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Capítulo 10


Tras la última clase, Idier se dirigió a la biblioteca en busca del libro de filosofía. Estos días han estado cargados de estrés y no ha tenido tiempo para estudiar. La urgencia de atrapar al asesino de su hermano le hace olvidar que también es estudiante.

Al salir de la biblioteca, se encuentra con Ludmila, y su impulso investigativo resurge.

—¿Ya te vas?

—Sí, Idier. Nos vemos el lunes.

—Déjame llevarte.

Su expresión cambia de inmediato; Idier no entiende por qué se sorprende tanto si su propuesta no es inapropiada.

—No quiero incomodarte... —le responde con una sonrisa serena.

—Quiero llevarte a casa —insiste Idier, tratando de que no se escape.

Su intención es conversar con ella durante el trayecto, aprovechando su amistad, ya que en ella es quien más debería enfocarse por el vínculo que tuvo con su hermano. Sin embargo, casi no la ve a pesar de estar en la misma sala, lo que le parece extraño.

—No puedo ir contigo... ¿No estás saliendo con Luli? No quiero ser un inconveniente.

Esa respuesta lo toma por sorpresa; ahora se da cuenta de que Luli es un obstáculo y que su presencia está complicando sus planes.

—Idier —ella lo llama.

—Solo somos amigos... Pero...

—Oye, estás aquí —interrumpe Íker moviéndolo bruscamente.

—Hasta luego —dice Ludmila mientras se aleja de prisa.

Idier queda sorprendido por su repentina partida, pero no puede seguirla; lo último que desea es asustarla. Sin embargo, está molesto porque Íker ha arruinado el momento.

—¿He interrumpido algo?—pregunta Íker, observando cómo se aleja Ludmila.

—Lamentablemente—responde, algo irritado.

—Lamento haber estropeado tu intento de seducción—suelta una risita burlona.

—No estaba intentando seducir a nadie.

—¿Entonces por qué te incomoda si no era así?

—Realmente tienes un problema; no todo en la vida es cuestión de conquistar a alguien.

—¿Y qué se supone que estabas haciendo, entonces?

—Simplemente conversando como es debido.

—Sí, claro, conversando —lo repite con tono burla.

...........

Ludmila sale del instituto apresurada, pero el sonido de su móvil capta su atención. Decidida, contesta al instante.

—¿Qué demonios estás haciendo? —se escucha una voz al otro lado.

Ya estoy en camino.

Responde antes de guardar su móvil en la bolsa. Al llegar al área de estacionamiento, ve a Luli recostada en su coche negro, manejando su móvil con calma. La ignora y se dirige rápidamente hacia su propio vehículo.

—¿Por qué te escapas?

—¿Qué haces aquí?

—Te estaba esperando.

—Escucha, no tengo tiempo que perder contigo; tengo cosas que hacer.

Ludmila intenta evitarla y se coloca frente a su coche.

Busca sus llaves en el bolso y lo abre, luego se sienta dentro y cierra la puerta. Al intentar prender el auto, se sobresalta al ver a Luli sentada a su lado con total tranquilidad, sorprendida de no haberla sentido entrar.

—¿Cómo te atreves? —dice, furiosa.

—Teníamos un acuerdo, ¿lo olvidaste? —Luli la mira con una sonrisa maliciosa.

—No lo olvidé; eso no significa que...

—No necesito muchas explicaciones. Ahora arranca el coche.

Luli se coloca el cinturón sin prestarle atención. Ludmila no puede creer lo que está sucediendo.

—Luli, por favor...

—Arranca, o prefieres que lo haga yo —le responde desafiantemente.

«De verdad que esta mocosa...»

Finalmente, decide hacer lo que le dice, tratando de no empeorar la situación.

...........

Idier y Íker conversan en una cafetería, todavía vestidos con sus uniformes. Idier intenta distanciar a Íker de Bella de todas las maneras posibles, pero su amigo está tan obsesionado que no le presta atención. Está convencido de que Bella ha aceptado ser su novia porque realmente lo quiere; para él, el beso que compartieron en clase es prueba suficiente.

Rendido ante la imposibilidad de convencerlo, Idier decide que estará atento a cada movimiento de Bella.

Durante la conversación, también discuten cómo Idier logró unirse a la pandilla y por qué esos chicos le tienen tanto rencor a su compañero. Íker explica que si cometes errores, debes afrontar las consecuencias, pero ahora ambos están decididos a aprovechar la situación, ya que comparten un mismo objetivo. Por eso, Íker ya no siente miedo.

«Por más que quiera confiar en ti, no puedo; solo colaboraremos, no puedes conocer mis verdaderos planes».

—Ey, bro —le dice Íker para traerlo de vuelta a la realidad.

—¿Qué pasa?...

—Me encantaría que estuviéramos en las nubes con las chicas. Sería increíble.

—Pero no puede ser; sabes que debo tener cuidado, y esa niña malcriada no me lo pone fácil.

—Estáis locos los dos —se burla Íker—. La fiesta será en mi otra casa; es un lugar muy tranquilo. He contratado a uno de mis chicos para que lo deje impecable. Solo estaremos nosotros cuatro; no quiero a ningún lobo cerca. Ya sabes —sonríe levantando las cejas.

—¿Qué estás tramando? ¿Cómo que solo estaremos los cuatro? No sabía nada de eso.

—Relájate; el maestro tiene todo bajo control.

«Solo faltaba eso».

..........

Luli se arregla, lleva puesto un hermoso vestido blanco de diseño simple y nada llamativo. Se recoge el cabello en una cola de caballo y, al terminar, se coloca los aretes. Busca el colgante dorado en forma de caballo, pero no lo encuentra. Para no perder más tiempo, elige otro diseño que combine con la pulsera.

«Creo que ya estoy lista con el resultado», piensa.

Se mira en el espejo y se ve un poco más alta con los tacones de cuerda que ha elegido para combinar con el vestido. Se da la vuelta y saca su bolso de la cama.


La imagen de Idier aparece en sus pensamientos.

Una sonrisa surge en su rostro mientras se vuelve a mirar en el espejo, todavía sonriendo.

—A veces me preocupa lo hermosa que soy y lo peligrosa que puedo llegar a ser.

De repente, suena su celular.

—Dime.

—Luli, ¿qué estás haciendo? Me dijiste que te encontraría aquí.

—¿Ya llegaste al lugar?

—Sí, ¿sabes dónde queda, verdad? —La preocupación de Bella es evidente, lo que hace sonreír a Luli.

—Claro, tranquila. Ya estoy en camino —responde mientras sale de su cuarto.

Al bajar las escaleras con calma, ve a su padre sentado en el sofá, concentrado en el periódico. Se acerca y se detiene frente a él. Él levanta la vista y sonríe al notarla.

—Mi dulce hija.

—Papá, ¿cómo me veo? —gira para mostrarle el vestido.

—Estás preciosa —responde con entusiasmo.

Ella lo abraza por un instante y se separa sin dejar de sonreír.

—Cuídate bien. Sabes que confío en ti; que puedes manejar cualquier situación.

—Eso lo aprendí de ti.

—Si surge algúna avería en el camino, simplemente deshazte de él.

—Por supuesto.

El señor se siente feliz por las palabras de su hija.

«El código secreto que comparto con mi padre es algo que nadie más podría comprender».

—Bueno, mi niña, papá debe trabajar. ¿Te gustaría que te lleve a la fiesta?

—No te preocupes, puedo ir en mi auto.

Él la observa con orgullo.

—Mi hija y su madurez —le acaricia el brazo antes de marcharse.

La cuidadora se acerca con una sonrisa.

—Corazón, estás hermosa. Vamos, te acompañaré al auto.

—Gracias, nana —la toma del brazo y comienzan a caminar juntas.

...........

Idier observa a Bella, quien se siente incómoda. No esperaba que la fiesta fuera solo para ellos cuatro. Ahora están sentados en el salón, cada uno en un extremo, mientras Íker va a la cocina a buscar bebidas para sus amigos.

Idier se irrita por la tardanza de Luli. «¿Acaso se cree la más importante, esa niña engreída?»

—Bella, por favor, pásame el número de tu amiga —ella lo ignora por completo.

—Bella, no voy a repetirlo.

Le lanza una mirada fulminante.

—No —responde de manera cortante.

—¿Por qué no? —Idier levanta una ceja, esperando una explicación.

—Sé lo que pretendes con ella, Idier. Eres solo un idiota más del montón. No intentes hacerte el santo conmigo; no me engañas.

«¡Vaya! Y mira quién habla».

—Hasta donde sé, ella es la que me está insinuando constantemente, a pesar de que solo somos amigos.

—¿Estás sugiriendo que mi amiga es una buscona?—exclama, con los ojos y la boca abiertos, llena de incredulidad.

—Lo que ella siente va más allá de un simple capricho —responde Idier.

Bella lo mira con desdén, moviendo la cabeza en señal de desaprobación.

—Ahora dame su número, por las buenas, o te quito el celular. Ya he tenido suficiente con soportarte como la novia de mi amigo, a pesar de todo.

—No te metas en mis asuntos; tú fuiste quien inició todo esto. Si no me hubieras amenazado, no estaríamos en esta situación.

—¿Así que ahora yo soy el culpable de que quieras poner celoso a...? bueno, no voy a mencionar su nombre.

—Sí, tienes la culpa. Ahora estamos atrapados en este juego estúpido los dos. ¿Cómo te sientes al respecto?

—Solo te sugerí que le pidieras disculpas, pero estás tan empeñada en hacerme daño que has cruzado una línea. Así que termina con él o le mostraré tu foto con Hugo.

—Lo de Hugo sucedió antes de que él me propusiera salir, por lo que no le afectará tanto. Si tomas esa decisión, le diré que me sugeriste que terminara con él porque no quieres verlo feliz junto a su pareja, que soy yo, siendo egoísta y un mal amigo. ¿Te imaginas el daño que le haríamos? ¿Es eso realmente lo que quieres?

«Es realmente astuta y peligrosa».

—No me sorprende que tú y Luli sean amigas, son el complemento perfecto.

—Eres un arrogante, como era de esperar.

Idier ignora su comentario y le quita el celular. Al buscar el contacto de Luli, se queda paralizado al ver cómo Bella la ha registrado.

—¡Devuélveme el celular! —Bella intenta arrebatárselo, pero Idier la detiene, aunque ya ha logrado memorizar el número que quería.

—Pero serás...

De repente, Bella le da una patada en la entrepierna.

—¡Qué demonios!

Él se lleva las manos a la zona afectada, tratando de soportar el dolor. Ella aprovecha el momento para quitarle el celular.

—Eres una pervertida. Podías golpearme en cualquier parte, pero decidiste ir a lo más bajo.

Bella no responde, solo lo mira con una furia que parece querer acabar con él.

—Pero robaste el contacto de Luli —se atreve a decir, ignorando su osadía.

—¿Y qué? ¿Acaso no querías que viera como la ha registrado? ¿Qué significa eso de "mi perdición", Luli? —Idier se burla mientras ella intenta golpearlo, pero él se mueve rápido y esquiva su ataque con su mano adornada de pulseras.

—Te voy a...

—Deja la violencia y enfrenta las cosas con palabras; si no, pensaré que quieres algo más.

—¿Cómo te atreves a decir algo tan repugnante? —ella lo mira con furia, lista para intentar golpearlo de nuevo.

«Loca, y todavía me duelen los huevos, la voy a explotar ahora»

—¡Íker, Bella me acaba de tocar! —Bella rápidamente cubre su boca, mientras Idier la aparta al notar su osadía.

—¿Qué dijiste, bro? —pregunta Íker asomando su cabeza por la puerta; ahora están separados como dos inocentes perdidos.

—No es nada —logra responder ella con rapidez.

—Tu chica ya tiene hambre, ¿qué tanto te demoras? —Idier percibe la mirada de Bella sobre él.

—Ya casi termino, cariño. ¿Y Luli aún no ha llegado?

—Está por llegar —dice Bella suavemente, mostrando una sonrisa.

—Bien, mientras tanto, terminaré lo que estoy haciendo —y los deja a solas.

Bella intenta continuar la conversación acercándose a él, pero Idier la detiene.

—Aquí no ha pasado nada —se torna muy serio, dejándola un poco asustada.

De repente, se oyen golpes en la puerta.

—Parece que llegó la primera dama.

Idier se acerca a la puerta, al abrir se enfrenta a Luli, quien luce con una sonrisa traviesa en el rostro.

Él echa un vistazo a su conjunto blanco que le da un aire de celebridad, realzado por el tono claro que resalta su figura.

«Con razón la tardanza»

—¿Qué te hace sonreír así? —pregunta Idier con tono grave.

—Permíteme pasar —ella cesa su sonrisa al instante.

—¿Acaso no tienes modales? Primero saluda —le lanza una mirada fulminante.

—Sí que tengo modales, pero no pienso saludarte con esa cara que tienes, por favor —responde con descaro, mirando hacia un lado.

—Parece que hoy no elegiste uno de esos vestidos que prefiero no mencionar —comenta Idier, observando cómo ella está posada como una modelo de revista.

—No es necesario vestir de forma llamativa para atraer miradas; mi presencia es suficiente, y estoy preciosa así —declara con una dulzura que lo sorprende.

—¿Ya llegó Luli? —pregunta Íker desde el interior de la casa.

—¡Sí, ya estoy aquí! —empuja a Idier bruscamente para apartarlo de la puerta. «Esa chica está cada vez más loca.»

—Luli, has llegado —la abraza Bella como si fuera un reencuentro tras mucho tiempo.

—¿Qué extraño? ¿Dónde están todos?

—La verdad es que... solo estamos nosotros —le responde Bella.

—Bueno...

De repente, Íker aparece con una actitud alegre.

—Ahora que estamos todos, ¿qué les parece si picamos algo primero?

—Me parece genial, ya tengo un poco de hambre —responde Luli, acercándose a Idier con un aire coqueto y humedeciéndose los labios rosados.

«Qué atrevida», piensa él mientras sacude la cabeza en desaprobación.

Bella se da cuenta de la situación y toma a Luli del brazo, llevándola hacia el salón.

—¿Qué acaba de suceder? —pregunta Íker, algo confundido.

—Vamos —responde Idier, eludiendo su pregunta y guiándolo hacia el salón donde están las chicas.

—Bella, ¿puedes venir un momento? —solicita Íker.

—Por supuesto —responde ella, levantándose y dejando a Idier y Luli en el salón.

—No empiecen sin nosotros —ruega Íker mientras se dirige a la cocina, seguido por Bella.

Luli se acerca a Idier con tranquilidad.

—Vaya, no tienes vergüenza —comenta Idier al notar que ella se aproxima demasiado.

—Otra vez con tu actitud —ella le dice mientras revuelve la ensalada.

—Además de atrevida, también eres un poco sorda.

—No estoy haciendo nada.

Deja caer el cucharón, visiblemente molesta, suspira y lo mira con ternura.

—Vamos a follar.

Idier, al escuchar eso, levanta una ceja sorprendido.

—Ya tengo ganas de probarte. Quiero ver qué tal te va en la cama. Chicos como tú suelen ser callados, pero son los más salvajes en la acción. Eso es lo que quiero comprobar. El tamaño cuenta, y lo que vi me llamó mucho la atención.

Ella comienza a emitir un rugido juguetón, similar al de un tigre hambriento, mordiendo su labio inferior con picardía.

Se acerca a él con una audacia que lo deja impresionado.

«Pero, ¿qué...»

—No pensé que fueras tan grosera —comenta Idier, manteniendo un semblante serio mientras frunce el ceño al mirarla.

—Grosera no, pero sí honesta, que es distinto. Además... No estoy bromeando.

«Definitivamente está provocando que haga algo peor»

De repente, Luli se inclina hacia su oído.

—Estoy excitada y este calor no ayuda, necesito un poco de aire. Ya sabes a lo que me refiero —susurra de manera seductora. Luego se aparta, mirándolo lentamente. Idier lucha por resistirse a sus insinuaciones, aunque ella lo pone en un estado de deseo intenso.

—No es cierto —logra decir, conteniendo las ganas de desgarrar su vestido.

—¿Por qué no lo descubres? —responde con dulzura, y luego toma una botellita de agua, arrojándola sobre su cara mientras lo mira coquetamente y se levanta de manera provocativa.

Ella comienza a moverse al ritmo de la música de Maite Perroni, "Adicta". Con movimientos seductores, se desliza lentamente hacia el suelo y se queda en cuclillas, con las manos en la cintura.

Idier observa cómo abre las piernas de forma provocativa y las cierra al instante. No logra ver nada, lo cual le provoca una irritación creciente, mientras ella sigue moviendo sus caderas. Lentamente se levanta de esa posición que lo excita.

Se acerca a él con una mirada intensa y mordiendo su labio inferior. Su mano recorre el cuello de Idier, encendiendo todos sus deseos lujuriosos.

Luego ella da una vuelta, acariciando la camisa negra de botón que él lleva puesta. Se detiene frente a él, que aún está sentado, dándole la espalda. Comienza a mover sus curvas de manera sensual, llevándolo al borde de la locura. La maldice en silencio al sentir su erección dura formarse, algo que no puede soportar.

«Como me pone la muy condenada, maldita sea. No puedo negar que es increíblemente atractiva; la observo como si estuviera hipnotizado, siguiendo cada uno de sus movimientos, y eso me desagrada.»

Ella detiene su baile y se sienta sobre Idier, quien siente su erección dura rozar su hermoso vestido, despertando en él la curiosidad de saber si lleva lencería debajo.

—¿Qué estás pretendiendo con esa postura? —logra preguntar mientras lucha por contener el deseo de penetrarla en ese instante.

—¿De verdad crees que podrás resistirte a mí? No te engañes, sé lo que deseas —ella murmura con dulzura seductora, acercándose a sus labios.

—Tengo curiosidad por saber si llevas algo debajo —pregunta Idier, cautivado por los intensos ojos negros de ella, que brillan con deseo.

—Quédate con la duda—susurra con un tono seductor mientras se aparta de él. Idier la agarra del brazo rápidamente, acercándola a su rostro, pero cuando intenta besarla, Luli desvía la mirada para evitarlo.

—Ya hemos llegado —anuncia Bella, interrumpiendo, y Luli se aparta de él al instante, sacudiéndose el vestido disimuladamente.

—Lamentamos haberlos hecho esperar —se disculpa Íker al aparecer con dos botellas de Larios en las manos.

—No se preocupen, llegaron justo a tiempo —responde Luli, sonriendo con picardía.

«Me dejó con ganas otra vez; esta noche no ha terminado, lo verá», reflexiona Idier en su mente.

...........

Todos disfrutan de un momento en silencio, saboreando pollo frito y bebiendo cervezas. Bella percibe una tensión palpable entre Idier y Luli, que se miran intensamente. Cuando ella intenta hablar, su celular suena en la mesa, interrumpiendo el ambiente y sorprendiendo a todos.

Suponiendo quién podría ser, los nervios la paralizan, dejándola sin poder reaccionar.

—¿Por qué no contestas? —pregunta Íker con curiosidad.

Idier sonríe, anticipando que ella caerá en la trampa por sí sola, sin necesidad de que él intervenga, mientras Bella lo maldice al notar su evidente complacencia.

—Lo siento —se disculpa Bella antes de salir de la casa para atender la llamada.

«Seguro que era el desafortunado de Hugo», piensa Idier al haber notado los nervios que Bella había sentido a través de esa llamada.

—No te preocupes, Íker. Es solo su madre, a veces es un poco controladora. Ya sabes... No es tan grave. Así que relájate —le dice Luli con un tono suave.

Íker intenta comprender por qué Bella salió a hablar fuera de la casa si es su madre.

—Por cierto, dado que es vuestro primera noche como novios, ¿qué planean hacer primero? —Pregunta Luli, apoyando las manos en sus mejillas y mirándolo con curiosidad.

—No lo había pensado, ¿qué sugieres?

—Bailar puede ser una buena manera de calmar ese corazón agitado que tienes.

—¿Qué? —Íker finge no entender.

—¿Sabes bailar? —le pregunta Luli.

—¡Hombre!, como debe ser —responde Íker con entusiasmo.

—Déjanos ver.

Luli se acomoda en la silla con una sonrisa, moviendo a Idier de forma brusca, casi derribando la botella. Él no dice nada al respecto.

Íker comienza a bailar como si formara parte del elenco de bailarines de la película "Step Up", moviéndose al ritmo con la gracia de un profesional.

La música de REMA-TROUBLE MARKET encaja a la perfección con su baile.
Luli lo anima aplaudiendo y moviendo la cabeza al ritmo.

Él se detiene lentamente, mostrando su profesionalismo, lo que llama la atención de Idier.

—Impresionante,  ¿quién te enseñó a moverte así de rápido? —le pregunta Idier, al haber disfrutado del espectáculo.

—Desde niño, tenía un grupo de baile, ya sabes... Si te gustó tanto, puedo enseñarte. No te preocupes.

—Increíble, cuñado, pero me refería a otro tipo de baile, algo más tranquilo —responde Luli con una sonrisa en el rostro.

—Ya entiendo... Pero no sé nada sobre esos bailes románticos para parejas.

—Por eso estoy yo aquí para ayudarte.

Ella toma el control de la música y cambia a "Eyes Off You" de PRETTMUC. Luego se acerca a Íker y le muestra cómo comenzar a moverse.

Luli le enseña a seguir el ritmo con pasos lentos, pero Íker no lo capta de inmediato. De hecho, constantemente tropieza con los tacones de ella mientras lleva sus zapatillas duras. Se disculpa por su torpeza y se toman de las manos para intentarlo de nuevo.

Sin embargo, Íker se mueve en la dirección equivocada, sin coordinación.

—Espera —le dice ella, deteniéndolo.

—Te lo advertí, soy muy malo en esto —confiesa Íker, sintiéndose avergonzado.

—No te preocupes, tu problema es que tienes miedo de acercarte. Solo relájate y empecemos otra vez. Coloca tus manos con suavidad sobre las mías en mi cintura y sigamos los pasos despacio—dice mientras mira a Idier con una sonrisa.

Él la observa con cierto desdén, tomando rápidamente otra copa sin apartar la mirada de la escena, como si quisiera acabar con ella.

—¿Lo estoy haciendo bien? —Íker pregunta  a Luli, que parece estar distraída.

—Por supuesto, cuñado. Déjame decirte que aprendes muy rápido.

A medida que el baile se intensifica, ambos disfrutan del momento entre risas y bromas.

De repente, Luli siente unas manos firmes que la envuelven, trasladándola de los brazos de Íker a los de Idier. Él la sostiene por la cintura, acercándola a su pecho, y ella lo mira con sorpresa.

Idier la toma suavemente del mentón, y ambos se quedan mirándose con un aire de deseo palpable.

—Amigo, siéntate. Hoy te vamos a mostrar lo que es bailar de verdad —declara Idier con seriedad.

Íker retrocede, atónito.

—¿Qué crees que estás haciendo? —interroga Luli.

—¿Y tú qué creías que estabas haciendo?

—No entiendo... ¿A qué te refieres?

—Estás usando a mi amigo para provocarme.

—No pensé que fueras tan celoso; solo es un baile.

—Y yo no imaginé que fueras tan audaz al llegar tan lejos.

—Estás actuando como un novio celoso, ¿no lo crees, amigo?

—No trates de justificar lo que acabas de hacer, Luli.

Ella se queda momentáneamente paralizada, sin saber qué responder. Idier la mira con curiosidad, como si quisiera penetrar en su mente y desentrañar sus pensamientos. Impulsado por el deseo, la besa de repente, sorprendiendo a Luli. Ella se deja llevar, permitiendo que él se acerque más, y así comparten un beso lento cargado de una pasión anhelante.

............

Mientras Bella está por teléfono dando vueltas fuera de la casa, un poco cansada de discutir con Hugo.

Ya deja de ser tan molesto.

—¿Piensas que el inútil de Íker hará que te olvides de mí? Me pregunto: ¿si podrás tener intimidad sin pensar en el amor de tu vida, que soy yo?—comenta Hugo, con un alto ego que irrita a Bella.

Esto provoca que ella cuelgue de pronto.

—Patán sin cerebro—murmura molesta.

Luego entra en la casa y ve a Íker sentado, mirando la escena de Luli e Idier, algo que le provoca otra molestia más.

—¿Qué están haciendo?—pregunta con aires de cabreo.

—Dijeron que me enseñarían a bailar, pero veo que al final no cumplen con eso. Esos dos están completamente locos... ¿No crees?

—Eso veo.

—¿Ya terminas de hablar con tu madre?

«¿Qué...?»

—Luli me dijo que tu madre es muy controladora. Espero que no te haya dicho que vuelvas a casa—Bella nota tristeza en su voz, lo que provoca que se acerque a sostener sus manos.

—Claro que no.

Íker sonríe al respecto.

—Ven, vamos a bailar—le anima y se juntan donde se besan Luli e Idier con normalidad.

Cuando ambos comienzan a moverse al ritmo de la música, Íker se esfuerza al máximo, algo que Bella admira, ya que no imaginaba que él pudiera bailar tan bien.

Bella se da la vuelta y nota que esos dos están tan absortos en su beso que no se separan, lo que la lleva a acercarse rápidamente con Íker hasta detenerse frente a ellos. De repente, le lanza un codazo a Idier de manera intencionada; al separarse, él dirige una mirada furiosa hacia ella, lo que la hace sentir satisfecha por dentro.

—¿Qué les parece si cambiamos de parejas?—propone Bella.

Luli no duda en unirse a Íker de inmediato.

Y ella termina con Idier, a quien realmente detesta.

—Tenías que ser tú. ¿Sabes lo que pienso después de todo? —su descontento es evidente, aunque continúan moviéndose al compás de la música.

—¿Qué piensas?

—Tus celos como amiga solo pueden tener una razón: o sientes envidia o te consume la culpa.

Al escuchar esto, Bella queda completamente aturdida.

Idier, al percibir el silencio de Bella, dirige su atención hacia Luli e Íker, quienes disfrutan del baile con alegría. «¿Por qué me molesta que se divierta con alguien que no soy yo?»

De repente, se aleja de Bella para acercarse a ellos, pero Bella le bloquea el paso.

—¿A dónde crees que vas?

—¿No te cansas de hacerme la vida imposible? Muévete de mi camino, no quiero pelear contigo.

—Solo estoy tratando de evitar que no te metas en la boca del lobo por ser imprudente. Luli solo te traerá problema no entiendo por qué no lo ves.

Idier la mira con sorpresa, pero en ese instante se apagan las luces.

—¿Pero... qué...?

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