, dejándome enfrentar el desorden que ha provocado.

Me posiciono adecuadamente, esquivando los inconvenientes del instante. Al alcanzar mi meta, respiro hondo por un instante. No puedo asimilar lo que acaba de suceder. Luli, cierro los ojos por un par de segundos, irritado al evocar su nombre.

—¿Por qué estás tan callado? ¿Estás enojado?— Esa pregunta solo incrementa mi ira.

—No me gustó para nada lo que hiciste. ¿Te das cuenta de las consecuencias de tus acciones impulsivas? —la reprendo con gran frustración.

Ella guarda silencio por un buen rato.

Me pregunto qué estará pensando. Alzo la vista hacia el espejo retrovisor y la encuentro peinándose el cabello con total tranquilidad, como si nada hubiera pasado. ¿De verdad?

—¿Vas a seguir sin hablarme?— rompo el silencio incómodo.

—¿Ya has logrado calmarte?

—Estoy más tranquilo —respondo con firmeza.

Ella no dice nada, simplemente se mueve hacia el asiento delantero. Se coloca el cinturón y enciende la música que más detesto de Anita, "Envolver", y comienza a cantarla en mi oído, justo en la parte que dice:

Un perreito en la pared, yo soy un caso que hay que resolver

—¿Qué estás haciendo?— alejo mi oído de ella; realmente detesto esa música.

—Eres muy temperamental, la música te ayudará a calmarte.

No respondo, mantengo mi mirada fija en la carretera, sintiéndome algo molesto.

—Suelta el volante y vayamos a la parte trasera del auto, quiero mostrarte algo —dice ella con tranquilidad. Afortunadamente, la música de Anitta ya ha terminado, y ahora suena "Cuaderno Remix" de Dalex.

—No empieces otra vez, Luli —finalmente consigo decir algo.

—Ah, cierto... Me olvidé mencionarte que el auto funciona sin necesidad de que lo manejes, es un vehículo autónomo. Solo tienes que indicarle hacia dónde ir y listo, deja de dramatizar tanto.


—Espera... ¿Has estado observándome así todo este tiempo? Yo preocupado por tu comportamiento de loca maniaca —digo, algo irritado.

—Así es, ¿qué te parece? —sonríe mientras se muerde los labios de una manera que provoca querer hacer travesura.

—Deja de hacer eso y dile a tu auto que nos lleve a casa —intento no caer nuevamente en sus provocaciones.

—Se llama Ashite, y asegúrate de comunicarte bien con mi amiga.

¿De verdad? Esta chica le pone nombre a su auto autónomo.

—Está bien, Ashite, llévanos por la calle Cornea Palma —trato de evitar entrar en una discusión por culpa de su vehículo.

De acuerdo, llegaremos en media hora

Y de inmediato me doy cuenta de cómo se activa, sin necesidad de que yo lo maneje. ¡Increíble! Cada vez me sorprende más el mundo con sus innovaciones tecnológicas. Un auto que habla y sigue instrucciones. ¿Qué será lo próximo?

—Ves, no entiendo por qué te ponías tan nervioso, todo estaba controlado. No puedo negar que me divirtió verte ahí, perdido, asegurándote de que no pasara ningún accidente. Aunque tú estés al volante, el auto está alerta ante cualquier peligro en la carretera.

—Eres cruel, de todos modos —le respondo, sacudiendo la cabeza.

Se acerca a mi oído.

—Lo sé —susurra de manera seductora, y la necesidad de besarla me inunda. Me inclino hacia su boca, pero ella es rápida y desvía la mirada hacia la ventana.

—No te voy a dar lo que deseas —su tono frío resulta irritante; esa demoníaca. Después de seducirme con su actitud, me dice eso, tan cruel. Pero ahora es mi turno.

Aunque me haya resistido, él se aproxima y empieza a besarme el cuello, de manera pausada.

—¿Quién es el loco ahora? —le susurro al oído.

Él sonríe y me sostiene la mirada, penetrante.

—Quiero que entiendas que tus intentos de seducción son solo para mí. No comprendo por qué juegas si, en el momento decisivo, te apagas cuando me pongo serio y directo. Si realmente quieres saber cómo lo hago, vamos a ponerlo a prueba, ahora mismo —me dice con esa voz seductora que enciende mi temperatura.

No respondo, simplemente me concentro en anticipar su próximo movimiento.

—Sé que estás aterrorizada, aunque lo niegues —rompe el silencio y comienza a besarme de una manera sumamente excitante. ¡Oh, no!

La intensidad de la situación nos descontrola, llevándonos detrás del auto sin darnos cuenta.

Él toma mis brazos y empieza a recorrer mi cuello con sus labios, despertando mi excitación al instante. Después de un momento, regresa a besarme, mientras sus poderosos brazos desgarran mi vestido dejándolo a trizas. ¿Qué demonios está pasando...?

—Lo siento, bebé —susurra en mi oído con esa voz profunda y masculina, llevándome a perderme en la intensidad del momento.

Me encuentro solo en ropa interior, elegí deliberadamente un diseño de tono oscuro.

—Estás bien buena, nena, ese conjunto te queda perfecto, lástima que en pocos segundos no vas a tenerlo en tu cuerpo —dice con una sonrisa traviesa.

—Me das un poco de miedo —le respondo con una sonrisa juguetona.

Después de un momento, me acerco a él y empiezo a quitarle la camiseta lentamente. Al intentar desabrocharle los jeans, él sujeta mis brazos.

—Espera —dice, tomando mi barbilla y acercándose a mi rostro con una mirada que cambia por completo; ¿lo habré despertado?

Me empuja suavemente hacia el asiento y se quita los jeans, mirándome con deseo. Toma mis piernas y quita mis bragas con lentitud, bajando su cabeza hacia mi intimidad.

Siento un temblor recorrerme; apenas ha comenzado. En un instante, siento sus dedos entrando despacio, provocando que varios gemidos escapen de mis labios.

Cuando termina de jugar, desabrocha mi sostén con calma, dejando al descubierto mis pechos.

Puedo notar cómo sus ojos brillan con deseo al mirarlos.

—No está nada mal, Muñeca —me besa de inmediato, mientras sus manos exploran mis pechos con una intensidad que me hace perder completamente la noción.

Me va envolviendo poco a poco, dejando suaves besos por cada rincón de mi piel. En este instante, siento que estoy en otro mundo. ¿Por qué estoy dejando que esto suceda? Ahora se detiene en mis pechos, intensificando la chispa que siento.

De repente, el sonido de un celular interrumpe el momento, pero ni siquiera le damos importancia; sigue sucediendo. Cuando me doy cuenta de que es el mío, estiro el brazo para alcanzarlo. Al mirar quién llama, mis ojos se abren al ver que es mi papá.

—No hay problema, puedes contestar—dice Idier mientras se desliza hacia abajo, disfrutando de mi cuerpo como si fuera un manjar.

Intento controlar mis gemidos y respiro hondo antes de responder.

—Sí, papá —mis nervios están a mil, mientras trato de aguantar lo que está pasando.

—¿No piensas volver a casa esta noche? Ya casi son las 4:30 AM—suena preocupado.

—No creo, papá, me que... —De repente, un grito escapa de mí y mis ojos se abren como platos. Ese imbécil no me avisó que iba a penetrarme así, en un momento de distracción. Le lanzo una mirada fulminante y él solo se ríe mientras lo vuelve a hacer.

—¿Luli, estás bien?— ¡Oh no! Me había olvidado que estoy en medio de una llamada con mi papá.

—Sí, papá, todo bien —finjo tapándome la boca para no dejar escapar ningún gemido por lo intenso que es el momento.

—¿Qué fue eso?—suena muy serio.

—Me caí al intentar subirme a la cama porque me iba a dormir. Me quedaré en casa de Bella, no te preocupes, estoy bien —respondo rápidamente.

—Espero que no haya sido nada grave, mi dulce Ángel. Ya sabes que papá no quiere que te lastimes, pero si estás bien me quedo más tranquilo. Bueno, te dejo, tengo que trabajar. Buenas noches, hija—y me cuelga.

Dejo escapar un profundo suspiro de frustración. Es la primera vez que le miento a mi padre, no puedo creer que esto me esté sucediendo.

—Puedes gritar todo lo que quieras, pero nadie te va a escuchar —dice con una sonrisa burlona.

—Eres un Perro —le respondo, molesta.

—¿Ya no soy tu cazador? ¿Cuándo me convertí en un perro?

—Lo acabas de demostrar. Tengo que admitir que lo hiciste muy bien, pero será la última vez que me sorprendas así, querido.

Él sonríe y me atrapa, colocándome junto a la ventana mientras sujeta mis brazos.

—Y papá cree que eres un angelito —suelta una risita. Siento su presencia detrás de mí y eso me pone nerviosa por lo que está por venir.

—Basta ya con esto.

Él solo sonríe.

—Aún no he empezado —me susurra al oído, y una corriente eléctrica recorre todo mi cuerpo.

Su presencia me envuelve de inmediato; es una sensación ardiente estar así. Siento cómo entra y sale de mí, haciendo que empiece a gemir sin control. El placer nos envuelve de manera intensa.

Es un ardor que se siente como el infierno, pero a la vez es placentero. Sé que esto no está bien, pero aquí estoy, dejándolo suceder.

No puedo creer lo que acaba de pasar. «¿De verdad le gusté tanto que ya quería hacerlo conmigo?»

«Qué suerte tengo, ¡qué alegría tan inmensa! Uno de mis sueños se ha hecho realidad. Sin duda, la amo y prometo que será mi futura esposa.»

—Íker —su voz me saca de mis pensamientos.

—Sí —respondo casi en trance, mirándola como si estuviera en otro mundo.

—Creo que hemos estado aquí un rato, los demás deben estar preguntándose qué pasó. Deberíamos regresar —su tono es tan encantador.

—Tienes razón, volvamos.

Empezamos a caminar en silencio, ¿En serio que me he quedado sin palabras? Nunca había sido tan tímido en mi vida.

—No están aquí —comenta Bella.

—Qué extraño, ¿dónde se habrán ido? —me pregunto en voz alta.

—¡Lo sabía! —se da un golpe en la frente con frustración.

—¿Qué pasa? —la miro con preocupación.

—Están juntos en algún sitio, y nos han dejado a nosotros aquí. Mira todo este desorden, creo que vamos a tener que limpiar esto.

Ella cruza los brazos, claramente molesta.

—No te preocupes por eso, a mí no me importa limpiar en absoluto —digo tratando de animarla un poco.

—Eres un buen amigo. Es justo por eso que el tonto de Idier se está aprovechando, pero ¿sabes qué? Las cosas van a cambiar a partir de ahora —me toca el brazo y se dirige hacia la cocina.

«¿Tan mal se lleva con Idier? Eso es raro...»

—¿Vas a venir o qué? —grita desde la cocina.

—¡Ya voy! —respondo, casi corriendo para alcanzarla.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro